Ugrafías

Lo parece al menos desde la noche del 24 de mayo. Parece que sí se puede desalojar de las poltronas a bastantes absolutistas 'populares' del PP y también se puede vencer a CiU en Barcelona.

Sí, sí se puede. Contra las apisonadoras de la desinformación y contra la apatía, ese domingo pudieron oponerse bastantes motivos, trabajo y solidaridad, especialmente desde las bases de nuevos espacios políticos, y todo eso se tradujo en votos y todo eso se convierte ya mismo en presencia en los consistorios y en varios parlamentos autonómicos.

La clave no es, como me parecía hace unos meses, el verbo en primera persona. La clave no ha sido 'podemos' ni 'ganemos' ni 'somos' ni 'volteemos'. La palabra clave es y va a ser CONFLUENCIA. Se las está llamando también candidaturas de unidad popular, pero claramente son candidaturas donde se confluye, donde se suma. Por bonito y allendesco que suene lo de la Unidad Popular, cualquier partido que lleva eso de unión o unidad o es o acaba siendo una escisión. Por lo tanto creo que son urgentes menos imaginarios 'unitarios' y más confluencias efectivas.

Y es que han sido bastantes votos, sí, pero desde luego, no los hay sobrantes. Bien difícil es que las izquierdas radicales (en mi óptica, las izquierdas propiamente dichas) entren en las instituciones, al no contar con el apoyo de los mass media sino más bien con sus anatemas. Aun hay, por consiguiente, mucho voto a las izquierdas nominales, PSOE y ERC, y de hecho tendrá que negociarse con ellas el cómo empiezan a frenarse los abusos y a destaparse los chanchullos de todas las derechas desalojables. Al menos esta vez no se trata de turnismo, pues los intereses y estrategias se trenzan y la izquierda, sea la nominal o la radical, tendrá que colaborar con su pareja de baile para que al menos la música deje de ser la del tachintachinta por bemoles de las gaviotas de la derechona.

La confluencia deberá generar en primer lugar optimismo, pero inmediatamente, deberá provocar toda una revulsión en los ayuntamientos, aireando sus sedes y dando pie a la ciudadanía a ser partícipe de los cambios. Porque no nos engañemos: si no hay más participación cotidiana de las vecinas y los vecinos poco se va a notar el empuje en las urnas a favor de opciones de cambio real en los vecindarios.

Cuatro años después de aquello de 'que en vez de acampar, se presenten a elecciones', después del desalojo a golpes en Barcelona y de la persistencia pacífica; seis años después del Podemos de Enric Duran y su encarcelamiento, ocho años después de las acciones minimediáticas de los y las Supervivienda de Vdevivienda, unos diez años después de aparecer el Diagonal y Directa, trece años después de Liberinfo.net, quince años después de Indymedia y veinte años después de Nodo50... podrán ser concejales decenas de personas, si no centenares y si acaso no unos cuantos miles, de personas que estaban ahí, 'rodeando' las instituciones y a la vez acordonados por sus policías.

Por eso creo que sí se puede y creo que sí que hay fuelle. Y no es solamente una rima.

Pienso en concreto en un fuelle que me quedó grabado en la mente para siempre. Un fuelle que estuvo pintado un tiempo en Sant Antoni, en una persiana del CSOA La Carbonería.

En esquema el fuelle dibujaba más o menos lo siguiente: La acción colectiva es la fuerza que impulsa (con la oportunidad de desobedecer, y más que al gobierno, al poder) a la asamblea, al debate vecinal, a la reunión, a la participación. Y todo eso es lo que genera empoderamiento desde abajo, autogestión, autodefensa de los derechos que se consiguen y se mantienen con esa actitud, que siempre ha de ser, como en la rumba del run run, defender el bien común. Y esa autogestión es la clave de todos los procesos, de todas las independencias, y de todos los futuros no escritos por los que vale la pena seguir siguiendo y seguir siendo.

He dicho. Y a gusto me he quedado por haberlo dicho. Y a ver.
Que sí que hay fuelle y que hay que darle.