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2012/10/21 12:45:21.320000 GMT+2

El representado

Vuelven tiempos electorales en España. No voy a entrar a valorar aquí la importancia de las elecciones, que por supuesto la tienen. Tan solo recuerdo que no resuelven la problemática de fondo que la representación moderna plantea a la democracia, como tampoco lo hace desplazar el problema redelimitando el sujeto soberano. Antonio Negri y Michael Hardt, siempre críticos con el sistema representativo (y con el concepto de soberanía), rechazan en su panfleto Declaración (2012), de manera contundente, la figura subjetiva que produce. Como quiera que este texto sigue sin ser publicado en castellano, me permito traducir el extracto correspondiente (los subrayados son míos). Reflexiones para representantes, para quienes se sienten representados y quienes no.

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El representado


Constantemente se nos dice que estamos inmersos en una gran trayectoria histórica que va desde las distintas formas de tiranía a la democracia. Aunque en algunos lugares la gente sea reprimida por regímenes totalitarios o despóticos, las formas representativas de gobierno, que reclaman ser democráticas y capitalistas al mismo tiempo, están cada vez más extendidas. El sufragio universal se valora y se practica, aunque con diversos grados de eficacia, por todo el mundo. El mercado capitalista global, se nos dice,  extiende siempre el modelo de representación parlamentaria como instrumento de inclusión política de las poblaciones. Y, sin embargo, muchos de los movimientos de 2011 rechazan ser representados y dirigen sus críticas más fuertes contra las estructuras del gobierno representativo. ¿Cómo pueden verter descalificaciones sobre el precioso don de la representación que la modernidad les ha legado? ¿Quieren volver a los tiempos oscuros del gobierno no representativo y la tiranía? No, por supuesto que no. Para entender su crítica debemos reconocer que la representación no es, de hecho, un vehículo para la democracia sino más bien un obstáculo para su realización, y debemos ver cómo la figura del representado reúne las figuras del endeudado, del mediatizado, del asegurado y al mismo tiempo, personifica el resultado final de su subordinación y corrupción.

El poder de las finanzas y de la riqueza, en primer lugar, confisca la posibilidad de que el pueblo se asocie y construya organizaciones capaces de soportar los costes cada vez mayores de las campañas electorales. Solo si eres rico, o muy rico, puedes entrar en el juego con tus propios recursos. De otro modo, para alcanzar el mismo objetivo es necesario corromper y ser corrompido. Una vez en el gobierno, los representantes electos se enriquecen aún más. En segundo lugar, ¿qué verdades pueden contruirse políticamente si uno no controla los poderosos medios de comunicación? Los grupos de interés y las campañas financieras capitalistas son extremadamente efectivas en guiar hasta sus respectivos cargos a las castas políticas que nos dominan. La sobredeterminación simbólica de los medios dominantes siempre contienen  -y con frecuencia bloquean- los desarrollos sociales de las luchas independientes, las alianzas populares y la dialéctica entre movimientos y gobiernos. En suma, los medios dominantes crean obstáculos para cada forma emergente de participación democrática. En tercer lugar, el miedo de los asegurados es producido de manera insidiosa y espeluznante por las tácticas de terror de los medios dominantes. Basta contemplar las noticias de la noche para temer salir a la calle: noticias de niños secuestrados en supermercados, tramas de atentados terroristas, asesinos en serie en el vecindario, etc. La naturaleza asociativa de las relaciones sociales se transforma en temeroso aislamiento. Homo homini lupus est: los otros, el ser humano es un lobo peligroso. El pecado original está presente de manera perpetua y el fanatismo y la violencia generan constantemente, con frecuencia a cambio de honorarios, chivos expiatorios y pogroms contra minorías e ideas alternativas. Mediante los procesos de representación, la política vierte la mugre de este mundo sobre el representado.

En la sociedad moderna burguesa del siglo XX el ciudadano, así como el explotado y el alienado (incluyendo la disciplinada clase trabajadora) todavía disponían de algunas avenidas para la acción política mediante las instituciones (con frecuencia corporativas) del Estado y la sociedad civil. La participación en sindicatos, partidos políticos y de manera más general las asociaciones de la sociedad civil abrieron algunos espacios para la vida política. Para mucha gente la nostalgia de aquellos tiempos es fuerte pero se basa a menudo en vinculaciones hipócritas. ¡A qué velocidad hemos visto la descomposición y extinción de dicha sociedad civil! Hoy las estructuras de participación son invisibles (muchas veces criminales o controladas simplemente por grupos de interés, como hemos dicho) y el representado actúa en la sociedad desprovisto de inteligencia y manipulado por la imbecibilidad ensordecedora del circo mediático, sufre la opacidad de la información como ausencia de la virtud y registra solo la transparencia cínica del poder de los ricos, que se vuelve más vulgar por falta de responsabilidad.

El representado reconoce el colapso de las estructuras de la representación pero no ve otra alternativa y se refugia en el miedo. Desde este miedo surgen formas populistas o carismáticas de una política que se vacía incluso de la pretensión de la representación. La extinción de la sociedad civil y su amplia fábrica de instituciones fue en parte consecuencia del declive de la presencia social de la clase obrera, de sus organizaciones y sindicatos. También se debió a un ofuscamiento de la esperanza de transformación, o realmente a un suicidio de las capacidades emprendedoras, licuificadas por la hegemonía del capital financiero y el exclusivo valor de la renta como mecanismo de cohesión social. La movilidad social en estas sociedades se vuelve, especialmente para aquellos que en el pasado eran denominados burgueses (luego clases medias y que ahora con la crisis se confunden con estratos del proletariado), un descenso hacia un agujero oscuro y sin fondo. El miedo domina. De este modo aparecen líderes carismáticos que dicen proteger a estas clases y organizaciones populistas que las convencen de que pertenecen a una identidad, una mera agrupación social que ya no es coherente.

Pero incluso si todo funcionase como debiera y la representación política se caracterizase por la transparencia y la perfección, la representación seguiría siendo, por definición, un mecanismo que separa a la población del poder, a los que gobiernan de los que son gobernados. Cuando se elaboraron las constituciones republicanas y la representación se configuró como el centro del orden político ascendente (como sujeto soberano por excelencia), ya entonces quedó claro que la representación política no funcionaba mediante una participación efectiva de la población, ni siquiera para los sujetos masculinos y blancos que habían sido designados como "el pueblo". Más bien se concibió como una democracia "relativa", en el sentido de que la representación funcionaba para, al mismo tiempo, conectar al pueblo y separarlo de las estructuras de poder.

Jean-Jacques Rousseau teorizó el contrato social (y de paso la fundación de la democracia moderna) en estos términos: debe inventarse un sistema político que pueda garantizar la democracia en una situación en la que la propiedad privada genera desigualdad y de este modo pone la libertad en peligro, un sistema que pueda construir un estado, defender la propiedad privada y definir la propiedad pública como algo que, perteneciendo a todos, no pertenezca a nadie. La representación estaría así al servicio de todos pero, siendo de todos, no sería de nadie. Para Rousseau, la representación se genera mediante un pasaje (metafísico) desde la "voluntad de todos" que constituye la sociedad a la "voluntad general", esto es, la voluntad de aquellos preseleccionados por todos pero que no responden ante nadie. Como señaló Carl Schmitt, representar significa hacer presente una ausencia o, en realidad, a nadie. La conclusión de Schmitt es perfectamente coherente con las presuposiciones de Rousseau, que se plasman en la Constitución de los Estados Unidos y en las constituciones de la Revolución Francesa. La paradoja de la representación es completa. Lo sorprendente es que haya podido funcionar durante tanto tiempo y, en su vacío, solo podría haberlo hecho apoyada por la voluntad de los poderosos, los poseedores de riqueza, los productores de información, los abogados del miedo, que predican superstición y violencia.

