Recuerdo como si fuera antesdeayer una buena costumbre, si acaso no era también una buena consigna, que seguíamos en las asambleas de Vdevivienda entre 2006 y 2008 en Barcelona: si algún miembro de la asamblea era entrevistado, ya fuera formal o informalmente, por algún medio de comunicación, insistíamos en que se nos presentara en tanto miembros, nunca en tanto portavoces. Recalcábamos no ser portavoces, sino miembros.
Considerábamos que la asamblea no precisaba de portavoces, y que ese era un 'rango' que no íbamos a otorgar a nadie ni se iba a permitir tampoco que nadie, por más que diera voz a las reivindicaciones de la asamblea, se considerara tal cosa. Recuerdo también cómo hacíamos reuniones de una comisión de comunicación de la asamblea, precisamente, para poner en común los conceptos clave a difundir y también para estar prevenidos ante las trampas que los mass-media nos iban a tender de manera inevitable.
Entraría en detalle si diera ejemplos de ello, pero no viene al caso. Lo curioso es que en esa comisión Ada Colau ya despuntaba como cara visible (es prehistoria de su labor política una entrevista hecha por Mònica Terribas en La nita al dia en TV3). Pero la propia Ada también subrayaba lo de evitar el término 'portavoz'. Pocos años después la dinámica del movimiento cambió y mucho y obviamente, a diferencia de las asambleas de Vdevivienda, las PAH (Plataformas de Afectados por Hipotecas) sí que usaban ese, digamos, calificativo de 'portavoz'. Lustros después (este mayo ya se cumplirán tres!) sigo recordando el matiz y las muchas veces que insistí en que no dijeran nunca, fuera en radio, en televisión o en prensa, que yo era portavoz de la asamblea. Miembro raso y precisamente por eso y como tal era como respondía y debatía.
Dar voz, como decía aquí mismo hace dos semanas, es una cosa, y otra distinta es ser un bocazas. Excederse, pasarse tres pueblos, arengar sin freno, llamar al odio y a la revancha, todo eso es algo propio de bocazas. Bolsonaro es un bocazas. Trump es un bocazas. Salvini es un bocazas. Las portadas del ABC son de onda bocazas. Cayetana es, che, esha también, una bocazas. Los bocazas no 'portan voz', los bocazas escupen mierda en voz alta, y claro está, por más que sea mierda, quien interpreta esa mierda como si fuera un evangelio, pues aplaude y anima al bocazas a ser, si cabe, aun más bocazas.
Y, me se perdone o no, opino que Pablo Hasel (Ola ke Hasel) es otro bocazas. Ególatra, perdonavidas, machirulo, salvapatrias híbrido de salvaclases, pésimo letrista y ventilador de excrecencias. Como tantos otros autoproclamados caudillos de la clase obrera, se convierten en piezas monitorizables por el propio régimen, que regula cuándo y qué se le oye en función del interés momentáneo. Su respuesta es siempre previsible porque es siempre la misma: como él es el profeta, no hay más dios que lo que le salga de la bragueta. Y salpica, que algo queda.
Cambiando al tercer tercio, voy a lo de las mordazas. Porque resulta que, por más que distinga boca de portavoz y portavoz de bocazas, hay una distinción que creo que no podré hacer nunca, y es la de mordazas buenas y mordazas malas. Por más que Hasel me parezca más parte del problema que de la solución, nunca defenderé que se le tape la boca. Aunque me repugnen algunas de sus frases y sus actitudes, nunca apoyaré que alguien entre en prisión 'por injurias' o por cagarse en lo que le venga en gana.
Mientras sea por hacer arte, aunque sea arte de mierda, ni un solo día, ni una sola hora en prisión de Hasel me parece "de justicia". Al contrario, me parece la injusta aplicación de la mordaza. Y si no se amordaza a negacionistas, a fascistas o a Miguel Bosé, pues que tampoco se amordace a quien se cague en la Casa Real (que ya hiede de por sí antes del rap y ya apestaba incluso antes del charlestón). Mordazas nunca, ni para el bardo del pueblo de Asterix ni para el borde de turno por más borde que sea.
Punto y aparte: Sobre la violencia y sobre la confusión, recomiendo leer "El colapso" de hoy mismo, en ctxt. Creo que es una fotografía en alta definición de lo que está pasando. Cosa de agradecer, pues el asunto de los disturbios está muy turbio y a mí solo me salen borrosos ugraznidos de quasimenchevique indignado, quién me lo iba a decir.
Escrutado ya el noventaylargos de los votos, entramos en la habitual resaca electoral, y como siempre, hay mucho que rascar tras los brochazos de colores planos a bote pronto. Me divierte repasarlo en función del arco iris.
