Inicio | Textos de Ortiz | Voces amigas

2005/08/13 06:00:00 GMT+2

Las disculpas de Lula

Hace pocos días, la vicepresidenta primera del Gobierno de Zapatero, Teresa Fernández de la Vega, afirmó que el Ejecutivo español se identifica plenamente con la política del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva. Ya se sabe que no hay afecto más peligroso que el del oso amigo, que te da un abrazo y te parte el espinazo. Para todo aquel que aspira a una transformación real de la sociedad, el respaldo entusiasta del Gobierno de Zapatero representa casi una denuncia. En casos así, siempre me acuerdo de lo que escribió Bauer en cierta ocasión en que la prensa gubernamental respaldó una actuación suya: «¡Ah, viejo Bauer! ¿Qué tontería habrás hecho para que esta gentuza te alabe?»

Pero en este caso no hacía falta la prueba del oso. Las denuncias han surgido en tropel de la propia sociedad brasileña, que ha destapado la trama de corrupción y compra-venta de votos que puso en marcha el PT desde que llegó a los aledaños del poder. Ha quedado claro que compró el apoyo del Partido Liberal y que ha mercadeado una y otra vez para ganarse los respaldos parlamentarios que necesitaba para sacar adelante varias importantes leyes. La implicación en tales prácticas del número 2 del PT, José Alencar, del hombre fuerte del Gobierno de Lula, José Dirceu, y del tesorero del PT, Délubio Soares, ha quedado perfectamente establecida, y los tres se han visto obligados a dimitir.

Lula afirma que él no sabía nada de todo esto y que, por tanto, no tiene nada de lo que avergonzarse, aunque ha pedido perdón a la sociedad brasileña en nombre de su partido y su Gobierno. La ignorancia de Lula choca con el testimonio de Valdemar Costa, presidente del PL, que ha declarado que negoció el precio del respaldo de su partido en el despacho contiguo al de Lula, y que éste estaba al tanto de todo. Otros testimonios también ponen en entredicho la pretendida ignorancia de Lula.

Pero, en todo caso, y aún en el improbable supuesto de que no se enterara de lo que estaban haciendo sus más estrechos colaboradores, en ningún caso puede sustraerse a la culpa in vigilando, que dicen los juristas. Hay puestos de responsabilidad que exigen tener una actitud vigilante hacia el comportamiento de las personas que se hallan bajo el propio mando. Lula tendría que demostrar que hizo lo posible por asegurar la honradez de sus subordinados. Pero ¿cómo podría hacerlo, si cuando empezaron a publicarse las primeras denuncias optó por desoírlas?

Es una cantinela que hemos oído demasiadas veces por aquí: «No sabía nada», «Me he enterado por la Prensa», «Estoy tan indignado como el que más». Sabemos de sobra lo que significa.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (13 de agosto de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 19 de julio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/08/13 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: apuntes 2005 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

2005/08/12 06:00:00 GMT+2

¿Es Blair laborista?

La afirmación tan común según la cual «todos los políticos son iguales» sólo puede explicarse por la ignorancia o el desinterés por la política de quienes se apuntan a esa simpleza. Lo único que tienen en común todos los políticos -profesionales, se entiende- es que se desenvuelven en el mismo campo de actividad.

Más enjundia tiene la cosa, en cambio, si la pretensión de igualdad se ciñe a los dirigentes de los partidos que se turnan en el control del poder del Estado. En ese caso, todo depende del nivel de abstracción en el que se plantee la igualdad. Porque es cierto que esos partidos suelen coincidir en su posición ante casi todos los asuntos de mayor relevancia, que ellos mismos suelen denominar «cuestiones de Estado», reservando sus divergencias para materias de entidad menor.

Hago esta precisión para aclarar que cuando sostengo que el laborista Tony Blair es igual de derechista que muchos políticos derechistas europeos, e incluso más que algunos, no estoy haciendo abstracción de nada. No lo digo porque crea que «todos son iguales», ni siquiera porque piense que todos los paladines del Estado son del estilo, sino porque él, Blair -específica, personalmente-, rivaliza en derechismo con sus teóricos oponentes políticos. En muchísimos terrenos. En casi todos, si es que no en todos.