Hoy, sin embargo, incluso aunque creyéramos en los mitos modernos de la representación y la aceptáramos como vehículo de la democracia, el contexto político que la hizo posible se ha reducido enormemente. Si bien los sistemas de representación se construyeron primordialmente a nivel nacional, la emergencia de una estructura de poder global los minan de un modo dramático. Las emergentes instituciones globales apenas disimulan representar la voluntad de las poblaciones. Los acuerdos políticos se realizan y los contratos de negocios se firman y garantizan en el marco de las estructuras de gobernanza, fuera de cualquier capacidad representativa de los Estados nación. Aunque existan "constituciones sin Estado", la función de la representación que, de manera mistificada, pretendió poner al pueblo en el poder seguramente ya no es efectiva en un terreno global.

¿Y los representados? ¿Qué queda de sus cualidades como ciudadano en este contexto global? Al no ser ya un activo participante en la vida política, el representado se encuentra a sí mismo pobre entre los pobres, luchando en la jungla de esta vida social, solo. Si ya no despierta sus instintos vitales y su apetito por la democracia, se convertirá en un puro producto del poder, la cáscara vacía de un mecanismo de gobernanza que ya no hace referencia al ciudadano-trabajador. El representado, entonces, como las otras figuras, es el producto de una mistificación. Así como al endeudado se le niega el control de su poder social productivo; así como se traiciona la inteligencia, las capacidades afectivas, y los poderes de la invención lingüística del mediatizado; y así como al asegurado, viviendo en un mundo reducido al miedo y al terror, se le priva de toda posibilidad de un intercambio asociativo, justo y afectuoso, el representado no puede acceder a una acción política efectiva.

Si tantos movimientos de 2011 dirigen sus críticas contra las estructuras políticas y las formas de representación, entonces, es porque reconocen claramente que la representación, incluso cuando es efectiva, bloquea la democracia en lugar de fomentarla. ¿Dónde quedó, se preguntan, el proyecto de la democracia? ¿Qué significa retomar (o realmente, hacer realidad por primera vez) el poder político del ciudadano-trabajador? Un camino, que los movimientos enseñan, pasa por la revuelta y la rebelión contra las figuras subjetivas empobrecidas y despotencializadas que hemos señalado en este capítulo. La democracia sólo se realizará cuando emerja un sujeto capaz de comprenderla y ejercerla."

Escrito por: Samuel.2012/10/21 12:45:21.320000 GMT+2
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2012/10/17 16:05:7.023000 GMT+2

Megaeventos contra los pobres

Las autoridades de Río de Janeiro andan ocupadas con la llamada "pacificación de las favelas". Pretenden conseguir el control estatal de zonas urbanas donde viven comunidades pobres. La razón de esta súbita preocupación: Brasil celebra en 2014 y 2016 dos grandes acontecimientos deportivos, el Mundial de Fútbol y los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro.

En principio, sus habitantes podrían beneficiarse del fin de la violencia de las bandas armadas de narcotraficantes, lo cual es sin duda positivo. Falta por ver qué pasa con la policía, que los vecinos consideran, no sin razón, una banda más, tan criminal y violenta como las otras. Las nuevas Unidades de Policía Pacificadora (UPP) que se están implantando en las comunidades deberán ganarse el respeto y la confianza de los vecinos, pero de momento su labor parece limitarse a un control social de los pobres con vistas a garantizar los negocios inmobiliarios y la buena marcha de los macroeventos.

Los brasileños Fausto Mota, Raoni Vidal y Henrique Ligeiro están rodando un documental -aún sin terminar- sobre cómo viven en el otro Río de Janeiro la transformación de su ciudad. Han recorrido las favelas de Vidigal, Vila Autódromo, Providencia, toda la zona del puerto de Rio de Janeiro, el estadio de Maracanã, entrevistando a residentes, investigadores y congresistas (como el ex futbolista Romario) y participando en reuniones, debates y conflictos.

Entre otras cosas investigan dónde se están invirtiendo miles de millones de reales en Río de Janeiro. Los autores sostienen que parte de este dinero proviene de fondos públicos y está enriqueciendo a un pequeño grupo de contratistas, políticos, empresarios y los bancos involucrados en estos mega eventos. A la población de las favelas no les llega nada; peor aún, muchas comunidades están siendo expulsadas de las zonas de interés para las inversiones inmobiliarias, hasta periferias lejanas sin apenas infraestructuras y donde vuelven a encontrarse con milicias fuertemente armadas y violentas. Una expropiación del común típica de estas operaciones urbanísticas, que se produce además en un contexto de extrema desigualdad social.

Dejo un extracto con el que buscan recaudar fondos para finalizar la película.

Dominio Público (Domínio Público) - Subtítulos en Español de Paêbirú Realizações en Vimeo.

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Escrito por: Samuel.2012/10/17 16:05:7.023000 GMT+2
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2012/09/25 08:33:46.381000 GMT+2

Por qué es importante el 25S



No sé si durante la jornada de hoy 25 de septiembre de 2012 serán muchas las personas que rodeen el perímetro policial que ha terminado por aislar definitivamente al Congreso de la ciudadanía. Ignoro qué harán, qué debatirán. Cómo reaccionarán si hay provocaciones policiales frente a las cámaras de televisión. Cuántos querrán continuar en las calles al día siguiente.

La controversia que surgió tras la convocatoria inicial si algo puso en evidencia es la potencia de las multitudes. "Nos preocupa o excita porque es posible", escribía con acierto Guillermo Zapata en el blog Madrilonia. Hace un par de años parecía todo lo contrario. Esto es lo que explica la intimidación de las autoridades y la rabia vertida por algunos opinadores.

Lo que hay detrás es miedo. Incluso muchos de quienes han venido apostando por un cambio positivo tuvieron miedo a la propia potencia, y dudaron sobre la legalidad y la oportunidad de la acción.

Porque lo más relevante de las convocatorias -que muchos confundieron con programas cerrados a los que adherirse- es la expresión de la necesidad de un proceso constituyente. "La apertura de un proceso constituyente transparente y democrático, a fin de redactar una nueva Constitución", se lee en el manifiesto de la plataforma ¡En Pie!. Más tarde la Coordinadora 25S lo reformuló de otra manera: "Para decirles a quienes tienen secuestrada la democracia que ha llegado el momento de irse y para exigir la dimisión de este Gobierno como primer paso, porque vamos a liberarla iniciando un proceso constituyente." El matiz es importante. En el primer caso el objetivo final parece la redacción de una nueva constitución republicana. En el segundo, lo decisivo es el proceso en sí, cuya forma y evolución se deja abierta.

Me siento más cercano a esta segunda forma de ver las cosas, que no es incompatible del todo con la primera. Porque conscientemente o no apunta a una superación de la filosofía política moderna, aquella que se basa en el miedo a las multitudes y en su negación mediante el constitucionalismo que consagra un poder constituido que se pretende inmutable.

El problema irresuelto de la democracia es este: cómo hacerse proceso abierto que reconozca la igualdad esencial de todas las personas, cómo ser producción continua de subjetividades, de reglas abiertas a la vida social, para evitar que aquellas reglas consensuadas por una generación (o una fracción de la misma) sean una jaula para la generación siguiente. Dicho de otra manera, democracia es poder constituyente. Este es el plano sobre el que se puede reflexionar sobre la misma. Una constitución escrita no resuelve esta tensión definitivamente, no lo hizo ni siquiera en América Latina, aunque las nuevas constituciones tuvieran la virtud de reflejar las nuevas relaciones de fuerza (siempre a posteriori) y en muchos puntos se abrieran a nuevas posibilidades, incluyendo la patria grande que en Europa debe traducirse por un proceso constituyente europeo.

Habrá quién sostenga que esto es una ensoñación utópica que distrae en estos momentos de chantaje financiero, de multiplicación de los ajustes y recortes. No. El meollo de la crisis económica del capitalismo global es finalmente político y constitucional. Tanto a escala mundial, como de forma más evidente en el terreno europeo y, cómo no, en el precario sistema político español. El 25S ya es un paso importante en este camino, siempre que no dejemos de conectarnos y comunicarnos con las experiencias portuguesa, griega, etc. Then we take Berlin...

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Escrito por: Samuel.2012/09/25 08:33:46.381000 GMT+2
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2012/09/21 23:25:1.264000 GMT+2

Ciudadano, no moleste



Ya tenemos imputados.

