2005/01/04 06:00:00 GMT+1
Uno de los muchos problemas que afronta la llamada «izquierda real» o «izquierda transformadora» -la gente que se considera a la izquierda del PSOE, por entendernos- es el predicamento que tienen en su seno los criterios superficiales y los juicios sumarísimos.
Lo estoy comprobando estos últimos días gracias -o por culpa de- la lectura de algunos artículos en los que sus autores, tratando de hacer balance de lo sucedido en 2004, emiten valoraciones de conjunto sobre la actuación del Gobierno de Rodríguez Zapatero.
Constato la existencia de dos fuertes corrientes igual de unilaterales. La primera fija su atención casi exclusivamente en lo que el Gobierno debería haber hecho y no ha hecho y, complementariamente, en lo que debería no haber hecho y ha hecho. En lógica consecuencia con ello, muestra un cabreo de mil pares y se apunta a la consigna -que me acabo de inventar- «Aznar, Zapatero: el mismo estercolero». En la segunda corriente se sitúan los que admiten que hay «muchas cosas que se podrían haber hecho mejor, sin duda alguna», pero subrayan con evidente alivio los cambios que se han producido en tales o cuales terrenos.
Por poner un par de ejemplos.
Uno: la política internacional.
Los primeros dicen que Zapatero se fue de Irak porque no tuvo más remedio, puesto que ésa había sido la columna vertebral de su campaña electoral, pero que se ha retratado como el reaccionario que es enviando más tropas a Afganistán y dando un giro espectacular a su política norafricana, alineándose con Mohamed VI y dando la espalda al Frente Polisario.
Los segundos subrayan la retirada de Irak, el alineamiento con Francia y Alemania para la formalización de un eje europeo sólido frente al hegemonismo de Washington y su intento de favorecer la distensión internacional promocionando la idea del «encuentro entre culturas».
Otro ejemplo: las medidas legislativas en favor de las mujeres, de las parejas gays y de la laicización de la sociedad española.
Los primeros subrayan que la llamada Ley Integral sobre la Violencia de Género queda muy bien de cara a la galería, pero que la falta de una dotación presupuestaria a la altura de los objetivos pretendidos la convierte en poco menos que papel mojado. A la vez, recuerdan que el Gobierno, que situó durante la campaña electoral entre sus prioridades la reforma de la legislación sobre el aborto, la ha aparcado sine die. Ponen eso, la renuncia a replantearse la financiación estatal de la Iglesia Católica y los «retoques» a la ley sobre el matrimonio gay como muestras de lo mucho que se ha achantado Rodríguez Zapatero ante la ofensiva de la Conferencia Episcopal.
Los segundos llaman la atención sobre la gran diferencia que hay entre la posición general del Gobierno del PSOE, por insuficiente que resulte en algunos extremos, y el ultramontanismo fanático de los máximos exponentes del Ejecutivo de Aznar, que oscilaban entre el Opus Dei y los Legionarios de Cristo. Recuerdan también que el Gobierno ha paralizado la reforma de la Enseñanza que estaba a punto de perpetrar Pilar del Castillo.
Se podrían poner otros muchos ejemplos. Sobre política económica. Sobre política social. Sobre globalización. Sobre actitudes solidarias o insolidarias en relación con el Tercer Mundo. Y no digamos nada sobre política autonómica y sobre política vasca.
Me parece un debate mal planteado. Leyendo entre líneas -y equivocándome, tal vez-, atisbo en la primera posición una férrea voluntad de negar que se hayan producido algunos cambios, como si admitir tal cosa condujera ineluctablemente al conformismo y a la renuncia al combate -como si para decidirse a combatir hubiera que ponerse anteojeras-, y en la segunda un desmesurado alivio posibilista, como si haberse librado en cierta medida y en algunos terrenos del sofocante agobio aznarista -sobre todo en materia de fe y de costumbres- fuera ya motivo más que suficiente para sentirse alborozado.
No veo que haya razón ni para lo uno ni para lo otro.
Me recuerda este debate -cambiando lo muchísimo que debe ser cambiado- al que se produjo durante la Transición tras el triunfo de la UCD. ¿Debíamos negar los cambios que se estaban produciendo? Algunos lo hacían, apoyándose en hechos reales: la pervivencia de la tortura -que aún sigue, por cierto-, el terrorismo de Estado, la negación de los derechos nacionales... Otros decían: «¡No compares!» y arrimaban el hombro para que se mantuviera lo recién aprobado.
No creo que haya que eludir las comparaciones -y, puestos a comparar, casi mejor atenerse a la realidad de los hechos-, pero no veo por qué la comparación deba ocupar el centro del debate. Hay unos objetivos por los que luchar y unos principios que reclamar. Si alguien propicia algo, bien está, pero el horizonte sigue lejano y lo único que asegura que no se retroceda en el camino es precisamente la presión constante para seguir caminando.
Cuando se reclama 100, porque 100 es lo justo, siete es mejor que dos, sin duda. Pero siete sigue siendo una mierda.