Se supone que lo que debería caracterizar a un laborista -a un socialista, en versión británica- es su preocupación por las libertades públicas, por los avances sociales, por el papel dinamizador del Estado en la actividad económica, por la paz mundial, por el entendimiento entre los diversos pueblos y las diferentes culturas... Nada más alejado del comportamiento del premier británico. En el plano económico y social, basta con recordar que llegó a hacer tándem con José María Aznar. Es un forofo del neoliberalismo. Se ha convertido también en el principal defensor europeo del recorte de las libertades públicas e individuales, incluyendo iniciativas tan inauditas como la formación de tribunales secretos, el derecho de la autoridad gubernativa a ordenar la deportación de ciudadanos al margen de todo control judicial y la concesión a la policía de la facultad de mantener durante meses en comisaría a los detenidos sin necesidad de formular cargos contra ellos. Y para qué hablar de su posición en lo referente a los problemas de la guerra y la paz, lo mismo que de su hostilidad tardocolonial hacia la cultura islámica. A su lado, Villepin parece un izquierdista.

¿Qué tiene que ver Blair con las señas de identidad históricas del laborismo?

Pero la cuestión más de fondo, para estas alturas, no se refiere ya a la persona de Blair, sino al Partido Laborista, que lo tiene por jefe. Más que dudar del laborismo de Blair, resulta obligado preguntarse cuántos laboristas quedan entre los laboristas.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (12 de agosto de 2005) y El Mundo (13 de agosto de 2005). Hemos publicado aquí la versión del periódico. Subido a "Desde Jamaica" el 19 de julio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/08/12 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: españa francia blair villepin apuntes 2005 reino_unido aznar el_mundo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

2005/08/11 06:00:00 GMT+2

De depresiones y crisis de ansiedad

Como en la canción El gorila, de Brassens, que cuenta cómo un juez, víctima de las ansias amorosas de un gorila, acaba gritando «¡Mamá!» y llorando mucho, «igual que el hombre al que aquella misma mañana había ordenado que le cortaran el cuello», algunos servidores del Estado caracterizados por la cruda frialdad de su actuación en el ejercicio del cargo demuestran que, cuando se trata de sus propias personas, son de una sensibilidad literalmente enfermiza.

Tenemos el caso de Rafael Vera, otrora secretario de Estado de Seguridad. Se decía de él que era frío como el hielo y que podía mostrarse realmente implacable. No aceptaba vacilaciones ni remilgos de sus subordinados, y jamás se le vio ni siquiera enarcar una ceja cuando tenía noticia de los crímenes de los GAL o de los casos más obvios de tortura en dependencias policiales. Sin embargo, así que se ha encontrado metido en chirona por haber decidido que los fondos reservados estaban reservados a él, así que se ha visto encarcelado, solo y dejado de la mano del César, ha caído víctima de una profunda depresión, el pobre. Menos mal que el Estado sabe distinguir entre los malos malos y los malos buenos y comprende que no es lo mismo la depresión de Vera que la de los demás presos, así estén al borde del suicidio e incluso acaben suicidándose. Gracias a ello, Vera ha sido autorizado a marcharse a su casa y a no pasar en la cárcel más que los fines de semana. Por lo menos hasta que alegue que acudir a la prisión los fines de semana le deprime.

Algo parecido ha pasado con los guardias civiles del cuartel de Roquetas que no se han visto involucrados en los procedimientos penal y disciplinario derivados de la muerte de Juan Martínez Galdeano. Todos, súbitamente, han pedido la baja porque -dicen- están psicológicamente muy afectados. Y se han ido a sus casas. Habrá quien considere que eso tiene todas las características de un plante, pero yo no. Yo me creo que su sensibilidad es de ese tipo: no se inmutaron porque Martínez Galdeano muriera en su cuartel tras sufrir una paliza de tomo y lomo, pero les ha fulminado el alma ver a sus compañeros en apuros. Tienen, por así decirlo, una sensibilidad corporativa.

