Columnas
de Javier Ortiz aparecidas en
durante el
mes de diciembre de 2004
[para fechas anteriores, ve al final de esta página]
ZOOM |
Verdades que no interesan |
JAVIER ORTIZ Acabamos de ver otro terrible desastre de ésos que llaman «naturales».Cuando hace unos pocos años viajé por Indonesia, vi muchos núcleos de frágiles barracones situados a la orilla misma del agua. «El más ligero embate y se les va todo al guano», pensé. Lo que sobrevino el sábado no tuvo nada de ligero. Y se
fue todo al guano. Cada vez que sucede un desastre de ese género, muchos
insistimos en la misma idea: allí donde hay edificaciones de buena calidad,
dotadas de las medidas antisísmicas adecuadas, las catástrofes se minimizan;
cuando las casas o sus remedos son una porquería y han sido levantadas en
terrenos inestables, las víctimas se cuentan por miles. A las 4/5 partes de las víctimas no las mata el
terremoto. Las mata la pobreza. ¿Hay alguna autoridad que ignore eso? Desde luego que
no. Pero nuestros próceres prefieren mirar para otro lado, para no tener que
maldecir a los gobiernos y a quienes detentan el poder económico en esos
países, que no mueven un dedo para cambiar la realidad. Hay muchas verdades como ésta, que son de cajón, pero
que no son tenidas en cuenta por quienes podrían corregirlas. Un enésimo
informe acaba de repetir lo que muchos venimos diciendo desde siempre: que en
el mundo hay suficientes alimentos para todos, que las hambrunas son
resultado de las desigualdades sociales a escala internacional y que, incluso
considerando el problema del modo más egoísta -pero no a corto, sino a medio
y largo plazo-, al Primer Mundo le convendría favorecer un reparto más
equitativo, porque el hambre sale cara y porque está dando origen a flujos
migratorios incontrolables. Sin embargo, los gobiernos de la mayoría de los
países se llaman andana. Ni siquiera cumplen los compromisos adquiridos, como
el del 0,7%. Pasa lo mismo con la protección de la capa de ozono:
saben muy bien que el beneficio desaforado de hoy representa una hipoteca
terrible para el mañana. Pero ahí está George W. Bush, que no sólo no
propicia la reducción de las actividades contaminantes de la industria de su
país, sino que la ayuda a incrementarlas. A su pequeña escala, pasa lo mismo en España con las
grandes nevadas y los tremendos atascos que propician. Se planifican mal, no
se dispone de las maquinaria que haría falta... Pero da igual apuntar las
soluciones. Las conocen de sobra. Cuando el PSOE estaba en la oposición,
denunció la situación de manera muy certera. Igual que hace ahora el PP. La cuestión no es que quienes ocupan el poder, aquí o en
donde sea, no sepan qué hay que hacer para resolver los problemas. Lo saben.
Pero prefieren gastarse el dinero en otras cosas. En otros negocios. |
[Es
copia del artículo publicado por El
Mundo el 29 de diciembre de 2004] Para
volver a la página de inicio, pincha aquí Aviso.– El 25
de diciembre no se publicó columna porque en Madrid no hay periódicos el día
de Navidad. ZOOM |
Los enemigos de mis enemigos |
JAVIER ORTIZ La abstención de SA permitió que el proyecto de reforma estatutaria del tripartito llegue al orden del día del Pleno del Parlamento. Nada más. Al Pleno corresponderá decidir si accede a que se proceda a su discusión pormenorizada o si se lo devuelve a sus autores para que le den mejor destino, por lo menos hasta que se compruebe qué nuevas mayorías y minorías salen de las próximas elecciones autonómicas. Pese a la escasa relevancia práctica de la decisión de
SA, que el grupo de Otegi podrá convertir en nada el próximo día 30 negando
sus votos al plan (o no: ya se
verá), la mayoría de los políticos y de los comentaristas políticos
capitalinos han decidido por unanimidad que ese episodio ha dejado en
evidencia que existe una total complicidad entre el Gobierno vasco y
Batasuna. ¿Negoció el Gobierno vasco con SA su abstención? ¿Se
comprometió a algo a cambio? Por lo que llevo visto y oído, nadie pretende
que haya sucedido nada semejante. Todos optan por denunciar la convergencia fáctica de intereses. SA beneficia a
Ibarretxe, ergo Ibarretxe es
cómplice de SA, o sea de Batasuna, o sea de ETA. Es curioso comprobar qué pocos han recordado que el
pasado lunes se produjo en otra comisión del Parlamento vasco otra votación
de no menor importancia, si es que no de mayor, vistas las cosas desde el
punto de vista práctico. Afectó al proyecto de Presupuestos del Gobierno
vasco para 2005, que será rechazado gracias al voto conjunto de los grupos
parlamentarios del PP, del PSE-PSOE...y de Sozialista Abertzaleak. En este caso no se trató de una abstención que acabara
repercutiendo indirectamente en beneficio de otro, sino de una suma directa y
franca de votos: PSOE, PP y Sozialista Abertzaleak en comandita. ¿Se lo reprocho a los unos o los otros? En absoluto.
