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2009/05/14 06:01:00 GMT+2

A Javier Ortiz

Tan generoso, como cuidadoso. Escribía como los ángeles, pero él lo negaba. “Me conformo con no maltratar la gramática”, decía. Sabía lo importante que es cumplir con las reglas del lenguaje, convencido de que la sintaxis y la gramática son una forma de lucha por la razón, la verdad y, si se me apura, hasta por la justicia.

Cuando uno hace trampas con el lenguaje es que está queriendo hacerlas en la vida. Odiaba la pedantería, la marrullería, la falta de lógica disfrazada de genialidad. Las detectaba en lo que leía, y se reía de ellas a carcajada limpia.

Cuando, a fines de los ochenta, escribí mi primera novela, le pedí que me ayudase a corregirla. Fueron ocho o diez horas en compañía de una botella de whisky, que nos abandonó a mitad de trayecto: destripamos el libro sin dejar acento, punto ni coma sin discutir.

Pasados seis años, al leer otra de mis novelas, le extrañó encontrarse con cierta palabra. “No parece tuya”, me dijo. Le parecía cursi, y no me veía escribiéndola.

Acertó de pleno: había detectado la única palabra en todo el libro que no era mía. Me había decidido a cambiarla a última hora, aceptando la opinión del corrector. A mí, una vez impresa, también me perseguía.

Así de fino tenía Javier el olfato para detectar las imposturas. Así de cuidadoso era con los códigos –también con el de la amistad-; y así de bien me conocía, y, no sé por qué -a pesar de conocerme-, me quería. Yo a él también lo quería mucho, precisamente porque lo conocía.

Rafael Chirbes. Texto leído por el autor en el homenaje a Javier Ortiz montado por Javier Vizcaíno el 3 de mayo pasado en el programa de Radio Euskadi "Más que palabras".

Escrito por: Rafael Chirbes.2009/05/14 06:01:00 GMT+2
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2009/05/13 06:01:00 GMT+2

En recuerdo de Javier Ortiz

La foto la hemos cogido del blog del Rubicón. No es la única que hay (más fotos del acto Javier Ortiz in memoriam), pero nos ha parecido representativa porque aparecen Pablo, el autor de la crónica, leyendo, mientras Charo, izquierda, y Ane, con cazadora vaquera, le escuchan. Os dejamos con la crónica propiamente dicha.

En recuerdo de Javier Ortiz

En el primero de los homenajes norteños a Javier, nos reunimos una cincuentena de personas en el Bar Rubicón de Santander la noche del pasado 6 de mayo. En el pequeño tablado de la esquina, una mesa y un micrófono bajo la gran foto de Brel, Ferré y Brassens charlando hace varias décadas. Para la ocasión, alguien había puesto una foto de Javier en el lugar de Léo Ferré: una entrevista imposible por la que hubiera dado un brazo.

Cuando Charo, Ane y Mike llegaron, ya sonaban las músicas que nos acompañaron el resto de la noche: Idir, Emmylou Harris, Paul Simon, Christy Moore ... Poco después y organizados por Marcos, fuimos subiendo los intervinientes al estrado.

De esta manera Ana comenzó leyendo el precioso poema dedicado a Charo. Siguió Montxo con “¡Que beban!”, un artículo menos conocido que se publicó en la revista Sobremesa en junio de 1992. Yo elegí una entrada del Diario de un resentido social de abril de 2001 titulada “El rey”. A continuación Fidel, en representación de su hijo Marcos Fernández, nos leyó “Dos transiciones”, un texto publicado en Apuntes del natural con ocasión del 30 aniversario de la Revolución de los Claveles.

Silvino fue el siguiente en subir al estrado con un texto cuyo autor no quiso revelar. “Notas para una voz quebrada” es un recuerdo de muchas conversaciones sobre lo divino y lo humano mantenidas con Javier en alguna de las mesas del Rubicón.

Marcos Gutiérrez nos puso en antecedentes y leyó a continuación el artículo “Viva la República” que abría uno de los números de Saida más castigados por la censura. Javier lo firmó con seudónimo y, aunque los principales responsables de la revista fueron encarcelados, jamás revelaron quién lo había escrito.

