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2006/04/12 04:18:00 GMT+2

Tres catorces y el pito del sereno

Es una coincidencia pero a las Españas se le vienen encima tres catorces bien cargaditos. Dice la Wikipedia que 3'14 es un número trascendente y que eso es un tipo de número irracional. Bueno, como creo que la división entre "letras" y "ciencias" es muy rebatible, y como lo que sí que tengo claro es que de "números" no soy, ahí mismito voy a dejar la cosa matemática.

El 14 de abril la Segunda República cumple en su ucronía tres cuartos de siglo. Muchos somos los que, como Vicenç Navarro decía hace poco en El País, nos sentimos herederos de la tricolor. Muchos y muchas, pero aún pocos y demasiado heterogéneos para poder acariciar la alegría que nos daría ver, vivir y dar vivas a la Tercera. Prueba de ello es que no se hayan convocado celebraciones de  importancia para el día en cuestión. Aunque el programa de actos sea muy florido, parece que las vacaciones -supongo que no por procesiones, pero para el caso es lo mismo, pues las caravanas de coches vienen a ser las modernas penitencias- le van a quitar hierro a los setenta y cinco. Habrá que tomar mucha más lentejas, y a ver cuando hay fuerza de verdad, porque de momento lo granítico es la patética adhesión popular y vulgar a los suegros de Lady Le.

El 14 de mayo, en cambio, aunque domingo, no va a ser tan santo y sí que puede liarse buena. He recibido un mensaje que convoca a una Sentada por una vivienda digna. Parece que a un mes vista la cosa puede cuajar y bien. Si la idea no la revientan en su práctica, especialmente al ser una acción de alcance estatal simultáneo -y al poder ser más fácil de contabilizar y más dificil de manipular una sentada que una marcha- el asunto puede convertirse en todo un toque de atención al constitucionalismo y al gobierno sociata. Yo desde luego me apunto y empiezo hoy mismo y desde aquí a hacerle toda la propaganda que merece.

El 14 de junio España -al equipo con espinilleras me refiero- tiene un reto aparentemente trascendente y desde luego, en tanto balompédico, totalmente irracional. España -bueno, once, pero al fin y al cabo su irracional esencia- saldrá a batirse contra Ucrania -bueno, lo mismo- y el pitido del serenísimo referee congelará sobre un fondo verde el pasado y el futuro, el régimen y la vivienda, la memoria y la intemperie. Todo lo que importa dejará de ser importante y los pulmones de los comentaristas pedirán acelerados a Dios, a Don Pelayo y al mismísimo Cid Goleador que España -oh, la de verdad- consiga tres puntos circunferencia mediante.

Hace mucho tiempo que no hay serenos, de noche, en las calles de nuestras ciudades. Borrachos sí, los mismos, y a todas horas. Bueno, quizás son sus hijos. Pero ya no les vuelve ebrios el alcohol. Ahora es por las clasificaciones. Y así nos va.

(A los culés de coña, claro. Pero sólo en eso, no se piensen)

Escrito por: pakua.2006/04/12 04:18:00 GMT+2
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2006/04/11 03:18:00 GMT+2

V de Viñeta

Ayer vi V de Vendetta, film de la Warner basado en el famoso comic de Alan Moore y DC. No es para tirar cohetes -no más de los que de por sí salen en la cinta- pero entretiene. Podéis leer unas cuantas opiniones sobre el resultado en este sitio.

La industria del cine siempre ha sabido abducir regulares y buenas tramas de la del comic, pero  hoy en día, de hecho, con tantos recursos gráficos como permite la era digital, el subgénero en sí es casi un híbrido entre el séptimo y el noveno arte -dicho sea de paso, dudo aún si el octavo es la radio, la publicidad o la croqueta de Laudrup.

El caso es que el símbolo de la V rodeada por un círculo me recordaba algo y no caía... Era la A anarquista. La cosa la explican con fruición en una web de incondicionales del formato y el mensaje original del comic de Moore. No se trataba ni de los dedos de Churchill ni mucho menos de la televisiva serie de lagartos alienígenas con que nos indigestaron las tardes a los de la generación Naranjito. Era pues la A, vocal antisistema por antonomasia. O no. Eso sí, menudo el orden de este superhéroe ladrillero. No se le escapa ni una. Ni la chica, claro.