Me gustó un tuit ligado a las barritas del tiempo consumido en el debate
El color rojo, que hace tres meses escasos era el de Donald Trump en el mapa de los EEUU, es patrimonio y hace mucho, desde el siglo pasado, del Partido autodenominado Socialista. Gran resiliencia la de los sociatas, está visto. Illa quizás no se convierta en Presidentilla, pero será pieza clave en cualquier engranaje, interno o externo, del Govern que sale del 14F.
El naranja es el del partido que se ha dado el porrazo y que se anunciaba como el de los abrazos. El del Carrizosa ha sido como el de la osa. Osá se han comido con patatas todos los circos que han ido montando. Ciudadaños, los colaterales.
El azul es el clásico, del PP. La frescura del cabeza de lista y su también simpática calva han mantenido las siglas en el Parlament, que de poco les iba el quedarse fuera, por contexto y porque ya son más -toro- pasado que otra cosa, en estos pagos.
El azul más oscurito se lo daban los gráficos al PdeCAT, ese residuo postpujolaire que si aun respira es por sus casi dos centenares de alcaldías, pero que difícilmente aguantará otro embate como el que ha sufrido por parte de TV3, que les ha ninguneado, por ser los de Artur Mas, de la misma manera que en tiempos de Junts per Mas ninguneó a los de Duran i Lleida. Cosas que recuerdan a lo de Brutus y aquello de "tú también, hijo mío?".
El color azul turquesa se leía estas elecciones como el de los de Junts (per Waterloo), o Trumps per Catalunya como dice el bueno de Guillem. Son los grandes supervivientes de la escabechina pues han resistido, con la indisimulada ayuda de TV3, como ya dije antes, el derrame de las escisiones de los anteriores conjunts de Junts, léase PdCat, PNC, asamblea-primàries, etc etc.
El verde se lo apropiaron los que pueden liarla parda. Otra injusticia si cabe mayor que lo del rojo (a nivel de apropiaciones, ya digo), pero es lo que hay. Y lo hay porque se ha dado pie, no porque sí. Nada menos que once escaños en el hemiciclo que tendrá V(omit)OX como pica en Flandes para su negocio neofacha S.A.
El amarillo violín y piolín hace ya unos años es el distintivo de la(s) CUP, esa nave que va fellinianamente camino de Ítaca pasando si hace falta por los puertos privados de la Cos(t)aBrava. A ver con qué investidura molona nos sorprenderán ahora, tras hacerlo con sus apoyos a las del beatle en fuga flamenca y la del torra de los suizos bemoles.
El color mostaza y con él todo el picante del suspense que generan los resultados es el color que se ha reservado para ERC, cuyo muy confederable Aragonés es considerado por casi todas las teletertulias como el destinado a batir los puntos suspensivos para hacer la nueva tortilla, con o sin Illa. Veremos pues si se decantan por los 74 escaños digamos de izquierda (aceptando socialdemocracia como izquierda, que ya sé que duele) o por los 74 escaños dicen que indepes (aceptando que el procès busque la independencia a pelo, que tampoco eso está muy claro).
La CUP se presentó en campaña 'per guanyar' y ERC como locomotora para una Vía Amplia. A ver en qué quedan esos lemas. Si es para incluir a los de los séquitos pujolistas poco a ganar y mucho servicio público a estrechar, me temo. Claro que habiendo firmado lo que la derecha de la cepa (sic) quería que firmasen, ahora va a ser más complicado lo de gobernar virando a la izquierda. Que es lo que tocaría, pues la mayoría en este país lo es, y de fábrica.
De momento la circunscripción electoral sigue dándole más peso al voto rural, del Aran para la ultraderecha o del Ripollés para los exconvergentes, que al voto del Raval. De entre los muchos mapas que pueden hacerse me gustaría ver el matiz del resultado en escaños en caso de circunscripción única. Posiblemente Comuns ganaría uno ahora para Vox y otro ahora para la CUP. Y seguramente ERC le sacaría más de uno a Junts y el PSC más de uno a Esquerra. Pero bueno, tampoco sería tan distinto, ya.
He dejado el último color, el morado, el que he hecho mío, para cerrar. No puedo obviar que han sido 100.000 votos menos, pero quedarnos como estábamos en escaños, con todo lo que está cayendo, y sin paraguas, ya es como para pensar en lo de 'menos mal que nos queda Portugal'. Y además me han parecido muy dignas tanto la candidata como la campaña. Y eso ya es bastante, hoy por hoy.
Acabo con otro tuit simpático y multicolor
â¼ï¸Â A partir de este martes 9F, vamos a ver cuál es la raza de felinos ð preferida en las adopciones en Cataluña ðÂÂÂâ¤ï¸Â.
