Este disco estaba incluido en la sección de Discos de hace pocos años de la anterior página web de Javier Ortiz (2000-2005), cuya cabecera decía así: No todos los "clásicos" tienen que pasar la prueba del carbono 14. Aquí tienes unas cuantas pruebas.
Ésta es la información promocional que acompaña al disco:
Nuevo disco de la cantante estadounidense cuyo éxito y fama póstumos la han colocado en un lugar único en la historia de la música popular. La apabullante canción de Paul Simon "American tune", una de las piezas esenciales aquí contenidas, da título al álbum.
Como en los dos discos anteriores, Time after time e Imagine, las canciones de American tune proceden de muy diversas fuentes. The water is wide y American tune se grabaron en Pearl's, un restaurante de Annápolis donde Eva solía cantar. It don't mean a thing se grabó en una sala más importante, la King of France Tavern, en Annápolis también. Las otras dos canciones se grabaron en el estudio de Chris Biondo, tanto en Rockville como en Glenn Dale (Maryland). El título oficial es "American tune", pero podría también llamarse apropiadamente Tesoro escondido. Hasta hace muy poco se desconocía la existencia de seis de las diez canciones de este disco y de todas las fotos y dibujos utilizados en él. Keith Grimes, guitarrista de la banda de Eva Cassidy, nos habla de ese tesoro escondido en el sótano de su casa.
"Mientras estuve en la banda solía guardar cintas de todo lo que hacíamos. Quería tener por lo menos una versión de cada tema. Eva quiso hacer algunas canciones que no tocábamos con la banda, en forma de dúo. Me las cantaba mientras yo la seguía con la guitarra, probando ideas. Luego me llevaba la cinta a casa para trabajar con ella. Al final nos juntamos con un montón de material. Después de la muerte de Eva las guardé en el sótano. No quería pensar en ello nunca más.
Tan pronto como empecé a escuchar las cintas me di cuenta de que allí había cosas muy buenas. No se habían estropeado a pesar de la humedad del sótano. ¡Estaba muy contento! Allí había un montón de buenas canciones. Era como encontrarse con algo que nunca pensabas recuperar, como dar con un tesoro escondido. Allí había mucho material, unas veinte horas de cinta.
Algunas de las canciones se grabaron mejor de lo que recordaba. Otras se habían grabado en mi grabadora (walkman), sin poder oír las partes vocales. Las mejores eran las de los ensayos. Las grabábamos directamente a un DAT (cinta audio digital), luego Chris me hacía una copia en casete. ¡Las cintas originales en las que solíamos grabar! Todo lo que utilizamos para el álbum se hizo en el estudio, y se había guardado en casetes. Ninguna se hizo en multipista, lo que significa que no puedes hacer nada con los pequeños errores. Chris me ayudó a pasar las mejores grabaciones de cinta a CD.
Espero que haya más accidentes afortunados como éste, más material que salga a la luz. ¡Aunque no sé de donde saldría."
Algunos cantantes necesitan del público para que salga lo mejor de ellos. Eva Cassidy no. El estudio de grabación era el hogar musical natural de Eva, donde se sentía libre de las presiones de las actuaciones en directo. Allí pasó incontables horas grabando, ensayando, incluso ayudando a pintar las paredes y a insonorizarlas. Allí se reunía la banda para ensayar y Chris Biondo tenía la costumbre de grabarlo todo en una cinta, mientras que Keith Grimes, un perfeccionista como Eva, se llevaba las cintas a casa para estudiar cómo habían quedado los ensayos. Teniendo en cuenta que no se grabó nada en multipista, lo que se oye es exactamente tal y como se grabó, en una sola toma y sin mezclar. Sin embargo, no hay duda de que estas grabaciones informales capturan la magia de Eva Cassidy en su forma más pura, que es cuando su maravillosa voz consigue que un escalofrío recorra nuestra espalda o una lágrima acuda a nuestros ojos.
Este disco estaba incluido en la sección de Discos únicos de la anterior página web de Javier Ortiz (2000-2005), cuya cabecera decía así: Quién no conoce un disco maravilloso de un grupo del que no se volvió a hablar? Hay discos que por si solos justifican la existencia de sus compositores... pero desgraciadamente sólo ese disco les salió redondo.