Jamás he pensado que porque mi enemigo político diga que son las 15.30 yo
deba sostener que son las 18.00, si realmente son las 15.30. Me importa un
bledo coincidir con quien sea, si admite -por sus propias razones, en nada
coincidentes con las mías- que lo que defiendo yo es correcto, o al menos
conveniente. Pero el principio no puede valer sólo para un caso. Si
es un principio, ha de aplicarse a todos. No puede ser que beneficiarse de la
abstención de Batasuna constituya un crimen imperdonable si el beneficiario
es Ibarretxe, pero que hacer bloque con Batasuna a la hora del voto -en
decenas de votaciones, en lo que va de legislatura- carezca de importancia si
quien se pringa en ello es el PSOE o el PP. Otegi sabe lo que hace. Y tengan ustedes por seguro que
no lo hace para beneficiar a Ibarretxe. [Es
copia del artículo publicado por El
Mundo el 22 de diciembre de 2004] Para
volver a la página de inicio, pincha aquí |
ZOOM |
Lágrimas, sin más |
JAVIER ORTIZ No han sido las lágrimas de la señora Manjón las únicas que han brotado ante esa Comisión. Fueron también muy comentadas hace escasas semanas las que se le escaparon a un general de la Guardia Civil con mando en Asturias. Es curiosa la fijación que tiene nuestra sociedad con
las lágrimas, y lo mal que las lleva. No sabe cómo administrarlas. En realidad, llorar no es más que un modo de
exteriorizar una emoción. Una vez que la emoción existe y es de dominio
público, ¿por qué quien la siente no va a poder manifestarla mediante unas
cuantas lágrimas liberadoras? Una llantina larga, abundante y cargada de
hipos puede resultar problemática, no digo yo que no, sobre todo si quien la
experimenta se halla en una tribuna pública o en una reunión y los demás
tienen que esperar a que se calme para seguir con el orden del día previsto,
pero un ataque de risa incontrolada e histérica puede acabar teniendo efectos
prácticos igual de enojosos. En todo caso, las lágrimas de doña Pilar Manjón
fueron pocas, comedidas y dignas. Orgullosas, incluso. Una de las razones por las que muchos llevan mal que
alguien llore en su presencia es que consideran que las lágrimas someten a
los demás a un chantaje emocional que impide hablar serenamente de las cosas.
