Ugrafías

Javier Ortiz Estévez fue, y sus escritos lo siguen siendo, ejemplo de talento, de oficio y de compromiso. Esas tres palabras me remiten a su recuerdo, desde el título del libro editado por Mikel al homenaje póstumo en Donosti y en Larrun en 2010.

Y también fue un amigo generoso que nos dio el empuje necesario para ponernos en contacto gentes de la península, las islas e incluso más allá. Para mí es un honor haber entrado mis palabrutas, mis redundundas y mis 'opi(nione)s', más de doscientas veces, en este blogroll de Voces Amigas. Con este texto cierro ese ciclo que empecé con aquello de los puntos sobre las úes. Y quiere ser un punto y aparte, no un punto final.

Pienso en toda una línea de puntos que desde finales del siglo pasado hasta hoy he vivido gracias a Javier y a su saber hacer.

En el punto inicial, mi buen amigo Arturo Seguro, una buena noche, me pregunta si había leído alguna vez las columnas, dos semanales, que entonces mundofree subía a la red, idénticas a las publicadas en el diario El Mundo en papel. Nos enganchamos a ello rápidamente, y nos pusimos a leer lo publicado anteriormente como quien devora gildas y cañas en un vermut al sol de otoño. Nos volvimos ortizadictos mucho antes de conocer a otros con la misma y tamaña afición. Nos sorprendía que, tratara el tema que tratara, daba siempre en el clavo. Nos hacía sonreír y reflexionar a la vez, y qué difícil es eso. No nos fallaba nunca, ni siquiera cuando hablaba de sus gustos musicales, por más que no fueran exactamente los nuestros. Tampoco cuando relativizaba sobre ideas a priori absolutas. Nos hacía buscar más datos, nos descubría perspectivas nuevas y no pocas veces nos hacía reír a carcajadas. Mi buen amigo y yo teníamos un triángulo virtual con la afilada pluma de JOR.

Cuando en julio de 2000 los apuntes se tornaron diarios en su austera primera PWJO (Página Web de Javier Ortiz), ya se convirtió en el desayuno nuestro de cada día. Aquel ritmo era realmente el suyo, un batir constante en la actualidad. A menudo, aparte del zoom o apunte del Diario de un resentido social, abría con un comentario a "la frase del día". Y generalmente era una buena manera de espabilarse.

Lógicamente, la proximidad con sus lectores habituales y habituados creció exponencialmente y en pocas semanas le debieron llegar centenares de emilios para comunicarle agradecimientos, dudas, guasas, matices, preguntas... Pronto dedujo que eramos personas a las que nos gustaría conocernos entre todas y charlar y razonar de mil cosas, de dentro y de fuera de su web. Lanzó la idea de hacer una lista de correo y al menos desde cuatro puntos respondimos ipso facto: desde Viena, desde Suecia y desde Donosti (Mikel) y desde Barna yo nos pusimos a indagar cómo y dónde. Acababa yo de ponerme por otros motivos a montar algo en eGroups y tecleé aquello de termita_beta como nombre de este (ortizadictos, pese a ser cristalino, fue descartado).

Y ahí en el termitero durante unas semanas probamos los recursos, los adjuntos, los menús y nos pusimos a buscarle un nombre que no fuera beta, que fuera definitivo... Lo de la termita era por lo corrosivo y trabajador que resulta el razonamiento made in jor, pero incluía algo inadmisible a medio plazo: los termiteros son monarquías, y no. Qué poco imaginábamos que irónicamente una tal Rocasolano de segundo... en fin... no te vayas por las estirpes, pakua, que nos conocemos.

Punto clave: el nombre. Patera. Ahí Mikel acertó de pleno, fue adoptado por aclamación. No puedo dejar de copiar aquí, de nuevo, el texto que Javier redactó ese mismo día, al que no le falta ni sobra nada y que nos constituyó en eso, en una nave virtual...

La idea es crear un espacio de intercambio para gente que tiene una visión crítica de la realidad social (pero no la misma: cada cual la suya) y que se ha ido congregando en este rincón de la Red desde julio de 2000. Le pusimos el nombre de "patera" sin ningún ánimo frívolo. Antes al contrario: como muestra de solidaridad con quienes se embarcan a la búsqueda de un destino diferente subidos a la más frágil de las naves y como símbolo de nuestro propio propósito: también pretendemos un futuro distinto, tampoco tenemos medios para arrostrarlo y también es fácil que naufraguemos en el intento. Pero no renunciamos a intentarlo.

Por no hacerme muy tocho, y porque de hecho ya he escrito bastante aquí sobre patera y ugrafiando sobre compaterismo... sigo con la línea de puntos...

Tantas son las palabras que me vienen a la mente de aquellos años... las matrículas (opi, pat, eus, mad, cat, mus, pol, pum!, etc)... el remar, el bucear... los proyectos y debates paralelos, hormigonera, jamaikagurea, terciando... los recuentos de Patxi, las kedadas (incluso algún tour).

Tantas son las amistades que hicimos... muchas acabamos conociéndonos y visitándonos y montando encuentros compateranos por distintos paisajes y con distintos paisanajes. Otras se quedaron en lo virtual pero fueron grandes igualmente. No quiero destacar ningún nombre porque me dolería no destacar muchos más, pero tampoco me resisto a volver a citar la sal y la pimienta de Alargaor y cómo no añorar sus TCFM (The Cojonera Fly Mail).