No hay ni por qué decir que siete es lo mismo que dos ni por qué quedarse extasiado en la contemplación del siete.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (4 de enero de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 5 de julio de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/01/04 06:00:00 GMT+1
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2005/01/03 06:00:00 GMT+1
Los presentadores de los telediarios dan noticias sobre los Reyes Magos -en qué almacenes se abastecen de juguetes, a qué hora y dónde montarán sus cabalgatas, en qué fincas cuidan sus camellos, etcétera- con una sonrisita de picardía, como quien está haciendo una pequeña maldad, contando una mentirijilla.
No se dan cuenta de que hacen con esa parte de la realidad lo mismo que con el resto: relatan mentiras apoyadas en algunos datos ciertos para que los crédulos las acepten como verdades.
No mienten del todo, puesto que es verdad que hay quien compra juguetes, que se realizan cabalgatas y que en algunas fincas cuidan camellos, etcétera. Es el hilo que da supuesto sentido a la noticia el que lo falsea todo.
Igual que cuando hablan de todo lo demás: de las guerras, de las hambrunas, de los mal llamados «desastres naturales», del plan Ibarretxe...
Hablan de cosas que suceden. Son sus supuestos héroes benéficos los que no existen.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (3 de enero de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 1 de julio de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/01/03 06:00:00 GMT+1
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2005/01/02 06:00:00 GMT+1
Leo que Rodríguez Zapatero se propone dejar el plan Ibarretxe fuera de juego por la vía más resolutiva: derrotando al propio Ibarretxe en las próximas elecciones autonómicas.
De ser así, ¿en qué victoria estará pensando? Imagino que no en la posibilidad de que el PSE-PSOE, que en 2001 obtuvo el 17,8% de los votos, vaya a lograr ahora desbordar a la coalición PNV-EA, que logró el 42,4% y pactó acto seguido el respaldo del 5,5% de Ezker Batua.
Seguro que Zapatero es un gran optimista, pero me niego a creer que confíe en que los socialistas vascos remonten una diferencia de 30 puntos.
Dando eso por hecho, colijo que a lo que aspira Zapatero es a un auge electoral importante del PSE-PSOE, que le sitúe en posición de hacerse con el Gobierno vasco gracias al posterior apoyo del PP. Eso también les obligaría a subir bastante -más de un 7% entre ambos-, pero no tanto.
Ahora bien, ese planteamiento afronta problemas de considerable peso. Veamos.
Primer punto clave: casi todo el mundo está de acuerdo -al menos en Euskadi- en que si Patxi López y los suyos pueden recuperar posiciones electorales es gracias a que se han distanciado de la política de unidad incondicional con el PP que el PSE mantuvo en tiempos de Redondo Terreros. Si el electorado percibe que se disponen a regresar a aquella política, su augurada mejoría puede verse más que comprometida.
Segundo punto: aunque el PSE mejore resultados, si el PP los pierde, la suma de ambos seguirá siendo la misma. Lo cual encaja bien con las peculiaridades de la sociología electoral vasca, que suele registrar algunos trasvases de votos -tampoco demasiados- dentro del campo nacionalista, y otros dentro del campo estatalista, pero casi nunca de un campo a otro.
Tercer punto: habrá que ver qué hacen los votantes (entre el 10% y el 18%) que solían respaldar a HB, y que ahora se han quedado sin candidatura propia, una vez que se les ha aplicado el principio democrático según el cual, si un sector de la población vota lo que no interesa, se le prohíbe hacerlo y asunto concluido. Una parte de esos votos (amplia, imagino) irá a la abstención o al voto nulo, otra puede orientarse hacia Ezker Batua, pero otra, con toda seguridad, irá a la candidatura PNV-EA. Con que quienes tomen esa opción representen del orden de un 4%, Ibarretxe puede lograr no ya la victoria, sino la mayoría absoluta.
En fin, cuarto asunto, y probablemente el más importante: como a Zapatero se le ocurra plantear las elecciones vascas como un referéndum, y como el electorado vasco perciba que lo que se le está preguntando es quién debe gobernar, si quienes quieren que el destino de Euskadi se decida en Euskadi o si quienes afirman que eso es cosa de las Cortes de Madrid, se lo auguro desde ahora: va a vencer el día menos pensado.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (2 de enero de 2005) y El Mundo (3 de enero de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 1 de julio de 2017.
Nota del autor: Es copia del artículo publicado por El Mundo el 3 de enero de 2005. Enviado a demanda del diario y para sustituir a un columnista ausente. Cuando publica columnas fuera de la página 2, Ortiz las titula "El Horno", y no "Zoom".
El 1 de enero no se publicó el Zoom porque en Madrid no hay periódicos el día de Año Nuevo.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/01/02 06:00:00 GMT+1
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2005/01/01 06:00:00 GMT+1
El diputado general de Álava, el pepero Ramón Rabanera, declaró ayer de manera muy solemne que, si el plan Ibarretxe sigue adelante, «Álava se considerará liberada de la palabra dada en el año 1979». Amenazó, lisa y llanamente, con salirse de Euskadi.
«Álava», dice. Como si «Álava» fuera un ente pensante.
Lo que Rabanera anunció ayer en realidad -aunque no se atreva a formularlo así de crudamente- es que quien se plantearía la posibilidad de separarse de Euskadi es el PP de Álava. Su partido.