Dan por hecho que quien llora no acepta que se le diga nada que pueda
molestarle. Y también que no cabe criticar -y aún menos echar un chorreo- a
alguien que está llorando. No es así. Yo no creo ni que las lágrimas nublen
obligatoriamente las entendederas ni tampoco que quien llore merezca
necesariamente lástima. Las lágrimas pueden expresar muchos tipos de pena,
incluyendo algunas penas muy poco merecedoras de solidaridad. Recuerdo a un
ministro de Franco al que se le saltaron las lágrimas porque unas gentes a
las que había hecho polvo con sus tropelías no le quisieron saludar y le
dieron la espalda. Sintió su ego herido. Puedo asegurar que su congoja me
conmovió bien poco. Tampoco me afligen nada las lágrimas de Fraga, que
últimamente es incapaz ni de dar la hora sin que se le quiebre la voz. Más
bien me resulta irritante. En cambio, el alegato que lanzó el pasado miércoles
Pilar Manjón me conmovió de verdad. Pero no porque ella estuviera emocionada,
sino porque sus argumentos fueron directa, radical y profundamente
emocionantes. Me conmovió su razón. Sus lágrimas ni me estorbaron ni me convencieron. Las
tomé como manifestación de un estado de ánimo comprensible. Sin más. [Es
copia del artículo publicado por El
Mundo el 18 de diciembre de 2004] Para
volver a la página de inicio, pincha aquí |
ZOOM |
El PP malvive con los hechos |
JAVIER ORTIZ Zaplana es libre de opinar lo
que quiera; faltaría más. Pero debería respetar la realidad de los hechos. No hay dato objetivo alguno que
permita afirmar que entre el 11 y el 14 de marzo tres millones de personas
cambiaron el sentido de su voto. Recordémoslo una vez más. En las elecciones de marzo de
2000, el PP obtuvo 10.321.178 votos. En las celebradas el pasado mes de
marzo, 9.763.144. La diferencia es de poco más de medio millón. Esa es la
cantidad de electores que cabría suponer que cambió el sentido de su voto. No
tres millones. En las elecciones de 2000, el
PSOE logró 7.918.752 votos. En las últimas, 11.026.163. Ahí sí que la
diferencia es de más de tres millones. Pero no hay nada que permita suponer que
se trate de personas que tuvieran previsto votar al PP y al final optaran por
respaldar al PSOE. Todo indica que fueron, en su gran mayoría, ciudadanos que
en las anteriores elecciones se abstuvieron o no tenían derecho a votar y que
esta vez lo hicieron. El dato clave de las pasadas elecciones generales fue
la participación, que en 2000 alcanzó el 68,71% y que en 2004 se incrementó
al 75,66%. Casi un 7%. Así las cosas, lo que el PP no
puede negar, por mucho que le fastidie, es que sus quejas apuntan contra la
evidencia de que las elecciones del 14-M fueron más democráticas que las
anteriores, porque acudieron a votar muchísimos más ciudadanos. La causa de sus males reside en
la mayor representatividad del resultado. «Pero votaron manipulados»,
responden los de Aznar. Eso plantea un debate complicado
y sinuoso. ¿Cómo cabe determinar cuándo un voto es libre y consciente y
cuándo no? ¿Hay algún voto que sea realmente libre? O, visto por el ángulo
contrario: ¿hay alguno que, en último término, no lo sea? Zaplana atribuye un poder
omnímodo a los medios de comunicación afines al PSOE. Otra vía sin salida.
Los amigos de Zapatero se pasaron tres días contando lo que les petó, sin
duda, pero había muchas más cadenas de televisión, radios y periódicos que
daban exquisito trato a los mensajes del Gobierno. Cada cual oyó, vio y leyó
lo que le dio la gana. Lo que sucedió es que muchísima
gente vio, oyó y leyó lo que contaban ellos y no sólo no les creyó, sino que
se sintió provocada por sus cuentos. Y votó. Tal vez más contra ellos que a
favor del otro. [Es
copia del artículo publicado por El
Mundo el 15 de diciembre de 2004] Para
volver a la página de inicio, pincha aquí |
ZOOM |
Las angulas del hambre |
JAVIER ORTIZ Pues qué mal. Qué mal, para empezar, que los dirigentes de esa ONG -y
los de algunas más- alimenten implícitamente la idea de que en el mundo de la
política priman los intereses sectarios, si es que no los particulares. ¿Qué concepción de la política tienen? Todos hacemos
política, si por tal entendemos lo que la política es realmente. Todos
aportamos algo al desarrollo de la vida colectiva. También los que se quedan
al margen: ellos aportan su aceptación más o menos consciente de lo