Fue un punto y aparte el 14 de abril de 2004. Ahí la patera se congeló como yahoogrupo por distintas causas cruzadas. Así se gestó Islapatera, otro Yahoogrupo, pero de acceso restringido a las más o menos cincuenta cuentas de correo que hicimos el desembarco. Esta segunda patera, más estática, vio llegar los años en que redes sociales, youtube y demás interneteces dejaron conceptos como 'lista de correo' o 'blog' en algo pelín antediluviano. Islapatera desapareció de la red como todo los grupos de Yahoo hace pocos años.

Fue un punto y seguido la renovación de la PWJO y su conversión a una web más moderna como la de javierortiznet. Y fue un puntazo que Javier nos animara a varios y variopintos pateranos a confederarnos en este blogroll que ha sido Voces Amigas.

Fue un punto y aparte la aparición de Público en papel en 2007, ahí con su radical maestro poniendo su diaria columna en las llagas pertinentes, y fue luego un punto y aparte la estafa/crisis de 2008 y las protestas y campañas en las calles. Hablo de cuando 'Podemos' era solamente el nombre de una publicación del colectivo alrededor de Enric Duran, vaya. Hace ya tiempo.

El punto y aparte más triste, pues ya saben ustedes, fue a finales de abril de 2009.

Desde entonces la mayor parte del trabajo para que toda esta intrahistoria siguiera presente en nuestras pantallas es obra de mi comadre Mikel Iturria. A él todo el agradecimiento por traer hasta aquí tantos y tantos textos de Javier y por coordinar y editar el primer libro de los diversos que podrían publicarse con Javier y su obra como motivo.

Gracias también a mis vecinas Voces. ¡A todas! Y gracias a quienes me hayáis leído. Ciertamente disfruté mucho, tanto al principio, pasando de la idea inicial de publicar solo ugrafías propiamente dichas a hacer un poco de cronista de aquel movimiento que fue Vdevivienda. También ya en 2021 con el ritmo ese diario (aquí semanal) del heptablogging que me inventé. Gracias y lo dicho, este es otro punto y aparte. No digo adiós sino hasta la próxima. En el lateral dejo los enlaces a donde, mientras haya pespuntes, creo que seguiré tejiendo. Uf, de Javier tengo que aprender aun a ser conciso.

Gracias a Charo y a Ane y a la Patera entera.

Sigamos disfrutando de poder releer a Javier, con su mirada lúcida, como su sintaxis, y con su compromiso con la libertad, la igualdad y la fraternidad.

Y con su Jamaica a soñar, que esa continuará...

A pocas horas de dejar año par y pasar a otro impar, mi reloj interior me empuja a teclear aquí. Han sido doce meses y, con este, doce trocitos. Resumen, je, ugráfico.

Abrí el año "sin reto concreto" y con el "rito de compartir lo escrito". Febrero y marzo hablé de viñetas, vivencias y balances. En abril sobre esta web, sobre JOR y sobre los años pasados. Mayo sobre libros y editoriales radicales, junio sobre referentes muy variopintos, julio sobre cine y metacine... En agosto sobre el "prohibido dudar" de Pascual Serrano. En septiembre sobre lo de Costa-Gavras y Varoufakis. En octubre escribí más bien en serio sobre Brasil y el futuro y en noviembre más bien en broma sobre fútbol y perogrullos.

Este diciembre se acaba y mirando hacia atrás el año busco una canción que me lo describa...

Abrí el 2022 con los Blues Brothers en mi primer post y lo cierro canturreando un hermoso track del Blues de la frontera...

Y pasa la vida, pasa la vida.
Pasa la vida y no has notado que has vivido,
cuando pasa la vida y no has notado que has vivido,
cuando pasa la vida, pasa la vida.
Tus ilusiones y tus bellos sueños, todo se olvida
tus ilusiones y tus bellos sueños, todo se olvida.
Pasa la vida, igual que pasa la corriente
cuando el río busca el mar
y yo camino indiferente donde me quieran llevar.
Y pasa la gloria, pasa la gloria.
Pasa la gloria, nos ciega la soberbia,
pero un día pasa la gloria, nos ciega la soberbia ,
pero un día pasa la gloria.
Y pasa la gloria y ves que de tu obra
ya no queda ni la memoria
y ves que de tu obra ya no queda ni la memoria.
Y pasa la vida igual que pasa la corriente,
cuando el río busca el mar
y yo camino indiferente, donde me quieran llevar.

aquí con su música... blues de pata negra

Deseo lo mejor para el 2023 a quienes pasan y pasean por aquí...

Vamos que nos vamos, dos patitos,... Salud!

Nunca se publicó Once contra once son cuatro palitos que dibujan un hashtag, comedia en tres hilos de Berto Futbolero. La trama de la obra era sencilla. Cada cinco minutos una perogrullada de las que habitualmente responden los profesionales del balompié abría un debate sobre el sentido de la vida que se remataba con una otra frasecita muletilla universal. Así se viajaba del "Once contra once" al "no hay rival pequeño" y del "hemos merecido más el gol" al "son cosas que a veces ocurren".