De todas formas, algunos de los "mensajes" de la película, especialmente el hecho de dejar ver cómo el poder, a cara descubierta, enmascara su terrorífica sustancia, tienen su qué. Más aún en tiempos de cruzadas salvalotodo tomadas como remedio aunque no curen nada de nada.

Puestos a imaginar, quizás si se llevara a la pantalla mi comic serio favorito, que es la trilogía Nikopol, me llevara el mismo disgusto que los fans de este V británico. Aunque en el fondo me darían la alegría de poner al alcance de casi todos los públicos los tres libros -bueno, tebeos, libros, a ese nivel poco importa- de Enki Bilal. De momento sólo puedo recomendar el original. No es sólo ciencia-ficción, va más allá.

Y de todas formas estoy hablando sólo de comics serios. Todos ellos quedan en broma delante de las viñetas de Crumb, Ibáñez, Gotlib, Shelton, Eisner, etc... que esos sí que te dejan como una uve pero de lo que te llegas a reir. Que en el fondo fondo del mundo de los tebeos, digo yo que es lo suyo, vaya. O tampoco.

Escrito por: pakua.2006/04/11 03:18:00 GMT+2
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2006/04/06 16:59:15 GMT+2

Mucha Europa


Nunca se publicó "Mi ducha", de Adolf Gila. Su autor era un fontanero bohemio que no consiguió financiación para su proyecto, amén de encontrar siempre cerrada la ventanilla donde otorgaban las cédulas de habitabilidad.

Hay muy poca certeza sobre el origen del étimo Europa. Que si extensa, que si de grandes ojos, que si oeste en fenicio, que si solar en vasco... Sea como sea, el término no asiente, no parte de una coherencia interna, sino que nombra aquello que no es ni África ni Asia. Si se me permite la provocación, Europa es una negación. Por contra, el Mediterráneo, la bañera, la piscinita donde las tribus compartían y se divertían en mestizantes orgías, sí tiene un fondo común. Cuando miro un mapa del que los romanos llamaban Mare Nostrum percibo una homogeneidad clara: las playas catalanas, religiones, campanas y muhecines aparte, tienen mucho más en común con las libanesas o las tunecinas que con la Sirenita de Copenhage.

Aunque en los libros de texto el adjetivo 'europeo' sea sinónimo de 'avanzado', en tiempos de Carlomagno, el fundador del europeísmo soberano, Aquisgrán, París y Londres eran barrizales insalubres, pantanos infectos con mosquitos como puños. Y no es cognac -no es coña, quiero decir- que mientras tanto, en Córdoba se ajardinaba y se plantaban acequias. ¿Dónde se explica que el primer hospital de la historia europea fue construido entonces en el califato independiente?.

Desde el norte y desde el frío, hoy por hoy tenidos por cuna del bienestar social, fue desde donde vino la barbarie que destruyó el alcantarillado de las ciudades romanas primero, los regadíos andaluces después, en tanto obras satánicas. Los ganaderos necesitaban pastos, no huertos.

La casa europea, con todas sus habitaciones, con su nevera suiza, con su despensa eslava, con su faja de grandeur francesa, con sus terrazas playeras de la ribera norte mediterránea, con sus lapones extremos y sus únicos euskaldunes, con todo y eso, la casa ha sido dibujada y rediseñada a partir de un hecho relativamente fortuito: la existencia del Canal de la Mancha -de esa manga de mar, que ese es el orígen de su nombre. A ese canal los libros ingleses le llaman English Channel. En su sitio más estrecho, entre Dover y Calais, se trata sólo de 34 kilómetros, pero han sido decisivos: todo el reparto del mundo orbita en el hecho de esa autonomía británica. Jugando a las ucronías geológicas, si el deshielo no hubiera llegado a anegar ese trozito de plataforma continental, la isla de Londres no hubiera podido tumbar luego la balanza de sus intereses hacia la Alianza. Una alianza que aunque llamemos atlántica es, ante todo, anglicana.