Por último, Olga se encargó del imprescindible “Sueño con Jamaica” para terminar con esta parte del homenaje.  Más informal, el homenaje siguió en torno a la barra, las mesas y la gente que allí estábamos.

Pablo Susinos, crónica del acto de homenaje a Javier Ortiz en el Bar Rubicón, Santander. 6 de mayo de 2009.

Más fotos del acto Javier Ortiz in memoriam.

Escrito por: Pablo Susinos.2009/05/13 06:01:00 GMT+2
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2009/05/12 06:01:00 GMT+2

Para que no se note que no está Javier

“Se dedicó con gran entusiasmo a cultivar el noble género del panfleto. Sin parar. A diario. Año tras año.” -Javier Ortiz, periodista. De su obituario autógrafo- 

Fiel a su estilo, Javier dejó escrito un obituario burlón para su propia muerte, para ahorrarse la típica necrológica “burocrática y de circunstancias”, llena de lugares comunes: la que escribiríamos quienes apenas le conocimos personalmente, por mucho que quisiéramos honrarle en su despedida.

Y en efecto, si intento escribir una columna de homenaje, donde expresar todo lo que admiré en él –su independencia, su constancia, su inteligencia, su curiosidad y su desconfianza-, en cada línea oigo su risa. Sé que él sería capaz de escribir, sólo un día después de su entierro, una columna contra sí mismo, en la que desmarcarse del dolor por la pérdida, de la tristeza general y del recuerdo emotivo, para poner el dedo en la llaga, incluso en la propia.

Se va y nos deja mucho trabajo pendiente, pues pocos periodistas ha habido con esa capacidad de trabajo, preocupado siempre por dejar lista la columna de mañana, incluso cuando en los últimos días estaba ya hospitalizado.

Javier contaba que alguna vez hizo de negro para otros. Pienso que el mejor homenaje que podemos hacerle es convertirnos en sus negros, escribir por él, para que no se note que no está, para que no vivan tranquilos los muchos corruptos y necios a quienes señaló, y para que no se alivien las llagas sobre las que siempre puso su dedo afilado.

Isaac Rosa, Para que no se note que no está Javier. 29 de abril de 2009.

Escrito por: Isaac Rosa.2009/05/12 06:01:00 GMT+2
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2009/05/11 06:05:00 GMT+2

Javier Ortiz Estévez

Estoy seguro que sonrió con ironía. El lunes 27 de abril, en un hospital de Madrid, Javier le dictaba a su hija Ane la columna que debía salir al día siguiente en “Público”. Murió esa madrugada antes de que el periódico llegara a los quioscos. Al poco, varios portales de Internet publicaban que el agudo escribidor –oficio éste con el que a él le gustaba definirse- había fallecido por una parada cardio-respiratoria. Había logrado su denuncia postrera: la prisa exigida al gacetillero, probablemente con empleo eventual y mal pagado (pensaba), había caído presa de la simpleza que no soportaba “porque no hay nada más inevitable que morir de parada cardio-respiratoria. Si sigues respirando y el corazón te late, no te dan por muerto”, recriminaba en su propio obituario.

Ortiz, donostiarra de pro y con el orgullo de Gros, se enroló todavía adolescente en el movimiento antifranquista. Y con apenas 18 ya asumió la responsabilidad de diversas publicaciones clandestinas: “Zutik”, primero de orientación nacionalista, y después “Servir al Pueblo”, órgano del Movimiento Comunista. Un compromiso por el que purgó varios años de cárcel y exilio.

En 1974 le detuvieron pasando clandestinamente la frontera por Núria (Gerona) y como iba con documentación falsa, a nombre de un estudiante de Calatayud, le metieron en la prisión de Salt asignándole su identidad. Así nos lo contó en su blog: “No lo llevé muy bien, porque entre otras cosas el maestro de la cárcel era de Calatayud y se empeñaba en hablar conmigo de su pueblo, que yo lo desconocía todo. Pasados dos meses se descubrió el pastel, porque el chaval cuya personalidad yo suplantaba quiso sacarse el pasaporte y le dijeron que no podían dárselo, porque estaba en la cárcel. En fin, un lío que habría sido cómico de no haber resultado bastante amargo”. En 1977, fundó la revista “Saida”, cuyos principales méritos fueron dos: ser secuestrada varias veces por orden ministerial y ver encarcelados a cinco de sus colaboradores, que asumieron generosamente la autoría de un artículo editorial suyo titulado “¡Viva la República!”.