El próximo domingo es día de votaciones aquí en la protorrepública. Día de las papeletas, de presidentes de mesa, de vocales y de suplentes y esta vez lo será también de geles, mascarillas e higienes.
Acostumbro a dejar en este blog mis reflexiones inmediatamente previas, el sábado, más que nada por el morbo de que sea en la jornada en que no se puede hacer propaganda. Pero como resulta que este año me he propuesto ugrafiar aquí en domingo, tengo que adelantar mi opinión (mi ozonopino, que decíamos en la patera). Tampoco es nada grave. Me comentaba Iturri que en esto de los blogs hemos pasado de lo de los "quince minutos de fama" a "que te lean quince". Y serán quince que lo lean a él, porque a mí a lo mejor son cinco. Y gracias, dicho sea de paso.
Lo de la propaganda esta vez es tan sencillo que lo voy a ventilar en un párrafo. Voto a Comuns ya sin más excusa que la de opinar que todas las demás opciones me resultan alienígenas, por no decir marcianas. Se ha llegado a un punto en que todos los partidos están tan retratados que son caricaturas de ellos mismos. Y por más que haya que galapagar peajes, el violeta, o, en rigor, el gradiente rojo-morado de ECP es el único tono que me combina con el negro del túnel por atravesar.
También acostumbro a irme por los étimos de Úbeda y hoy en el TeleNotícies me han dado pie con lo de Vocdoni...
ð³ï¸ÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂðÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂ¥ÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂðÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂð Aquestes #eleccions14F pots participar en una prova pilot de vot digital -no vinculant- utilitzant el teu idCAT Certificat!
Como buena empresa 'trending trading' se presentan en inglés, por más que sean catalanes y el catalán sirva para todo, que también, pero en fin, no seamos naifs tampoco. "Building governance solutions and a universally verifiable, anonymous and scalable digital voting system". Escalable suena bien, debe ser por eso lo del logo pareciendo una montaña. Me corroe una curiosidad, y es si quienes bautizaron la cosa lo hicieron siendo conscientes de que en esperanto vochdoni significa votar. Es palabra compuesta en tanto doni es dar y vocho es voz: vochdonies 'dar voz'. Seguiré las infos que aparezcan sobre Vocdoni, pues aunque suenan un poco también a Collboni o a Rigatoni, su nicho (en esperanto nicho) de mercado lo que es futuro, parece que tiene. Y así a lo mejor algún día disipo mi duda.
Punto y a aparte yendo a otro étimo más esdrújulo como es el del monosílabo del partido que empieza por Vo y produce vomitera. También me pregunto quién fue el iluminado (o quizás iluminati, por no decir lumbreras) que le puso nombre al neopartido FN por antonomasia de la Ejpaña irredenta carpetovetónica (o más sencillamente carca). Sé que es obvio que quieren la Vox Populi como motivo pero lo es para quien sepa qué es el latín, y creo que entre sus votantes ese subconjunto es minoría. Apostaría que el nombre lo propusieron sus promotores extranjeros, pero es porque normalmente de lo que se presume es de lo que no se tiene y ellos presumen de ser viriatos pero solamente son virales, como sus fake news. Caso de que dependiera de ellos a quien dar voz, iba a ser a muy pocos. Más que en voces, me hacen pensar en bozales.
Claro que comparando otras siglas recientemente patentadas, como el PdeMAS (perdó, el PdeCAT volia dir) o el JUNTS al cubo (dels separats del PdeCAT), la risa floja por el latinajo tras el que están los Violentos Orgullosos Xenófobos pasa a ser carcajoda (sic) por la descomposición desconvergentizadora del carquerío autóctono (por no decir de la ceba). En resumen, que mientras el fenómeno Mirinda persiste (me refiero a que el esperanto a veces late en la intimidad tras algunas marcas y new brandings), lo que antes eran los medios donuts de colores de encuestas y resultados parece que van a mutar por la peor parte posible, recogiendo al menos tres (la aritmética del Parlament sigue siendo esa, pues sigue la circunscripción provincial) del color verde mocox de pavox. Ya pasó algo similar cuando en 2006, ayudado por la elevada abstención, el Foro Babel colocó a su stripper Rivera y dos más para hacerse con el color naranja en el hemiciclo. Dicen que la entrada de los de vómitox les va a hacer bajar desde la cabeza del pelotón en número de escaños a color mandarina y con menos gajos.
Lo que se antoja divertido es que pudiera darse que, después de un Presidentorra (com diu Soler del DdG), tuviésemos un Presidentilla (segons el lema dels del partit de l'expresident Montilla). Pero creo que está difícil cuadrar esa investidurilla. Lo suyo sería hacer muy honorables las gafas de la diputada nata Eulàlia Reguant i la bufanda de Lluís Llach. Aunque lo que me temo es que seguirá activa en la sombra una presidencia rotatoria entre quienes propongan Laboratorios Grífols, el Futbol Club Barcelona y Caixabank.