¿Y qué decir -o mejor: que no decir- de la jueza del caso, que también ha pedido la baja laboral, alegando que sufre una crisis de ansiedad? Es la misma que no se inmutó cuando le llegaron otras denuncias por malos tratos contra integrantes de ese mismo cuartel. Ni se molestó en abrir diligencias. Porque, para remango, ella. El mismo remango con el que decidió poner en libertad a todos los guardias implicados en la muerte de Martínez Galdeano, importándole un pito la petición fiscal.

Pero ha bastado, ay, con que se descubra que envió a las partes personadas en el caso un informe amputado -lo que implica, como poco, una grave negligencia- para que le haya entrado una súbita crisis de ansiedad y haya tomado las de Villadiego.

Gente singular ésta. Tan insensibles, tan sensibles.

Nota.- A mediodía del propio 11 se supo que la jueza en cuestión no había pedido la baja laboral. Mi comentario se basaba en una información emitida por los propios Juzgados de Roquetas, que aseguraron que, efectivamente, estaba de baja. No se aclaran demasiado entre ellos. En todo caso, lo que sí confirmó fue lo de la «crisis de ansiedad»...

Javier Ortiz. Apuntes del natural (11 de agosto de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 19 de julio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/08/11 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: apuntes 2005 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

2005/08/10 07:00:00 GMT+2

Cosas de la incompetencia

Cuando EE.UU. y la URSS rivalizaban ante el mundo para exhibir sus adelantos científico técnicos y postular la superioridad de sus sistemas económicos, sociales y políticos respectivos, desplegando cual pavos sus plumajes para llamar la atención sobre los atractivos de los distintos modelos de civilización que representaban, los detalles de escaparate se cuidaban al máximo. Había que mostrar los encantos. No podían permitirse fallos que los dejara en ridículo. Tenían que apuntarse más y más éxitos, costara lo que costara. Y costaba, vaya que sí. La carrera espacial, sin ir más lejos, suponía una partida muy considerable de los presupuestos de ambos estados.

Se hundió la URSS, EE.UU. se quedó sin rival con el que competir, la Federación Rusa renunció a mantener ningún pulso digno de ese nombre y ambos gobiernos, cada uno a su nivel, relajaron por completo sus esfuerzos de cosmética y relaciones públicas. ¿Para qué iban a mantenerlo? Estados Unidos no tiene ya por qué convencer a nadie de los atractivos del sistema capitalista: no hay ningún otro que se presente como alternativa. En cuanto a Rusia, la mera idea de que pretendiera convencer a nadie de la superioridad de su actual sistema económico social produce risa.

El resultado de la dejadez y el abandono de ambos lo hemos visto escenificado a la perfección en el plazo de pocos días. De un lado, EE.UU. y la chapuza de su Discovery, al que tuvieron que hacer bricolajes sobre la marcha y cuyo aterrizaje hubieron de retrasar por algo tan sorprendente y tan insólito como que hacía mal tiempo. Del otro, Rusia y su batiscafo atrapado en el mar de Bering, rescatado -qué humillación- por un robot submarino británico.

Lo de EE.UU. tiene una explicación que equivale a una denuncia: los dirigentes de Washington han desplazado una parte muy sustancial de la vieja partida presupuestaria de la NASA para reforzar todavía más la industria armamentista. En vez de volar ellos al espacio, prefieren que otros vuelen por los aires. Lo de Rusia, por su parte, no es sino otra muestra más de lo que ocurre allí con todo: los nuevos zares están desmantelando y vendiendo por piezas los restos del Estado soviético en beneficio de sus fortunas personales. Esa gente sólo se acuerda del Estado cuando piensa en Chechenia.

No necesitado ya de superarse el uno, imposibilitado de superarse el otro, el mundo se desarrolla por su lado más lóbrego y cruel.

¡Quién me iba a decir a mí que acabaría echando de menos la competencia!

Me oponía a la imposición de las leyes de la libre competencia, salvajes, implacables. Propugnaba su sustitución por normas ponderadas, ajustadas a las necesidades sociales.

Ha sucedido todo lo contrario. La competencia ha desaparecido y su lugar ha sido ocupado en parte por la imposición, en parte por la incompetencia.