La desaparición de una persona como Javier nos coloca a los amigos en la tesitura de querer mantenernos leales a su austeridad, ajena a la exhibición y el perifollo, y el deseo de expresar nuestra deuda con él: por la larga herencia de sus reflexiones y por la respuesta generosa a nuestras demandas; porque bien para un artículo o la charla equis siempre le quedaba cerca Zaragoza, ciudad de la que conoció antes las celdas de Torrero (como cárcel de paso) que sus calles.

Yo, Javier, te fallé este 25 de abril porque no iba a mandarte el “Grandola, vila morena” al hospital, pese a que pillé de Youtube una rara versión de la caboverdiana Sara Tavares. Ahora en el paraíso de tu Jamaica, el propio Zeca Afonso con Emmylou Harris y Jeff Buckley te la cantarán de bienvenida. Aunque, ya puestos, aclaremos un último asunto: tu Jamaica no existe, y todo los que anduvimos camino contigo conocíamos la trola. Pero para los supervivientes será meta de los sueños que compartimos y bandera para la travesía que nos queda.

Joaquín Bozal Macaya, 6 de mayo de 2009. El Heraldo de Aragón.

Joaquín: ¿es ésta la versión que encontraste?


Escrito por: Joaquín Bozal.2009/05/11 06:05:00 GMT+2
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2009/05/08 06:01:00 GMT+2

Javier Ortiz, un referente de la izquierda insumisa y del panfleto bien escrito

La muerte de Javier Ortiz este 28 de abril ha sido sin duda un duro golpe no sólo para sus amigas y amigos más cercanos, sino también para gentes de distintas generaciones que llegamos a conocerle. En el caso de buena parte de quienes escribimos en esta revista /1 , porque compartimos en nuestra juventud con él desde diferentes organizaciones las mismas esperanzas e ilusiones; luego, porque le seguimos la pista en esa labor que él recuerda en su propio obituario: su dedicación “con gran entusiasmo a cultivar el noble género del panfleto. Sin parar. A diario. Año tras año”.

Porque ése creo que fue el principal rasgo que le caracterizó: su vocación panfletaria, en el mejor sentido del término, al servicio de la denuncia de todo tipo de injusticias siempre, eso sí, con ironía, buen humor y mejor escritura. Quienes militábamos en la LCR le conocimos, primero, una vez alcanzada la legalidad, como director del periódico del MC (Movimiento Comunista), Servir al Pueblo, desde donde sabemos que intentó siempre darle un estilo abierto. Ese esfuerzo se vio confirmado con su papel como editorialista, con el seudónimo de Ramón Collar, en el “quincenario de información y crítica” Saida, una experiencia esperanzadora de periódico de la casi totalidad de la izquierda revolucionaria, incluyendo a la libertaria, surgida en septiembre de 1977, y que tropezó repetidamente con la censura del gobierno de la UCD y de los tribunales. El caso más sonado fue la publicación de un dossier titulado “¡Viva la República!” en el número 11 de esa revista, en diciembre de 1977, que costó el procesamiento y posterior encarcelamiento durante un mes por “injurias al Jefe del Estado” del director “oficial” (Miguel Bayón) y de 4 dirigentes de organizaciones de la izquierda radical -entre ellos Miguel Romero, por la LCR- que se declararon coautores de los dos artículos motivo de la acusación, uno de ellos escrito por Javier. Por cierto que la (re)lectura de los editoriales y de los artículos que aparecieron en sus sucesivos números durante los pocos –pero intensos- años de vida de esta revista podría ser muy útil para desmitificar esa visión idílica de la “transición” que se nos sigue vendiendo.

