En su día, me había leído una versión resumida que apareció publicada en papel, pero la que está en la web del semanario es más extensa (18 folios). Ahí va la primera parte.
Xavier Sánchez Erauskin, periodista de trinchera
Pello Zubiria: Muchos vascos mayores de cuarenta años recordarán
a Xabier Sánchez Erauskin, pero su nombre no les sonará a los más jóvenes. Sin
embargo, he consultado en google y
sí, el buscador se acuerda de ti. Al preguntarle por tu nombre, la primera
referencia que me ha dado es este texto aparecido
en una publicación universitaria: “Estudiantes de periodismo. Del homo
tipográfico al homo videns”.
Xavier Sánchez Erauskin: Hasta hace poco he sido profesor de Comunicación en la Facultad de Periodismo, en la
Universidad del País Vasco. En dicho artículo
recogí un fenómeno muy notorio
últimamente: durante generaciones nuestras referencias han sido escritas,
a través de los libros, hasta que, de prontro, surgen nuevas generaciones con
referencias casi totalmente audio-visuales.
Este artículo es fruto de las encuestas realizadas en mis años como
profesor. Todos los años hacía las mismas preguntas a los alumnos de primer curso, una encuesta para conocer su perfil y
saber hasta qué punto estaban educados
en el lenguaje audio-visual. Es decir: cómo te informas, a través del
periódico, compráis el periódico en casa, etc. Hice las encuestas durante seis
o siete años. Fue en esa época cuando apareció Internet.
Pello: ¿Cuáles fueron las conclusiones que sacaste de ese estudio?
Xabier: Para empezar, que la universidad debía adaptarse al nuevo perfil audiovisual del alumnado. No se trata únicamente de una cuestión tecnológica, eso es fácil: los ordenadores son cada vez más accesibles, más baratos. Antes hacer una página web era difícil y hoy los programas te lo dan casi todo hecho. Pero, además, los contenidos universitarios han de adaptarse a la nueva forma de ser de los alumnos. ¿Le quitaremos importancia al mensaje introduciendo nuevos elementos audiovisuales? Porque está claro que lo fundamental está en el mensaje.
El concepto “homo videns” lo difundió Giovanni Sartori. Cuando comencé mi labor docente, este teórico y sociólogo de la comunicación publicó un libro con ese título. Para él, eso era anti-cultural y no había nada que hacer por ese camino. Yo no estoy de acuerdo con esa idea y creo que el propio Sartori decía algunas cosas tremendas con la intención de provocar. Sartori se refería más a la televisión que al ordenador, a los jóvenes que han crecido tragando televisión.
Eso podía ser así hace diez años, pero hoy está internet, con características muy distintas. Nos plantea problemas diferentes. Internet no tiene la pasividad con la que la televisión convierte en cuasi-analfabeto al espectador, o al menos no siempre. Al contrario, al utilizar esta herramienta en las escuelas se enseña a adentrarse en el conocimiento del mundo. Es más, en las encuestas que hice aquellos años comenzó a aparecer la caída del consumo televisivo.
Pello: Quienes te conocimos como periodista riguroso en Punto y Hora y Egin, desconocíamos tu faceta docente.
Xabier: Me parece que ha sido una buena decisión dedicar a la enseñanza los últimos años previos a la jubilación y poner así colofón a mi trabajo en el mundo de la comunicación. Porque ello me ha permitido repensar mis 30 años dedicados a los medios. Volver a analizar toda mi experiencia periodística en mitad de los cambios que estaban produciéndose en ese mismo momento.
Pello: Google cita de refilón tu época en Egin: aparece relacionado con el cierre de Euskaldunon Egunkaria. No es sólo que hubo un juez español que cerró Egin, sino que antes de que nosotros fuéramos arrestados y enviados a prisión, otro periodista pasó un año en la cárcel por una cuestión relacionada con la libertad de expresión.
Xabier: Estas semanas (finales de 2006) ha reaparecido el cierre de Egin, porque se está juzgando en Madrid el sumario 18/98. El cierre de Egin ha sido uno de los sucesos más graves que se han producido en Europa. Es decir, el cierre preventivo de un periódico sin prueba alguna, tal y como se está viendo hoy día. Después de que haya pasado tanto tiempo, los magistrados, para no avergonzarse, quizás tengan que decir que encontraron algo, pero esa es otra cuestión.
No diré que mi caso fuera uno más, porque creo que antes de lo de Egin únicamente habíamos sido encarcelados Xavier Vinader y yo. Me refiero a causas ligadas directamente a la libertad de expresión. Sería diferente si me hubieran imputado haber colaborado con ETA u otra cosa…
Pello:... Ese es el caso de los que estamos imputados en el sumario «Egunkaria». Desde ese punto de vista, lo que te sucedió a ti fue más sangrante, porque te condenaron y encarcelaron por una imagen y un editorial.