No se trata del jucio por lo de Bankia, no.

Es por reunirse en asamblea y promover una manifestación. Como lo leen. Es que se convoca delante del Congreso de los diputados, o mejor dicho, delante del perímetro de seguridad que la policía montará el 25 de septiembre, y que a este paso acabará extendiéndose por todo Madrid. El artículo con el que la Audiencia Nacional justifica la citación que ha dirigido a ocho ciudadanos es este:
artículo 494 (Código Penal de 1995)

Incurrirán en la pena de prisión de seis meses a un año o multa de doce a veinticuatro meses los que promuevan, dirijan o presidan manifestaciones u otra clase de reuniones ante las sedes del Congreso de los Diputados, del Senado o de una Asamblea Legislativa de Comunidad Autónoma, cuando estén reunidos, alterando su normal funcionamiento.

Que se parece mucho a este otro:
Artículo 150 (Código Penal franquista de 1944, texto refundido de 1973)

Incurrirán en la pena de confinamiento los que promovieren, dirigieren o presidieren manifestaciones u otra clase de reuniones al aire libre en los alrededores del palacio de las Cortes cuando estén reunidas.

Serán considerados como promovedores o directores de dichas reuniones o manifestaciones los que por los discursos que en las mismas pronunciaren, impresos que publicaren o en ellas repartieren, por los lemas, banderas u otros signos que ostentaren o por cualesquiera otros hechos deban ser considerados como inspiradores de los actos de aquéllas
.
El artículo no está pensado, por tanto, para un golpe de estado como el de febrero de 1981, con el que se ha querido comparar la convocatoria del 25 de septiembre.

Hay otros para eso.

Estos artículos sirven más bien para intentar blindar al poder constituido -constituido por las armas o por las urnas- frente al poder constituyente. Curiosamente, las cámaras actuales terminan funcionando como las anteriores Cortes: como cajas de resonancia de las decisiones tomadas de antemano por el ejecutivo (que a su vez...), y es un mismo tribunal de excepción, el Tribunal de Orden Público primero, y su sucesora la Audiencia Nacional después, el que se encarga de aplicarlo. El contenido del artículo hace tiempo, por tanto, que estaba ahí, pero nadie le había prestado nunca mucha atención, tan respetuosos éramos con la soberanía nacional. La torpeza de la delegación del gobierno, de la policía y del juez Santiago Pedraz al desempolvarlo nos enseña otra siniestra continuidad.

Está bien que las comisiones legales del 15M informen de esta y otras normas. Pero quizás deberíamos tomarnos en serio el proceso constituyente y promover directamente su derogación. Nuestro vigente ordenamiento nos depara otras sorpresas, como bien saben en Euskadi. Con penas y penalidades mayores, como las que prevé la sobredimensionada legislación antiterrorista.

Todo para que los ciudadanos no molesten.

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Escrito por: Samuel.2012/09/21 23:25:1.264000 GMT+2
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2012/09/21 10:00:56.176000 GMT+2

De barbaries, ofensas y humillaciones


Izquierda: fotograma de la película "Inocencia de los musulmanes", representando a un Mahoma ensangrentado y amenazante. Derecha: caricatura antisemita publicada en la revista austríaca Kikeriki durante la década de 1930, que muestra al pueblo judío como un vampiro que devora el mundo.

Quien haya visto el vídeo "Inocencia de los musulmanes" habrá comprobado que no se limita a denigrar al profeta Mahoma, sino que esto lo usa como fundamento para tratar a los musulmanes en general, y a los árabes musulmanes en particular, como asesinos y terroristas. Una de las primeras versiones del mediocre vídeo incluía un anuncio convocando un "juicio internacional a Mahoma" para el 11 de septiembre. La intencionalidad del montaje final del vídeo, producido al parecer por un egipcio cristiano copto residente en Estados Unidos, es claramente islamófoba y sectaria. En él los problemas reales que pueda tener la comunidad copta de Egipto pasan por el filtro fundamentalista y racista de la derecha protestante y judía estadounidense. 

A partir de ahí, su difusión mundial ha venido determinada por el uso político que le han venido dando grupos de diferentes corrientes islamistas en sus respectivos contextos locales -sobredeterminados por el tradicional intervencionismo estadounidense-, por la reacción de sus seguidores y finalmente por el no tan velado discurso islamófobo que ha construido buena parte de la prensa occidental, en una espiral de retroalimentación.

La chispa prendió inicialmente en Egipto. La cadena de televisión privada ultraconservadora Al Nas TV difundió en septiembre extractos del mismo y su incendiario tertuliano Khaled Abdullah denunció a los cristianos coptos de la diáspora como instigadores de la división sectaria. Días más tarde una coalición salafista convocó una manifestación frente a la Embajada de los Estados Unidos en El Cairo. A la manifestación no solo fueron salafistas, sino también algunos coptos, incluyendo la hermana de Mina Daniel, bloguero y periodista muerto en octubre de 2011 durante los enfrentamientos entre el ejército egipcio y manifestantes coptos. También acudieron miembros de los Ultras, violentos hinchas de fútbol que protagonizaron duros enfrentamientos con policía y ejército durante la revolución egipcia y que reclaman que se depuren responsabilidades por la matanza del estadio de Port Said del pasado mes de febrero. Fueron Ultras los que se jactaron de haberse subido al muro de la Embajada y haber arrancado la bandera estadounidense. No olvidemos que Estados Unidos fue el principal valedor de la dictadura de Hosni Mubarak y del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas que le sucedió hasta junio de este año, no sin antes asegurarse un nuevo paquete de ayuda militar por valor de 1.300 millones de dólares. En Egipto Estados Unidos es política interior.

En Libia las protestas condujeron al asalto del consulado de Bengasi donde se encontraba el embajador estadounidense Christopher Stevens, que murió asesinado junto con otros tres funcionarios. En este caso fueron hombres armados -entre cincuenta o cuatrocientos, según las fuentes- pertenecientes a una de las milicias que proliferan en el país -y que el gobierno no puede controlar- los que se unieron a los manifestantes para asaltar el consulado con armamento pesado, en un ataque preparado de antemano. De nuevo aquí parecen pesar otros agravios que los estrictamente religiosos. La relación de los islamistas libios con los estadounidenses nunca dejó de ser tirante, a pesar del apoyo recibido en la guerra de 2011. Islamistas libios combatieron contra Estados Unidos en Iraq y fue el gobierno estadounidense el que entregó insurgentes islamistas a Gadafi para su posterior tortura y reclusión. Por cierto, el 17 de febrero de 2006 Gadafi también reprimió, provocando once muertos, una manifestación contra la exhibición en televisión de una caricatura de Mahoman por parte del entonces ministro italiano Roberto Calderoli. En fin, la semana anterior a la muerte del embajador norteamericano el consulado de Bengasi ya había sufrido un ataque en represalia por la muerte de Abu Yahya Al Libi en Waziristán (Pakistán) provocada por un dron estadounidense. El asalto fue en este sentido una expresión de fuerza.

Así pues, las protestas más violentas se han producido en países con un historial reciente de regímenes dictatoriales, rebeliones populares -ocasionalmente armadas- y donde ha habido intervenciones directas o indirectas de los Estados Unidos. Por ejemplo, en Pakistán o Yemen, países en los que los drones (aviones no tripulados) estadounidenses han matado a más de 3.000 y 1.000 personas respectivamente en la última década, una barbaridad que nunca es portada en nuestros medios. En Yemen, cientos de manifestantes -esta vez muy jóvenes- se manifestaron frente a la embajada, quemando coches diplomáticos, escalando el muro y atravesando el perímetro de seguridad. La descripción realizada por los vecinos nos recuerda a los disturbios londinenses del año pasado. Quien quiera que haya visitado un país calificado como "sensible" con una embajada estadounidense habrá podido comprobar lo difícil que resulta realizar una acción así. El perímetro de seguridad suele estar compuesto por muros elevados y gruesos, con postes de vigilancia y cámaras, rodeado por fuerzas de seguridad. Escalarlo o atravesarlo representa todo un desafío. Y la embajada estadounidense en Yemen es una de las mayores fortalezas. Todo apunta a que la policía yemení por lo menos dejó hacer. Lo cual dice mucho de la fragilidad de la posición política de los Estados Unidos en ese área. Sus tradicionales clientes ya no son tan fiables.