Quizás Gila, aquel  plomista, buscaba la solución en el nuevo interiorismo, pero equivocó en sus planos el conducto de los humores, ya que, desde el día que Enrique VIII dió patada al papado vaticano, la presidencia de la escalera la llevan los oligarcas que desaguan en el Támesis. A la lengua de trabajo me remito, que esa es otra.

Y pese a todo, "London Calling" de The Clash -lo iban a llamar "El Nuevo Testamento"- sigue siendo el mejor disco del siglo XX.  Todo un anuncio de servicio público, con guitarras.

Escrito por: pakua.2006/04/06 16:59:15 GMT+2
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2006/04/04 01:46:00 GMT+2

Alemania y las mundiales

Sí, ya, parece una errata. Este 2006 Alemania nos monta unos mundiales futboleros y esos lo son, aunque en pantalón corto, en masculino. Pero es que lo que voy a ugrafiar -con perdón- es otro tipo de contiendas...

Las guerras mundiales. Sobre el papel, dos. Las dos, sobre el papel también, provocadas y perdidas por los teutones. Las dos, como mojones kilométricos, señalando esas divisiones en apariencia absolutas y perfectas a las que me refería en el post anterior, a saber: la primera, el periodo de entremeses -perdón, de entreguerras-, la segunda, la fría y ahora las... ¿templaditas?.

Esas fracturas, decisiva su memorización para las notas de examen, 14, 18, 39, 45..., nos quedan grabadas como una ficha perforada en el cerebro, y cuando aún está bien tierno. Distinguimos así entre las mundiales y las demás. Como alumnos "aprendemos" y "asumimos" que hemos de temer la tercera, pero a la vez, que no hemos de sufrir por esas otras guerras, cosas de países pobres que, a tales efectos, se ve, no están en este mundo.

¿Y si objetáramos la mayor? Todas las guerras son mundiales, pues se dieron y se dan aquí, y no en Saturno. O del revés, ninguna lo es, pues en ninguna de ellas todos -todos, digo- los países se pusieron en un bando u otro. Pero claro, si no fueron mundiales, ¿cómo podríamos llamar a las world-war uno y dos? Cuando me hice esa pregunta por primera vez -andaba yo mirando embobado algún mapamundi, seguro- encontré rápidamente la respuesta: transoceánicas: lo que distingue a esas megacontiendas de otras de escenarios más reducidos es que no se limitaban a un océano, sino que se desparramaban urbi et orbe por casi todos.

Pero debe ser una idea de bombero porque busco en Google lo de guerras-transoceánicas y está claro que el concepto no es, vamos a decirlo así, popular. Claro que con esa definición se rompería todo el orden -en todos los sentidos- histórico. No serían la primera y la segunda, sino aproximadamente la sexta y la séptima, ya que durante la Edad Moderna las coronas europeas -británicos, holandeses, franceses e ibéricos- se zurraron la badana más de una vez, ultramares mediando, de Indonesia al Caribe y vuelta por El Cabo, y todo eso fue mucho antes de que Alemania fuera una y no cincuenta y una.

La Historia -la oficial, la que vale y se autoperpetúa- la escriben los vencedores, sí. Pero no sólo la escriben, también deciden dónde empiezan y acaban sus capítulos, haciendo así muy difícil cualquier nueva versión. Y no es con conceptos objetivos sino a partir de asumir mentiras de Perogrullo como la de que, mundiales mundiales, sólo ha habido dos, la I y la II, y punto pelota.

Alemania perdió la primera sin recibir ni una sola granada en campo propio. Con su delantera -la otomana- expulsada del terreno, tuvo que aceptar un armisticio-penalty que iba a provocar, mucho más que la posterior ocupación de media Polonia, el segundo tiempo de un mismo match, que no era sino un encuentro -encontronazo- entre ingleses y franceses en primera división, de un lado, y alemanes en promoción de ascenso, de otro.

Si a tal guarnición se le echa una salsa de las ideologías finalmente el plato, como ahora ocurre con las guerras golfas, aparece como un osobuco de libertad duradera.