Xabier: Concretamente me acusaron de injurias al rey de España. Era director del semanario Punto y Hora. En 1981, Juan Carlos vino a Gernika y más o menos por entonces se produjo también la dimisión de Adolfo Suárez. La situación era muy complicada. Como que a los pocos días Tejero dio el golpe de estado. El editorial era anterior y se titulaba “Paseíllo y espantá”. El paseíllo lo dio aquí el rey y la “espantá” se refería a la huída de Suárez. La utilización del lenguaje taurino me permitió rematar el artículo, porque ante ese “paseíllo y espantá”, el público asistente a la corrida tuvo “división de opiniones”: unos en su padre y otros en su madre. Esas palabras pueden ser adecuadas o inadecuadas, pero no son burlescas. Depende de dónde se mire, pero la revista El Papus y otras por el estilo publicaban entonces cosas parecidas.
No tenía demasiado sentido pedir un año
de prisión, pero mucho menos que te condenaran. La defensa demostró
cómo la francesa Le Canard Enchainé o la británica Puntch
atacaban continuamente en sus portadas a sus respectivos jefes de estado. ¿Por
qué debía ser aquí un tabú el rey? Meses antes, la revista Cambio 16 sacó
en portada a Juan Carlos bailando claqué en Estados Unidos. Mi abogado
adujo si un torero no era tan honorable como un bailarín. De alguna manera,
nos lo tomamos a cachondeo, pero…
Me
condenaron a un año de prisión.
No pasé todo el año dentro. Los últimos meses sólo iba a dormir a Langraitz.
Cuando entré, reivindiqué mi condición de preso político y solicité mi ingreso
en el módulo de los políticos y así lo hicieron finalmente. En abril me
encarcelaron y en agosto trasladaron a todos los presos políticos a Herrera de
la Mancha. Me quedé de nuevo como único preso político, aunque la víspera me
dijeron que también sería trasladado. Llevaron a todos mis compañeros y me
dejaron solo.
Pello: Creo que fue entonces, cuando ibas a
dormir a prisión, que te entrevisté para la revista Argia. Recuerdo que me
contaste, entre otras cosas, que estaba contigo un preso por colaborar con ETA,
un maquinista de tren.
Xabier: Se llamaba Martín Garro. Era de Miranda de Ebro y se consideraba vasco. Decía tener un mapa, regalado por Monzón o no sé quién, del reino de Sancho el Grande de Navarra y que incluía el territorio de Bureba de Burgos, etc. Entonces había un grupo llamado Izquierda Mirandesa, que también acudía al «Egin Eguna», y que estaba relacionado con Izquierda Castellana. Mira otra bonita cuestión: fui director, al menos nominal, de la revista que Izquierda Mirandesa editaba, Nuestra Castilla. Algunos de HB de Gasteiz no lo entendían y me criticaron por ello en un artículo, no sé si en el Norte Express o en el Correo. Sánchez Erauskin es muy abertzale, pero acepta ser director de Nuestra Castilla. Les respondí que para mí era un honor ceder mi título de periodista a esa revista, que era una pena que sólo les pudiera ayudar de esa forma, pero que era un honor ayudar al nacionalismo castellano.
Pello: De todas maneras,
posteriormente tuviste más problemas con los jueces y el Gobierno de Madrid. Y estuviste a punto de ingresar
nuevamente en prisión.
Xabier: Es verdad. Hasta entonces sólo había
tenido problemas con los jueces españoles en Punto y Hora. No muchos
comparados con los que tuvo José Félix
Azurmendi, el director de Egin. Tuvo numerosos procesos, pero no lo
condenaron jamás, porque caía siempre de pie, como los gatos. Yo tuve pocos
juicios, tres. Previamente, en uno de ellos, me habían condenado a un año de
prisión por el libro Txiki y Otaegi. Por ello me enviaron a la cárcel
cuando me impusieron otro año de condena siendo director de Punto y Hora.
Al salir de la cárcel, dejé el semanario Punto
y Hora y comencé a trabajar en la misma empresa como subdirector de Egin.
Además, yo también escribía. Entre otras cosas, me encargaba de “Puntaren puntan” y
firmaba como J. Aviraneta, el conspirador
creado por Pío Baroja. Tuve varios problemas con aquella sección, algunas
causas archivadas por los jueces, pero dos procesos continuaron adelante y por
cada uno me pedían un año de prisión.
Viendo aquello, el escritor católico y
republicano español José Bergamín se
presentó ante el juez en dos ocasiones diciendo que él era el autor de la
columna, que J. Aviraneta era un colectivo y que él había escrito ambas
columnas. Entonces yo ya estaba condenado y a punto de ser encarcelado.