Salvo excepciones, las protestas frente o contra las embajadas estadounidenses aunque espectaculares no han sido masivas, lo que obliga a revisar todas las tonterías que se están escribiendo sobre la "sensibilidad musulmana". No ha habido protestas relevantes en Estados Unidos, ni en un lugar tan afectado por la violencia como Nigeria, y han sido marginales en Europa o en países como Indonesia (véase el mapa publicado en The Atlantic). Son muchos los musulmanes que rechazan la representatividad que se arrogan los islamistas o salafistas para hablar en su nombre, menos aún cuando estos son financiados desde la dictadura wahhabita de Arabia Saudí. O la misma expresión "mundo musulmán", tan empleada por la prensa. La antropóloga Sarah Kendzior escribió hace poco:
"Ya es hora de retirar la frase "mundo musulmán" de los medios occidentales. Al emplear la frase de la manera descrita se desprecia no solo la historia y la política, sino una apreciación correcta de los eventos contemporáneos. Las protestas que han tenido lugar por todo el mundo varían en escala e intensidad, en la voluntad de sus participantes de usar la violencia o no o en sus razones. Ni la mayoría del "mundo musulmán" participó en estas protestas, ni todos los musulmanes que protestaron contra el vídeo propugnaron el derramamiento de sangre que tuvo lugar en Libia."
En realidad, las diferentes protestas que hemos visto forman parte de la lucha por el poder en países que pasan por procesos de fuerte transformación política. Ejemplos evidentes son Túnez o Sudán. O el Líbano, donde el impacto de la crisis siria sigue siendo difícil de calcular. Allí el líder chií de Hezbollah Hassan Nasrallah convocó también manifestaciones contra Estados Unidos -no contra los cristianos- por permitir la difusión del vídeo. Difícil de separar estas declaraciones de las tensiones geopolíticas de la región y la arriesgada apuesta de Nasrallah al apoyar abiertamente a Bashar al Assad. En cuanto al salafismo norteafricano, este no está exento de cambios y contradicciones, y la participación en el juego electoral (hasta hace muy poco impensable) en Túnez o Egipto es muestra de ello. 

Así las cosas, las referencias a la "ira musulmana", sin más, como hace la revista Newsweek, ridiculizada con razón por miles de tuiteros musulmanes de todo el mundo, no destilan otra cosa que racismo. El énfasis se pone exclusivamente en la religión, obviando la carga política subyacente, que es mucha, como acabo de resumir. ¿Quiere esto decir que por este motivo no se puede criticar o hacer mofa del Islam, como asegura el oportunista Stéphane Charbonnier, director de la revista Charlie Hebdo? Por supuesto que sí, lo que no impide que también pueda haber gente que se oponga. ¿Debe prohibirse la blasfemia, como sugieren los más reaccionarios? Por supuesto que no. Lo que todo esto quiere decir es que el debate está mal planteado, del mismo modo que en los años 20 o 30 del pasado siglo el debate no era la libertad de los caricaturistas antisemitas o la susceptibilidad de los judíos. Por eso conviene aclarar algunas cosas, que suelen entremezclarse y no siempre para bien:

a) Cogitationis poenam nemo patitur, el pensamiento no delinque
, y personalmente pienso que su expresión tampoco, incluso aunque se trate del escarnio de una determinada comunidad como en este caso. Otra cosa es que puedan o deban ser rechazadas moral y políticamente por la sociedad. Figuras como las injurias o las calumnias siguen haciendo referencia a algo tan abstruso como el honor y hace tiempo que deberían haber quedado al margen del derecho penal. Desde la defensa del pensamiento libre no debería aceptarse la criminalización de las ideas -como sucede con la figura de la "apología del terrorismo"- por más aberrantes que estas sean. Por su parte la incitación al odio también hay que enfocarla con cautela. Por ejemplo, lo criminal en la actuación de Radio Milles Colines no fue tanto el odio vertido contra los tutsis como la implicación directa en el genocidio ruandés dando detalles de las personas que debían ser asesinadas. La criminalización de la expresión supone admitir una derrota intelectual al negar la posibilidad de la argumentación y no dejar espacio para la discusión ética. En España ha sucedido con la opción independentista vasca; en otros países con los escritos islamistas.

b) Esta limitación de la intervención legal o penal debe valer incluso para las ideas nazis, racistas, fascistas y demás. El problema no reside en que dichas ideas se difundan por escrito (véase la polémica por el juicio a Anders Breivik o la difusión de su panfleto), o que se expresen en imágenes o en alta voz. Lo que pudo tener sentido temporalmente en un momento histórico determinado por razones políticas (penalización del negacionismo del holocausto, por ejemplo), pasado un tiempo solo sirve para convertir en víctimas a personas que ciertamente no lo merecen. Y pretender ocultar dichas ideas por miedo al proselitismo es la mejor manera de otorgarles un valor del que carecen. Es lo que ha sucedido cuando desde la izquierda se solicita que se prohíba tal o cual manifestación, o que se cierre determinada librería. Para saber qué es la mierda, no hay nada como olerla.

c) Lo realmente grave es que ideas contrarias a la libertad, a la democracia no sean confrontadas públicamente, que permitamos que permeen nuestras políticas públicas, que acaben convirtiéndose en socialmente aceptables por nuestra incapacidad para la crítica, para producir conceptos, ideas y narrativas antagónicas, o por el poder de algunos. Esto es lo que viene sucediendo desde hace bastante tiempo con diversas iniciativas, como las políticas antiterroristas y de seguridad, las aventuras bélicas o las políticas migratorias, ante el respetuoso silencio de los que ahora tanto opinan sobre los ataques a las embajadas. ¿Cómo comprender el sentimiento de humillación de algunos sin tener en cuenta las guerras de Iraq y Afganistán, la opresión y desposesión de los palestinos, o la estigmatización y discriminación de los grupos sociales con los que se sienten identificados? ¿De qué sirve "pedir disculpas" (¿en nombre de quién?) por una película realizada por unos particulares mientras se envían drones a bombardear otros pueblos o se asumen como normales las políticas racistas de Israel?

d) En la necesaria confrontación de ideas -que toda criminalización impide- es importante también tener en cuenta además desde dónde se habla. No es lo mismo desde una posición de poder, social o simbólica, en un ámbito o territorio determinado que en una posición subalterna. Solo se puede entender, respetar, o criticar en serio, de igual a igual. El director de Charlie Hebdo, que se expresa en un contexto de creciente islamofobia alentada además desde las propias instituciones, no está en la misma situación social que los islamistas a los que se les prohíbe manifestarse. Por otro lado, una buena sátira no aspira a humillar a los más vulnerables sino a ridiculizar a los poderosos, "rebajarlos" para mostrarlos como nuestros iguales, como en la fábula del traje nuevo del emperador. Es el problema que tiene el cine de Sacha Baron Cohen. En sus respectivos contextos, Charbonnier y Baron Cohen saben que lo realmente valiente sería realizar otro tipo de crítica, que por ese mismo motivo no hacen.

Dicho de otro modo, la necesaria crítica al sectarismo de tipo islamista o salafista no puede hacerse desde posiciones sectarias, que es lo que acaba sucediendo cuando desde la clásica división entre el "ellos" (la emoción) y el "nosotros" (la razón) se pasa por alto interesadamente la caracterización identitaria presentes en las caricaturas o vídeos objeto de controversia y el trasfondo político en el que se producen tanto la provocación como las reacciones a la misma. La reflexión sobre las políticas de identidad, que no solo es cosa de tribus o etnias del sur, exige que escapemos de esta trampa.

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Escrito por: Samuel.2012/09/21 10:00:56.176000 GMT+2
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2012/09/09 12:44:51.306000 GMT+2

Nazis por las calles de Grecia

De noche...