Ugrafío acabando noviembre, mes once con nombre sacado de un nueve. Conseguiré acabar con el reto (mínimo) si a finales del mes doce, ese con nombre de diez, vuelvo para chapar el año y proponerme algún capricho a cumplir en adelante. Y titulo esto como 'once ideal' más que nada porque es esa idea (recurrente) del once la que me tiene calentando, en la banda, a punto de saltar a la cancha.

Imagino cómo serían varios onces ideales. El referente más clásico es el que enfrentaba a un equipo de filósofos griegos contra otro de alemanes en la puesta en escena de Monty Python. Por ejemplo imagino una alineación de once directores de cine franceses, otra de ingleses, otra de asiáticos, o una de once dibujantes, u otra de once columnistas, o bien una de influencers de cuando no había ni influencers ni sinvergüenzers.

El once muta en ideal por lo metafórico de los equipos de fútbol, por aquello de que hay guardametas, capitanes, goleadores, extremos y centrales, zurdos y diestros, estrellas y petardos, como también hinchadas, campos de juego, palmarés, divisiones primeras y no tanto... y bueno, básicamente, el tic tac del cronómetro y el tikitaka de los artistas...

Da para jugar. Y para desarrollar. A ver, pues. De momento, pasar pasamos. A saber de qué y a saber hasta cuándo. Partido a partido. Este es uno (más un uno y un cero, once). Y así llegamos al descanso.

Desde luego, cuánto número y cuánto por contar...

Cuando Stefan Zweig acuñó aquello del "país del futuro" no fue sin motivo. El futuro del mundo puede cambiar a partir de lo que ocurra en cualquier rincón del globo, no hay duda, pero es cierto que Brasil prefigura lo que vamos a ser como planeta en función de cómo se desarrolle su devenir. No solamente por cuestiones medioambientales, también por las posibles vías sociopolíticas. De 2009 es el ensayo MundoBraz (el devenir-mundo de Brasil y el devenir-Brasil del mundo), publicado aquí en la colección Mapas (de TdS). Pues en ese sentido.

Hoy rompo un tabú escribiendo sobre ello. Hace casi doce años mi vida se vinculaba de raiz a ese gran país, o continente o mundo aparte incluso, que es Brasil. Pero cuanto más he aprendido sobre sus tierras y sus gentes, más respeto y prudencia me provoca al ir a escribir sobre ellas. Son tantas cosas, y tan claves, las que se desconocen de Brasil fuera de Brasil, que me cuesta calibrar si lo que puedo dejar escrito se va a entender o no. Por eso aun no lo había intentado nunca en este blog.

Brasil resalta más que cualquier otra región mundial en que todas las facciones del rostro, todos los tonos de piel, todos los apellidos y todos los mestizajes se dan allí. Es un mundo dentro del mundo. Pueden verse allí, literalmente, todo tipo de caras, y no hablo de turistas, sino de habitantes. Primera palabra a comentar, pues: cara. Y es que allí referirse a "un cara" es como aquí decir "un tío": una forma impersonal de referirse a cualquiera. Como esa, hay multitud de palabras que, sin dejar de compartir parte de sus significados con los que tienen en español, pivotan también hacia otros diferentes, según contexto. Y la que me da pie a esta mi primera ugrafía sobre Brasil es, precisamente, la de dividir.

En las portadas y los noticiarios todos se repiten desde hace un mes largo, sin cesar, los mismos adjetivos sobre su situación política: que si profundamente polarizado, fracturado. Es un país dividido... Los resultados de anoche, de más de 60 millones votando a Lula y enfrente 58 millones contra él, abonan esa idea. Ciertamente es una situación frentista. Hay matices geográficos, con el nordeste más proclive a Lula, oriundo de allí, y con más bolsominions el sur y varios estados con intereses en el extractivismo y el agronegocio. Pero en cada ciudad están los dos bloques, con más o menos presencia según el barrio o el día o el azar.

El simplismo informativo puede llevarnos a pensar que el cambio en la presidencia lleva al poder a unos y desaloja a los otros. Ojalá fuera tan sencillo, pero no es así. Pese a ser un sistema presidencialista, también se han votado este mes de octubre la cámara de diputados, el senado y los gobernadores de los 27 estados. Y ahí la ultraderecha ha vencido en muchos aspectos, con lo cual en este su tercer mandato presidencial Lula va a necesitar el apoyo de muchos poderes fácticos. A su favor tiene su bagaje y su coraje pero en contra tiene, como ha tenido siempre, el odio de los supremacistas, filonazis y potentados, y lo más angustiante, el eco de ese odio en enormes masas de población precarizada económicamente que se han empapado de fake news y de sermones pentecostales haciéndolo suyo, cuando es singularmente un odio hacia lo que ellos mismos son. Los analfabetos políticos, léase obreros de derechas. Los hay a millones, pues obviamente lo que no hay en Brasil ni en ningún lugar del mundo es 58 millones de ricos. Como en el resto del mundo, banderas nacionales tapando corrupciones estructurales. En Brasil es quizás donde esa fórmula ha tenido más recorrido. Y lo peor es que aun lo tiene, solamente se ha descabalgado al jinete, pero la burricie sigue desbocada.