Javier Ortiz. El Mundo (10 de agosto de 2005). Basado en el apunte La incompetencia, publicado un día antes. Subido a "Desde Jamaica" el 6 de mayo de 2018.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/08/10 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: capitalismo el_mundo usa 2005 urss comunismo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

2005/08/10 06:00:00 GMT+2

Tránsitos

La gente cuidadosa de la lengua castellana se queja de que en España se llame «tráfico» a lo que, en rigor, habría que denominar «tránsito», cuando del desplazamiento de personas, de automóviles o de mercancías legales se trata. En América Latina lo llaman «tránsito», y con razón. Pero es inútil rebelarse contra esa impropiedad terminológica, entre otras cosas porque la Academia Española, siempre acomodaticia, ya ha metido en el DRAE la segunda acepción de marras.

«Tránsitos» también era el nombre que recibía antes en muchos periódicos la sección dedicada a dar cuenta de los fallecimientos noticiables. «Obituarios», la titulan en El Mundo, utilizando otro arcaísmo. «Necrológicas», escribe la mayoría.

Tal como funciona el tráfico, no sobra ese emparentamiento entre la conducción de vehículos y la muerte.

Se ha vuelto a disparar la cifra de muertos en las carreteras españolas, y es de temer que esa negra estadística suba algún peldaño más durante el próximo puente de la Virgen de Agosto.

Coincide esto con la entrada en vigor de nuevas normas de circulación que incrementan de manera considerable el castigo de determinadas infracciones.

Cabe criticar tanto esas normas como el espíritu que las inspira.

Es rechazable, en primer término, la hipocresía en que se basan. De un lado, las autoridades fomentan los desplazamientos en vehículos particulares, no esforzándose en convertir el transporte público en una alternativa real (*) y facilitando de diversos modos la expansión de la industria del automóvil. Del otro, autorizan la fabricación y la impúdica exhibición publicitaria de vehículos que alcanzan velocidades que exceden en muchísimo los límites autorizados (que incluso pueden correr al doble de la velocidad máxima permitida). Y luego se echan las manos a la cabeza ante las consecuencias de lo que ellas mismas han contribuido a provocar.

Las nuevas normas me disgustan igualmente porque tratan igual lo desigual. No se conforman con penalizar conductas, sino que también castigan los estados, desconsiderando que, por ejemplo, la misma cantidad de alcohol en sangre puede ser desastrosa para algunas personas y casi insignificante para otras. Se montan aparatosos controles de alcoholemia por los que deben pasar conductores que no han hecho nada irregular mientras justo al lado transitan sin problemas veinte motoristas sin casco y cien locos hablando por su móvil.

Pero no quiero esgrimir coartadas. Esas críticas son válidas, de acuerdo. Pero algo hay que hacer y, en tanto no mejoren las bases de la situación, veo bien que se endurezcan las normas, a ver si lo que no nace de la sensatez -de la que tantos conductores carecen, según me toca comprobar viaje tras viaje- lo reemplaza el miedo al varapalo económico o a la pérdida del carné.

Aunque tampoco confío demasiado en ello. Tómese el ejemplo del famoso carné por puntos que va a instaurarse. En Francia, después de varios años de funcionamiento de ese tipo de permisos de conducir, el número de víctimas ha vuelto a incrementarse durante el pasado julio.

Soy muy escéptico con respecto a la naturaleza humana. Según mi experiencia, toda tarea compleja que depende de una sola persona para que funcione bien acaba por fallar. Esta página web lo demuestra cada dos por tres.

(*) Ejemplo al canto. Un servicio de Renfe que presenta considerables ventajas y representa una alternativa muy atractiva al desplazamiento en coche es el que permite viajar en ferrocarril llevando el coche en el vagón de cola. Subes al tren por la noche en Bilbao -es un suponer-, viajas beatíficamente dormido y te encuentras a la mañana siguiente en Alicante -es otro suponer- con tu cochecito bajado del tren igual que tú, dispuesto a llevarte al pueblo, a la playa o a donde sea. Estupendo, ¿verdad? Pues no, porque cada vez hay menos trayectos que ofrezcan ese servicio. Lo que debería potenciarse se desmantela.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (10 de agosto de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 19 de julio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/08/10 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: apuntes 2005 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

2005/08/09 06:00:00 GMT+2

La incompetencia

Cuando los EEUU y la URSS rivalizaban ante el mundo para exhibir sus adelantos científico-técnicos y postular la superioridad de sus sistemas económicos, sociales y políticos respectivos, desplegando cual pavos sus plumajes para llamar la atención sobre los atractivos de los distintos modelos de civilización que representaban, los detalles de escaparate se cuidaban al máximo. No podían permitir que un fallo los dejara en ridículo. Tenían que apuntarse más y más éxitos, costara lo que costara. Y costaba, vaya que sí. La carrera espacial, sin ir más lejos, suponía una partida muy considerable de los presupuestos de ambos estados.