Rafina, norte de Atenas, noche del viernes 7 de septiembre.

... y a la luz del día.


Messolonghi. Septiembre de 2012.

En estas acciones militantes nazis de Amanecer Dorado (o Aurora Dorada, según la traducción), con frecuencia acompañados de diputados del partido, exigen a los inmigrantes que les presenten sus documentos de identidad. Podemos imaginarnos las consecuencias si no lo hacen. Como puede verse en los vídeos, atacan y arrasan los puestos callejeros que supuestamente no cuentan con licencia con la justificación de que así protegen a quienes sí pagan sus licencias e impuestos. Resulta notable cómo adaptan su discurso xenófobo a la defensa de los pequeños empresarios y al respeto de la legalidad vigente, que de hecho promueve la diferencia de trato entre ciudadanos y extranjeros. Esto último es un aspecto esencial que quienes ahora se llevan las manos a la cabeza por la arrogancia nazi no acaban de entender. Así, al ministro de orden público Nikos Dentias parece molestarle más "la usurpación de autoridad" que el carácter racista y fascista de las acciones de Amanecer Dorado. Mientras, la prensa europea insiste en equiparar a Syriza con esta gentuza, como si fueran dos caras de la misma moneda.

Las encuestas publicadas esta semana coinciden en situar a Amanecer Dorado como tercera fuerza política, por encima del Pasok, aunque por debajo de Syriza y Nueva Democracia. Su líder, Nikolaos Michaloliakos, parece que viajará a Málaga en noviembre para fundar una versión española que busque votos en los caladeros de los renegados del PP.

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Escrito por: Samuel.2012/09/09 12:44:51.306000 GMT+2
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2012/09/07 17:07:10.482000 GMT+2

Demasiados pocos políticos

Discuten sobre el número real o imaginario de representantes políticos, cuántos miembros de partidos políticos ocupan o deberían ocupar cargos electos o puestos en la administración. En la carrera por ver quién rebaja más sus sueldos o por quién elimina más puestos, la crisis de la representación no se resuelve, sino que se reformula. Lo que interesa es el gasto público, no la democracia: preferirían que ésta fuera censitaria, es decir, que nuestro sistema político pasara de ser oligárquico a puramente aristocrático, y que los recursos de todos se destinasen a los autoproclamados mejores (aristoi).

Dicen que hay demasiados políticos. Pero en realidad hay demasiados pocos. La representación teóricamente vincula, pero fundamentalmente separa a gobernantes y gobernados, y la participación en los asuntos públicos termina siendo cosa de una minoría, que se especializa en la gestión del Estado, en los modos de acceder a sus órganos de dirección y mantenerse en ellos. De este modo se usurpa y se corrompe el término "político", un poco como cuando los estadounidenses se reservan en exclusiva el término "americano".

Pero si la política es la ética de la vida colectiva, y su objeto es la comunidad buena (o el buen gobierno) de los seres humanos asociados, siguiendo las expresiones aristotélicas del fallecido Paco Fernández Buey, la política no puede considerarse una profesión. Desde esta perspectiva, no podemos no estar interesados en la política, que no tiene nada que ver con la guerra de marionetas que escenifica la prensa. El mero interés tampoco basta. Todos y todas deberíamos tener la posibilidad de participar en múltiples formas y niveles en las cuestiones colectivas que afectan a nuestras vidas. Esta posibilidad se ha limitado tanto que el expolio financiero actual refleja una crisis constitucional. Y la representación ya no es capaz de digerirla.

Para que la participación no sea mera posibilidad y podamos realmente hacer política deberíamos poder tener cubiertas nuestras necesidades básicas; disponer del tiempo suficiente para el encuentro y la conversación con los demás; y cultivar la pasión por estar y actuar juntos. No es que haya que esperar para que esto sea así, la protesta y la revuelta también es hacer política. Pero en una democracia real las instituciones que transformemos o que creamos deben asumir esos tres aspectos.

En primer lugar, frente la crítica de las derechas de la "subvención" -versión reduccionista y condicionada, es cierto, de lo común- cabe contraponer una crítica del Estado pero también de la servidumbre voluntaria de la relación salarial. La renta básica universal e incondicional no tiene por tanto nada que ver con una ayuda social a los desempleados -versión preferida por los partidos- sino que se presenta como condición previa de ciudadanía. En segundo lugar, sorprende cuánto se ha insistido en la conciliación de la vida laboral y la familiar y cuán poco en la conciliación de la vida laboral y la política. Está bien la denuncia del activismo de fin de semana o del clickactivismo, pero deben complementarse con una mayor reflexión sobre el trabajo. Y tercero, sin pasión ni alegría no hay potencia ni acción, no hay apetito por la democracia. El amor político, como el de la pareja, hay que cuidarlo y esto exige un esfuerzo que debe ser placentero. En los albores de la era neoliberal la Comisión Trilateral entendió perfectamente cómo era necesario enfriar esa pasión para asegurar el mando. En España el general Franco la mató literalmente para acto seguido sugerir que no nos metiéramos en política, "consejo" que sigue pesando como una losa. Hoy son las estructuras representativas de los sindicatos tradicionales y de los partidos políticos las que actúan como si su principal cometido fuera contener la pasión política, que hay que ir a buscar afuera o en sus márgenes, en los movimientos contestatarios que piensan y se mueven en red. La alegría va más allá que la indignación, aunque todavía haya quien piense que la política solo deba hacerse con el ceño fruncido o desde el derrotismo ilustrado. 

Faltan, pues, políticos, aunque todos seamos animales políticos. Afortunadamente, desde el año pasado hay más, pero no es suficiente. Que haya que ir pasando página a la representación que fundamenta el constitucionalismo liberal no significa que deje de haber representantes sino que, cuando estos sean necesarios, no puedan situarse por encima de los demás ni pretendan encarnar voluntad general alguna. Todos deberíamos devenir políticos y hacer política. No para ganarnos la vida con ello. La propia supervivencia física debería estar garantizada colectivamente de antemano. Debemos hacernos políticos y hacer política para liberar tiempo y pasión con los que procurarnos una vida buena en común. Debemos ser politicos y hacer política para, en definitiva, ser más humanos.

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Escrito por: Samuel.2012/09/07 17:07:10.482000 GMT+2
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2012/09/04 10:42:21.847000 GMT+2

Encuentros migratorios en la tercera fase


La Guardia Civil traslada a los migrantes de Isla de Tierra a la costa marroquí. Madrugada del martes 4 de septiembre. Ocho menores y dos madres serán acogidos en España; los demás (61 personas) serán expulsados a Argelia. Fotografía: Uly Martín, El País.

Militares, policías, luces y cámaras esperaban a los extraterrestres que se equivocaron de planeta. Faltaba François Truffaut, que en paz descanse. Él hubiera intentado comunicarse con los extraños: ¿quiénes eran?, ¿qué querían?, ¿qué soñaban?, ¿cómo podemos ayudarles?. Los extraterrestres creyeron llegar a un planeta hospitalario, pero en su lugar se encontraron con un coto privado de caza. No entonaron ninguna melodía. Tal vez no conozcan a John Williams. O será porque llegaron esposados, cansados y aterrorizados. Los miserables armados les amenazaron con sus banderas. Y en ese momento alguien se avergonzó de ser humano.

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Escrito por: Samuel.2012/09/04 10:42:21.847000 GMT+2
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2012/09/01 16:35:47.532000 GMT+2

A quemarropa

Mientras la inmensa mayoría de los mineros de Lonmin, tercer productor de platino del mundo, continúa sin volver al trabajo tras la masacre del 16 de agosto, la fiscalía sudafricana acusa a 270 mineros de la muerte de sus compañeros sin esperar a los resultados de la comisión de investigación. Y ello pese a la evidencia de que fue la policía la que disparó y mató a 34 mineros, hiriendo a otros 78. Para poder hacerlo ha tenido que invocar una doctrina legal de los tiempos del apartheid. Una infamia que podría sellar el destino de un gobierno formado por antiguos sindicalistas, socialistas y comunistas, por viejos luchadores por la igualdad que acabaron reproduciendo otras desigualdades. Consciente de ello, el Ministro de Justicia pidió explicaciones a la fiscalía. La federación sindical COSATU, hostil a los reclamos salariales de los operarios perforadores, rechazó la acusación y los abogados de los mineros amenazan con denunciar al presidente Jacob Zuma por detención ilegal si los mineros no son puestos en libertad y se retiran las acusaciones.