Como el propio Javier cuenta, su trayectoria ya definitivamente periodística le llevó después a recorrer distintos medios, destacando entre ellos su participación en la nueva aventura que supuso el diario Liberación, en donde fue uno de sus principales animadores como redactor-jefe de una de sus secciones, durante la primera mitad del decenio de los 80. Tras esa nueva experiencia frustrada hubo que esperar a la irrupción del diario El Mundo a comienzos del decenio siguiente para seguir sus artículos y su papel como redactor-jefe. Fue entonces cuando, invitado a participar como coeditor en la colección de fascículos “Historia del comunismo” que acompañó durante 38 semanas a ese periódico, concidí regularmente durante unos pocos meses con Javier y pude tratarle más de cerca. Una de las cosas que contó fue que se había dedicado durante varios años a escribir una obra crítica sobre Stalin que finalmente no había conseguido publicar; en el capítulo 10 de esa colección escribió un artículo titulado “’Koba’: Años grises”, que constituye una modesta pero rigurosa muestra de ese esfuerzo inédito.

Sin embargo, la relación de Javier Ortiz con el director de El Mundo, pese a las ilusiones iniciales, no fue nunca fácil, sobre todo a medida que la trayectoria seguida por Pedro J. Ramírez le llevó cada vez más a la derecha y a la práctica constante del “amarillismo” periodístico. Por eso, cuando nos encontrábamos con Javier en algún acto político o mesa redonda (especialmente en relación con el “conflicto vasco”, materia sobre la que fue hasta el final de su vida uno de los pocos que se prestaban a dar la cara e ir contracorriente en Madrid), él podía contarnos su incomodidad creciente pero, a la vez, se consolaba con sus desahogos en su columna propia y en sus actividades y sucesivos libros que iría publicando. Pero el estallido del conflicto era inevitable y así ocurrió a partir del año 2000 hasta su ruptura definitiva en 2004. Afortunadamente para él, su página web le permitió luego mantener una relación cotidiana con sus lectores y, después, la aparición del diario Público le volvió a ofrecer la oportunidad de hacerlo también en papel hasta su último día de vida.

Ahora, tras su muerte, le echaremos en falta por su ejemplo, su buen humor, su cordialidad y su escritura pero también porque era alguien de la misma estirpe de un Vázquez Montalbán, al que se refería en uno de sus últimos artículos: un disidente permanente, en el que se reconocía la gente insumisa –vieja y joven- que sigue luchando por cambiar el mundo de base, en medio de un mundo de “opinión publicada” cada vez más uniforme.

Jaime Pastor, Javier Ortiz, un referente de la izquierda insumisa y del panfleto bien escrito.

Este texto se publicará en VIENTO SUR nº 103, a finales de mayo 2009

Escrito por: Jaime Pastor.2009/05/08 06:01:00 GMT+2
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2009/05/07 06:01:00 GMT+2

Hasta siempre, Javier Ortiz

Hola, Javier. Escribo para tu espíritu, ya que tu cuerpo acaba de finalizar sus días. Cuando he amanecido en Internet esta mañana de Abril con fría lluvia y me he desayunado con el sapo gigante de tu muerte, lo primero que he pensado es que nos obsequiabas con una de tus chanzas de sorna donostiarra. Pero, no, parece que te has ido de este Barrio de verdad. Y, fiel al humorístico estilo muy negro del admirado poeta François Villon, has anunciado la llegada de tus últimos momentos. Quitándole así dramatismo a la lógica verdad de que no estamos por aquí para siempre. "Sueño con Jamaica".

Las filas de la lucha por un mundo más justo y más libre pierden un tenaz combatiente. La lucidez te hacía saber que la razón estaba de tu parte, aunque la realidad de este mundo (capitalista) naufraga por un absurdo cenagal muy distinto. Lo cual, según tu parecer y que comparto, no impide intentar siempre la reconducción de las cosas. Si puede ser con ron jamaicano y risas.

La lástima es que hoy los grandes parásitos fumarán sus vegueros mucho más satisfechos, en tu ausencia.

Por el momento, yo te agradeceré siempre lo que escribiste cuando nuestra PPersecución interminable, que ilustraste en tus columnas "Prohibido Prohibir", "La Realidad de la Realidad", "Santander, Basta ya" o "Patxi Ibarrondo". Eran tiempos de naufragio y mezquindad que aún perduran. Tú no dudaste en echar un cable de salvamento moral. En todos esos artículos, como era costumbre tuya, enarbolaste la palabra para abogar por la justicia y el buen sentido, en contra de las bajas pasiones y del oscurantismo de los cínicos o los indiferentes.