Me resulta difícil ceñirme a los nombres de Lula y Bolsonaro. Hay nombres de peligrosísimos ultramontanos de los que no se habla, como Tarcísio Gómes de Freitas, que será gobernador del estado que tiene la tercera parte del PIB, o Damares Alves, que será senadora pese a las barbaridades oligofrénicas que proclama, o Walter Braga Netto, exministro del ejército que ya apunta como posible golpista a la vuelta de la esquina.

También, claro está, hay otros nombres claves que el bolsonarismo empujó a ponerse a favor de Lula tras ser sus rivales durante años, como Geraldo Alckmin, su flamante vicepresidente, que esperemos no haga como el que tuvo Dilma, o como Marina Silva. Y de los desconocidos aquí, pero referentes de las ideas progresistas allí, algunos no han conseguido ganar sus elecciones localmente este octubre, como Fernando Haddad o Ivan Valente, y otros sí han conseguido entrar, como Guilherme Boulos, quizás un segundo Lula, si acaso eso puede darse, que eso seria otra historia.

Quiero explicar eso de la palabra dividir y el por qué lo traigo aquí. Me sorprendió cuando oí ese uso del verbo, allí. Según el contexto, dividir (también) significa compartir. "Dividir um apartamento" es compartir piso; también se puede "dividir um postre" después de un buen almuerzo. Me resultó simpático. Dividir suena un poco negativo aquí, pero positivo allí, pues más que separar se refiere a una forma de sumar, de hacer compartir algún bien. Son esos requiebros de las palabras a los que les tengo tanta afición.

Volviendo a lo político, esta vez bajo el cartel de Lula hubo mucha gente "dividiendo" la tarea de hacer frente al psicópata-misógino-homófobo-neofascista que pretendía seguir de presidente cuatro años más. En la suma necesaria para hacer la piña imprescindible se han tenido que unir siglas como la del centrista PSB y las del PSOL, escisión a la izquierda del PT. Aunque los sistemas y los ciclos electorales son muy distintos, convendría plantearse tales experiencias para frenar la fuerza de las nuevas ultraderechas. Y mejor hacerlo a priori que tener que hacerlo a posteriori.

Acabo ya, que he escrito mucho hoy, pese a ser muy poco en tanto tiempo. Confío en que el mundo siga compartiendo con el pueblo brasileño no solamente el oxígeno de las selvas amazónicas, sino también la esperanza en que administrando contra las desigualdades sociales se progrese adecuadamente.

Porque solamente hay dos direcciones: o mejorando la situación de la mayoría o con muy pocos mejorando a costa de que la mayoría empeore. Incluso siendo tan simple, hemos comprobado que cada vez es más fácil engañar a medio país. O a medio continente o a medio mundo.

Compartamos hoy pues la alegría por la justa (en ambos sentidos) victoria de ayer. O, si acaso también, "dividamos a feliz virada de ontem".

Hace dos meses también escribí tras ver una película que tenía pendiente. Aquella era de los ochenta, esta es más reciente. Estrenada antes de la pandemia, tenía interés por ver "Comportarse como adultos", en la mayoría de países titulada "Adults in the room". Basada en unas memorias políticas de Yanis Varoufakis, narra su odisea, políticamente épica, como ministro de economía, los primeros meses de 2015, a través de reuniones por distintos países europeos, intentando una alternativa viable que finalmente los burócratas, la Troika y la inflexibilidad de las bancas europeas tirarían por tierra, incluso tras el histórico referendum de julio en que ganó el Oxi (el no, en griego) al dictado de políticas de austeridad en refrito de un previo memorandum de entendimiento que ya atenazaba años atrás la economía griega.

Aunque para el mundo del cine europeo este mes será ante todo el de la muerte por suicidio asistido de Jean-Luc Godard, vengo a escribir sobre la obra de otro autor francés, superviviente aun, casi nonagenario: Costa-Gavras. Bueno, greco-francés, y de hecho ese es uno de los aspectos resaltables. A su edad tiene doble valor la lucidez que muestra en la realización, máxime teniendo en cuenta que muy pocas veces en su carrera Grecia protagoniza el asunto.

La película fue despreciada por algunos críticos, como Boyero, por exceso de didactismo. Como si estuviéramos sobrados de ello, vaya, en época de posverdades y alienación masiva y de banalización de las informaciones. Precisamente esa es la virtud, lo que explica y la claridad con que lo explica, que posiblemente yace en el libro de Varoufakis, pero que como co-guionista el director consigue traspasar a la pantalla de manera tan admirable como imitable. Ojalá más directores cuenten como hace él las verdades del barquero de lo que acontece en este mundo en permacrisis sometido a la avaricia de las ecocidas y sociópatas oligarquías económicas.

Costa Gavras dice, sin embargo, que el rol del cine no es cambiar el mundo, pues ante todo un film es un espectáculo y no un curso universitario. "El film provoca emociones y con ellas haces algo después (o no)". La receta es reunir los elementos y los detalles para conocer los personajes. Tratándose básicamente de un reguero de reuniones y conversaciones, "la verdadera acción es la palabra y los intercambios entre los adversarios", los contrastes de pareceres como se solía decir. Ese es el reto que consigue superar: algo que podría resultar muy tedioso se transforma en un relato un ritmo totalmente cinematográfico. Retrata de manera panorámica y casi naturalista algo que fue totalmente, descarnadamente, real, y que Varoufakis registró con detalle, incluyendo amenazas, chantajes y la hipocresía de quienes declaran unas cosas a la prensa y acto seguido en las salas a puertas cerradas (dicho sea de paso, ese es el título con que se estrenó en Argentina) plantean todo lo contrario. El título hace referencia a una frase ("hacen falta adultos en esta sala") que soltó la ínclita Christine Lagarde en una de esas reuniones. También curiosa es la referencia a una cita de los Beatles que hizo el propio Yanis, Money can't buy me love. Buen subtítulo para el cartel. 

