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2004/12/06 07:00:00 GMT+2

Otegi y ETA

Arnaldo Otegi perdió anteayer la oportunidad de desmarcarse de la violencia de ETA y de demostrar que, cuando afirma que la política debe ocupar el puesto de mando dentro de la izquierda abertzale, lo sostiene en serio y que él y los suyos están dispuestos a hacer lo necesario para que así sea.

De manera oblicua y entre líneas, lo que Otegi vino a decir es que ETA actúa para demostrar que posee capacidad operativa y para tener más bazas a la hora de la negociación. Pero eso, que hubiera tenido algún sentido antes del discurso del velódromo de Anoeta -ese significado di yo a la colocación de dos bombas poco antes del acto de presentación de la nueva estrategia de Batasuna-, aguanta poco y mal después de eso. Arruina los intentos que hace su organización ilegalizada para mejorar las malas relaciones que tiene con las otras fuerzas parlamentarias para facilitar la distensión y, si es caso, abrir las puertas a su vuelta a la legalidad electoral. A la vista de lo sucedido, el PSOE -que es el partido que más cuenta a tales efectos- no va a aceptarle que se haya inaugurado ninguna nueva etapa.

Los petardos del viernes tampoco envían ningún mensaje particular al Gobierno de Zapatero, que sabe bien que ETA cuenta con la gente y el material bélico necesarios para atentar. Las exhibiciones de ese género pueden valer para la ciudadanía de a pie o para cerrar la boca a algunos comentaristas políticos despistados -o despistantes-, de ésos que dan a ETA por muerta para hacerse los ocurrentes, pero no para el Gobierno, que sabe a qué atenerse.

Tengo el convencimiento de que, si Zapatero no está ya negociando en firme con ETA, es, en lo esencial, porque no ha recibido de ella un mensaje concordante con el que el propio Otegi lanzó en Anoeta, en el que le comunique que quiere pactar su desaparición y que el orden del día de la correspondiente negociación se circunscribirá a las condiciones de su «desmilitarización», con la situación de los presos y los exiliados como asunto central.

El gesto crispado que mostró anteayer Otegi y su negativa a responder a las preguntas de los informadores fueron las mejores pruebas de que, dijera lo que dijera -que supongo que era lo único que podía decir-, sí se sentía desautorizado por los autores de los atentados.

Que en ETA hay mar de fondo es un hecho. Existe un tira y afloja entre quienes creen que ha llegado ya la hora de decir adiós a las armas, y de hacerlo antes de que la cosa se ponga aún peor para ellos, y quienes consideran que hay que seguir dando leña al mono hasta que cante, cualquiera sabe qué.

Que los petardos del viernes, con su estrambote en Almería, sean expresión de esa tensión interna o no es lo que no sé. Lo deduzco, sin más.

Javier Ortiz. El Mundo (6 de diciembre de 2004). Columna basada en el apunte Otegi en off-side, publicado un día antes. Subido a "Desde Jamaica" el 29 de abril de 2018.

* Nota del autor: Es copia del artículo publicado por El Mundo el 6 de diciembre de 2004. Pese a no ser ni miércoles ni sábado, días en los que salen sus columnas, El Mundo solicitó ayer a Ortiz que escribiera, para cubrir una baja. Como sucede siempre que no publica en la página 2, sino en la 4 o 5, el cintillo de la columna no es Zoom, sino El Horno, nombre que Ortiz dio al billete diario que publicaba en El Mundo, allá por 1989.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/12/06 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: el_mundo otegi eta euskal_herria 2004 euskadi | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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