Rabanera hace como si no supiera que le sería del todo imposible llevar a término esa amenaza separatista, porque él es diputado general gracias a los votos del PSE-PSOE, que ni está ni podría estar por esa labor, entre otras cosas porque sus propios militantes no le dejarían. Rabanera no desconoce, ni mucho menos, que el PSE-PSOE está planteándose desde hace meses la posibilidad de presentar una moción de censura en su contra, y que si no lo ha hecho hasta ahora es, en resumidas cuentas, para no entregar la Diputación de Álava al PNV. Como para irle con propuestas aventureras de ese género.
Rabanera sabe eso de sobra, del mismo modo que sabe que el PP no podría romper con ninguna «palabra dada en 1979», porque el PP, por entonces llamado Alianza Popular, votó en contra del Estatuto.
A efectos formales, Ramón Rabanera puede hablar en nombre de Álava, puesto que es su diputado general. Pero sólo a efectos formales. Porque, entre las muchas cosas que Rabanera sabe pero no dice, se encuentra el hecho estadístico de que él llegó al cargo respaldado por menos votos que los obtenidos por la coalición PNV-EA. O sea, que él es menos representativo de la población alavesa que los nacionalistas. En efecto, los partidos que apoyan el Gobierno de Ibarretxe lograron en Álava en aquellas elecciones el 43,27% de los sufragios, frente al 28,87% de su PP (el cual, para más inri, contó con los votos que le prestó Unidad Alavesa, partido con el que ahora dista de estar en las mejores relaciones, sobre todo después de que apoyara los Presupuestos del Gobierno vasco).
Pero es que, y aunque prescindiéramos de todo lo anterior, ¿qué futuro pretende este hombre que podría tener Álava fuera de Euskadi? ¿Propondría que fuera reconocida como comunidad autónoma uniprovincial, o trataría de asociarla a Castilla y León, para darle más sentido al condado de Treviño, o a la Rioja, tal vez, por el aquel de los vinos?
Hace falta ser un perfecto botarate para atreverse a formular una amenaza tan ridícula, por absurda y por irrealizable. ¡Y es ésta la gente que se sulfura con los separatismos ajenos, reales o imaginarios!
Puede leerse en el Diccionario de la Academia Española a propósito del adjetivo «rabanera»: «Dicho de los ademanes y del modo de hablar: Ordinarios o desvergonzados».
No es lo mismo. Este Rabanera alavés no tiene nada de ordinario. Es, por contra -y gracias al cielo-, verdaderamente extraordinario. En lo de desvergonzado, en cambio, ya no me meto. Sus vergüenzas -las que tenga- son cosa suya.
____________
P. D. (Al margen de todo lo cual, y como cosa con su punto.) Un lector me cuenta que hace algún tiempo vio por tierras de España una pintada que decía: «Vascos, ¡qué raros sois!».
Javier Ortiz. Apuntes del natural (1 de enero de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 1 de julio de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/01/01 06:00:00 GMT+1
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2004/12/31 06:00:00 GMT+1
Escribí en el apunte de hace diez días, frente a quienes daban ya por seguro que Sozialista Abertzaleak votaría ayer en el Parlamento de Vitoria en contra del llamado plan Ibarretxe:
«Más lógico veo yo que presten tres de sus votos al proyecto de Ibarretxe, y que aclaren a toda velocidad que lo hacen tan sólo para propiciar que pueda ser discutido y que haya finalmente una consulta popular que cobre un sesgo rupturista, no tanto porque el plan Ibarretxe lo sea, sino porque las fuerzas del Estado a buen seguro lo declararán inaceptable. Eso sería lo lógico, visto desde mi atalaya». («Ay, esos expertos», 21 de diciembre de 2004)
Así lo veía yo, y así ha sucedido. (*)
El miércoles hice ese mismo comentario en la tertulia de Radio Euskadi. Francisco Letamendia, Ortzi, se limitó a decir que, en su criterio, mi hipótesis dibujaba algo poco menos que imposible. Los otros dos contertulios añadieron que eso sería «lo peor» para Ibarretxe. «Razón de más para hacerlo», respondí.
Tiene sentido. Porque una cosa es lo que el proyecto de nuevo Estatuto regulador de la inserción de la Comunidad Autónoma del País Vasco en el Estado español -o sea, el plan Ibarretxe- diga en su articulado, que muy pocos se han tomado el trabajo de leer, y otra muy distinta la función que acabe cumpliendo, con independencia de la voluntad original de sus autores.
Algo de eso ya ha sucedido. El proyecto de Ibarretxe no pretendía excluir a los partidos españolistas. Es más: el lehendakari se hubiera sentido muy feliz si el PSE-PSOE (supongo que la hostilidad del PP ya la daba por descontada) se hubiera avenido a discutir y enmendar su proyecto. «A la catalana», por así decirlo. Se le llevan el alma los diablos cada vez que oye decir a los de Patxi López que el suyo es un plan separatista, secesionista, independentista. Porque no lo es. Es un proyecto de inspiración más o menos confederal, que prevé una muy amplia autonomía, pero dentro del Estado español, a cuyo poder central reconoce los poderes propios de todo Estado. Pero ¿qué más da lo que la letra del proyecto diga o deje de decir? Puesto que los partidos españolistas lo consideran excluyente y de hecho se excluyen, lo convierten en la práctica en un plan exclusivamente nacionalista (o soberanista, mejor dicho, habida cuenta del respaldo de EB-Berdeak). Cuando dicen: «Es un plan de una parte de la sociedad vasca contra otra» falsean la intención, pero no la realidad. Puesto que ellos se ponen en contra y lo convierten en enemigo, el enfrentamiento existe.