También entra en el asunto de las esperanzas, las disensiones, el pragmatismo, dentro de la formación de izquierdas, Syriza. Y plasma con eficacia las diferencias que hay entre los Tsipras y los Varoufakis. Simbióticos mientras es posible la simbiosis, puestos a usar otra palabra bien griega. Muchas cuestiones son universales y hasta trasladables. Como la tragedia, también originalmente algo muy griego.

Costa Gavras hace todo esto con didáctica y con pulcritud técnica, como lo viene haciendo desde que a caballo de dos décadas rodó Z, L'Aveu y Etat de Siége. Con contundencia como en Missing en 1982 o en Amen en 2002. Con una pizca de ironía como en El Capital, en 2012. A la vez con ingredientes de espectáculo, insiriendo, al menos tres veces, la simbología, la metáfora visual: una, cuando los números de las bases de datos salen de las pantallas de los ordenadores y generan una galaxia de inasibles variables sobre las cabezas de los reunidos; una segunda con una masa de indignados dando la espalda a Yanis en silencio; y la tercera con la pesadillesca coreografía final en que el presidente Tsipras es "pescado" por la Merkel y sus compinches.

Sé que no es un cine para Boyero ni para quienes prefieren "que no les enseñen nada". En cambio es recomendable (está en Filmin, por cierto) para quienes pensamos que el cine puede plasmar verdades como puños, precisamente para los que creemos en el cine social, el de Vittorio De Sica, el de Bertrand Tavernier, el de Ken Loach, siendo al mismo tiempo incrédulos ante las patrañas de la política y los medios que protejen el sistema en que los privilegiados pueden pasarse la democracia, sean referendums, sean programas o sean confluencias de izquierdas, por el arco del triunfo.

El cine de marcado color político puede ser tan digno y tan necesario como el que solamente busca entretener sin cuestionar ni criticar el estado de las cosas y las cosas de los estados.

A dos días de la primera ronda de votaciones en Brasil, y con el tinglado belicista por el otro lado, recuerdo también lo mucho que he disfrutado, por un lado la reciente Bacurau, de Kleber Mendonça Filho, y por otro la hermosa y pacifista trilogía de la guerra, de 1956 a 1961, de Grigori Chujrái. Cinematugrafías con u, en mi upinión. Con u de únicas y de útiles, al menos tal como las veo.

Hacer el agosto ya no es lo que era. Digamos que los menos lo hacen, pero todo el año. Hacen, por ejemplo, el agosto los que fabrican y venden armas, y lo hacen aun más desde marzo.

En 2020 hicieron también un largo agosto tanto las grandes farmacéuticas como los comisionistas tras los suministros de protección sanitaria. Pero, como he leído recientemente, dos años de pandemia no consiguieron aumentar el gasto en sanidad pública, mientras que solo dos semanas después del 20 de febrero ("el día U?"), según el parte reiterativo, bastó el "consenso de las democracias occidentales" para que desde entonces todos los presupuestos militares se hayan disparado (y disparatado, sí, también) por todo el globo.

Afectando esto de retruque al menos a tres cosas más.

De un lado, las políticas medioambientales al garete (se plantea sacar más carbón, fletar más naves cargadas de gas, tirar del gringofracking...)

De otro lado, la cuestión de los refugiados: la prueba del algodón es cómo se ha acogido sin ningún obstáculo a más de cinco millones de personas por el hecho de salir de su país con su pasaporte, se les ha dado incluso permiso automático de trabajo, sin que se dieran por aludidos ninguno de los que ponen el grito en el cielo por eso mismo cuando se trata de trabajadores de otro tono de piel.

Y el tercer lado del isósceles, en la base de todo: ha caído en barrena libre la libertad de expresión en los países del "mundo libre". No se puede ser crítico sin ser censurado o señalado con algún sambenito, ni mucho menos se aconseja entrometerse buscando detalles o razones bajo la fina piel de la mayúscula nueva Cruzada, "solidaria" con el buenísimo actor Zelenski, contra el demoníaco hijo de Putin.

Igual da como igual daba. Hace más de dos décadas el angelical hijo de Bush, junto al alcalde Giuliani de los espíritus, y con todo el poder de las pesadillas servidas a cascoporro under-attack, ya colaron a la opinión guardameta pública (esa siempre tan falta de línea defensiva) un gol por la escuadra con ese-once-ese que está en la base de todo relato oficial global, sea sobre seguridad, sea sobre bondad y maldad, sea sobre el precio de la merluza o el del euribor.

Igual da como igual dio. Cuando Gorbachov desmanteló el bloque soviético lo hizo ante la promesa de la NATO de no añadir a su organización ni un solo estado ni una sola región más allá de la entonces cedida RDA. Promesa que si se hizo un lunes los occidentales se saltaron a partir del martes por la tarde.

