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2007/12/02 06:22:00 GMT+1

Francia es pura yesca

“Una sola chispa puede incendiar toda la pradera”, dice un aforismo ruso muy viejo, muy histórico y muy certero.

Se requiere, claro, que la pradera esté muy seca. Que sea yesca.

He oído las diferentes versiones que se han difundido sobre el accidente mortal que sufrieron dos chavales que iban en motocicleta y que chocaron con un coche policial en un suburbio de París hace ya días. Su muerte fue el desencadenante de los graves disturbios que se han vivido en los barrios periféricos de la capital francesa y en otras ciudades del país vecino.

¿Qué sucedió realmente? ¿Embistió la patrulla policial contra los críos o fueron ellos los verdaderos culpables del choque? No lo sé. Lo que sí sé es que, si miles de jóvenes de familias de origen inmigrante atribuyeron de inmediato la culpa a los policías, no fue por casualidad.

Parten de que la hostilidad mutua es honda y viene de lejos.

Hay en Francia enormes barriadas, pueblos enteros, en los que el ambiente de enfrentamiento entre la juventud de pocos recursos y las fuerzas del orden –del orden imperante– es pura yesca. La más mínima chispa puede incendiarlo todo.

En la Francia actual, si te llamas Ahmed o Yusuf –y no digamos Yasmina o Saida, es decir, si además eres mujer, para ponértelo peor–, o si tienes la piel tirando a oscura, sea de la procedencia que sea, da lo mismo que hayas nacido en la misma confluencia entre el Sena y el Marne y tengas un título universitario más francés que una java tocada al acordeón. Puedes apostar diez a uno a que tu empleo, en el caso de que lo consigas, será precario y estará mal pagado. Y a que te tocará vivir en un barrio pobre, desasistido e insalubre. Lo peor no es que a ti te vaya mal. Lo peor es que ves que a otros les va mucho mejor en la vida sólo porque son de tez blanca y se llaman Armand, o Jean-Paul.

A partir de lo cual, todo dependerá de tu carácter. Si tiendes a que te hierva la sangre, será fácil que el día menos pensado te veas metido hasta el cuello en un fregado de éstos, enfrentándote a los celosos servidores de un orden que detestas.

Momento en el que el Sarkozy de turno te llamará “escoria”.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (2 de diciembre de 2007). También publicó apunte ese día: Con licencia para matar. Unos días antes escribió La chispa.

Escrito por: ortiz.2007/12/02 06:22:00 GMT+1
Etiquetas: pobreza juventud violencia público francia sarkozy 2007 dedo parís | Permalink | Comentarios (3) | Referencias (0)

Comentarios

Efectivamente hay grupos cada vez mayores de personas que se encuentran marginadas del sistema. La exclusión no solamente afecta a los pobres del tercer mundo, sino a núcleos urbanos en las metrópolis de las superpotencias económicas. La cuestión racial, el origen extranjero, resulta un componente esencial, aunque no único, para explicar esta situación de marginalidad. Pero la causa fundamental deriva de un injusto reparto de la riqueza existente. Vamos hacia una sociedad en la que los nacidos en las décadas de los sesenta y setenta vivimos peor que nuestros padres: sin empleo fijo, con niveles de renta inferiores, con perspectivas más complejas en cuanto a jubilación, vivienda inaseuible, etc. A partir de ahí, el malestar inevitable que esta injusticia origina provocará una reacción que acabará siendo violenta, como violenta es la represión, y la propia marginación.

Escrito por: Iskra.2007/12/02 10:09:11.853000 GMT+1

Aquí se está empezando ahora a construir la revuelta del futuro. En vez de aprender de los errores de los franceses, damos los mismos  pasos que dieron ellos. Políticas de integración de los inmigrantes inexistentes, racismo, precariedad laboral, marginalidad, exclusión social, acoso policial y  aparecen los ghettos; un buen caldo de cultivo para el resentimiento social . De momento  sólo está empezando a verdear la pradera ,  pero se está trabajando con eficacia por los incendios del mañana.

"c'est l'histoire d'une société qui tombe..."

Escrito por: banlieu rouge.2007/12/02 15:03:56.763000 GMT+1

Es la lógica del Paraíso capitalista que tanto anheláis ¡idiotas!, donde son muchos los llamdos, pero pocos los elegidos; donde el cuerno de la abundancia brilla en el escaparate para todos, pero son muy pocos los que pueden disfrutar de sus dones. Mientras, el resto de los mortales o nos conformamos con las migajas después de que estos parásitos nos hallan chupado la sangre o somos marginados como desechos de producción, sin darnos cuentas de que somos la inmensa mayoría y que con un soplido los barreríamos y los arrojaríamso al estercolero de la historia.

Escrito por: Joherg.2007/12/02 23:08:54.560000 GMT+1
http://espaciosdelmaestrazgo.blogspot.com/

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