Lo mismo que digo de los partidos vascos de obediencia centralista cabe decirlo en relación al propio poder central. Ayer, cuando no había transcurrido ni una hora de la votación del Parlamento vasco, el ministro Jordi Sevilla ya estaba haciendo una declaración oficial de rechazo. Ibarretxe acababa de anunciar su intención de ponerse en contacto con Rodríguez Zapatero para darle cuenta del resultado de la votación y de sus intenciones. Así fuera por mero respeto a las normas de la cortesía política, el Gobierno central debería haber esperado a la conversación entre Ibarretxe y Zapatero antes de emitir una condena en términos tan tajantes.
¿Qué es lo que va a suceder a partir de esto? Que el plan Ibarretxe, que realmente pretendía facilitar «una relación amable» -según la tantas veces repetida expresión del propio lehendakari- entre Euskadi y España (o el resto de España, según prefiera cada cual), va a transformarse en el curso de los próximos meses en un casus belli, en un factor de confrontación grave. Ya se están cavando las trincheras: de un lado -y por pintarlo en los trazos gruesos en los que de hecho se presenta-, quienes consideran que el destino nacional del pueblo vasco debe ser decidido por la propia sociedad vasca, sin injerencias foráneas; del otro, quienes entienden que Euskadi no pasa de ser una región que, como tal, habrá de hacer lo que se le diga, cuando se le diga y como se le diga.
Es esa pelea -descorazonadoramente simplista, en mi modesta opinión- la que se nos viene encima, me da que inevitablemente. Y en esa pelea, Batasuna encuentra cobijo. Se beneficia de alianzas, así sean forzadas. Escapa del aislamiento.
Que alguien me explique qué habrían ganado los de Otegi impidiendo que algo así se produjera.
La Historia recoge muchos casos de personas, de iniciativas e incluso de corrientes sociales amplias que pretendían algo relativamente modesto o moderado y que se vieron arrastradas a posiciones mucho más radicales sin realmente pretenderlo, por el lugar inaceptable al que acabaron siendo empujadas. Supongo que eso es lo que HB está tratando de hacer con el tripartito y con el propio Ibarretxe, sacando partido de la inagotable torpeza de Rodríguez Zapatero.
______________
(*) No deja de ser curioso que Otegi utilizara en su discurso de ayer el símil del delantero que renuncia a marcar un gol porque el portero contrario está lesionado. Un símil que me señaló un lector -véase el apunte de ayer- y que yo utilicé también en mi tertulia del miércoles en Radio Euskadi cuando hablé del mismo asunto abordado ayer por Otegi. La vida está llena de casualidades. (Por cierto: me aclaran que el jugador se apellidaba Di Canio, y no Di Mateo. Bueno, a los efectos...)
Javier Ortiz. Apuntes del natural (31 de diciembre de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 11 de julio de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/12/31 06:00:00 GMT+1
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2004/12/30 06:00:00 GMT+1
La costumbre suele ser «sostenella y no enmendalla». No entiendo esa tendencia tan común y, en la medida en la que la entiendo, no me gusta nada. Si escribo algo que alguien me objeta y la objeción me resulta mejor argumentada que mis exposición previa, enmiendo.
En las últimas horas he recibido un par de correos electrónicos que me parecen dignos de mención.
Llamo la atención sobre el hecho de que se trata de dos misivas privadas escritas a vuelapluma. Sus autores no pensaron en que iban a ser publicadas, de modo que no debe ser tenido en cuenta el -por otro lado escaso- desaliño de las redacciones respectivas.
El primer correo no rectifica nada de lo escrito por mí, pero añade una consideración que yo no tuve en cuenta en mi apunte de ayer y que me parece muy estimable.
Dice:
«Supongo que lo verías por televisión. Ocurrió hace unos cuatro años en la liga inglesa de fútbol. En un balón largo al área, el portero chocó y quedó tendido en el suelo con el balón en juego, llegando en ese momento a un delantero completamente solo. El tipo (italiano por cierto), sin inmutarse, cogió el balón y lo lanzó fuera del campo por entender que esa no era manera de marcar un gol.
»No era una jugada clara, de ésas en las que, casi por obligación, se lanza fuera el balón para que atiendan al contrario. Era una jugada muy rápida y casi terminada. A nadie hubiera extrañado que Di Mateo (así creo recordar que se llamaba) empujara a gol el balón. Tanto es así, que recibió algunas críticas de su afición en la web del equipo, si bien en el campo fue ovacionado.
»En el tema de la votación de ayer y, sin tener más datos acerca del fallo o no del sistema electrónico, parece claro que no hubiera pasado nada si Atutxa para el balón, lo tira fuera y manda repetir la votación. No estamos hablando de un Mayor Oreja que, tal y como hacía habitualmente, llega tarde a la votación en claro desprecio al Parlamento Vasco. Hablamos de una parlamentaria a lo sumo torpe (in dubio pro reo) que estaba presente en la Cámara y que no tardó ni un minuto en levantar la mano señalando que algo raro ocurría.