De tanto repetir las imágenes del tiroteo, olvidamos que la televisión solo mostró a una parte de los 34 mineros huelguistas caídos bajo las balas de la policía, no más de una docena. El fotoperiodista sudafricano Greg Marinovich, probablemente el que más se ha tomado en serio su trabajo en este caso, ha pasado desde entonces dos semanas en el lugar de los hechos, hablando con testigos e investigadores. Y lo que comprobó, según publica en el Daily Maverick en un importante reportaje, es que a la mayoría de los mineros muertos los mataron entre las rocas y la maleza de la colina donde se habían concentrado. Algunos recibieron disparos a muy corta distancia, en lugares donde era imposible hacerlo a distancia. A quemarropa.


Lugar rodeado por rocas donde el minero "N", como marcó el equipo forense, fue asesinado. Quien le disparó no podía estar a más de dos metros. Fotografía: Greg Marinovich


"H" y "J" murieron juntos, probablemente también a bocajarro. Fotografía: Greg Marinovich

El 16 de agosto ningún policía sufrió un rasguño, ninguno resultó herido. Los mineros podrán haber estado armados, pero los policías portaban rifles de asalto semiautomáticos LM5 y R5 con munición real. Estas armas son modelos perfeccionados del R4, a su vez variante bajo licencia del Galil israelí. En ambos casos se trata de armas que pasaron de ser empleadas por los ejércitos sudafricano e israelí con fines militares a ser utilizadas con fines policiales en territorio urbano. Los vehículos blindados de la policía sudafricana arrollaron además a algunos mineros. Más que una legítima defensa, Marinovich apunta a una vendetta por la muerte de dos policías días antes. 


Rifle de asalto LM5. Del ejército a la policía. Fuente:Wikipedia

El día en que la fiscalía anunció su kafkiana acusación, más del 94% de los 28.000 mineros no acudió a sus puestos. Continúan sin resolverse los reclamos salariales. Y la revuelta se ha extendido a otras minas. El viernes 12.000 de los 46.000 mineros de Gold Fields, la cuarta productora de oro del mundo, dejaron de acudir al trabajo en una huelga que también ha sido calificada de "ilegal" por no seguir las formalidades requeridas. De nuevo, por desacuerdos con la dirección sindical del NUM, aunque en esta ocasión todos sean miembros del mismo sindicato. Tiempos revueltos en la industria extractiva sudafricana. Esperemos que esta vez la policía se entrometa lo menos posible. Y que en el caso Marikana la fiscalía cambie su posición y acuse a quien tiene que acusar.

Actualización (2 de septiembre, 15:30): La fiscalía retira "provisionalmente" la acusación de asesinato contra los mineros.

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Escrito por: Samuel.2012/09/01 16:35:47.532000 GMT+2
Etiquetas: sudáfrica minería represión platino armamento oro policía sindicalismo marikana | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

2012/08/22 17:14:55.121000 GMT+2

La masacre de Marikana


Mineros de Lonmin en Nkaneng hill, Marikana, donde la policía masacró a 34 mineros. Fotografía: Greg Marinovich. Clicar para ampliar.

En Johannesburgo, frente al Museo del Apartheid se encuentra el Gold Reef City, parque temático y casino situado en una de las antiguas minas de oro que hoy rodean la ciudad como colinas de color amarillo pálido. No es casual. En Sudáfrica la mina precede y atraviesa el sistema legal que conocemos como apartheid y constituye un capítulo esencial en el control social de la mano de obra de todo el África austral. La historia de la mina sudafricana es una historia de violencia estructural, soterrada, que en ocasiones, como durante la matanza de 34 mineros en el yacimiento de Lonmin, Marikana, el pasado 16 de agosto, aflora y se hace visible en carne y sangre.

El compound

A lo largo del siglo XIX, británicos y bóers compitieron por aprovisionarse de trabajo dependiente de manera regular y abundante, principalmente de origen africano. Entre otras cosas, mediante la creación del pass y sus sucesivas adaptaciones. El desarrollo minero supuso una nueva etapa en este proceso. Como escribí hace algunos años en este blog, basándome en los trabajos de Yann Moulier Boutang:

"A partir de la década de 1870, el boom minero -de diamante primero, del oro después- llevó a cambiar de nuevo el régimen de pass en El Cabo, distinguiendo entre Native citizens y Native foreigners. Casi todos los africanos negros quedaban sujetos a un contrato obligatorio de trabajo de cinco años que les servía de pass, al término del cual podían llegar a obtener el estatuto de Native citizen. Muchos de los africanos procedían de los territorios de las actuales Mozambique, Lesotho y Botswana. Un sistema de "gestión de flujos", como se diría ahora, que anticipaba el sistema europeo de permisos de trabajo y residencia del siglo XX. Por su parte, los Estados bóer de Orange y Transvaal -más débiles- implantaron sin éxito la residencia obligatoria de los nuevos inmigrantes en un centro administrativo, donde debían permanecer hasta la conclusión de un contrato legal. 

La concentración de la propiedad minera (De Beers) y la lucha contra el contrabando de diamantes en un contexto de proletarización de los pequeños propietarios blancos de propiedades mineras y agrícolas llevó a inventar la barrera de color (colour bar): separación entre blancos y negros en el centro de trabajo y reclusión de los africanos en campos (compounds) donde residían durante la ejecución de su contrato, inspirados en el modelo de las colonias penitenciarias. La barrera racial buscaba también compensar la degradación del estatus de los trabajadores dependientes blancos."
El compound minero o campo de residencia para empleados suponía el encierro provisional, con vigilancia armada, de los mineros durante el tiempo de contrato, para evitar las fugas y el contrabando. Moulier Boutang describe la vida en el recinto así:
"Todos los empleados africanos de la mina comían allí, dormían allí, se lavaban allí y allí se curaban. Los diferentes servicios que tenían por costumbre hacer en la ciudad debieron hacerlo a partir de entonces dentro del recinto minero. Los objetos personales introducidos en el campo que no fueran desmontables y registrables no podían sacarlos fácilmente; los que se iban tenían dos opciones: venderlos a sus sucesores o abandonarlos. Las barreras del campo fueron reforzadas cada vez más; se instalaron torres de vigilancia, se colocaron enormes mallas para impedir que los mineros arrojaran gemas a cómplices en el exterior. Antes de abandonar el compound, al término de su contrato, los mineros eran objeto de un registro corporal en profundidad. Los sospechosos de haberse tragado diamantes eran encerrados en un local durante una semana entera, con las manos encadenadas con manoplas especiales que sólo les permitían alimentarse con una cuchara y al mismo tiempo les impedía que volvieran a tragarse las piedras o que las ocultaran. Sus heces eran objeto también de vigilancia. Había nacido el trabajo de campo de concentración temporal."
El sistema se racionalizó y se mejoraron las condiciones higiénicas en el compound para evitar enfermedades, aunque la extracción continuó realizándose en condiciones penosísimas. Se organizó el reclutamiento de inmigrantes con acuerdos con los jefes del interior. Sin embargo, este sistema de explotación fue no impedía que hubiera salarios más elevados que los que recibían otros mineros en la región: los salarios de las minas de diamante sudafricanas "fueron hasta 1910 los más elevados del África austral negra." (...) "Es la comparación con los salarios de los obreros blancos protegidos por la barrera de color lo que los hace parecer bajos".

El compound servía por tanto para articular un sistema regional de migraciones de trabajo. Como hemos señalado, la mayoría (el 60 %) del trabajo en las minas de oro y diamantes provenía de fuera del territorio sudafricano, principalmente de la actual Mozambique. El compound y la circulación de trabajadores dio lugar al desarrollo de una lingua franca específicamente minera y obrera, el fanagalo, un pidgin de base zulú e influencias inglesa y en menor medida afrikáner.