Descansa en paz. Allí nos encontraremos. Después de todo, quizá el Más Allá no sea tan inmenso como para extraviarnos. Por el momento, vaya mi pésame para tu compañera Charo. Por su gran pérdida.

Patxi Ibarrondo, 28 de abril de 2009.

Escrito por: Patxi Ibarrondo.2009/05/07 06:01:00 GMT+2
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2009/05/06 06:00:00 GMT+2

Carta de Malalai Joya

Os dejamos con el texto que Malalai Joya escribió cuando se enteró de la muerte de Ortiz.

Queridas amigas y queridos amigos,

Nos impresiona e impacta profundamente la trágica muerte de nuestro amigo y extraordinario colega Javier Ortiz. Hemos perdido a un gran compañero y un firme defensor de de la justicia y los valores humanos. Hemos perdido a un brillante camarada que dedicó su vida a luchar contra las injusticias y la tiranía y con su vida ejemplar apoyó a las voces progresistas y revolucionarias de cada rincón del mundo.

La muerte de Javier arrebata al pueblo de Afganistán a uno de sus mejores amigos. Con sus geniales escritos, nos defendía en nuestro combate contra el fundamentalismo y las fuerzas de ocupación, estando siempre al lado de las organizaciones democráticas de nuestra nación.

En nombre del pobre y desdichado pueblo de Afganistán, quiero expresar mis más sinceras simpatías y condolencias a su familia, a sus amistades y a toda la gente que comparte su pensamiento. Compartimos vuestro dolor y estamos a vuestro lado para recordar el glorioso legado, los ideales y el carácter de nuestro querido Javier.

El compañero Ortiz ya se ha convertido en un símbolo de justicia

Con mi mayor tributo y amor para la memoria del camarada Javier Ortiz, y nunca morirá; él vive para siempre en los corazones y en las mentes de millones de personas trabajadoras.

Malalai Joya, 29 de abril de 2009, Afganistán
 

Escrito por: Malalai Joya.2009/05/06 06:00:00 GMT+2
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2009/05/05 06:05:00 GMT+2

Me ha dicho un amigo

Os dejamos con el texto que Jabier Muguruza leyó en el programa Más que palabras el pasado domingo, 3 de mayo. Tened en cuenta que es un texto preparado para ser leído en la radio. Podéis escucharlo pasados un par de minutos de esta grabación en la voz del propio Muguruza. Eskerrik asko, Jabier.

Me ha dicho un amigo que, cuando me acerque otra vez por Madrid, le llame para cenar juntos. Le he dicho que sí, que encantado, y así lo he hecho un par de semanas más tarde, un jueves del pasado febrero.

Me ha recibido -gorra visera y amplia sonrisa-, en un bar de la Calle Libertad. Tras los saludos y prolegómenos ("mi mujer quería conocerte pero se ha quedado en casa, con fiebre"), nos hemos dirigido a un restaurante que le gusta, en esa misma calle... Libertad.

En la cena hemos charlado sin prisa, durante horas, de todo lo imaginable. Hemos hablado, con cariño, de amigos comunes: de Javi, de Maria, de Iturri... También de política, de periodismo, de un proyecto que le gustaría encargarme algún día... pero sobre todo de la vida, de nuestras vidas.

Me ha sorprendido su cercanía no-invasiva y su confianza: es cierto que nos apreciamos desde hace tiempo, pero tampoco nos conocemos tanto.

En un momento dado, ha surgido el tema de las pérdidas de los seres queridos y le he agradecido de nuevo el texto que me envió cuando yo sufrí una. En él me hablaba, entre otras cosas, de la muerte de su madre, y de lo mucho que la seguía echando en falta.

Luego se ha referido a la reciente pérdida de su hermano, a quien también quería enormemente. Para mi sorpresa, este hombre -conocido por su espíritu combativo, por su caracter de hierro-, se ha puesto a llorar en la mesa.