Se hundió la URSS, los EEUU se quedaron sin rival con el que competir, la Federación Rusa renunció a mantener ningún pulso digno de ese nombre y ambos gobiernos, cada uno a su nivel, relajaron por completo su esfuerzo. ¿Para qué iban a mantenerlo? Los Estados Unidos no tienen ya por qué convencer a nadie de los atractivos del sistema capitalista: no hay ningún otro que se presente como alternativa. En cuanto a Rusia, la mera idea de que pretendiera convencer a nadie de la superioridad de su actual sistema económico-social produce risa.

El resultado de esa descarada relajación formal por parte de ambos lo hemos visto escenificado a la perfección en el plazo de pocos días. De un lado, EEUU y la chapuza de su Discovery, al que han tenido que hacerle bricolajes sobre la marcha y cuyo aterrizaje han debido retrasar -dicen- «por el mal tiempo». Del otro, Rusia y su batiscafo atrapado en el mar de Bering, rescatado -qué humillación- por un robot submarino británico.

¡Quién me iba a decir a mí que acabaría echando de menos la competencia!

Me oponía a la imposición de las leyes de la libre competencia, salvajes, darwinianas. Propugnaba su sustitución por normas ponderadas, ajustadas a las necesidades sociales. Pero no es eso lo que ha sucedido, sino todo lo contrario. La competencia ha sido reemplazada en parte por la imposición, en parte por la pura incompetencia.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (9 de agosto de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 19 de julio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/08/09 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: capitalismo apuntes usa 2005 urss comunismo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

2005/08/08 07:00:00 GMT+2

Puede haber más Hiroshimas

Han sido muchos los comentarios de prensa, radio y televisión que se han ocupado en estos últimos días de reflexionar sobre el bombardeo nuclear de Hiroshima y Nagasaki analizando los pros y los contras que hubo de afrontar el presidente norteamericano Harry S. Truman antes de tomar la terrible decisión.

Alegan quienes exculpan a Truman que el imperio japonés estaba dispuesto a resistir hasta el final y que el desembarco en el archipiélago nipón habría causado cientos de miles de bajas en el Ejército de los EE.UU. Añaden que era también de temer que la URSS iniciara un ataque por el norte para tomar posesión de las islas Curiles y de bastantes territorios más. A partir de ahí, concluyen que Truman no tuvo más remedio que bombardear Hiroshima y Nagasaki, tanto para evitar un infierno a sus propios ejércitos como por razones estratégicas.

Ese retrato histórico es objetable. Quienes lo cuestionan niegan que Japón se hallara en condiciones de alargar la guerra por mucho tiempo. Recuerdan que el emperador estaba ya sondeando con los aliados las posibles condiciones de su rendición, cosa que Truman no ignoraba. Señalan que, además, es dudoso que el pueblo japonés, exhausto y harto del conflicto, hubiera opuesto seria resistencia a un ejército invasor mucho más poderoso que el suyo. Subrayan, en fin, que existían otras alternativas al bombardeo nuclear, fuera del desembarco masivo sin mayores preliminares. También relativizan el supuesto «peligro ruso», apuntando que, si tan difícil se suponía que les iba a ser a los norteamericanos la ocupación de territorio japonés, a los soviéticos les ocurriría lo mismo, si es que no más.

La discusión tiene interés histórico, sin duda, pero no aporta nada a la cuestión central. Al contrario: la oscurece. Da a entender que lo acertado o erróneo del bombardeo de Hiroshima y Nagasaki depende del peso mayor o menor que tuvieran tales o cuales datos de la realidad. Y no es así. Por muchos otros males que evitara Truman, su decisión seguiría siendo igual de abominable. Atacar deliberadamente a una población civil, y no digamos a tan gigantesca escala, supone un crimen de lesa Humanidad, expresamente tipificado en todas las leyes de la guerra.