Total, da igual, en 18 meses vamos a ser independientes y hasta puede que antes nos vacunen y todo. Optimismo que no falte. Y aupa el lila, por no decir purple.
Casi dos años después de ser publicado, la red de bibliotecas públicas municipales de Barcelona tiene disponible un ejemplar del libro editado por el compatero Iturri. Se suma así a otras bibliotecas, al menos en Euskadi, en las Canarias o en Madrid. Dado que el covid ha ralentizado muchos procesos rutinarios, también he tenido que esperar unos meses para darme el alegrón de ver la ficha bibliográfica acabada, el código de barras adjudicado, el tejuelo en el lomo del volumen y finalmente, el libro expuesto entre otras novedades al alcance de la primera persona usuaria que mañana se lo lleve prestado.
Entré a trabajar en bibliotecas dos meses antes de que Javier partiera hacia Jamaika Gurea. Los años anteriores, como tantos visitantes de este espacio en la red, leía sus columnas prácticamente a diario. Los años posteriores, me he visto a menudo buscándolo en índices onomásticos de libros sobre periodismo o sobre la llamada Transición o sobre política digamos peninsular. Casualmente otro compatero, precisamente aquel con quien descubrí en 1999 el repositorio de las dos columnas semanales de Javier en El Mundo, cosa que nos enganchó totalmente, fue quien descubrió hace pocos meses un texto suyo inserto en un manual de redacción. Como ejemplo, precisamente.
Para quienes disfrutamos del oficio y el talento de JOR, siempre nos resultará muy pequeño el número de libros suyos asequibles (ya sea en bibliotecas o en librerías) y siempre nos resultará muy escaso el eco de sus escritos en el día a día del periodismo político y social. Quizás por ello hoy me he llevado una alegría viendo su sonrisa en un expositor de la biblioteca que es mi lugar cotidiano de trabajo.
Hace ya unas semanas que he empezado a escribir (en mi wordpress paralelo) sobre tejuelos. Sí, tejuelos. Aquí decimos teixells pero en "el idioma de Cervantes" se llaman tejuelos. Son las etiquetas identificativas en el lomo de los libros en las bibliotecas y los archivos. Y hoy voy a comentar aquí sobre "los tejuelos de Javier Ortiz Estévez".
Refiriéndome al catálogo de la XBMB, la Xarxa de Biblioteques Municipals de Barcelona, tenemos cinco libros: -"Repensar la prensa" (Debate, 2002), en que es coautor junto a Enrique Gil Calvo y Manuel Revuelta, lleva en el tejuelo el número 070 (signatura de los libros sobre periodismo). -Las biografías de Arzalluz (Foca, 2005) e Ibarretxe (La Esfera de los libros, 2002) llevan el 92 (signatura de las biografías) -"De como superar el matrimonio en 15 días y vivir con la obsesión eternamente" (Foca, 2006) lleva el 392 (para libros sobre usos y costumbres en la vida privada) -"¡Palestina existe!" lleva el 9(56.9) (el 9 es para los libros de historia y el 56.9 es el número de Palestina)
Y ya en otros catálogos de otras redes de bibliotecas encuentro que "El felipismo de la A a la Z" (Espasa Calpe, 1996) y el "Diario de un resentido social" (Talasa, 2001) suelen estar en el 32 (signatura de los libros sobre política), mientras que "José K, torturado" (Atrapasueños, 2010) indica en el tejuelo la T (obras de teatro)
Como comenté antes, la ficha bibliográfica para "Javier Ortiz, talento y oficio de un periodista" (Akal, 2019) había de generarse de cara al catálogo de nuestra red, la XBMB. Siguiendo las recomendaciones corporativas, esta vez no se ha considerado poner la signatura 070 ni la 32, lo cual sí se ha hecho en Canarias o Madrid, sino que se ha optado por la signatura N 834 (que se refiere a ensayos o estudios literarios, pero también a los libros que son, como es el caso, un conjunto de artículos periodísticos). Aclaro que en nuestros catálogos el número 834 es para obras originalmente escritas en castellano, como el 831 lo es para las escritas en francés o el 833 en catalán o el 835 en portugués o el 841 en inglés, etcétera.
Me ha parecido una muy buena decisión. De hecho ya tocaba que Javier sumara ese tejuelo al resto de los suyos. Antes he entrecomillado la manida expresión "idioma de Cervantes". De hecho es una locución bastante idiota pues en rigor hoy en día no hablamos como se hablaba en el siglo XVII, ni de lejos. Por contra, pocos han escrito en castellano como Ortiz. Lo digo como admirador, claro está, pero es que sinceramente me cuesta bastante encontrar paradigmas del uso del idioma "del 834" que sean más ejemplares que el que hacía Maese Javier. De ahí lo del título y lo del idioma de Ortiz. Cómo no, va por él.