Me recuerda Javier un disco que había comentado en el que también está la cantante Mara Kiek (creo que australiana y, de eso estoy seguro, estudiosa de la música balcánica y fundadora de un muy recomendable grupo llamado Mesana Salata). Pero lo que ahora nos ocupa es un disco que hizó con el grupo Sinfonye que, como tantos otros, me descubrió José Carlos Cabello.
La historia de cómo conseguí este disco es curiosa. A finales de los 80 oí una maravillosa Cantiga de Amigo de Martín Codax titulada: "Aj ondas que eu vin veer". En ella, con una voz que sobrecogía el espiritu, Mara Kiek repetía una frase terriblemente melancólica: "porque tarda meu amigo sen min?". En estas cantigas dicho "amigo" no era otro que su amante. Pues bien, con el paso del tiempo, la cinta donde tenía grabada esta canción se perdió. Lo único que recordaba era esa frase, no sabía ni el nombre del grupo, ni el disco donde estaba, ni nada. Un día en la sección de clásica de Madrid Rock (que ironía) me acordé de la cancioncilla. La única dependienta que había era una chica joven, con pintas -pensé erróneamente- de ser una especialista, a lo sumo, en la música de Alejandro Sanz. Pese a todo me aventuré a preguntarle con los escasos datos que tenía. Pues bien, resulta que la chica tiró por tierra todos mis prejuicios, supo casi de inmediato a que me refería y me comentó que ella había oído el mismo programa de radio donde la presentaron.
Si alguien escucha este disco y no se le hace un nudo en el estomago es que no ha prestado suficiente atención, de otra forma es imposible no sentir una melancolía infinita.
[Editado por Maos Records, 2003] [Distribuido por Factoría Autor, 2003]
Este disco estaba incluido en la sección de Discos de hace pocos años de la anterior página web de Javier Ortiz (2000-2005), cuya cabecera decía así: No todos los "clásicos" tienen que pasar la prueba del carbono 14. Aquí tienes unas cuantas pruebas.
No soy un experto en jazz. Todavía menos en smooth jazz, en funky jazz y en el jazz heredero del blues y del soul. A cambio, creo que sé distinguir la música buena, sentida, hecha con mano experta y con corazón abierto, de la que no tiene nada que contar, salvo los billetes que acumula en la cuenta corriente. El primer disco del valenciano Mauri Sanchís rebosa ideas, simpatía, alegría y ganas de compartir. Y lo hace poniendo un órgano Hammond bajo el foco principal. El Hammond está teniendo un revival de primera, como le corresponde a tan magistral instrumento. Aún tenemos fresco en la memoria el recuerdo del Down the Road de Van Morrison. En todo caso, y como lo mío no va de experto -en este caso-, os recomiendo que conectéis con la web de Mauri y, sobre todo, que escuchéis el cedé, fresco y brillante al mismo tiempo. Cuenta con colaboraciones de primera línea, incluyendo una de Pedro Ruy Blas y otra de Javier Vargas. Yo tuve ocasión de oírle en directo, en El Campello, y puedo aseguar que no tiene ni trampa ni cartón. Es así de bueno.
Este disco estaba incluido en la sección de Discos de hace algunos años más de la anterior página web de Javier Ortiz (2000-2005), cuya cabecera decía así: Hay discos publicados hace pocos días que suenan infinitamente más antiguos que estos. La edad no estropea los buenos discos, al contrario, los rejuvenece.
Si con su anterior trabajo ("Electric") alcanzó la cima, con "Sonic Temple" The Cult ratificó la nueva senda emprendida dentro del hard-rock. Astbury y Duffy, líderes de la banda, continuaron sacándose de la manga enormes títulos como "Fire Woman", una verdadera delicia de inicio a fin, desde la percusión a esa peculiar voz de Ian Astbury, una fiera indomable en el escenario. "Sonic Temple" supuso la instalación definitiva de The Cult en el panorama rockero sin medias tintas. De alguna forma, estrecharon la mano de los nuevos adeptos que habían recibido impresionados su "eléctrico" precedente. La canción "Eddie" (dedicada a Edie Sedgwick) incluye elementos acústicos, teclados y arreglos orquestales, lo cual no significa que su contundencia sea menor. "Sweet Soul Sister" merece también ser citada, pese a responder a patrones bien distintos. Iggy Pop participó en los coros del tema "New York City". Con este álbum The Cult penetró en el mercado estadounidense y se convirtió en telonero de grandes grupos, como Aerosmith.