»Aún situándonos en el caso extremo de que realmente no hubiera fallo electrónico sino de la parlamentaria, tal como se desarrollaron los hechos me parece que Atutxa perdió una excelente ocasión de no pasar a la historia del Parlamento Vasco como un trilero, sobre todo en el día en el que el TSJPV le daba la razón en un tema que no debía ni siquiera haber sido admitido a trámite.
»No me da ninguna pena ver al Sr. Ares con cara de susto viendo el marcador de la votación, pero me da mucha pena ver que en mi país se utilizan las mismas técnicas parlamentarias que en Taiwán o Filipinas. El reglamento parlamentario y el diario de sesiones lleno de antecedentes de este tipo revisten de legalidad la decisión, pero Di Mateo habría mandado repetir la votación; claro que Di Mateo tampoco fue Consejero de Interior ni hizo oídos sordos a las denuncias de tortura sobre la policía que dirigía.»
Hasta aquí la carta. Creo que la posición de este lector está muy bien argumentada y transpira un rigor moral con el que me sería difícil no simpatizar.
La segunda carta se refiere a mi apunte de anteayer, que fue columna en El Mundo de ayer.
Dice:
«Hoy [por el martes] he leído tu apunte del natural en el que haces una referencia a Bush y la capa de ozono.
»Últimamente tengo muy poco tiempo para leer el periódico, así que desconozco si te refieres a alguna noticia de actualidad de la que no me haya enterado, pero me temo que no es así, sino que haces algo que, de forma natural, hace mucha gente, y es mezclar dos problemas completamente distintos que suceden en la atmósfera. Y te digo que lo hace mucha gente porque lo he llegado a leer en prensa medioamientalista "seria e informada", así que me temo que el error se está propagando.
»Vaya aquí mi pequeña contribución a aclararte las cosas.
»El primer problema es el problema de la destrucción de la capa de ozono por las sustancias de tipo fluorocarbonos. Ya hace muchos años que se tomaron medidas en contra de este problema (1987, Protocolo de Montreal), y, las ultimas informaciones de las que tengo noticia (no soy químico atmosférico, así que es un campo que me pilla un poco fuera de onda) indican que en los últimos años la efectividad de las medidas que se tomaron ha sido bastante alta. El problema no ha desaparecido, porque por la geoquímica del ozono y las sustancias que le afectan en la estratosfera tardará decenios en volver al estado natural, pero, al menos, parece que el problema simplemente no se está agravando, que ya es mucho. (Ver http://www.undp.org/seed/eap/montreal/ozone.htm y links en esa pagina.)
»En 1987, George W. Bush (afortunadamente) no era presidente de los USA. Si no, seguramente no habría ratificado el protocolo de Montreal (a mi juicio, escaso, pero bueno, no soy químico atmosférico, como ya te he dicho).
»El segundo problema, independiente al 99% del anterior, es el problema (para algunos teoría catastrofista, para otros problema real) del incremento atmosférico de la concentración de gases con poder de calentamiento global. Entre ellos (y no solo) el CO2 o dióxido de carbono. Este es el problema ante el que G. W. Bush ha echado pie a tierra y ha dicho «Yo de aquí no me muevo», y es el que afecta a los intereses de la industria petrolífera y la estructura de la sociedad capitalista actual, tal como la conocemos. Éste es el problema afectado por el protocolo de Kyoto, que G. W. Bush no quiere firmar bajo ningún concepto.
»La relación entre el agujero de ozono y el problema del calentamiento global es meramente circunstancial. De hecho, si hubiera más ozono habría más calentamiento estratosférico. Desde ese punto de vista, el agujero de ozono es "beneficioso" para el clima terrestre (aunque letal para la vida en cualquiera de las formas en que la conocemos actualmente).
»La segunda relación circunstancial es que resulta que las sustancias que se emplean para sustituir a los CFCs que destrozan el ozono son potentes gases con poder de calentamiento global (los CFCs también lo eran). En todo caso, como te digo, son relaciones puramente circunstanciales. La clave está en que, en el primer caso, si desapareciera el ozono palmaríamos todos. Y las sustancias responsables son CFCs (y otras). En el segundo caso, si cambia el clima, palmaran millones (no todos, pero sí muchos). Y la sustancia implicada es, simplemente, CO2 (y otras, pero el meollo está en el CO2). Bush se opone a reconocer este hecho, pero del O3 (ozono) y los CFCs no dice nada (salvo que haya habido novedades de las que yo no me haya enterado).
»Todo lo cual, de todas maneras, no afecta para nada al razonamiento fundamental del párrafo que te "critico": Pasa lo mismo con la protección de la capa de ozono: saben muy bien que el beneficio desaforado de hoy representa una hipoteca terrible para el mañana.
»Si sustituyeras "protección de la capa de ozono" por algo así como "preservación de la concentración geoquímica atmosférica normal" o "preservación de la concentración atmosférica de CO2", no tendría nada que objetar. Es la mención a la capa de ozono lo que me ha hecho escribirte. He pensado que te interesaría saberlo, ya que sueles acoger con interés este tipo de comentarios constructivos.»