Igual da que el Nobel de la Paz fuera entonces traicionado por "los buenos de la peli". Da igual y nos lo repiten constantemente: semos los buenos igualmente. Aunque seamos, en tanto occidentales, tan falsos como un pollo de KFC. Occidentalmente lamentables nuestros principios y globalmente nocivas nuestras bondades.

Y no hay reacción. Supongo que, como en la canción, estamos, la mayoría, "confortablemente entumecidos". A ver si la cosa mejora sin sedación. Pero me temo que es más cómodo y que hace falta mucha energía para tirar de la manta de las muchas y cruzadas, también cruzadas, cortinas de humo.

Nota final o spoiler: Estoy inmerso, indignándome pero a la vez muy inmerso, en la lectura (que obviamente recomiendo) del más reciente libro de Pascual Serrano: Prohibido dudar. Las diez semanas en que Ucrania cambió el mundo.

Nota bis, musical. Esa gran canción a la que me refería antes tiene una versión impresionante (enlace aquí) que suma a la de los Floyd la voz del León de Belfast...

En el traspaso del mes de julio al de agosto un asunto pasa por las mentes de mucha gente, y es el de los viajes. Aunque hace dos años quien se movía era una minoría, por aquello del coronavirus desbocado, se vuelve poco a poco a los esquemas previos y a los hábitos vacacionales.

Yo tenía pendiente uno, hace mucho tiempo, pero uno fílmico. Una película, vaya. Hace unos días, por fin, vi "El viaje a ninguna parte", dirigida por Fernán Gómez en 1986. Cinéfago compulsivo como soy, nunca me había cuadrado para poder disfrutarla. Y sí, he tardado pero realmente la disfruté. El autor principal consiguió una obra maestra sin necesidad de artificios ni dispendios baladíes. Se rodeó del reparto adecuado y montaje y música también redondearon. Es una historia de cómicos, de metacomedia y metacine, de metadrama y metaespectáculo. Una maravilla el viaje y los viajes de los Galván-Iniesta, sí.

Hay muchas lecturas entre líneas y entre bambalinas, mucho de realismo y mucho de fantasías. Los diálogos y los tiempos son parte de una estructura a la vez sólida y difusa, y los personajes son interpretados sin margen de error. Una de las cimas de la historia del cine hispano, no es extraño que arrasara en premios la primera gala de los Goya. Pasa a menudo viendo cine, eso de encontrarse con largometrajes que son como piezas clave del rompecabezas del séptimo arte. Sigo pues con mi vicio de ir disminuyendo listas y más listas de películas. Me entretengo también con los rankings y los tours de FilmAffinity, mediante los cuales voy traspasando mis ratings de IMDB y a la vez repasando autorías, sagas, cruces, remakes, relaciones varias, etc...

Giro página y mes. Seguramente este es el día que hace de pliegue, mayormente, del año: el ecuador del verano, la cuenta atrás para volver al curso del río... si bien está el río como está, como si en vez de ir al mar fuera como si no fuera a ninguna parte. Espero más de este mes de agosto, seguramente más asuntos y especialmente algún destino más concreto para estas ugráficas teclas. A ver, pues.

Nunca se publicó la autobiografía de Pepito Grillo. O sea nunca como tal, pero todas las memorias, desde las de Adriano a las de Zweig pasando por la Automoribundia en dos tiempos de Don Ramón Gómez de la Serna, son un poco eso, memorias dictadas por la conciencia. Pero como tal, como memorias del propio Grillo Parlante del cuento original de Collodi, está aun el hueco por cubrir en las estanterías.

Escribimos siempre, de alguna manera, lo que nos va empujando a escribir nuestra conciencia, nuestro más o menos grillado grillo interior. Con mayor o menor solemnidad, con mayor o menor desparpajo, escribimos por dejar poso, por el placer de hilvanar ideas y de tejer historias más o menos nuevas. Escribo ahora cada final de mes, por aquí, y voy llegando. Hoy escribo con el sol en el signo del cangrejo y con la idea de retarme a tratar un asunto importante: los referentes.

Recuerdo cual fue, sobre el papel, mi primer eso. Nos habían animado en el cole, acabando la EGB, creo, a montar una obrilla de teatro. Rápidamente se me ocurrió lo fácil que sería montar un simulacro de 'Directísimo', aquel programa televisivo que comandaba tras su mitico mostacho José María Íñigo. Pensé que, zas, solo se necesita un bigotón postizo y convencer a algunos compas de hacer distintos papeles (uno sería Uri Geller con su cuchara, otro Johnny Weismuller con su grito, otro Lola Flores buscando su pendiente..., en fin, aquellos casos famosos de entonces). Primera y una de las últimas veces que he 'dirigido' algo. No salió tan mal. Casi me consigo una alergia por el necesario atrezzo bigotudo, pero imitar un rato al presentador más pop me valió la pena y hasta algún aplauso.