Así como en poco tiempo se han hecho universales, al menos comercialmente, los black fridays y otros halloweens, la cuesta de enero sigue ahí castizamente intraducible a otras wikipedias.
El ciclo climático, al menos antes de sobresaltos, se inicia en marzo con el primer verdor que tenemos por primavera, pero los balances y los ejercicios en cuanto a impuestos se computan a partir de esta previsible y tradicional cuesta.
Este año ha llegado haciendo evidente lo escalofriante de dejar algunas tarifas a merced de los apetitos numéricos de las corporaciones energéticas privatizadas. Y no solamente aquí, sino, como se excusa nuestro Obamo Sánchez, en todas partes. Y sí, vale, pero la subida del coste del cocido de las habas aquí y ahora tiene más inri.
Este enero inicia su cuesta ya en plena ascensión de otra curva globalmente letal como es la de los indicadores de la pandemia. Nos estrenamos con una cuesta de enero que podría resultar leve en comparación con la cuesta de febrero o la de marzo o la de abril, pues de momento ni se frena el riesgo de contagio ni se asegura la resiliencia de los sistemas sanitarios.
Me pregunto si costes y cuestas tienen algún pasado étimo común pero parece que ser que no. El coste de algo tiene que ver con el latín constare y este con acordarse, correponderse o cuadrarse al menos dos partes. En cambio la cuesta en el sentido de pendiente vendría más bien de lo lateral, del costado, en relación pues con los flancos de las montañas o las líneas de costa de la playa.
Destaco un modo: "en formas contraintuitivas, desarmando marcos recibidos, desautomatizando ideología". Y también una afirmación contundente: "La libertad de expresión es ahora una obligación, una compulsión (auto)inducida". Y es que me quiero reconocer en ambas, seguramente. A ver.
PD: También quiero agradecer a quien me pasó el link del conciertazo que ha sido banda sonora de esta ugrafía, cuarta de la cuesta de 2021. Solo hay, como esa, una voz, y Van Morrison es su tarjeta. Maravilla esta vez en Montreux y acaba... Step right up, step right up, step right up... un paso hacia arriba...
Una de las muchas maneras de catalogar a la gente proviene de aquella obsoleta aunque clásica separación durante la educación secundaria: o se era de letras o se era de ciencias. Yo fui "de letras puras" pues evité cualquier problema de matemáticas y las sesiones de laboratorio; en cambio me vi en el griego y en latinajos y en torres de letras y en literaturas.
Luego lo evidente fue que no era "de números": quienes sí supieron cómo ahorrar e invertir cuadraron presupuestos y pusieron algunos que otros ceros a la derecha. Yo no tuve esa habilidad y así me vi durante lustros saltando de contratos-libreto a autoempleos-soneto pasando por reconversiones-relato. Lo de no ser de ciencias se diluyó pues me reconvertí y me reformé estudiando más y más sociales (esas ciencias que no son ni de las exactas ni de las aplicadas, y sin embargo son ciencias).
Ya mayorcete empecé a trabajar como auxiliar de biblioteca. Así he visto como, con el filtro de la Clasificación Decimal de Dewey, en mi mente letras y números se han vuelto a entretejer día a día, entre tejuelos precisamente. Pero de medicina, física, química o anatomía, pues sé entre muy poco y nada de nada. Hasta el punto que a veces descubro alguna palabra sobre alguna cosa que me llama a divagar e incluso a reflexionar.
Es el caso de lo del timo. Fue durante la primera desescalada, antes de la segunda oleada de covid, cuando oí la palabrita. Tiene tela que un órgano sea tan pequeñín que no salga ni en los dibujos anatómicos de las enciclopedias ni en las charlas habituales sobre salud. Tiene tela porque es vital. Lo poco que alguien con mis grandes desconocimientos puede investigar en esos campos científicos se puede resumir en las preguntas que el Dr.Google recoge de otros googleadores: ¿Cuándo se forma el timo? En la quinta semana de gestación ¿Cuál es la hormona del timo? La timosina, cómo no ¿Cuándo se (sic) desaparece el timo? Pasa de sus máximos 30 gramos en la adolescencia a la mitad en la gente mayor ¿Qué es y para qué sirve el timo? Dentro del timo maduran las células T, imprescindibles para el sistema inmunitario adaptativo. Y así.
