Ugrafías

A ver. Posiblemente cuanto más complejo es un pulso político, más decisiva se torna la elección de una estrategia. Y seguramente cuanto más empoderamiento popular hay en juego, más delicada es cualquier estrategia a favor de tal empoderamiento. Este domingo, en el breve discurso de Pablo Iglesias en Barcelona, se ha dado un claro ejemplo de esa fragilidad.

Entre otras verbalizaciones más predecibles, ha dejado caer la promesa de no abrazar ni a Mas ni a Rajoy. En el momento de oirlo, no pensé más que en la equidistancia ante las banderitas y las pulsiones esencialistas, pero más tarde los tuits me han mostrado que esa era una nefasta elección metafórica, pues David Fernández el 9 de noviembre no había reprimido un abrazo a Mas, y por tanto puede interpretarse, tal promesa, como un golpe bajo a la imagen y las formas de las CUP. Los mecanismos mediáticos pueden convertir algunos deslices ingenuos en irreparables errores históricos. Y si resulta que tales deslices no son ingenuos, entonces peor, pues por ahí mal vamos. Y si vamos mal, poco podemos.

Vamos, como podemos, como ganemos (guanyem) y como volteemos (capgirem), son verbos de la primera persona del plural. De hecho el ciclo está más en ese aspecto que en el de las siglas o las semillas de esas siglas. Pero precisamente por ello quienes queremos que las cosas cambien, y me refiero a quienes queremos que cambien del todo, esto es, que cambien de raiz, deberíamos empezar por filtrar cualquier veto por causas formales. Las apariencias engañan y es tan superficial un abrazo puntual en un contexto puntual como el uso de un adjetivo u otro. Digo lo del adjetivo porque sea en boca de quien sea, la palabra 'patriota' me chirría, y ya solamente por eso debería descartar cualquier apoyo a quien se autodenomine como tal, caso recurrente de Pablo Iglesias. Pero si en el fondo buscamos el empoderamiento popular, lo superficial no es lo decisivo, ni la forma del logo ni el color. Lo importante es para qué vamos a unirnos y contra qué hemos de hacer frente común.

Ayer el portavoz del 'partido del 15M' vino con el chip enfocado a dar titulares y a empujar encuestas. Hasta ahí bien. Pero es que si el camino que se toma es el de marcar diferencias, hay que ser menos ingenuo y hay que saber con quiénes se marcan esas diferencias, porque si no es así, mal empezamos. Tender puentes sí, pero no del estilo de Calatrava, por favor. Que vaya patinazo, lo de hablar de abrazos.

Ayer, por otro lado, era el día ideal para recordar que el nombre de Podemos (Podem) se usó antes en Barcelona, en marzo de 2009, por parte del colectivo que dio en llamarse Col·lectiu Crisi, ligado a las acciones antibancarias y simbólicas de Enric Duran. Tanto las personas que se están empoderando desde hace menos de un año en círculos de Podemos como la gente que se está empoderando desde hace más tiempo en las asambleas de las CUP, tienen (tenemos) en común ese semillero previo a la oleada global de indignación y ocupaciones de plazas de 2011. Hubiera sido, por un lado, muestra de humildad, y por otro, pedagogía activa para quien no conoce (ni va a conocer nunca si alguien mediático no lo expone) el caso, personal pero también germinal, de Enric Duran Giralt y aquel Podemos.

Parece que queda tiempo para cambiar las estrategias, pero no queda demasiado. Hay que evitar que los personalismos deriven en dirigismos y en mociones a la totalidad o puritanismos. No bastará con que en sus tuiteos David y Pablo se envíen abrazos, pues pese a ello, si la oligarquía ve opción de abrir brecha por ahí, lo hará. Esta misma noche, como por casualidad, la BTV reponía "Tierra y Libertad", la obra maestra de Ken Loach en que milicianos y brigadistas se disparaban entre ellos en vez de unirse en la defensa de la causa republicana. Fek'! ¿vamos a volver al mismo error? Solamente podremos si descartamos algunas estrategias que a medio plazo solo benefician al otro partido, al partido de la tercera persona que no es del plural ni del singular, sino del paraíso fiscal. Porque sí, muy bonito el lema de "su odio, nuestra sonrisa". Pero es que resulta que esos codazos entre nosotros a ellos, sean casta, costra, lastre o caspa, les vienen muy en gracia, precisamente.

Puestos a ahondar en diferenciarse, Podem debería diferenciarse de la socialdemocracia históricamente apoyada por la banca alemana y debería diferenciarse del lerrouxismo históricamente conveniente a todas las oligarquías, sean españolas o catalanas. Puestos a remarcar coincidencias, Podem debería incidir en cómo y desde dónde quiere conjugar los verbos. Ojo, aunque en desuso, existe el verbo 'pablar'. Y existía antes de las europeas. Así que no "pablemos" más de lo que son matices y conjuguemos lo fundamental, no lo superficial. Las portavocías deben ser portavocías y no tótems. El liderazgo, como decía Ralph Nader, no estriba en generar más seguidores, sino en generar más líderes. O lo hacemos o nos la volverán a jugar.

A ver. Veremos si esta vez se pueden conjuntar las fuerzas desde abajo y no en función de lo que interese ni a los de arriba ni a los arribistas.