Pocos años después otro presentador me parecía también admirable. Murió hace una semana, José Luis Balbín, el de 'La clave'. Pues resulta que aunque a veces falla como la Renfe, el archivo online de RTVE incluye programas enteros. Verlos es viajar (sin drogas) en el tiempo y por eso estos días he picoteado por ahí. Por ejemplo, el programa que se emitió poco antes de las segundas elecciones municipales. Estaban allí jóvenes y estupendos Balbín, Julio Anguita y Alonso Puerta, y también jóvenes y ya bien fachendas Alvarez del Manzano y el asturiano Paco Cascos. No sé si vi aquel programa en su momento, posiblemente sí, pues recuerdo la película que incluía (Don Camilo por Fernandel), pero en todo caso es tremendo ver ahora, tras tanto plomo del share, de las tontulias y de los sálvamesosvotos, cómo se hacía entonces un debate bajo el humo de la transición/transacción catódica y balbínica.

En otros pellizcos he vuelto a ver y escuchar, décadas después, pero ante la pipa clave de Balbín, a Aute, a Carlos Tena, a José María Díez-Alegría, a Mario Gaviria, a José Luis Coll, a Pilar Miró, a Moncho Alpuente... todos están ahí tan frescos. La clave de aquel programa de debates era precisamente eso, que se servía todo sin aditivos ni conservantes, del huerto al plató.

Hace unas semanas, dos años después de que tocara emitirlo, vi el Epílogo de Anguita. Grabado muchísimo antes de su muerte, incluía algunas reflexiones y respuestas que realmente son para guardar. Por ejemplo que lo de la fe sin obra en el creyente es como la teoría sin acción en el marxista. O su repaso a situaciones del pasado ya no tan reciente. El caso es que tirando de la cuerda en internet aun se pueden ver otros 'Epílogos', todos conducidos por la señora sobrina de Aranguren, el filósofo, sí. Así he escuchado el de Vazquez Montalbán, el de Juan Antonio Bardem, el de José Luis Sampedro... Y varios más me quedan en la recámara.

Buscando enlazar a Cuervo ingenuo, este mes también he visto de nuevo Esta no es la vida privada de Javier Krahe (2005). Otro referente, tocayo del JOR que nos saluda aquí desde su Jamaica. Y no paro de ver cine, es como una adicción. Carnés, Renoirs, Ozus, Malicks, Monicellis, Padilhas... es un no parar. Referentes para la butaca, pero también, referentes para entender el mundo. Y hace poco, aguijoneado por volver a escuchar sobre las tablas a George Carlin, me he visto ante un documental, Looking For Lenny, sobre Bruce. Otros dos que tal.

Y voy a acabar con mi más admirado (de aquí sería quizás el gran Llorenç Soler) documentalista extranjero, aparte de Frederick Wiseman en el otro palo. Se trata de Adam Curtis. Todo lo que he visto firmado por él, desde The Power of Nightmares, sencillamente me fascina.

El domingo me hablaron de It Felt Like a Kiss (2009). La vi hoy y aun alucino con la de sinapsis generadas por esa hora de collage audiovisual: una síntesis de cinco décadas realmente frutal, por brutal y por cítrica, quiero decir. Un auténtico ejercicio de comunicación. Una barbaridad de relaciones tan interesantes como peligrosas para la historia oficial. Un agudo análisis de cómo el imperialismo gringo nos vende sus violencias como defensas. Y todo con una metáfora brutal a partir de la historia tras el título de la canción que da nombre al documental. Lo recomiendo mil por mil. Dejo el enlace a la versión subtitulada, desde hoy también en FilmAffinity. Y su banda sonora en spotify.

Y por este mes ya basta de descarga. Veré pues, si lo veo, cuando el sol en Leo. Y hasta aquí puede leer mi Grillo... ah, pero cerrando el bucle, otra recomendación... la canción ¿Quien mató a Pepito Grillo? (2010) (en spotify o en youtube) Estando hoy por ahí cerca los criminales otánicos, me recuerda otra buena síntesis de cómo anda el mundo. Con guitarra y letra bien afilada. Un poco de todo, pues, o sea...

Mayo de 2015, un mes de antes y después. Se celebró entonces la primera edición de la Fira Literal (Fira d'idees & llibres radicals). Se trata de una feria comercial de libros de pensamiento crítico. Comercial pero de acceso gratuito. Literal es Literatura Radical.

Me interesaba, ya entonces, pero no pude ir, como no pude ir tampoco a las cinco ediciones siguientes. La explicación es que Literal se celebra en weekend, lógicamente, y como yo llevo trabajando todos los fines de semana desde que el siglo es siglo, pues no podía ser: trabajo en bibliotecas y pedir un día de permiso para ir a mirar libros era casi como de bobos. Y así pasaron mayos y Literales... 

Este año ocurrió la carambola. Estoy trabajando por unos meses en la biblioteca de distrito de Sant Andreu, justamente enfrente del recinto Fabra i Coats, donde siempre se ha montado, desde 2015, cada mayo, la susodicha radical feria. Bingo. Pude patearme así tres veces el recinto y todas las paradetes. Fue regocijante, si se me permite el palabroto. Un festival más que un mercadillo, pero una cosa realmente de visión circular, que es lo que quiere decir enciclopedia... la opedia es la óptica y lo del ciclo lo circular... Una auténtica borrachera de libros para la rebeldía y para la revulsión. Una orgía de cubiertas, de títulos, de subtítulos, de contraportadas, de lomos, de solapas, de marcapáginas, de carteles, de logos. Un no parar de imágenes en violeta o/y morado, en ecoverde, rojinegras, recontrarrojas... multitud de puños, martillos, estrellas y demás símbolos gráficos para las barricadas del pensar. Y también, a la vez, en mi carburador, un latir de posibles tejuelos, pues antes de ser clasificados en catálogo bibliotecario los libros no tienen tejuelo de por sí.