Pues qué cosa, el timo. Ahí, en una posición como de líbero, repartiendo juego pero sobre todo defendiendo, junto al músculo que late y bajo el hueso esternón. Uno, que es de letras, se siente tentado de escribirle. "Timo mío ¿cómo estás?" o "¿Te apetecen unas palmaditas?" o "Fue un alivio dejar el fumeque, ¿no es cierto?"
Me iría por las ramas (o por las branquias o los bronquios), comentaría lo de la estampita y el timo por antonomasia, recordaría que el pasado domingo se me olvidó citar la timocracia, o finalmente, sin demasiada timidez, introduciría la anécdota de que en esperanto "timo" significa "temor, miedo" y "sentima" significa "sin miedo, valiente". Con esa excusa intento incrustar un par de videos cantados en esperanto, ea.
El primero es de unos eslovacos que se llamaban Team (pronúnciese tim como en inglés). El título de la canción es "Via eta timo" (que nadie se asuste, que no todo es ETA, quicir que eta en esperanto significa pequeño/a), o sea, más o menos, "Tu miedecito". Fue un track rompepistas en los encuentros juveniles de los años noventa. Suena entre eurovisivo y philcollinsesco (si se me permite el palabrupto). Clicando aquí.
El segundo es mucho más reciente. Es de Kajto (pronúnciese káyto) aunque incluye a un porrón de más gente en la distancia, en un estilo entre el folk infinitesimal y la música del palo video-coral-de-confinad@s. Iban a presentarla junto a un manifiesto a favor de la infancia en septiembre de 2020 en un festival por la paz de la Unesco, pero finalmente se canceló y la publicaron en youtube junto a la frase "Jugar en paz - sin miedo correr, saltar, bailar y cantar ... es el derecho de todo niño!!!" en al menos 28 idiomas (puede verse aquí y en los comentarios al video)
Y bien, por último pues que, amiga lectora, amigo lector, mi íntimo timo y yo os deseamos mucha salud.
Dice Enrique Pinti que "la democracia es como la saliva: todo el mundo la tiene en la boca pero nadie sabe para qué sirve, ni de dónde viene". Ciertamente es una de esas palabras comodín y aparece en todos los discursos solemnes como una permanente referencia a algún tipo de poder inviolable, imbatible e inescrutable.
Si nos ceñimos al vocablo pues tras la aristocracia, el gobierno de los mejores, o nobles, y la plutocracia, el gobierno de los ricos, aparecía en la mítica Grecia la democracia como gobierno del pueblo, si bien para cuando llegó allí ese tal demos era bien poca gente: todos varones, ninguno esclavo ni extranjero, todos propietarios, alfabetizados y bien colocados en la pirámide social. Total que el gobierno del pueblo no ha tenido opciones efectivas hasta mucho después de inventarse la palabra. Y claro, hasta ahora, de aquella manera.
Pero hete aquí que irrumpe el trumpismo, como por arte de zapping cuando ya todos los canales aburrían por igual. Trumpismo, berlusconismo o bolsonarismo, todo saliendo de los mismos televisores convertidos en modernas alcantarillas de pantalla plana y encefalograma por el camino. Y hete aquí que hasta aguantan en el poder, enteritos, cuatro años, sin más desgaste que el de las pocas luces de sus votantes.
Dice Dylan en alguna de sus ya vendidas rimas que "los tiempos están cambiando"... Los tiempos seguramente, pero es que los intermedios ni te cuento: en vez de salir cheerleaders brincando ahora salen chewbaccas cornudos banderola en ristre. Una auténtica locura, pero sin duda, una locura espectacular y por tanto, fácilmente imitable y adaptable. El pedazo de pueblo al que las propias autoridades republicanas y la policía connivente animaron a entrar esta pasada semana al Capitolio es algo más que carne de meme y reenvío, es sobre todo un modelo de peón. Y de peón en un juego, como también decía, en otra canción, Dylan.
Hoy en día, esos pedazos de pueblo están en cada uno de sus países, azuzados por la precariedad creciente y alentados por su chovinismo inflable, y están amenazando, en cada uno de nuestros pueblos, las pequeñas libertades que la democracia occidental presuntamente debería proteger. Quizás el hecho de ver este asalto garrulo y trumpista a una institución nos sirva de vacuna. Pero quizás también venga en dos dosis. Veremos dentro de diez días, cuando acaba el traspaso de las llaves del Despacho Oval. Puede esperarse cualquier sorpresa, dados los precedentes.
Todo ello me ha recordado una imagen de Valdés y Solbes, los pintores de Equipo Crónica, que, claro está, no solamente pintaban americanos, también romanos, hispanos, paganos, cayetanos, etcétera, etcétera (recomiendo encarecidamente toda su obra).
"Pim pam Pop" es, en concreto, un cuadro de 1971. Cumple 50 años y tan fresco. Con el pop pasa un poco lo mismo que con la democracia. Se refieren a lo popular o a un pueblo, pero ¿qué quiere decir popular? ¿qué quiere decir pueblo? Porque a ver... para gustos, colores.