establecido. Muchos asumimos intereses políticos que identificamos con los
intereses de la mayoría de los habitantes de esta polis global que es hoy en día la Humanidad. ¿Qué tienen de malo
esos intereses políticos? Los dirigentes de la aludida ONG -y los de algunas más-
lo que hacen es apuntarse a la idea ramplona que se hace de la política buena
parte de la ciudadanía, que la ve, en primer lugar, como una actividad que
permite a algunos desenvueltos vivir a lo grande a costa del contribuyente y,
en segundo lugar, como una profesión especialmente dada a la corrupción y al
chalaneo sin principios. Políticos de ésos hay no pocos -sabido es que la nave
del Estado es la única embarcación que hace más fácilmente agua por arriba
que por abajo-, pero individuos de ese tipo, en sociedades como la nuestra,
se los encuentra uno en todos los gremios: entre los periodistas, entre los
ingenieros, entre los arquitectos, entre los obispos... y entre los
dirigentes de más de una ONG, algunas de las cuales reciben subvenciones
oficiales de tal monto que resulta una humorada que se pretendan «no
gubernamentales» y que finjan pudoroso rechazo hacia quienes viven a cuenta
-o a cuento- del erario. Cualquier ONG importante posee un sólido aparato
burocrático, cuyos integrantes se sustentan gracias a lo que reciben de los
poderes públicos y a las aportaciones de gente bienintencionada deseosa de
acallar su mala conciencia. Me sé de algunos que llevan viviendo desde hace
sus buenas dos décadas de lo que ellos siguen presentando como si fuera un
voluntariado desinteresado. ¿Que hay muchos trabajadores fijos de organizaciones no
gubernamentales que son perfectamente honorables? Doy por hecho que sí. Pero
viven de eso, igual que los políticos profesionales. Conviene que lo admitan y que no traten de hacernos
creer que cada euro que reciben llega impoluto a sus pobres destinatarios.
Porque la verdad es que una parte sustancial de ese dinero se va en sueldos,
en viajes, en vehículos, en alquileres, en publicaciones y en comidas. Y es que -dicho sea remedando un tópica broma de la
profesión periodística- es increíble la cantidad de angulas que tienen que
comer algunos para conseguir solidaridad con los que pasan hambre. [Es
copia del artículo publicado por El
Mundo el 11 de diciembre de 2004] Para
volver a la página de inicio, pincha aquí |
ZOOM |
La Constitución y la Historia |
JAVIER ORTIZ O, si no, que acepten que los demás, en justa correspondencia, afirmemos que ellos, los entusiastas propagandistas de la unidad indisoluble de la nación española, pretenden lo mismo que los secuestradores de Marey, los asesinos de García Gonea y los enterradores en cal viva de Lasa y Zabala... «sólo» que por diferentes métodos. La actitud de los partidos nacionalistas vascos, ERC y
BNG es tan antigua como la propia Constitución. Algunos parecen haber
olvidado que incluso, en el caso de Euskadi, la mayoría de la población no
dio respaldo al texto constitucional, de modo que se ve mal qué podrían
celebrar sus representantes. Hacen trampa. Cuando elogian la Constitución con
encendidos ditirambos, se fijan en exclusiva en el reconocimiento que esa ley
fundamental hace de los derechos y libertades de la ciudadanía. Tal como
presentan la cuestión, se diría que quien no aplaude todos y cada uno de los
artículos que componen la llamada Carta Magna es enemigo de los derechos
civiles y de las libertades democráticas. Olvidan que la Constitución no sólo
sanciona esos derechos y esas libertades; también coloca en los altares otros
derechos, incluyendo el de las Fuerzas Armadas a intervenir para garantizar
opciones políticas que deberían considerarse, como todas, sujetas a la libre
determinación de las gentes. Quienes tienen conocimiento y memoria saben que ese
extremo no se decidió tras arduo debate entre los parlamentarios constituyentes,
sino que llegó a las Cortes ya escrito. Y que el portador del texto ajeno se
limitó a decir: «Esto es lo que hay», dando a entender que, si no se
aceptaba, en alguna Brunete nada mediática podían empezar a oírse los motores
de los tanques. Así que menos cuento. La más chirriante de las paradojas surge cuando se
recuerda -yo lo recuerdo, al menos- que esos partidos que no acuden a