Mientras se seca las lágrimas con el pañuelo que ha sacado del bolsillo me ha dicho: "Pronto me iré yo también". Le he puesto un gesto de rotunda disconformidad... y entonces ha añadido "mira, tengo una foto en casa, de mi madre, mi hermano y yo, y debajo un texto: "no hay dos sin tres".

Le he insistido en que no fastidie, hombre, que uno no puede situarse así en la vida.

Mientras termina de secarse las lágrimas –creo que algo apurado por las miradas de otras mesas-, me ha propuesto cambiar de tema y así lo hemos hecho.

Al rato, le he comentado que casi me estoy bebiendo yo solo la botella de vino, y ha sonreído. Ya de madrugada, tras quedar en volver a vernos y en enviarnos una serie de libros y discos que han surgido, hemos dado por finalizada la velada.

Un abrazo de despedida en la Gran Vía y unas bromas:

-La próxima pago yo –le he soltado.

-No, en Madrid pago yo.

-Vale, tú verás, recuerda que has dicho que no volverás a pisar Donosti...

Nos hemos reído... saludos con la mano... agur, agur, y cada uno se ha dirigido a su destino.

Jabier Muguruza, Me ha dicho un amigo, 3 de mayo de 2009.

Escrito por: Jabier Muguruza.2009/05/05 06:05:00 GMT+2
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2009/05/04 17:17:56.184000 GMT+2

Esencia de Javier Ortiz

La mañana del domingo, Javier Vizcaíno dedicó 45 minutos a Ortiz en su programa Más Que Palabras de Radio Euskadi. Podéis escuchar el homenaje a Javier Ortiz aquí. A continuación, el texto que traemos sin permiso del blog del programa. Gracias, JV.

Ha sido un trago amargo, pero volvería a pasar un millón de veces por él. Y no sólo por el inmenso (¡y aún creciente!) cariño hacia Javier Ortiz. También por egoísmo. Estos días de lágrimas y zozobra me han enseñado media docena de cosas que ya no olvidaré. Esta mañana, por ejemplo, mientras flotaba en mi nube tratando al tiempo de no pasar por alto que también soy un profesional, he confirmado una curiosa propiedad de los cuerpos: los físicamente más próximos se me antojaban infinitamente lejanos y, para compensarlo, incluso para superarlo, los que estaban a cientos o miles de kilómetros (nos han escuchado desde Canadá, entre otros lugares remotos) se me han hecho presentes. Eran de verdad los que estaban -los que estabais- ahí. Algo más que tengo que sumar a mi oceánica deuda con Javier. Solía acudir a él en busca de consejo, y desde Jamaica me ha dado de nuevo uno muy valioso: Haz lo que habías pensado hacer. Si te faltaban datos, ahora te sobran.

No me quedan palabras para agradeceros vuestra complicidad no-física. Habéis formado parte de algo más que cuarenta y cinco minutos de radio. Sé que a vosotros sí os han aprovechado. Y como todo ese tiempo es vuestro, aquí lo tenéis para que lo conservéis como algo más que un recuerdo. Merece mucho la pena tener a mano lo que nos han dicho Jabier Muguruza, Nacho Escolar, Pedro García Larragan, Verónica Portell, María Zaloña, Rafael Chirbes, Jesús Cutillas y Mikel Iturria... y por supuesto lo que también a su modo nos han dicho con sus canciones el propio Mugu, Lluis Llach, Jacques Brel, Eva Cassidy, Christy Moore, Idir, Ruper Ordorika y Emmylou Harris. Falta por añadir -prometo hacerlo pronto; no me da la vida para todo- la marea de oyentes de Radio Euskadi en general y de Más Que Palabras en particular que también nos han hecho sentir su cálido aliento en medio de la gelidez ambiental. Nos debemos una copa. Es más: nos la tomaremos algún día. En Jamaica, por supuesto.

Podéis escuchar el homenaje a Javier Ortiz aquí.

Si queréis descargarlo, es todo vuestro. Pinchad en este enlace con el botón derecho y elegid "guardar destino como" o la opción similar que os ofrezca vuestro navegador. Si, aún así, no lo conseguís, escribidme a masquepalabras@eitb.com y os haré llegar el archivo.