Tercer día de 2021. Greta Thunberg cumple 18 años. Podrá seguir siendo llamada "la joven activista" pero en todo caso deja de ser menor de edad.
Me resulta una ironía que desde Suecia se nos advierta de los evidentes riesgos del cambio climático. Creo que si yo viviera allí lo primero que intentaría es huir, precisamente a causa del clima. De niño mi primera impresión sobre ese país estaba filtrada por la también famosa y joven que interpretaba a Pippi Långstrump. En verano bien, pero en invierno me imaginaba que sus trenzas seguían tiesas por estar congeladas o algo así. Todo eso es relativo con la calefacción doméstica y con sus desiguales costes, pero volviendo a la escala global el recalentamiento ya no es ningún chiste y me parece muy bien que se divulguen y se propaguen las protestas de Greta, sus viernes por el futuro y todo lo demás.
Curiosamente su hermana menor, Beata, despunta también como influencer, la madre de ambas ha sido cantante eurovisiva y toda la familia es coautora de un best-seller traducido a docenas de idiomas, entre ellos el castellano y el catalán. Por otro lado la derecha nórdica ha reaccionado al 'efecto Greta' como se hizo aquí con aquello del "necesitamos un podemos de derechas": otra joven, Naomi Seibt, hace ya de "anti-Greta" con todas sus letras.
Volviendo a las cinco letras en la ecuación Greta, despejando piezas nos saldría que incluye un retuit -rt- de Gea. La diosa griega, sí. Gea puede ser otro nombre del planeta, así que todo en Greta y en su planeta. Hace pocas semanas, entre los correos cotidianos, un compañero de trabajo nos recordaba que podíamos evitar ciertos despilfarros de papel y lo remataba diciendo "El planeta i la Greta ens ho agrairan" (el planeta y Greta nos lo agradecerán). La Tierra y esta concreta Greta comparten su adolescencia, es decir, su estar haciéndose adultos. Hoy 3 de enero Greta Thunberg cumple 18 y mañana lunes el planeta Gea, ya en pleno Antropoceno, se enfrenta a su primera semana laborable tras 2020, el año-zona-cero por antonomasia.
Además de la rima de Greta y planeta, también pensé que torciendo el dicho de aquella doctrina-letanía del "Todo es ETA", sobre la que tanto debatimos cuando en pleno aznarato remábamos en "la patera de Javier Ortiz", probablemente ahora escribiríamos que, en cambio, y hoy por hoy, "Todo es Greta".
Recuerdos, más o menos distantes, me vienen hoy a la tecla. Todos ellos enhebrados por mi perenne respeto al maestro que siempre fue (y sigue siendo) don Julio Anguita.
El primero es un recuerdo de infancia. Es un recuerdo brumoso, de los pocos que puedo considerar como "recuerdo personal del franquismo, con Franco aun vivo". Yo tenía siete años, era 1972. En casa, "de visita unas semanas", vino un familiar, primo de mi abuela. El primo Alejandro, pues. A mí me fascinaba verlo dibujar -era, luego lo he sabido, uno de los miembros de "Estampa popular", un grupo artístico de crítica social de los sesenta. Me fascinaba también, si no más aun, su calma, su hablar bajito y pausado. Como yo no acababa de entender por qué las cortinas debían estar echadas más horas de lo habitual, me tuvieron que explicar que había quienes, por lo que fuese, tenían que vivir en clandestinidad -bastante más tarde supe que había sufrido varias torturas en calabozos y cárceles, con el "motivo" de ser un "subversivo" comunista. Alejandro Mesa Luque, cordobés y miembro del PCE, conoció, sin duda, a Julio. Tengo entendido que el alcalde de Córdoba quiso que él volviera allí para tenerlo entre sus colaboradores, pero Alejandro siguió de militante de base en el barrio de la Verneda, en Barcelona.
El segundo es un recuerdo de la adolescencia. Es un recuerdo con más luz, y sobre todo con más alboroto y más risas. Un recuerdo de cuando aquello que se llamó la Transición. Yo tenía catorce años. Teníamos, en 1º de BUP, un profesor dándonos dos materias: Historia y Català. Destacaba por su barba bien poblada y bien larga, tamaño elepé, mínimo. Entonces era el tiempo de la chapita del "Nuclear, no gracias" y él nos dio a conocer la existencia del CANC (Comité Antinuclear) y del ecologismo, además de darnos a conocer muchas otras históricas cuestiones y, muy certeramente, enseñarnos catalán con las sencillas y brillantes columnas de Josep Mª Espinàs. Recuerdo muy especialmente cómo, durante la huelga estudiantil contra las leyes de la UCD para la secundaria y la universitaria, nos animaba a hacer servir sus horas de clase para llevar a cabo asambleas, y sin dirigirlas, al contrario, animándonos a gestionarlas por nosotros mismos. Recuerdo su risa, su humor, su empuje, como algo que me resultó siempre un ejemplo a seguir. Victor Ríos estuvo muy cercano a Julio Anguita, en su equipo de trabajo de 1994 al 2000. Después ha seguido su activismo en Latinoamérica.
