El viernes por la mañana escuché un par de entrevistas en el programa «Ispilu Beltza» de DK Irratia: conocía a la escritora Txani, pero no tenía noticias del músico Yeyo.
Txani Rodríguez
A finales de agosto de 2020 cerró sus puertas la Librería Brönte (Irun). En el enlace podréis leer unas líneas escritas tras la última visita a Ylenia Benito, la librera.
Entonces no lo dije, pero el último libro que compré fue «Los últimos románticos» de Txani Rodríguez.
Me leí el libro el mismo mes de agosto. Porque es un libro que se lee rápido, entre otras cosas porque no es largo.
Una cosa es que se lea rápido y otra muy distinta que no se te quede en la cabeza el eco de lo leído. Y este es de esos: se queda.
Y lo digo a pesar de que soy de los que olvida bastante fácil lo que lee. Desgraciadamente...
El mismo viernes, 15 de enero, Txani Rodríguez e Ylenia Benito estuvieron en el Centro Cultural Okendo hablando sobre Los últimos románticos. Salió a la calle en junio, pero la autora apenas ha podido presentarlo en público (creo que el único acto, con aforo muy reducido, fue en Bilbao).
Uno de mis objetivos en este inicio de año (también) pandémico es acudir a un acto cultural presencial una vez por semana. Si la situación lo permite.
El acto del viernes se prolongó algo más de la hora (75 minutos) y la cosa estuvo entretenida. Alimento para el espíritu.
Ylenia se refirió al comienzo a las dedicatorias del libro. Traigo aquí la segunda:
Y a todas las personas que fueron amables conmigo alguna vez.
Personas amables. Y sitios amables, añado. Se agradecen, sobre todo las personas en sitios desagradables.
Txani e Ylenia nos introdujeron en el mundo de Irune, la protagonista, tan perdida como cualquiera de nosotros. Una mujer que roza los 40 y que vive en un pueblo que tiene cosas de Llodio, el pueblo natal de la escritora. Con una industria que va perdiendo pie poco a poco, con las condiciones de trabajo en la papelera (fábrica) también en entredicho. Vive sola, pero no tan aislada como parece: se preocupa de su vecina, una señora mayor con un hijo inútil y maltratador. Planifica y reserva viajes en trenes de largo recorrido que nunca hace, porque busca la compañía de una voz amiga al otro lado de la línea telefónica.
Escuchad aquí la entrevista de Cristina Tapia a Txani Rodríguez (es en castellano, a partir del minuto 57).
Yeyo Rodríguez
Pero en el programa conocí a otro Rodríguez, un músico que solo comparte apellido con Txani.
Sergio Rodríguez Vitta (aka Yeyodrummer) es un batería nacido en Bogotá (Colombia) que ronda los 40. Hijo de madre bogotana y de padre donostiarra, tiene desde su nacimiento las nacionalidades de ambos progenitores.
Comenzó su andadura en La Severa Matecera de Bogotá (un combo que se mueve en los sonidos jamaicanos) y ya lleva 23 años dándole a las baquetas. Rock, funk, reggae, soul... pero ahora más enfocado a la improvisación, al jazz. Tiene un currículum majo.
Ha vivido en Colombia, Reino Unido, Países Bajos... y ahora en San Sebastián. Está haciendo una residencia en Musikagela, un servicio de Donostia Kultura gestionado por Buenawista Prolleckzioms.
Aparte de su trabajo como músico de estudio y productor, el proyecto más personal de Yeyo se llama DOS Musika (ahora con el acompañamiento del saxofonista Ibon Irijoa). En agosto ofreció un concierto en Tabakalera (las noches de Kutxa Kultur) y este próximo 31 de enero tienen previsto actuar en el ¡Be! Club.
Abajo os dejo su tema In, dedicado a su padre ya fallecido.
Podéis escuchar la entrevista de Oier Aranzabal (a partir del minuto 7). Hace un buen repaso de su carrera y se ve que es buena persona, amable que diría Txani.
Rodrigueztarrak: Txani eta Yeyo, apunte hau euskaraz.
Comentar