Y sin embargo, se muere. Y eso tampoco es una errata.

Escrito por: pakua.2006/04/04 01:46:00 GMT+2
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2006/03/31 18:18:50 GMT+2

Antes y después de la bombilla

Los mapas políticos condicionan -y mucho- nuestra percepción de la realidad física subyacente. Por ejemplo, tenemos bastante claro cuales son los estados de Europa del Este, y como están colocados en el puzzle, pero ah!... la cuenca del Danubio..., eso, eso no es tan fácil de situar, ¿no es cierto?. De alguna manera, la Geografía, que en teoría hace las veces de 'los ojos de la Historia' se nos enseña a partir de la asunción de unas parcelaciones artificiales, los estados, como si sus fronteras fueran naturales o perfectas -en el sentido de definitivas.

Algo parecido ocurre con la misma Historia. En ese caso se trata de siglos o de fechas clave, pero el caso es que esa división a posteriori oculta, o al menos deforma, la realidad de cómo se vivió, pie en tierra, cualquier tiempo pasado. Un ejemplo: ¿Recuerda alguien hoy el catastrofismo del llamado efecto 2000? Suena a bluff superado, desde luego. Nos ha afectado mucho más, en la cotideaneidad, la entrada del euro o ese-once-ese que, dicen, lo ha cambiado todo.

Y aquel 2000 imponente nos venía por causa de una clarísima división artificial en la que reparamos poco: el a.C. / d.C. No hablo de rock duro australiano, no. Parece ser que estudios serios dicen que Jesús de Nazaret nació hacia el año 4 a.C. Vaya, qué cosas. Poco importa, a lo que voy: tanto al planeta como al devenir conjunto de la humanidad, esas 'particiones' le sientan como un corsé: se lo han de poner para entrar en los libros, pero no lo llevan en la intimidad.

También de esas formalidades 'científicas' procede el hecho de que al siglo XVIII se le llame el Siglo de Las Luces, y así Rousseau, Voltaire, Montesquieu y demás 'iluminadores' y enciclopedistas, se nos aparecen en los manuales como quienes sacaron al mundo de la 'penumbra' anterior.

Pues bien, ugrafía al canto. Hoy me ha venido a la cabeza leyendo el apunte sobre el cambio de hora. ¿Acaso no es más importante, en nuestro día a día, el Siglo de las Bombillas Incandescentes?.  Dicho a lo bestia: ¿no nos afecta más el antes y el después de  Edison? Me refiero a la hora de inventariar -de historiar, pero de verdad- el tiempo humano.

Y es que aunque los films de Hollywood lo hayan pervertido con sus focos, el Siglo de las Luces sólo lo fue a la luz de velas y lámparas de aceite. Es incalculable lo que ha llegado a modificar el día a día -y el noche a noche- ese acto de poder inmenso que nos da el interruptor. Hasta Edison, la luz era más extensa en los trópicos que en las latitudes al norte de los Pirineos. Y si era así, ¿la vida, de alguna manera, también?.

El cambio de agujas del pasado domingo, ya algo ritual, o mejor dicho, ineludible -ningún referendum frenaría tamaños intereses de convergencia horaria-, beneficia a alemanes y escandinavos más, se ve, de lo que perjudica a los ritmos vitales de bebés y ancianos. Y es demostrable con cifras, así las latitudes bajas le ahorran voltios a las altas. Pero quien manda no es quien paga, sino quien controla los interruptores.

Y conste que no me estoy refiriendo a E-ON. Hay una escena en la película "La ciutat cremada" en que se contrasta en paralelo cómo saltaron del siglo XIX al XX algunos burgueses y algunos obreros. Los primeros, en plena orgía modernista à la page, a todas luces sobrados. Los segundos, a la tenue luz de unas pocas y muy caras velas, aprendiendo esperanto. A mí, como al resto de los usuarios de esa llamita insignificante, E-on nos suena sólo a abreviatura.