El tercero es un recuerdo como a caballo de los dos siglos, cuando en el congreso constituyente de lo que finalmente dio en tener las siglas de EUiA, en 1998, estreché la mano de Julio y pude estar en una conversación en pequeño grupo unos diez minutos, que me pasaron como si hubieran sido diez segundos. Me recuerdo también escuchando aquella tarde o noche su discurso a todas las personas congresistas y la sensación de que nunca sería lo mismo oirlo sin estar ahí. Cuando intento unir las palabras política y emoción, no encuentro en vivencias personales más ocasiones que dedos en una mano. Y seguramente aquella lección, porque Anguita no daba mítines, sino que daba lecciones, fue uno de los momentos con mayor emoción política en mi, puntos suspensivos, vida.
Julio Anguita murió hace un mes pero su maestría y su firmeza en lo que debe ser priorizado (claro está: el programa, el proyecto, el futuro, lo llamen como lo llamen) son ya una referencia inolvidable. A caballo de los dos siglos nos daba rabia que nos llamaran "anguitistas", pero más que por lo que tenía de sambenito, por lo que tenía de falso. Maestros como Anguita nunca generan nuevos "ismos". Al contrario, los desmenuzan. Y mucho menos generan personalismos o culto a la imagen. Si le pedías un autógrafo te decía, enfadado, "yo no hago esas cosas". Y con razón, con eso, con el ejemplo moral y vital como método, siempre, combatió las ignorancias y las trampas de quienes tienen grandes medios para sembrar más ignorancia y más mentiras.
Desde el primer infarto hace más de cinco lustros ya nos avisó de su talón de Aquiles, y una semana antes de morir ya nos daba preaviso de lo previsible. Don Julio, como también para mí Alejandro o Victor, como muy pocos más para mí y como tantos pocos otros para cada uno de nosotros, siempre serán lo más difícil de ser: maestros de por vida.
Hace ahora siete años, en marzo de 2013, Underbrain Books publicó en Barcelona un compendio de microrrelatos ilustrados por Maribel Carod. Eran unos pequeños textos escritos en la "post-crisis" tras el "armagedón financiero" anterior. Las ilustraciones son, de alguna manera, bestiales, pues se trata de animales antropomorfizados, como en las fábulas clásicas. De ahí también el título : Contrafabulario ilustrado.
Escribí el relato con el que concluía el librito, que a la vez daba motivo a su portada, y al color malva de los billetes. Lo comparto ahora aquí, que a lo mejor incluso os gusta, pese a tratar de (otro) virus.
La muerte malva
Durante las primeras semanas de la epidemia se buscó su virus causante entre centenares de artículos de lujo, entre docenas de drogas de diseño, en los hoteles de cinco estrellas y en los despachos de las más altas instituciones. Caían como moscas grandes potentados y empresarios, jeques del petróleo, dueños de casinos, diplomáticos, banqueros, capos mafiosos... En menos de tres meses todas las pirámides sociales temblaron. El miedo al dinero y un misticismo anticapitalista sobrecogedor ordenaba todos los sistemas que brotaron en un mundo que, como sin quererlo, se había quedado sin dueños.
Finalmente apareció el agente activo de la epidemia en los filamentos de los billetes de quinientos doleuyuanes. El doleuyuan era la divisa internacional desde que se constituyó la Confederación de los Tres Megamercados. Los laboratorios habían analizado ya esos billetes cuando empezaron todas aquellas muertes de, paradojas de la vida, "afortunados", pero si no afectaba a los trabajadores de banca no podía, de entrada, ser esa causa. La solución a esa paradoja acabó siendo muy sencilla: el antídoto del virus apareció también en los filamentos, pero en los de los billetes de cinco doleuyuanes. Ya era muy tarde para cambiar nada. O bien mirado, para no cambiarlo todo.
Divagaciones y divertimentos desde una miopía iconoclasta, escritas y perpetrados desde marzo de 2006.
Publico aquí, bastante los primeros años y luego escasamente hasta los domingos de 2021, entonces semanalmente como parte de un #heptablogging, y ahora ya no tan seguido ni tan semanal.
En sentido estricto, solamente son ugrafías propiamente dichas las entradas que se inician con la frase "nunca se publicó".