Este disco estaba incluido en la sección de Discos de hace algunos años más de la anterior página web de Javier Ortiz (2000-2005), cuya cabecera decía así: Hay discos publicados hace pocos días que suenan infinitamente más antiguos que estos. La edad no estropea los buenos discos, al contrario, los rejuvenece.
La voz de Ian Astbury es rancia, seca, contundente. El vocalista de The Cult cambió el chip con este impresionante e impecable trabajo. El rumbo de este grupo "de culto" dio un giro de 180 grados para consagrarse como uno de los abanderados del hard rock de los ochenta. La influencia y el liderazgo del guitarrista Patrick Duffy no dejaban lugar a la duda; sus composiciones se volvían más "eléctricas", más rítmicas, reuniendo en este trabajo excelentes muestras como "Wild Flower", o "Electric Ocean". También hay tiempo y lugar para la nostalgia con la versión del "Born to be wild" -canción que compuso Mars Bonfire y que fue un éxito de Steppenwolf-, el himno de los ángeles del infierno. Pero para disfrutar de "Electric" no hace falta llevar cuero negro y pasarse mediavida en una Harley, no son tan fieros. Los amantes del rock, que aún no conozcan este disco, se están perdiendo uno de los mejores trabajos de los último 25 años. El original es complicado encontrarlo, pero ha aparecido últimamente una versión remasterizada. Si se tienen tiempo, oído, conocimientos y ganas, merece la pena atender al mensaje de las letras. Nada que ver con las del Dúo Dinámico.
Este disco estaba incluido en la sección de Discos de hace algunos años más de la anterior página web de Javier Ortiz (2000-2005), cuya cabecera decía así: Hay discos publicados hace pocos días que suenan infinitamente más antiguos que estos. La edad no estropea los buenos discos, al contrario, los rejuvenece.
Este álbum es todo un clásico. El tema que le da título es muy conocido, aunque lo más habitual es que sólo suene por ahí parte de él, y no la versión entera, de unos 17 minutos de duración. Los demás temas son también muy recomendables, aunque In-A-Gadda-Da-Vida es, sin duda, una de las canciones más significativas de la música americana de finales de los sesenta.
El clima musical de Los Ángeles en los últimos sesenta, y en los setenta, se caracterizaba por sonidos fuertes, y sentimientos que reflejaban las actitudes revolucionarias de una generación. En este apogeo musical surgió un grupo nuevo que, además de aportar un fuerte sonido de batería y bajo, transmitía más altas aspiraciones, con guitarras intrincadas y acompañamientos de órgano. En julio de 1968, Iron Butterfly grabó un monumental LP, In-A-Gadda-Da-Vida, que batió todos los récords de venta en la historia de la música, en su primer año de vida (se vendieron unos ocho millones de álbumes): consiguió el primer álbum de platino de la historia de la industria discográfica. Este premio histórico fue creado para la ocasión por el presidente de la discográfica de los Butterfly. El álbum se mantuvo 140 semanas en las listas de éxito, 81 de ellas en los "Top Ten" estadounidenses. Hasta la fecha el álbum ha vendido más de 25 millones de copias.
Iron Butterfly hicieron muchas galas en EEUU, Canadá y Europa, llegando a tocar en el Royal Albert Hall de Londres. También actuaron con Jimi Hendrix, Led Zeppelin, Frank Zappa, Chicago, Janis Joplin, Steppenwolf, Canned Heat, Three Dog Night, Quicksilver, Yes, Creedence Clearwater, Rush, The Turtles, Buffalo Springfield, Crosby Stills & Nash, y The Byrds, por nombrar a algunos de sus compañeros de escenario. El sonido de Iron Butterfly es parte del sonido del siglo XX. Disfrutad su delicadeza y su fuerza.
Este disco estaba incluido en la sección de Discos de hace pocos años de la anterior página web de Javier Ortiz (2000-2005), cuya cabecera decía así: No todos los "clásicos" tienen que pasar la prueba del carbono 14. Aquí tienes unas cuantas pruebas.
Es un poco idiota -o rematadamente idiota- que me ponga a dar información sobre este grupo, cuando la podéis obtener de primerísima mano y mucho más completa en http://www.bidaia.com/es/
A cambio, sí puede tener algún sentido que os relate la impresión que me produjo la primera audición del disco, a la que han seguido bastantes más (y ése ya es un dato).