No hay, no puede haber ninguna circunstancia o coyuntura capaz de justificar la comisión de un crimen semejante. El mero hecho de entrar a evaluar si el crimen cometido por Truman tenía o no motivación suficiente supone ya, en sí mismo, una aberración moral.

¿Qué sinceridad cabe esperar del «¡Nunca más!» de aquellos que, tras clamar esa consigna, se ponen a discutir si en 1945 fue razonable lanzar bombas atómicas sobre objetivos civiles? Si pudo ser necesario en una ocasión, ¿por qué no en otra?

Me temo que para alguna gente el bombardeo de Gernika estuvo mal tan sólo porque lo hicieron los nazis.

Javier Ortiz. El Mundo (8 de agosto de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 6 de mayo de 2018.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/08/08 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: el_mundo usa guerra japón gernika 2005 truman hiroshima | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

2005/08/08 06:00:00 GMT+2

Democrático Benidorm

Tengo oído que el sociólogo Mario Gaviria, profesor de la Universidad Pública de Navarra, fue el ideólogo del proyecto turístico que hoy es realidad en Benidorm. El plan se puso en marcha en la época en que Eduardo Zaplana (*Pedro Zaragoza) ejercía de alcalde de la ciudad.

Gaviria lo explica así: «Benidorm se ha adelantado a su tiempo, es la concreción urbanístico-arquitectónica del derecho a las vacaciones pagadas y a la pensión de jubilación, logros del Estado del bienestar en Europa. Benidorm es el símbolo de la Europa rica, de la democratización del turismo de la sociedad de masas, y como tal hay que entenderlo. Los nostálgicos de un Mediterráneo tercermundista, con pequeños pueblecitos de pescadores serviciales y serviles, los amantes de las playas solitarias y/o privatizadas tampoco caben en Benidorm».

No hay nada como ridiculizar al oponente y atribuirle lo que no dice para refutarlo con más comodidad.

Quienes ponemos en cuestión el modelo turístico de Benidorm no deseamos que existan pueblecitos pesqueros habitados por gentes «serviciales y serviles». De hecho, que yo sepa, la gente servil no es patrimonio exclusivo de los pueblecitos pesqueros. Tampoco pretendemos -¿por qué habríamos de hacerlo?- la privatización de las playas, cosa por otro lado venturosamente imposible, según la legislación española. Con argumentaciones de esa categoría se hace imposible establecer una polémica sensata.

El pasado sábado nos acercamos a La Cala, zona costera que, aunque forma parte del municipio de Finestrat, está de hecho integrada en el complejo turístico de Benidorm. Fuimos a la búsqueda de un restaurante de playa, ponderado en alguna publicación especializada, que luego resultó muy caro y bastante malo. También llevábamos la idea de darnos un baño previo a la comida, pero renunciamos, a la vista del panorama.

Hacía tiempo que no me acercaba a Benidorm en verano. Eso hizo que el efecto me resultara más anonadante: los espantosos rascacielos de apartamentos y más apartamentos sin ninguna pretensión de armonía arquitectónica, las tiendas anodinas, iguales a las tiendas de los destinos playeros de medio mundo, las playas atestadas, la orilla del mar lo mismo, el griterío mareante... ¿Ésa es «la concreción urbanístico-arquitectónica del derecho a las vacaciones pagadas»?

Se parte de una idea de las vacaciones según la cual la playa, el sol de justicia y la aglomeración son ingredientes obligatorios. No tendría por qué ser así. Comprendo que los padres con criaturas prefieran las playas -tienen a los churumbeles entretenidos sin demasiado riesgo-, pero hay mucho turismo adulto al que cabría ofrecer otros objetivos no menos estupendos e igual de baratos. Eso sin contar con que todavía quedan playas mediterráneas en las que, incluso en temporada alta, cabe disponer de una porción razonable de arena en la que tumbarse y de un mar en el que dar cuatro brazadas sin chocar con nadie. Yo estoy en el monte, pero a apenas 20 minutos de mi casa, carretera abajo, hay una playa larguísima, inacabable, en la que es posible tomar el sol y bañarse muy tranquilamente.