Escrito por: pakua.2006/03/31 18:18:50 GMT+2
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2006/03/29 17:10:15 GMT+2

Un capricho enciclopédico

Esta mañana me he permitido comprar un caprichito.

Se trata de los diez tomos de El Mar, enciclopedia temática editada por Salvat y publicada en Pamplona en 1975. Están en perfecto estado y, aunque el paso del tiempo haya dejado desfasados algunos datos, la mayoría de ellos siguen siendo tan ciertos como hace tres siglos. Incluso bastantes, tan presentes como hace tres o treinta milenios -los océanos, sin duda, estaban en el mismo sitio mucho antes.

Al precio que vendían el lote -doce euros- dejarlo en la casa de empeños era mucho más pecaminoso que darme el gusto. Hoy, ya véis, no comentaré otro libro que no fue, sino unos cuantos que son pero han quedado en saldo.

Apostaría a que Javier Ortiz conoce la obra, encuadernada en azul -marino, por supuesto- y a que seguramente la tuvo presente y sirviente en su biblioteca mientras se dedicó a redactar una publicación de temática marítima, tal como explica su nota biográfica.

La ví -la enciclopedia El Mar- por vez primera, y la ojeé y la envidié, en casa de Félix, un amigo 'de ciencias' de cuyas curiosas ugrafías algún día explicaré algo más. Incluso me prestó algún tomo porque yo entonces, aunque malamente, preparaba oposiciones a profesor de Geografía e Historia, años ha. Aún así, hasta hoy no he podido abrazar los diez tomos y decir... míos!. Y por doce euritos todos, como si fueran al peso, casi.

Hoy por hoy esta enciclopedia temática Salvat parece no valer lo que un DVD multimedia, pero... y tanto que lo vale!, aunque no lo cueste. Tiene unos mapas, unos diagramas, unas fotos, unos artículos... impagables!. Y sobre todo, tiene ese tono divulgativo de las enciclopedias de los años setenta que ni por asomo tienen ahora los fríos discos informáticos.

Adoro las enciclopedias, y más aún desde que supe del origen de la palabra -aproximadamente, sería como 'visión en círculo, panorámica'-; en cambio me embarranco hacia la página veinte cuando se trata de literatura, de narraciones, de novelas.

Y por otro lado, aunque soy muy poco playero, me fascina también el mar. O, mejor dicho, me gusta ver la Tierra desde la perspectiva que da el mar, mayoritario en el planeta y, en cambio, al menos oficial y aparentemente, sin voz ni voto en nuestra historia terrenal y terrestre. Ese es el motivo de que los colores también estén a la inversa en la imágen de cabecera de este bebé blog mío. Bueno, ese es un motivo y este apunte es otro más.

Ver ahora esos diez tomos descansando en mi librería es para mí un motivo de honda (y muy económica) satisfacción.

Escrito por: pakua.2006/03/29 17:10:15 GMT+2
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2006/03/28 11:49:44 GMT+2

La vuelta al mundo

Nunca se publicó "La vuelta al mundo en ochenta polvorones", de Julio Viernes. Su autor destruyó el borrador de la novela porque no vió la manera de encontrarle un final feliz.

El argumento tenía un arranque similar al de la famosa búsqueda de Marcel Proust, pero el detonante no fue una magdalena, sino un polvorón de Estepa. Julio, de profesión pirotécnico, se quedó absorto cuando en su mente relacionó, por la parte del polvo que a cada uno le toca, el mantecado que degustaba y su diario instrumento de trabajo: la pólvora.

Cuando esa comunión de ideas empezaba a desmenuzarse en su cabeza, cogió el periódico, presto a curiosearlo. A santo de no importa qué, en una de sus páginas había un mapamundi. Fijó sus ojos en la barriga que dibuja la China. Recordó entonces que muchos años antes, cuando era aprendiz, le dijeron que el uso de la pólvora empezó allí, y con esa finalidad que le era tan familiar, la de colorear el lienzo negro de la noche con decenas de colores y la de dibujar en el silencio con el pincel ruidoso de las explosiones.