La respuesta segregacionista a las huelgas

Las huelgas estuvieron prohibidas hasta 1983 y siempre fueron duramente reprimidas por el régimen blanco. Y fueron dos grandes huelgas mineras, una blanca (1922) y otra negra (1946), las que precedieron importantes vueltas de tuerca en la política racista del Estado sudafricano.

La instauración de la barrera de color en 1911, que reservaba determinados puestos para los blancos, favoreció el enfrentamiento entre los obreros blancos con los negros. Una huelga de mineros blancos derivó en la cruenta Rebelión armada del Rand en 1922, que se originó por la sustitución de 2.000 obreros semicualificados blancos por obreros negros más baratos, después de la fuerte depreciación del valor del oro que se produjo al finalizar la I Guerra Mundial. Los partidos laborista y comunista apoyaron a los mineros blancos, pero solo los segundos criticaron el segregacionismo y el lema "¡Trabajadores del mundo, únanse y luchen por una Sudáfrica blanca!". El gobierno del general Jan Smuts aplastó la rebelión haciendo uso del ejército, lo que motivó su caída en las elecciones de 1924 y su sustitución por una coalición entre nacionalistas afrikáner y laboristas que reforzó la barrera de color.

Poco a poco, dejó de haber trabajadores blancos en las minas -salvo en puestos directivos y de supervisión- pero el sector minero, uno de los motores de la economía surafricana, continuó siendo un importante epicentro de la conflictividad social y política. La huelga minera de agosto de 1946 en reclamo de mejores salarios y condiciones laborales, convocada por el Congreso Nacional Africano (CNA) y apoyada por el líder zulú y por los sindicatos, recibió una respuesta brutal por parte de la policía, con cifras oficiales (probablemente inferiores a las reales) de más de mil doscientos heridos y al menos nueve muertos y la persecución de políticos (del CNA, comunistas) y sindicalistas. Esta huelga marcó un hito en la historia del movimiento nacional de liberación sudafricano, que se volvió más resuelto y militante, precipitando el triunfo electoral del Partido Nacional sudafricano de 1948 y la acentuación del segregacionismo, ya con el nombre de apartheid.

A mediados de la década de los setenta, las minas sudafricanas se vieron confrontadas a una drástica e imprevista disminución de su fuerza de trabajo motivada por las restricciones impuestas por Malawi y sobre todo por las independencias de Angola y Mozambique, lo que unido a la fuerza de los sindicatos, condujo a nuevos incrementos salariales, aunque siguieron siendo bajos comparados con los salarios de los blancos y las condiciones de segregación y explotación apenas variaron. Tampoco dejó de haber incidentes con la policía; en la fecha, infausta también por otros motivos, del 11 de septiembre de 1973 mató a disparos a once mineros que se manifestaron en Carletonville. Fue en los años ochenta, en las postrimerías del apartheid, que las huelgas mineras retoman su importancia, con el surgimiento del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros (NUM), cuya lucha se centró en el reconocimiento de la negociación colectiva y sobre todo en la mejora de las condiciones sanitarias y de seguridad. En el pasado la tasa de mortalidad en las minas, especialmente en las minas de oro, había sido muy elevada: una comisión nacional de investigación calculó que entre 1900 y 1993 murieron 69.000 mineros por accidentes en las minas (sin contar enfermedades) y un millón y medio más resultaron seriamente heridos. Para cuando se creó el NUM las huelgas mineras compartían protagonismo con otras protestas industriales y urbanas y el sistema ya había agotado todas sus estrategias racistas de división.

El bantustán del platino

Una de ellas había sido la creación de bantustanes, reservas para los africanos negros destinadas a albergar poblaciones étnicamente homogéneas a la que se les otorgaba un falso autogobierno. El más rico fue el fragmentado bantustán de Bofutatsuana, donde debía concentrarse la etnia tswana. En él se localizaban las minas de platino que aún hoy aportan dos tercios de la producción mundial de ese metal. Su creación dividió en dos la ciudad de Rustenburg, al norte de Johannesburgo.

La concesión de la "independencia" en 1977 de este bantustán sirvió para restringir aún más la libertad de asociación y el desarrollo de la negociación colectiva, según denunció el Congreso de Sindicatos Sudafricanos (COSATU) a la Comisión de la Verdad y Reconciliación. En 1986 la empresa Impala Platinum despidió nada menos que a 25.000 mineros por haber participado en una huelga que reclamaba el derecho a organizarse en sindicatos de su elección, especialmente el NUM, reconocido en Sudáfrica pero no en Bofutatsuana. Esto generó una situación insólita en los yacimientos de Rustenburg Platinum (hoy Anglo Platinum), pues los empleados en Sudáfrica podían afiliarse al NUM mientras que los del bantustán no. Las grandes huelgas volvieron a repetirse en  Impala Platinum en 1991, cuando contaron con la participación de 35.000 y 40.000 trabajadores. Tantos eran los intereses en juego que Bofutatsuana fue el único bantustán que se rebeló abiertamente contra la reintegración en 1994 después del fin del apartheid con un fallido golpe de estado.

Los hombres del taladro


El apartheid terminó en Sudáfrica, los bantustanes desaparecieron, pero sus consecuencias aún perduran en el territorio y en las divisiones socioeconómicas. Las minas nos recuerdan que ellas ya estaban allí antes y allí persisten. Como la lógica capitalista que las mueve. Y la policía que la asegura.

Sudáfrica es el principal productor y exportador de platino del mundo. En la actualidad este metal se utiliza principalmente en la industria automovilística (48% de la producción total mundial), en la fabricación de catalizadores y pilas de combustibles. Si el lector dispone de un automóvil, es muy probable que contenga platino de Sudáfrica.También se emplea en joyería (38%) y en diversas aplicaciones industriales (32%). En 2011 el comercio mundial de platino se incrementó un 7% hasta alcanzar los 6,48 millones de onzas. De este total, Sudáfrica exportó 4,86 millones de onzas (+5%) a partir de inventarios refinados, porque la producción total descendió un 3%. Las principales causas de esta reducción fueron las paradas de seguridad (la legislación vigente obliga al cierre temporal de la mina cuando se producen accidentes laborales) y el incremento de las huelgas no autorizadas.

Si bien las condiciones de seguridad mejoraron notablemente en los últimos años, el trabajo en las minas sigue siendo peligroso, con numerosos heridos por accidente y afectados por silicosis y tuberculosis. Solo en las minas de platino sudafricanas murieron en 2011 unos 37 trabajadores. Entre los mineros, quienes corren más riesgos son los trabajadores que realizan las operaciones de taladro (rock drill operators). Precisamente fueron los 3.000 perforadores de Lonmin PLC, los que iniciaron la última gran huelga, hace diez días. Buena parte, si no la mayoría, de los trabajadores de esta categoría profesional son inmigrantes subcontratados procedentes de Lesoto, Swazilandia y Mozambique. En Lonmin y otros yacimientos apenas cobran unos 4.000 rands netos (390 euros). Aunque los medios no se ponen de acuerdo con el baile de cifras, parece que la empresa paga en torno a 11.000 rands brutos, pero esto no incluye las diversas deducciones. Todo ello por un trabajo en el que pueden perder la vida o alguno de sus miembros. Sin embargo, son ellos quienes pueden poner de rodillas la industria minera. Si no trabajan los perforadores, el resto tampoco.


Minero taladrando en la mina de Impala Platinum en Rustenburg. Fotografía: Nadine Hutton/Bloomberg

Por lo que respecta a los inmigrantes, que no pueden votar y no participan en la vida política sudafricana, suelen ser despreciados por el NUM. Aunque este sindicato se hizo fuerte inicialmente entre las categorías más bajas de mineros, inmigrantes provenientes de áreas rurales que llegaron a representar el 60% de sus miembros (no se entiende la minería en Sudáfrica sin la inmigración interna e internacional, como hemos visto), hoy este porcentaje se ha reducido al 40%. Además, la dirección del NUM está muy vinculada a los chanchullos del partido gobernante CNA y es demasiado considerado con la patronal.