El arranque es muy bonito. Demasiado bonito. Una miaja cursilín, para mi gusto. Con su aire new age, y tal y tal. Pero luego resulta que no, que va y está muy bien, y es fresco, y da gusto escuchar el disco entero porque es original y hermoso, y hace una mezcla muy interesante de música tradicional vasca y de otras músicas tomadas de aquí y de allá. Caroline Phillips, californiana ella, es morena y bajita, lo que seguramente le ha ayudado a aprender el excelente euskara que habla/canta.
Echad un ojo a su web, que tiene muestras de las canciones. Y juzgad por vuestra propia cuenta.
En todo caso, el enésimo aplauso para el sello Resistencia, que sigue apoyando desde el centro mismo de Madrid todo lo que considera de interés, aun a riesgo de ser tildado de vasco-separatista por los capullos que lo controlan todo, incluida la música.
Este disco estaba incluido en la sección de Discos de recopilación de la anterior página web de Javier Ortiz (2000-2005), cuya cabecera decía así: Seguro que te has sentido alguna vez atraído por una música de la que no conocías nada. Habías oído algo de música brasileña, o de jazz, o de música griega, pero no sabías por donde empezar. Aquí hay algunas sugerencias para encontrar esa puerta, sólo tienes que empujarla y entrar... estás en tu casa.
Escribió Walt Withman: 'Esto no es un libro: quien dobla sus páginas toca a un hombre'. Por las mismas cabría decir que esto no es un doble CD; que quien lo oye escucha a un pueblo: el griego. Es una selección muy inteligente de las diversas variantes de la música griega. Popular y culta, arrastrada y épica, cuidada y desarreglada... De Oriente (cercana a Turquía, a Asia, a lo árabe) y de Occidente (vuelta hacia Italia, hacia Centroeuropa, hacia arriba y hacia la izquierda). El doble CD incluye un amplio folleto que lo cuenta todo: los orígenes de la música griega, su evolución, su expansión, sus variantes... Cada canción va acompañada de una explicación. Y de la letra, en griego y en castellano. Son dos horas y media de delicia altísimamente recomendable. Participan, entre otros, Mikis Theodorakis, Manos Hadjidakis, Maria Farandouri, Elefthería Arvanitaki, Savina Yannatou... Está también la versión original de Si te acuerdas de mi sueño, la canción de Theodorakis que hizo popular en España Gloria Lasso con el título de La luna de miel (Garci le sacó un buen partido cinematográfico). Un detalle muy importante: esta selección es resumen de toda una colección de discos griegos que ha sacado al mercado el sello Resistencia, de modo que sirve también como guía para ver qué discos de la serie le interesan más a cada cual.
Este disco estaba incluido en la sección de Discos de hace algunos años más de la anterior página web de Javier Ortiz (2000-2005), cuya cabecera decía así: Hay discos publicados hace pocos días que suenan infinitamente más antiguos que estos. La edad no estropea los buenos discos, al contrario, los rejuvenece.
Esta maravillosa artista tiene en su haber un par de joyas, tanto sentimentales como musicales, tituladas "El árbol de la Magia" (ideal canción llena de huecos de ternura, confianza, recuerdos,... en definitiva una maravillosa y profunda letra condimentada con una sinceridad y una sencillez que la convierten en una de las primeras canciones que quedó grabada en mi mente y en mi corazón, como espero que ocurra con todo aquel que lea estas líneas) e "Eres un imán" (una directa y pegadiza canción cuyo máximo logro es elevar al cuadrado el significado de este piropo electrizante -imán- especialmente dedicado a aquellos que no consiguen apartar de su mente aquello a lo que se encuentran tan aferrados...) ¿Será ese el verdadero significado de esta apasionada cantante? Pues no te cortes y "aférrate" a Ferrer.
Este disco estaba incluido en la sección de Discos de hace pocos años de la anterior página web de Javier Ortiz (2000-2005), cuya cabecera decía así: No todos los "clásicos" tienen que pasar la prueba del carbono 14. Aquí tienes unas cuantas pruebas.