Pello: ¿Por qué hizo eso José Bergamín?
Xabier: Teníamos una buena relación. Además, sabía
que yo iría a la cárcel por mofarme del rey de España. Para él era un honor ir al trullo
por injuriar al rey, porque Bergamín era republicano y tenía una fobia
especial a Juan Carlos. Hizo suya la causa como si fuera mi hermano gemelo. Y
también asumió las otras dos.
El título de una de aquellas columnas era
“Los controles de la muerte”. En un control, habían
matado a un matrimonio de Bergara que se dirigía a Vitoria y,
poco después, a un carnicero apellidado Garziandia, creo que de Tolosa. Escribí
una dura columna, pero no era para menos. Las autoridades calificaron a la
pareja de Bergara de delincuentes. Además de matarlos, ensuciaron su buen
nombre. Por ello, algunos ayuntamientos, así como varios intelectuales entre
los que se encontraba Bergamín, firmaron un manifiesto.
En otra columna cité a unos policías ladrones, porque robaron todo
el dinero a varios detenidos en una operación anti-droga en Madrid. La noticia
también fue publicada en Cambio 16 y otros medios. Escribí en tono humorístico
que los policías debían realizar muchos y variados trabajos, entre otros ejercer
de electricistas para aplicar los electrodos a los detenidos; como estaban mal
pagados, era entendible que se llevaran el dinero a casa. Por esto también fue
Bergamín, porque tenía ganas de decirles un par de cosas a los jueces, pero no pudo
hacerlo. Cuando le preguntaron si aquel artículo lo había escrito él,
respondió: “¿Cómo no va a ser mío, si es el mejor que he escrito nunca?”.
Pello: ¿Qué conclusiones sacaste después de
aquellos juicios, condenas y demás problemas?
Xabier: Yo conocía la justicia del franquismo,
una cosa absurda, algo que no se podía comparar con la justicia o con la
imparcialidad. Seguían los mismos jueces del Tribunal de Orden Público en
aquella famosa Transición posterior a Franco. Pero lo peor de todo es que 30
años después seguimos igual, que la Justicia que tenemos aquí no tiene nada que
ver con la (verdadera) justicia. Hemos visto esta semana cómo se mezcla con la
política para poner trabas al proceso de normalización. Como símbolo de la Justicia ponen a una mujer con los
ojos vendados, pero no hay nada así.
Cuando estaba preso en Langraitz, el
sentimiento que predominaba en mi interior era el de la injusticia: estaba indebidamente
en prisión. Desde ese punto de vista, para mí la Justicia es un bluf.
Pello: ¿Y qué te parecen los jueces de carne y
hueso que has conocido?
Xabier: Otro bluf. La ley la ha hecho siempre quien tiene el poder. Dicen que si no hubiera leyes, esto sería la ley de la selva, que el poderoso haría lo que le viniera en gana. Eso es absurdo: esto es la ley de la selva, lo que vemos con estas leyes. Aquí el poderoso es el rey y la minoría es una mierda. Los jueces son personas, hijos de su padre y de su madre, tienen su sensibilidad y, muchas veces, han sido colocados por su tendencia natural… Y hacen la Justicia más retorcida de lo que ya es de por sí. Les digo a mis amigos abogados: no creo en la Justicia, no puedo creer en ella. Entiendo que ha de haber una legalidad, pero las leyes no caen del cielo y los jueces no son ángeles, a veces son unos cabronazos, como podríamos serlo tú o yo. El franquismo me enseñó a odiar a la Justicia, la Transición no mejoró las cosas y el tiempo que me tuvieron en prisión me ha convertido en un resentido de la Justicia. No creo en la justicia y lo denunciaré siempre que pueda.
Comentarios
Escrito por: jesus cutillas.2007/05/09 11:09:17.863000 GMT+2
Impagable tu trabajo, Iturri y, por supuesto, genial la entrevista de Pello Zubiria. Aprovecho para recomendar vivamente el libro de Xabier Jose Bergamín, Ángel Rebelde, del que charlamos en MQP el domingo pasado. En cuanto nos cuadren las fechas, le propondré a Xabier una charla aún más personal.
Cutillas: ¡¡¡Qué razón tienes!!! La lista de damnificados por el sucedáneo democrático es inmeeeeeeeeeeeeeensa.
Escrito por: Javier Vizcaíno.2007/05/09 23:01:1.146000 GMT+2
http://blog.eitb.com/javiervizcaino
libertad de expresión. ¿Qué hiciste cuando ETA intentó matar a Olarra? ¿Brindaste con champán o sólo son sidra?
Vuestra Euskadi es fascista. Con pistolas o sin ellas.
Escrito por: Eliçabide.2008/01/10 12:27:17.520000 GMT+1