celebrar la Constitución y que son mirados con desconfianza por el actual establishment fueron de los que más hicieron
-y más pagaron- por defender las libertades en tiempos de la dictadura
franquista, mientras que muchos de los que ahora los anatematizan no movieron
un dedo en pro de los derechos civiles o, incluso, militaron en las filas de
quienes los aplastaban. Así se escribe la Historia. Que, como es bien sabido,
siempre la escriben los vencedores. [Es
copia del artículo publicado por El
Mundo el 8 de diciembre de 2004] Para
volver a la página de inicio, pincha aquí |
EL HORNO (*) |
Otegi y ETA |
JAVIER ORTIZ De manera oblicua y entre líneas, lo que Otegi vino a decir es que ETA actúa para demostrar que posee capacidad operativa y para tener más bazas a la hora de la negociación. Pero eso, que hubiera tenido algún sentido antes del discurso del velódromo de Anoeta -ese significado di yo a la colocación de dos bombas poco antes del acto de presentación de la nueva estrategia de Batasuna-, aguanta poco y mal después de eso. Arruina los intentos que hace su organización ilegalizada para mejorar las malas relaciones que tiene con las otras fuerzas parlamentarias para facilitar la distensión y, si es caso, abrir las puertas a su vuelta a la legalidad electoral. A la vista de lo sucedido, el PSOE -que es el partido que más cuenta a tales efectos- no va a aceptarle que se haya inaugurado ninguna nueva etapa. Los petardos del viernes tampoco envían ningún mensaje
particular al Gobierno de Zapatero, que sabe bien que ETA cuenta con la gente
y el material bélico necesarios para atentar. Las exhibiciones de ese género
pueden valer para la ciudadanía de a pie o para cerrar la boca a algunos
comentaristas políticos despistados -o despistantes-, de ésos que dan a ETA
por muerta para hacerse los ocurrentes, pero no para el Gobierno, que sabe a
qué atenerse. Tengo el convencimiento de que, si Zapatero no está ya
negociando en firme con ETA, es, en lo esencial, porque no ha recibido de
ella un mensaje concordante con el que el propio Otegi lanzó en Anoeta, en el
que le comunique que quiere pactar su desaparición y que el orden del día de
la correspondiente negociación se circunscribirá a las condiciones de su
«desmilitarización», con la situación de los presos y los exiliados como
asunto central. El gesto crispado que mostró anteayer Otegi y su
negativa a responder a las preguntas de los informadores fueron las mejores
pruebas de que, dijera lo que dijera -que supongo que era lo único que podía
decir-, sí se sentía desautorizado por los autores de los atentados. Que en ETA hay mar de fondo es un hecho. Existe un tira
y afloja entre quienes creen que ha llegado ya la hora de decir adiós a las
armas, y de hacerlo antes de que la cosa se ponga aún peor para ellos, y
quienes consideran que hay que seguir dando leña al mono hasta que cante,
cualquiera sabe qué. Que los petardos del viernes, con su estrambote en
Almería, sean expresión de esa tensión interna o no es lo que no sé. Lo
deduzco, sin más. * Es copia del
artículo publicado por El Mundo el 6
de diciembre de 2004. Pese a no ser ni miércoles ni sábado, días en los que
salen sus columnas, El Mundo
solicitó ayer a Ortiz que escribiera, para cubrir una baja. Como sucede
siempre que no publica en la página 2, sino en la 4 o 5, el cintillo de la columna
no es Zoom, sino El Horno, nombre que Ortiz dio al billete diario que publicaba en El Mundo, allá por 1989. Para volver a la página de inicio, pincha aquí |
ZOOM |
Dos Españas en Bruselas |
JAVIER ORTIZ Se avanza así en una dirección hacia la que venían señalando desde hace tiempo los gobiernos de varias comunidades, incluyendo alguno del PP. En su momento, cuando el Ejecutivo de Ibarretxe presentó
esa reclamación, señalé hasta qué punto resultaba peregrina la idea aznariana
según la cual acceder a algo así equivaldría a dejar vía libre al
separatismo. Todo lo contrario: lo que se pedía es que la comunidad autónoma
vasca tuviera un hueco dentro de la representación española ante la UE. Menos
separatista, imposible. La reivindicación vasca tenía un sentido práctico. Dos,
mejor dicho. Uno, y por poner un ejemplo: si se va a debatir en
Bruselas sobre la costera de la anchoa, casi mejor que en la reunión esté
presente alguien que conozca el asunto bien a fondo. (Lo cual, por supuesto,