Hay músicos que poseen una gran sensibilidad, y existen músicos que hacen gala de una envidiable inteligencia. Encontrar un cantante que cuente con ambas armas es difícil, hay que buscar con ahínco, remover bien entre los estantes, entre esos escaparates de cuerpos 10, tintes y sombras, pero no es imposible. Si no se posee ninguna de estas dos virtudes, lo normal es que resulte un milagro crear un gran disco. Otra cosa es venderlo. Para eso está el marketing, para convertir en agua milagrosa productos mediocres, banales, rimbombantes, pretenciosos, oscuros e incluso cutres. Las listas de éxitos y los top manta están llenos de ejemplos de todas estas máquinas defectuosas engrasadas para convertir en superventas cualquier zarandaja orquestada por largas y jugosas campañas publicitarias. ¿Que por qué salgo con esto para hablarles de un disco de Pedro Ruy-Blas? Pues porque me consta que detrás de este magnífico disco, lleno de sensibilidad, inteligencia y cosido por hilos híbridos de mil procedencias, no hay ninguna campaña de grandes dimensiones que lo dé a conocer al quizá injustamente llamado "gran público".
¿Por qué un ejercicio brillante de mestizaje cultural y musical debe permanecer oculto a ese público? Este modesto y pequeño altavoz, esta reseña está también condenada al selecto grupo de lectores que deambulen con mayor o menor hábito por el ramaje de esta página web. "De todo corazón", el nuevo disco de Ruy-Blas es eso, una especie de árbol de grandes ramas de las que cuelgan canciones que marcaron musicalmente a varias generaciones de españoles. Este madrileño las ha seleccionado con el cuidado de un restaurador y las ha bañado en jazz y blues antes de ponerlas sobre la mesa de los comensales. Para llevar a cabo este trabajo hay que tener esa sensibilidad y esa inteligencia a las que me refería al inicio. Y eso no está al alcance de cualquiera. Detenerse a escuchar estas canciones es una inversión que no tardará en convertirse en hábito. El Mediterráneo de Serrat es tratado por la voz y los arreglos de Ruy-Blas con tal respeto y cariño que cautiva y desarma a los ortodoxos seguidores del propio cantautor catalán. No cabe la menor objeción. No es una adaptación, sino un modo de entender y vivir la pasión por la música. Se nota, se evidencia un culto y una admiración sin límites por esa canción. Es una versión viva, contundente, idónea para escuchar en penumbra, en la intimidad. El piano de Horacio Icasto es el lujo de la soberbia, de una soberbia musical irrefrenable. El sonido de su piano es parte importante de este disco, muy importante. Y así, una tras otra, van sucediéndose esas páginas musicales reconstruidas con sencillez, con el cuidado de un arqueólogo, por más que ninguna de estas partituras esté muerta ni lleve tiempo en el olvido.
"Black is black", el gran éxito de Los Bravos, ha recibido en esta recreación de Ruy-Blas la inspiración del blues. ¡Con qué sencillez cautiva esta voz! "Sixteen tons" ha vivido en sus carnes desde su creación por parte de Merle Travis un sinfín de versiones (hasta nos vendieron la SEAT Trans con esta pegadiza canción). Ruy-Blas se ha acordado de ella. Alternando el inglés y el castellano, recrea la realidad de muchos trabajadores que hoy se dejan la piel por sueldos miserables: "I owe my soul to the company store", gime, canta el protagonista de esta historia convertida en bucle irremediable de nuestra vivencia laboral.
¡Y qué decir de La Puerta de Alcalá!, tratada con devoción y brillantez en una versión exquisita. La canción que popularizaron Ana Belén y Víctor Manuel figura en este disco con una interpretación que sobrecoge. De nuevo el piano de Icasto magnifica el sentimiento vocal de Ruy-Blas. "Mona Lisa" es prácticamente una fija de sus veladas en los clubes de jazz. Comenzó a cantarla siendo un crío. Ya entonces su piel musical comenzó a oscurecerse. No podía faltar en la selección de canciones que nos muestran una época de la historia musical de nuestro país. "Get On Your Knees", un éxito de Los Canarios (grupo del que formó parte Pedro Ruy-Blas sustituyendo al obligatoriamente militarizado Teddy Bautista) ha pasado también por la factoría Ruy-Blas.
"Amar y vivir", "Cuando la vi", "Eres diferente", "Alma, corazón y vida", "Tú, mi delirio" son otras de las canciones de este "De todo corazón", que muestra en el título la herramienta principal con la que se concibió y se dio vida a este nuevo trabajo de un ilustre. Un ilustre del jazz español que no le debe nada al marketing.