Mil gracias a Ricardo y Nacho porque, aunque no les he pedido permiso, sé que me dejan piratear la genial viñeta que dedicaron a su amigo para ilustrar este apunte.


Original: Javier Vizcaíno, Esencia de Javier Ortiz, 3 de mayo de 2009.

Escrito por: Javier Vizcaíno.2009/05/04 17:17:56.184000 GMT+2
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2009/05/01 12:09:0.518000 GMT+2

En un mugriento chiringuito al Este de Madrid

Javier: ayer, mientras volabas hacia Jamaica, algunos amigos tuyos nos reunimos en un mugriento chiringuito al Este de Madrid. Descorchamos algunas botellas de Rioja, nos comimos unas Gildas y abrazamos a las mujeres que más has querido.

¿Ventajas? (como dirías tú) Pues que por fín pude conocer a muchos de tus amigos, esos de los que me contabas siempre maravillas. Pero tampoco es plan.

Si soy sincero, te diré que la celebración fue bastante deslucida. ¡Qué coño! Si es que me alegro de que todo saliera así de soso. ¡Sólo faltaba que ahora nos convirtiéramos en unos profesionales de las despedidas! Además, faltabas tú.

¡Lo que te hubieras reído si llegas a ver el careto que teníamos todos! Con decirte que, por un momento, se me ocurrió la maldad de pedirle a Rafa que saliera a contar el chiste del “niño cantor”, para ver si así nos relajábamos un poco... ¿Te acuerdas? Ese chiste con el que te partías y que le pedías que te repitiera cada vez que echábamos un “diccionario” en casa. Por cierto, que sepas que ya nos hemos enterado de que en lo del “diccionario” jugabas a varios paños y que lo practicabas en distintos corros. Hemos decidido seguir jugando sin ti. Espero que no te parezca mal. Total, seguirá ganando Caffaratto, pero sólo porque es el que llevaba y llevará las cuentas. ¡Miento! Lo único cierto, amigo, es que no sé si podremos seguir jugando sin ti, si tendremos fuerzas.

Ayer iban a cantar Christy Moore, Emilou Harris y Paul Simon pero el local era tan cutre que la megafonía no funcionó. Brel, Brassens y Ferré disculparon su ausencia; es comprensible, aunque estaban invitados  -por lo visto tienen previsto darte un macro concierto de bienvenida, con fiestorro incluido, en Jamaica-. No se lo digas a nadie pero Desproges quiere ejercer de maestro de ceremonias. Está como loco por conocerte desde que se ha enterado de que vas para allá. Va a proponerte que sigáis escribiendo a medias “Las requisitorias” y “La crónica del odio ordinario”. Ya me contarás. Me da un poco de rabia y de envidia porque era un proyecto que tú y yo teníamos a medias y era un buen pretexto para seguir riéndonos juntos. Pero qué le vamos a hacer, seguro que hacéis algo genial. No me lo pienso perder cuando vaya por allí.

Sólo una cosa más: que no quiero pasar de los tres mil caracteres porque el espacio vale tiempo y eso es más que el dinero. ¡Qué te voy a contar a ti que lo sabes todo del oficio de escribidor! En relación a eso, y como el lunes cuando te estuve viendo en el hospital mostrabas tu preocupación por el espacio que quedaba vacío (y sin aprovechar) y hacías referencia a ello en  tu autoobituario (¡qué palabro! Cabrón, me hiciste llorar a mares aunque me lo habías avisado),  pues que no te preocupes Javier, que ya estamos en ello.  Entre todos vamos a intentar llenar el vacío porque Ane ya está en ello, porque somos muchos y porque las huellas que nos dejas no son virtuales. Empezaremos organizándonos para mantener este espacio virtual y nuestro plan es seguir creciendo, creciendo y ganando espacio. Como tú nos has enseñado. Espacio de libertad y libertad en el espacio.

Pero, eso sí Javier, no nos engañemos: en nuestro espacio siempre habrá un hueco y ése es el tuyo, el que nos has dejado.

Oscar Ladoire

Escrito por: Oscar Ladoire.2009/05/01 12:09:0.518000 GMT+2
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