vale lo mismo para Andalucía y el aceite, para el País Valenciano y los
cítricos, para Castilla-La Mancha y el girasol, etcétera.) Segundo objetivo práctico al que apuntaba la
reivindicación vasca (aunque éste de modo algo más oblicuo y con una
finalidad más política): suponían sus autores que, en la medida en que la voz
de Euskadi se vaya haciendo oír en los foros continentales, mejor podrán
combatirse los tópicos existentes sobre «lo vasco» y más se facilitará la
extensión de la idea de «la Europa de los pueblos». Pero hay un punto del acuerdo alcanzado por el Gobierno
de Zapatero y la representación de las CCAA que me resulta particularmente
chocante. Han convenido que quienes vayan en nombre de las CCAA a las
reuniones de la UE no actúen en defensa de su comunidad autónoma en
particular, sino del conjunto de todas ellas, en general. Habrán de alcanzar
acuerdos previos para acudir a esos encuentros con un punto de vista único. Oído lo cual, mi pregunta es: entonces, ¿qué pinta la
representación del Estado? ¿No se supone que el Gobierno del Estado acude a
la UE para defender los intereses conjuntos de todas las comunidades
autónomas? ¿O deberemos suponer que el Estado tiene intereses distintos al de
la suma de las poblaciones de los territorios que lo integran? A nada que se reflexiona sobre ello, resulta obvio que
seguimos enredados en las viejas contradicciones puestas en marcha durante la
Transición. Lo que tenemos aquí no es ni un Estado federal ni un Estado
centralista, sino un Estado federal y centralista a la vez. O sea, un engendro. Pero de verdad que me alegro de que se entre por esa
vía. Cuanto más evidentes se vuelvan las contradicciones, más acuciante se volverá
la necesidad de encararlas. [Es
copia del artículo publicado por El
Mundo el 4 de diciembre de 2004] Para
volver a la página de inicio, pincha aquí |
ZOOM |
El cristal con que se mira |
JAVIER ORTIZ O eso me pareció. Pero puede que no fuera así. Porque luego estuve
escuchando los comentarios radiofónicos sobre la sesión parlamentaria y
descubrí que otros habían visto y oído montones de cosas de las que yo ni me
había enterado. Cosas, además, totalmente contradictorias: Aznar había estado
brillante, Aznar había estado aburrido, Aznar había dado a sus oponentes una
paliza total, Aznar no había acertado a responder a ninguna pregunta clave,
Aznar capeó con estoicismo las impertinencias más intolerables, Aznar fue acorralado
por algunos parlamentarios que lograron forzarlo a evidenciar su soberbia...
Y así todo. Confirmé de ese modo algo que no por sabido me resulta
menos preocupante: la gente no ve sino lo que quiere ver. Pero eso no es lo peor. Lo peor es que cree que lo que
ve es la realidad completa, compacta, perfecta y sin fisuras. Antes de que se iniciara la sesión parlamentaria, de
buena mañana, oí a otro comentarista radiofónico afirmar no sólo muy serio,
sino incluso muy crispado, que la tesis de que el atentado del 11-M fue obra
de Al Qaeda «ya no se la cree ni el PSOE». Me pareció un caso fascinante de
subjetivismo: no sólo confundía sus propias ideas fijas con la realidad, sino
que daba por seguro que los demás también participamos de sus ideas fijas, sólo
que lo disimulamos. Hay gente que no sabe ni lo que tiene ella misma en la
cabeza -no aprecia la importancia de la psiquiatría, y es pena-, pero se cree
experta en lo que ocultan las mentes ajenas. Resulta curioso el juego que se monta entre los comentaristas
políticos y el gran público. «Me gusta mucho lo que opina usted», me dijo el
otro día una señora muy simpática después de una conferencia. «Eso va a ser
porque confirma lo que piensa usted», le respondí bromeando. Y es que a menudo no buscamos ideas nuevas, sino
ratificaciones. Y hacemos mal. Mejor que oír repetido lo que ya hemos pensado
por nuestra cuenta es enterarnos de cómo ven otros lo que sucede. Así,
haciendo acopio de piezas diferentes, podemos tratar de completar ese
endiablado rompecabezas que constituye la vida real. [Es
copia del artículo publicado por El
Mundo el 1 de diciembre de 2004] Para
volver a la página de inicio, pincha aquí |
___________________________________________________________
Columnas publicadas con
anterioridad
(desde julio de 2003)
. Segunda quincena de julio de 2003