Benidorm no sólo es un lugar problemático para el descanso (apuesto a que la mayoría vuelve a su casa más agotada que cuando la dejó, aunque allá ella, si ése es su deseo). También aporta graves inconvenientes infraestructurales y de servicios para los habitantes de toda la comarca. Los casi cinco millones de turistas que pasan por Benidorm a lo largo del año gastan un cantidad enorme de agua, que sólo se consigue importándola y detrayéndola de otras necesidades, incluida la agricultura; producen una basura difícil de recoger y dificilísima de eliminar; utilizan masivamente los servicios de una Sanidad Pública que pagamos entre todos... Podría seguir con la lista de los inconvenientes de un modelo turístico que hace las delicias de los tour operators... y de los especuladores inmobiliarios.

Y ya que hablo de especuladores. Se acaba de anunciar que los terrenos que fueron expropiados en su día para que sirvieran de zona de expansión a Terra Mítica van a ser recalificados, a la vista de que no habrá expansión del parque de atracciones de Zaplana, que ha supuesto un tremendo fiasco, y serán utilizados para edificar más hoteles y más edificios de apartamentos. Con lo que la «concreción urbanístico-arquitectónica del derecho a las vacaciones pagadas» y la «democratización del turismo de la sociedad de masas» encontrarán una aún más elevada expresión.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (8 de agosto de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 18 de julio de 2017.

* Nota del 9 de agosto de 2005.- ¿En qué estaría yo pensando? Quien estaba al frente de la alcaldía de Benidorm cuando el megaproyecto turístico se puso en marcha -y quien aplicó con total entusiasmo las teorías de Mario Gaviria- fue Pedro Zaragoza, y no Zaplana, como escribí ayer. El murciano llegó bastante después, presto a meter la cuchara, según su propia confesión. Pero aquello había tomado carrerilla en los inicios del boom turístico mediterráneo, a finales de los 50.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/08/08 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: apuntes 2005 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

2005/08/07 06:00:00 GMT+2

Otro novelón por entregas

El diario La Reppublica ha desvelado los detalles de una oscura trama político-empresarial montada para neutralizar el consorcio periodístico RCS, propietario del Corriere della Sera y bastantes más medios de prensa en Italia, amén de máximo accionista del diario español El Mundo y la editorial francesa Flammarion, entre otras empresas del campo de la comunicación de diversos países. El plan apuntaría a hacerse con el control accionarial de RCS (Rizzoli - Corriere della Sera) mediante una OPA.

Al frente de la trama se encuentra un constructor, Stefano Ricucci, desconocido hasta hace muy poco y convertido súbitamente en multimillonario gracias a un conjunto de operaciones financieras favorecidas por el Gobierno de Silvio Berlusconi. En la sombra, pero no invisible, aparece Umberto Livolsi, mano derecha de Berlusconi en Fininvest, el holding mediático del primer ministro italiano.

El asunto ha salido a la luz porque uno de los últimos pelotazos de Ricucci ha despertado el interés de la justicia italiana, que considera que el comportamiento del constructor ha podido ser delictivo. La investigación judicial ha desvelado la maniobra para apropiarse de RCS.

La intencionalidad política de la trama es evidente. Se aproximan las elecciones italianas, Berlusconi no ve claro su porvenir como gobernante y quiere acallar como sea las voces discrepantes con más influencia en el electorado italiano, la principal de las cuales es el Corriere della Sera y su grupo. Ricucci es el encargado de cumplir esa misión, para la que, según dice La Reppublica, contaría con el respaldo de un muy poderoso pero no identificado «grupo extranjero».

Y, ya que hablamos de extranjeros: cuenta La Reppublica que una de los protagonistas de la trama no es otro que el yerno de José María Aznar, Alejandro Agag. Aparece constantemente en las conversaciones mantenidas entre los cabecillas del plan, que aluden a él como pieza clave. Citándolo unas veces sólo por el nombre, pero otras con nombre y apellido, dan cuenta de sus movimientos, de sus consejos, de sus viajes: «Estaba muy contento porque la reunión de París ha ido bien», «Alejandro me ha pedido que le eche una mano para demostrar que el precio que queréis lanzar sigue en pie», «Alejandro Agag llega mañana por la noche a Roma; podríamos vernos», etc.