Un texto largo para lo que es costumbre en esta sección pero, efectivamente, muy instructivo.
Esto de aprender cosas nuevas y aprender a pensar contando con ellas viene a ser algo así como una muy larga y dura travesía sin meta posible.
Pese a lo cual, es bonito reemprender la marcha cada día.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (30 de diciembre de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 11 de julio de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/12/30 06:00:00 GMT+1
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2004/12/29 06:00:00 GMT+1
Las resoluciones judiciales me merecen un respeto más bien limitado. Sé, por amplia experiencia, que los jueces tienden a acomodar sus decisiones a sus personales opciones ideológicas, de manera a veces deliberada, pero con más frecuencia inconsciente (lo que no es necesariamente mejor). Siendo esa mi posición declarada y no fiándome ni un pimiento de los jueces, nada me impide aplaudir algunas decisiones judiciales -pocas, la verdad- y poner a caldo otras.
Pero los dirigentes políticos con mando en la Villa y Corte y sus voceros de la Prensa central tienen la enojosa costumbre de perorar retóricamente día sí día también sobre el «debido respeto a las resoluciones de la Justicia», tomadas «en función de su independencia», para luego, en cuanto tal o cual instancia del Poder Judicial les lleva la contraria en algún asunto por el que han apostado fuerte -lo que no suele ocurrir demasiado a menudo, es verdad-, poner de vuelta y media a sus autores.
Hoy le toca el turno a la magistrada del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco que ha decido archivar las actuaciones contra Juan María Atutxa y otros miembros de la Mesa del Parlamento Vasco. La están poniendo a caer de un burro. Para mí, lo que dice el auto suscrito por la magistrada no sólo es justo, sino incluso elemental. La embestida que desarrolló en su momento el Tribunal Supremo contra las resoluciones de la Mesa en cuestión, cuyos integrantes se declararon incapaces de disolver el grupo parlamentario Sozialista Abertzaleak con el Reglamento de la Cámara en la mano, tuvo casi nada de jurídica y casi todo de política. Pero a esa gente no le gusta quedar con el pompis al aire.
Establecen dogmas de aplicación circunstancial, lo que no sólo es un contrasentido, sino un contrasentido particularmente estúpido, por evidente.
Estamos en las mismas con el lío que se montó ayer en el Parlamento vasco a partir de la abstención (se supone que) involuntaria de la diputada socialista Irene Novales en la votación del proyecto de Presupuestos del Gobierno Vasco. Se trata de un asunto que está más que trillado en la práctica parlamentaria: si un diputado no vota porque se produce un fallo técnico ajeno a su responsabilidad -porque se estropea el mecanismo electrónico, por ejemplo-, la votación se suspende sobre la marcha o, si es necesario, se repite. Pero si no vota -o vota lo contrario de lo que pretende- porque se equivoca, o porque maneja mal el sistema, o porque se le va el santo al cielo, o porque llega tarde a su escaño o por cualquier circunstancia pareja... pues se chincha. Hay antecedentes de ello para dar y tomar.
La señora Novales, no muy ducha en las lides parlamentarias -lleva sólo siete meses en la Cámara, vacaciones parlamentarias incluidas, y su actividad durante este tiempo ha sido cualquier cosa menos destacada-, dice que su kit de votante falló. No parece muy creíble que funcionara bien hasta un momento antes y volviera a funcionar bien poco después. Oí ayer noche en la Ser a alguien que aseguraba conocer bien el sistema electrónico de voto que se utiliza en el Parlamento de Vitoria (a alguien que, además, no manifestaba ninguna simpatía por el Gobierno de Ibarretxe). Dijo que la pretensión de Irene Novales no se tiene en pie, porque se trata de un sistema electrónico que, si tiene un fallo, lo registra y lo pone de manifiesto de inmediato. Me da igual. Que se haga un examen técnico y se emita el dictamen correspondiente. Pero es ridículo que, quienes se indignan porque Atutxa no dudara ni por un momento de que la abstención había sido fruto de un error de la propia Novales, no duden ellos ni por un momento de que la diputada no se equivocó y que se pongan a hablar de «pucherazo». Lo menos que se puede reclamar a quienes exigen a los demás que duden es que den ejemplo y empiecen por dudar ellos.
Pero estamos en las mismas: reclaman a los demás lo que ellos no respetan. Viajan siempre por vías de dirección única.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (29 de diciembre de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 11 de julio de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/12/29 06:00:00 GMT+1
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2004/12/28 06:00:00 GMT+1
En el mucho tiempo que llevo dedicado al problemático oficio de opinar, la realidad me ha obligado a escribir una y otra vez sobre algunos problemas que tienen solución, pero que no se solucionan.
Acabamos de ver otro terrible desastre de ésos que llaman «naturales». Cuando hace unos pocos años viajé por Indonesia, vi muchos núcleos de frágiles barracones situados a la orilla misma del agua. «El más ligero embate y se les va todo al guano», pensé.
Lo que sobrevino el sábado no tuvo nada de ligero. Y se fue todo al guano.