Pensó entonces en que era normal que algún asiático que se dedicara a la minería hubiese aplicado la pólvora a facilitar su trabajo, ya en aquella época. Y que también era inevitable que algún otro, militar, se supone, empezara a diseñar los primeros arcabuces. Seguía entonces Julio mirando el mapa y casi viendo en él como esas armas de fuego habían empezado a dar la vuelta al mundo.

Ajá, de Asia hacia Europa. Y sí, aquí los trabucos, mosquetones y demás y pasa el tiempo y ya también cañones. Y sigue pasando el tiempo y subimos esos cañones a los barcos. Y la pólvora, inocente ella al nacer, seguía hacia el oeste dando la vuelta al mundo.

Hacia el Nuevo, se dijo entonces. Pocahontas y familia enseguida probaron los estragos de los 'palos de fuego'. Los amerindios habían repelido con flechas a los pocos vikingos que llegaron a avistarlos, pero no pudieron frenar el empuje de los Winchester, los Colt, los etc. con los que la pólvora que venía del Este los iba arrinconando. Siguió Julio dándole la vuelta al mundo.

Ya andaba por Hollywood cuando se estremeció. Empezó a ver que esta historia no tenía un final feliz. Ya no se trataba de azufre, salitre y carbón, pero la intención es lo que cuenta, dicen, y la excepción a ello la de Einstein.

Sigue la vuelta. Portaaviones hacia Hawaii. Despega el Enola Gay y hace polvo Hiroshima. Otro avión menos famoso y doblemente infame hace polvo Nagasaki. Julio fijó sus ojos entre Japón y China y tembló de miedo. Si esa vuelta sobre el mapa (sobre el globo, vaya) continuara su rotación, en el siguiente paso no va a quedar ni un solo ninot indultado. Y aunque así fuera, qué poco sentido tendría montar un espectáculo de fuegos artificiales, si el de los fuegos asesinos hubiera matado todas las fiestas del mundo.

Julio cerró el diario. El borrador de la novela quedó en nada, pues no llegó a escribir ni una línea. Un día, tiempo después, me lo explicó así, o más o menos. Cuando volví a casa, miré el globo terrestre en mi mesa y seguí con el dedo esa vuelta (esa otra vuelta, quiero decir) al mundo, también sentí un escalofrío. Vaya polvorín de planeta.

Y es que la especie humana es un poco como un polvorón. Si se la aprieta un poco se compacta, se hace solidaria. Pero si se la machaca... polvo, nada más.

Escrito por: pakua.2006/03/28 11:49:44 GMT+2
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2006/03/13 10:12:40 GMT+1

Los puntos sobre las úes

U!.
Simpática la u.
Tengo varios motivos para bautizar este blog con la letra u por delante.
Será mejor si los enumero, de entrada y de entrante:

La u como negación afirmante
Como en el caso de las utopías y las ucronías, que un lugar (topos) o un tiempo (cronos) no existan no le impide a la imaginación humana ensanchar los límites de lo factible.
La u como susto
Porque para quitarle a alguien el hipo es la opción más usada.
La u verde
Me refiero a la del famoso soneto de las vocales de Rimbaud, tan visionario como revitalizante.
La u en la gramática de Zamenhof
En esperanto cada terminación vocálica tiene una función regular: en u para conjugar el imperativo. Y le tengo afición a eso. A lo de ese idioma, digo.
La ü con diéresis
Según una greguería de Ramón Gómez de la Serna, es la letra malabarista del abecedario. Según otra, dos íes siamesas. También le tengo afición a este otro inventor de grafías.
La u es la que hace cinco
Parece que entro en la web de Javier como quinta voz amistosa, así que también por eso.

A todo ello súmese la u de tuercemapas, condición mía casi enfermiza pero que me da pie a torcer también el diccionario y sacarme de la quijotera esta palabrota : la ugrafía.

Las grafías que iré trazando aquí tienen todas estas simpatías mías, salpicadas todas por la u tónica de Pakua, nombre con el que me rebautizó un buen amigo y que usaré como firma si a ustedes les parece oportuno lo uno.
Como decía aquel... "este es uno".

Escrito por: pakua.2006/03/13 10:12:40 GMT+1
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