Es otro sindicato de reciente creación (1998), la Asociación de Mineros y Trabajadores de la Construcción (AMCU), el que comenzó a hacerse eco de sus preocupaciones y a cuestionar el monopolio representativo del NUM. Los perforadores, que viven en chabolas miserables pero son conscientes de su decisivo papel, exigen incrementos salariales que se acerquen a lo que cobra un blanco por trabajos mucho menos penosos. "Inalcanzable", según los portavoces del NUM o del COSATU. Pero los perforadores de Lonmin se inspiran en la lucha de sus homólogos en Impala Platinum a principios de este año. Después de seis semanas de huelga promovida por el minoritario AMCU -y 4 muertos-, lograron incrementar su salario. Según declaró la propia empresa, "este paro ilegal es un ataque directo a la posición del NUM como representante mayoritario de los empleados". Impala sólo reconocía a sindicatos que reúnan al 50% más uno de los empleados. Es decir, al NUM. No obstante, tras la huelga, en junio AMCU superaba ya a NUM en el conjunto de la empresa.

Lonmin, propiedad de la empresa británica Anglo Platinum (filial de Anglo American PLC) y tercer productor mundial, no está nada dispuesta a ceder. Ya en mayo de 2011 despidió a 9.000 trabajadores tras otra huelga no autorizada (la declaración de ilegalidad por un tribunal basta para justificar el despido, tras lo cual a veces se producen readmisiones). Una consecuencia es que muchos de ellos perdieron además sus casas, proporcionadas por la empresa. El único objetivo de Lonmin es garantizar una elevada rentabilidad, que en 2012 ha venido reduciéndose considerablemente y no parece que vaya a mejorar: mientras bajan los precios del platino por el descenso de la demanda mundial (crisis de la industria automovilística europea, ralentización del crecimiento de China) aumentan los costes de producción, concretamente energía (aumentos del 25% anual de la electricidad) y salarios. Sobre esta última cuestión, cabe destacar que el salario de base anual (sin complementos ni bonificaciones) de Cynthia Carroll, directora general de Anglo American, equivale aproximadamente al salario neto anual combinado de los 3.000 huelguistas: casi un millón y medio de euros.


Evolución interanual del precio internacional de la onza de platino (en dólares). En 2012 los incrementos del precio corresponden a puntos álgidos de conflictividad laboral: huelga en Impala Platinum (enero-febrero) y masacre de Marikana (agosto).

La masacre de Marikana

Estos antecedentes son necesarios si queremos poner en perspectiva la violencia de los enfrentamientos entre el NUM y el AMCU, y entre este último y la policía. Tras la matanza de 34 mineros, algunos ante las cámaras de televisión, por parte de la policía sudafricana (que se unen a los 10 muertos en los enfrentamientos de días anteriores), el debate propuesto por los medios ha derivado en cierta justificación para la actuación policial. No está claro quién disparó realmente primero, pero sí se ha destacado que los mineros van armados, que realizan rituales tribales de guerra antes de enfrentarse a la policía, o que en los primeros días de huelga murieron asesinados dos guardas de seguridad y dos policías.

La violencia impregna las relaciones sociales en Sudáfrica, donde se mantiene una guerra de no tan baja intensidad contra los pobres, que no son víctimas pasivas sino sujetos activos y, sí, armados. En Sudáfrica mueren cien policías cada año por armas de fuego. Pero teniendo en cuenta que por su parte la policía mató a 566 personas solo en 2010, cabe preguntarse quién se defiende de quién. La actual Ministra de Recursos Mineros, Susan Shabangu, se hizo famosa en 2008 cuando era Viceministra de Seguridad por alentar públicamente a la policía con esta cruda franqueza: "Deben matar a los bastardos si amenazan a la comunidad. No se preocupen por las regulaciones, esa es mi responsabilidad". Un gatillo fácil que no se corresponde con un aumento de homicidios. Las cifras de homicidios intencionales vienen reduciéndose desde 1995: de 65 por cada 100.000 habitantes hasta 33,8 en 2009. La "masiva rebelión de los pobres" urbanos de la que habla el sociólogo sudafricano Peter Alexander se expresa de otras maneras, en manifestaciones y disturbios multitudinarios que sí han aumentado en los últimos tiempos: 2,9 incidentes por día en el período 2009-2012, un 40% más que en el período 2004-2009.

En este contexto, el envío de fuerzas policiales fuertemente armadas desde los primeros días de la huelga puede haber creado más tensión, en vez de contribuir a calmar los ánimos. Desde que los mineros se concentraron en la colina de Nkaneng, la policía montó un dispositivo policial en torno a la misma para presionarles a abandonarla. Cuando el presidente del NUM acudió al lugar y pidió a los trabajadores que volvieran a sus puestos con un altavoz y desde un coche policial no hizo sino echar más leña al fuego. La policía podía haberles dejado donde estaban, sin necesidad de una cruenta intervención.

He mencionado a los inmigrantes que predominan entre los operarios de taladro, pero la mayoría de los que murieron tiroteados en Marikana fueron sudafricanos. Solo dos trabajadores venían de la vecina Lesoto. El suceso ha causado, pues, una lógica conmoción en Sudáfrica, y se suceden las comparaciones con pasadas masacres, como la de Sharpeville. La masacre está acelerando el desprestigio de la clase sindical, mediática y política que ha capitaneado el período post-apartheid. Tanto el Partido Comunista Sudafricano como su aliado sindical COSATU, en vergonzosos comunicados atacaron a los representantes de AMCU acusándoles de divisionismo, sin una sola mención sobre las responsabilidades policiales. Los medios de comunicación corporativos volvieron a presentar los hechos como un enfrentamiento entre negros, como en los viejos tiempos. Y el gobierno del CNA se limitó a expresar su consternación. De ahí que un oportunista como Julius Malema, ex dirigente de las juventudes del CNA, hoy enfrentado a Jacob Zuma, lo tenga relativamente fácil para aprovechar estas fracturas, denunciando a la policía y reclamando la nacionalización de las minas.

¿Cómo lo habrán percibido las masas pobres de los townships?. Seguramente, millones de pobres negros sudafricanos, los hijos y nietos de la mina, del compound y del apartheid, habrán sacado las mismas conclusiones a las que llega el historiador Jon Soske en un excelente artículo:
"El modo en que contemplamos una situación determinada es una elección política, y en el caso de los mineros de Lomnin, la cuestión no es terriblemente ambigua. ¿Tiene un grupo de trabajadores que hace uno de los trabajos más peligrosos del país el derecho a reclamar el salario de un sudafricano blanco de clase media a las companías mineras internacionales (...) que todavía tienen un enorme control en la economía del país? La respuesta del gobierno del CNA es un rotundo no. El fallo de COSATU a la hora de mostrar solidaridad con las luchas de sus compañeros trabajadores es el grito de un rotundo no. El silencio de antiguos líderes sindicales y de comunistas ahora convertidos en ministros y en advenedizos asistentes  del capital global brama otro rotundo no. Y cualquier expresión prefabricada de lamento sobre estas muertes por alguien del poder, cada promesa de COSATU de que hubieran podido contener a estos trabajadores como hace todo buen sindicato corporativista, cada nueva y maldita evocación liberal de una policía sin formación que pensaba que estaba en peligro (porque, por supuesto, habían rodeado y tratado de expulsar a los mineros), y cada supuesta “revelación” mediática sobre tantos matices imponderables solo sirve para ofuscar sobre lo sucedido. La policía estaba ahí para romper una huelga; los mineros rechazaron dispersarse e intentaron defenderse cuando les atacaron; la policía les mató con la aprobación del gobierno."
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Escrito por: Samuel.2012/08/22 17:14:55.121000 GMT+2
Etiquetas: sudáfrica minería lesoto lonmin marikana migraciones extractivismo trabajo | Permalink | Comentarios (1) | Referencias (0)