Cabría sospechar que el interés de Ricucci por hacerse con el control de El Mundo no es tan alto como pretende. A cambio, no cabe pensar que Agag considere que ése es un punto secundario. Establecido lo cual, la cuestión que se plantea es: las maniobras de Agag para alterar el control accionarial de El Mundo, en la actualidad favorable a Pedro J. Ramírez, ¿las hace por su cuenta o con la autorización, si es que no el encargo, de su suegro? Lo primero no es impensable: desde el paso de Juan Villalonga por Telefónica, Aznar tiene acreditada su habilidad para criar cuervos que le saquen los ojos. Pero tampoco cabe descartar, ni mucho menos, lo segundo. Porque el ex presidente de Gobierno tiene muchísimos defectos, pero uno que destaca sobre todos los demás: es rencoroso hasta lo enfermizo. No admite que quienes él catalogó en su momento como aliados, si es que no como seguidores, lo hayan pasado a la reserva, dándolo por amortizado.

Como en los novelones por entregas de antes, este comentario sólo puede tener un final: «Continuará».

Javier Ortiz. Apuntes del natural (7 de agosto de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 18 de julio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/08/07 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: apuntes 2005 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

2005/08/06 07:00:00 GMT+2

Un cálculo inmoral

Entre los artículos de prensa dedicados a reflexionar sobre el bombardeo nuclear de Hiroshima y Nagasaki que se publican hoy, no pocos se detienen a analizar los pros y los contras que hubo de afrontar el presidente norteamericano Harry S. Truman antes de tomar la horrible decisión. Muchos coinciden en que la opción no era fácil.

No estoy de acuerdo. La opción era sencillísima. De hecho, no había opción: sólo una mente insensible a los principios de la Ética y del Derecho podía -puede- pensar que la hubiera.

Alegan que el Imperio japonés estaba dispuesto a resistir lo que hiciera falta y que el desembarco en el archipiélago nipón habría causado cientos de miles de bajas en el Ejército de los EEUU. Añaden que era de temer que la URSS pudiera iniciar un ataque por el norte para tomar posesión de las islas Curiles y cualquiera sabe de cuántos territorios más. Concluyen que Truman decidió bombardear Hiroshima y Nagasaki tanto para evitar un infierno a sus propios ejércitos como por razones estratégicas, y que eso, en todo caso, no fue un disparate.

Cabe objetar incluso el propio retrato histórico. Para empezar, es falso que Japón estuviera en condiciones de alargar la guerra por mucho tiempo. Ni podía ni quería: el emperador estaba ya sondeando con los aliados las posibles condiciones de su rendición, y Truman lo sabía. En segundo lugar, es dudoso que un pueblo exhausto y harto de la guerra hubiera podido oponer demasiada resistencia a un ejército invasor mucho más poderoso que el suyo. En tercer término, cabía examinar otras opciones, fuera del desembarco masivo sin mayores preliminares. En cuarto lugar, se entiende mal que a los norteamericanos les fuera a resultar tan difícil ocupar territorio japonés y a los soviéticos no.

Pero, aunque fueran rigurosamente históricos todos los argumentos esgrimidos por quienes tratan de que entendamos lo que hizo Truman, su decisión seguiría siendo igual de abominable. Porque, al atacar de manera deliberada, alevosa y masiva a una población civil, Truman cometió un crimen de lesa Humanidad, expresamente tipificado por todas las leyes de la guerra. Y no hay ninguna circunstancia o coyuntura que pueda justificar la comisión de un crimen como ése.

El mero hecho de entrar a considerar si lo que hizo el trigésimo tercer presidente de los EEUU tenía o no motivación suficiente es ya, en sí mismo, una inmoralidad.

Ahora va a resultar que el bombardeo de Gernika estuvo mal tan sólo porque lo hicieron los nazis.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (6 de agosto de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 18 de julio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/08/06 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: apuntes 2005 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)