Montones de libros, a veces resaltadas las novedades o por colecciones. Unos expositores, los más, de editoriales, grandes como Akal, Icaria o Virus, medianas, pequeñas y mínimas. Algunas siempre con obras interesantes en catálogo, como Libros del Zorro Rojo, Capitán Swing, Txalaparta, Pepitas, Bellaterra, Tigre de paper, TraficantesDeSueños... Otras mesas, no tantas, de librerías del rollo, especializadas en lo radical, vaya. Incluso algunos puestos de asociaciones, como la APPEC, la recogida de firmas para la ILP por la regularización y también un espacio preparado por algunas bibliotecas de la red pública municipal.

No compré nada porque habría comprado mucho. Pero vuelvo ahora a lo del principio... feria de ideas y libros... pues ideas desde luego me llevé varias.

Una ocurrencia resultona fue la de generar, vía Symbaloo, un webmix (perdón por el anglicismo pero no me atrevo a traducirlo por macedonia de enlaces). En dicho coso está el listado de editoras, casi una centena, y rematando, las pocas pero existentes dirigidas al público menor de edad, las pocas venidas del extranjero, y la media docena de librerías, junto a los enlaces básicos de la propia web de Literal.

Esa obrita/botonera montada por el menda está accesible en abierto en http://www.symbaloo.com/mix/literal . Tal cual. Espero que os guste el resultado: un buscador enhanced con un buen número de logos/enlace, También os propongo que compartáis el resultante y entretenido entramado con más internautas o/y radicales. Útil para tafanejar/curiosear por el mundito/mundillo de la edición de literatura de -más o menos compromiso- radical.

P.D:  No puedo acabar esta entrada sin comentar que he vuelto a leer -y no me canso de hacerlo, al final creo que la recitaré de memoria- la primera columna de JOE en la llaga: Perdonen, aquí un radical. Había olvidado la entrañable Coda que, en esta su web, Javier añadió a la columna. También había olvidado los muchísimos comentarios de ese día. Incluso el mío, claro está. Lagrimileo leyendo los firmados por la peña de aquella ancha patera en que remamos aquellos musicados años. Fue ilusionante aquel estreno del diario Público, el 26 de septiembre de 2007. Fracasó luego, pero se intentó. Y de hecho fue raiz de otros espacios radicales ahora vivos, aunque no a diario, también en papel. Radical papel, en todos los sentidos.

Trece años ya sin JOE, como recuerda Iturri aquí al costat. Seguramente no soy el único emocionado por las palabras de esa pedrada. Quiero escribir otra carta, y no por compadreo pues como Mikel y yo no somos compadres sino comadres, de la Patera, pues será más bien comadreo.

Kaixo. Total para decirte lo que en una línea resume Marieta: que gracias a tí, este espacio nos sigue siendo punto de encuentro. Cómo de bien dicho me ha sonado eso de "rincón soberano".

Pero voy a decir algo más.

Gracias a ti, Mikel, y a esos tuits oportunos en @jortiznet, nos reseteamos un poco, ya sea volviendo a escuchar esas palabras de Chirbes en 2010 que tan bien retrataban la esencia de lo ortiziano, ya sea poniendo el grito en el cielo por abusos de poder en presente de indicativo, como el que denuncia @FreePabloGonz. Mantienes en sus trece el pulso con lo actual.

Claro que los tiempos cambian. Este 14 de abril se cumplieron 18 años del momento en que la Patera tomó playa y se transmutó en Islapatera. Nuestro terciar sigue aquí por lo menos, y aunque seamos literalmente cuatro gatos, la jaima nos acoje. Es Casa Ortiz, bien cuidada por Maese Iturri.

Descubro que hay hipótesis sobre la frase hecha de "mantenerse en sus trece". La más fácil de creer es la que la relaciona con un juego de cartas, similar al de las siete y media, en que hay que acercarse al quince pero sin llegar. Otras posibilidades lo ligarían al apego a trece principios fundamentales del judaísmo, o bien al apego a su tiara del Papa Luna, coronado como Benedicto XIII ("Equis Tres Palitos" que se diría ahora). 

Pero también recuerdo que Javier a menudo traía a colación el palabrón "trecenato", los 13 años de gobiernos del ínclito González. A muchos nos apretó mucho más ese periodo que el del tío Paco. Ortiz incluso se refirió en el título de una columna suya, escrita hace, precisamente, 26 años: Que trece años no es nada.

Trece no es mucho ni poco, pero mucho y muy bueno es -poder- releer estas nuestras tan nuestras ítacas y jamaicas y volver a sentir la sal del mar de dudas razonables y el bregar compatero de aquellos años. Tanto como maravillosos quizás no, pero sí fueron nuestros, nuestros con el compromiso diario de Javier como nave.

Y la nave va porque te nos mantienes en tus trece tú, Mikel.

Gracias por el remo que me toca. Besarkada bat.

PD: Dos, y tres y las que haga falta, Ane. Gracias también.