Cada vez que sucede un desastre de ese género, muchos insistimos en la misma idea: allí donde hay edificaciones de buena calidad, dotadas de las medidas antisísmicas adecuadas, las catástrofes se minimizan; cuando las casas o sus remedos son una porquería y han sido levantadas en terrenos inestables, las víctimas se cuentan por miles.
A las 4/5 partes de las víctimas no las mata el terremoto. Las mata la pobreza.
¿Hay alguna autoridad que ignore eso? Desde luego que no. Pero nuestros próceres prefieren mirar para otro lado, para no tener que maldecir a los gobiernos y a quienes detentan el poder económico en esos países, que no mueven un dedo para cambiar la realidad.
Hay muchas verdades como ésta, que son de cajón, pero que no son tenidas en cuenta por quienes podrían corregirlas. Un enésimo informe acaba de repetir lo que muchos venimos diciendo desde siempre: que en el mundo hay suficientes alimentos para todos, que las hambrunas son resultado de las desigualdades sociales a escala internacional y que, incluso considerando el problema del modo más egoísta -pero no a corto, sino a medio y largo plazo-, al Primer Mundo le convendría favorecer un reparto más equitativo, porque el hambre sale cara y porque está dando origen a flujos migratorios incontrolables. Sin embargo, los gobiernos de la mayoría de los países se llaman andana. Ni siquiera cumplen los compromisos adquiridos, como el del 0,7%.
Pasa lo mismo con la protección de la capa de ozono: saben muy bien que el beneficio desaforado de hoy representa una hipoteca terrible para el mañana. Pero ahí está George W. Bush, que no sólo no propicia la reducción de las actividades contaminantes de la industria de su país, sino que la ayuda a incrementarlas.
A su pequeña escala, pasa lo mismo en España con las grandes nevadas y los tremendos atascos que propician. Se planifican mal, no se dispone de las maquinaria que haría falta... Pero da igual apuntar las soluciones. Las conocen de sobra. Cuando el PSOE estaba en la oposición, denunció la situación de manera muy certera. Igual que hace ahora el PP.
La cuestión no es que quienes ocupan el poder, aquí o en donde sea, no sepan qué hay que hacer para resolver los problemas. Lo saben. Pero prefieren gastarse el dinero en otras cosas. En otros negocios.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (28 de diciembre de 2004) y El Mundo (29 de diciembre de 2004). Hemos publicado la versión del periódico. Subido a "Desde Jamaica" el 11 de julio de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/12/28 06:00:00 GMT+1
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2004/12/27 06:00:00 GMT+1
La simpática alarma antirrobo del simpático coche de un simpático automovilista simpáticamente alejado de su simpática propiedad me ha despertado de muy buena mañana y ya no me ha permitido dormir más, lo que me ha proporcionado el singular privilegio de seguir por radio las incidencias -o más bien las no incidencias- de los miles de pretendidos viajeros en automóvil que se han quedado atrapados en las carreteras que unen Castilla con Madrid y Euskadi.
Mi solidaridad con ellos era -y sigue siendo, porque ahí siguen muchísimos- plena, no sólo en razón de mi bondad natural, que me lleva a solidarizarme con cuanta persona sufre desgracia, sino también porque lo que esa pobre gente ha pasado y sigue pasando me ha tocado sufrirlo en persona varias veces. Sin ir más lejos, hace un par de años me quedé atrapado en la nieve durante un taco de horas a la altura de Briviesca. En compañía de varios miles más, por supuesto.
Y de veras que esa situación llega a hacerse angustiosa. Empiezas a calcular para cuántas horas tienes combustible, cuánto te durará la bateria del móvil, cómo deberías administrar los cuatro caramelos y las tres galletas que llevas... y se te pone un mal cuerpo de mucho cuidado.
Pero lo que más cabrea, y con gran diferencia, es oír por la radio los extraordinarios esfuerzos que están haciendo las autoridades para resolver la situación y no ver ninguno de esos esfuerzos por ningún lado por muchas horas que transcurran. Ni una sola máquina quitanieves en el horizonte. Ni un solo helicóptero que sobrevuele la zona por si se impone alguna evacuación urgente. Nada.
Para esas alturas, uno ha tenido ocasión de acordarse no muy amablemente de los astutos responsables de Protección Civil que le recomendaron en las horas anteriores que no viajara en automóvil «a no ser que no tenga más remedio». Ayer lo dijeron también. ¿Qué clase de recomendación es ésa? La vez que me quedé atrapado en la nieve me decidí a viajar en coche porque debía dar una conferencia a 400 kilómetros. Si no acudía, hacía una buena faena a los organizadores. Pero, si me hubieran dicho que corría el grave riesgo de no llegar en ningún caso, me habría quedado en casa. La recomendación correcta habría sido: «No trate de atravesar la A-1 a su paso por tales y cuales puntos porque lo más probable es que no lo consiga».
Otro motivo de cabreo: uno se pregunta cómo puede ser que los helicópteros de la DGT no informen a la Guardia Civil de Tráfico de que esta o la otra carretera se ha puesto intransitable, de modo que sus agentes corten la circulación y obliguen a los automovilistas a dar la vuelta antes de que se metan de lleno en el follón. La respuesta ya la he dado antes: los helicópteros no pueden informar de nada porque no hay helicópteros que sobrevuelen nada.
Lo más enojoso de todo ello es que se trata de un fenómeno que sucede, si no todos los años, sí con mucha frecuencia, y en ocasiones más de una vez por temporada. ¿Es tan difícil planificar la emergencia con detalle, sacando lecciones de las experiencias vividas, sin dejar tantos aspectos a la improvisación? Hay zonas en las que ya le tienen cogido el punto a la cosa, a fuerza de verla, y les pilla preparados. En el puerto de El Escudo, en Cantabria, caen todos los años unas nevadas del copón, pero no se cierra al tránsito: las máquinas quitanieves actúan rápida y ordenadamente. El pasado jueves, según iba para Bilbao, vi en el tramo alavés de la autopista bastantes máquinas quitanieves aparcadas en las zonas de descanso, dispuestas para ponerse en marcha en caso de necesidad. La necesidad se produjo, y la autopista ha estado expedita todo el tiempo, aunque se haya regulado la circulación de camiones, dejándolos pasar poco a poco, para impedir que se agolparan. ¿Por qué no se generalizan esas iniciativas?
Pues muy sencillo: en aplicación del principio celtibérico según el cual tampoco es cosa de hacer el trabajo bien pudiendo hacerlo peor y más caro.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (27 de diciembre de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 11 de julio de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/12/27 06:00:00 GMT+1
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2004/12/26 06:00:00 GMT+1
Estuve en Indonesia hace cuatro años. Conté los pormenores de aquel viaje sobre la marcha, en mi Diario de un resentido social de entonces.
El fuerte terremoto que se ha producido allí esta madrugada ha tenido su epicentro al norte de la isla de Sumatra. Yo recalé en la de Java. Relaté el muy visible contraste, presente en toda la isla -y en el conjunto de Indonesia, según me dijeron- entre la opulencia en la que vive una pequeña minoría y la miseria impresionante en la que sobrevive el ingente proletariado que constituye la inmensa mayoría.
Hice algunas fotos que reflejaban esa realidad. La de arriba es una muestra. Es lo que Aznar llamaría «una foto demagógica». La demagogia de los hechos. Las casuchas de esos bidonvilles en los que se hacinan cientos de miles de personas no necesitan más que un suave meneo para venirse abajo. Sólo tienen una ventaja: son chabolas de una sola y exigua planta. Si se hunden, quienes las habitan tienen ciertas posibilidades de sobrevivir.
Dicen las primeras crónicas que en Indonesia el terremoto ha provocado medio centenar de muertos (*), pero añaden que se trata sólo de un primer recuento. Puede que sean muchos más. Allí se tarda mucho en hacer ese género de balances, no sólo por la precariedad de los medios, sino también porque el archipiélago indonesio se compone de más de un millar de islas.
Los flashes de Prensa sostienen que los mayores desastres han tenido lugar en Malasia, Tailandia y aún más al oeste, en Sri Lanka, la Unión India y Bangladesh. Se ve que el seísmo ha encontrado más facilidades telúricas para expandirse hacia el norte y el oeste.
Aunque las noticias sean aún pocas y muy imprecisas, constato que ningún teletipo habla de que en Singapore se hayan registrado víctimas. Tal vez me precipite adelantando hipótesis, pero no me extrañaría que la ciudad-estado se haya beneficiado de la muy alta calidad de sus edificaciones, la mayoría construidas con sistemas antisísmicos.
Singapore, paraíso fiscal que acumula inmensas fortunas y que acoge las sedes centrales de importantísimas empresas, tiene uno de los niveles de vida más altos del mundo. No hace falta decir que ese tipo de cifras medias se obtiene sumando lo que tienen los que tienen más con lo que tienen los que tienen menos y dividiendo por el total, pero, con todo y con eso, Singapore cuenta con un nivel de vida general que está a años luz de los característicos de la zona (las vecinas Indonesia y Malasia en particular).
Pasé allí unos días y sentí verdadero agobio. No se ve pobreza. Lo que sí se ve es un régimen policial de aquí te espero, que deja la imaginación de George Orwell a la altura del betún. Viví la estancia con verdadera angustia, sobre todo porque por aquel entonces yo fumaba y en ese mini-país puedes verte entre rejas por haber arrojado una colilla al suelo en la vía pública o por haber cruzado la calle por donde no hay ni semáforo ni paso de cebra. Durante mi estancia en aquella ciudad, a la vez bellísima y horrible, ejecutaron a un chaval alemán que fue detenido en el aeropuerto con una partida de hachís. Y eso que se había detenido en Singapore sólo por unas horas, haciendo escala para otro destino.
Sea como sea, doy por hecho que, como siempre ocurre, este terremoto se cobrará sobre todo vidas de gente paupérrima, que es la que vive en los terrenos más inestables y en las casas más frágiles.
Pero Dios, en su infinita sabiduría, lo tiene todo previsto: es la gente a la que le importa menos morirse.
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(*) Una hora después de escrito este Apunte, las noticias hablaban ya de 150 muertos.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (26 de diciembre de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 11 de julio de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/12/26 06:00:00 GMT+1
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