Chaves dice que es «muy grave» que la V Asamblea Federal de Izquierda Unida se haya pronunciado en contra de la sentencia del Supremo contra HB. ¿Por qué va a ser muy grave tal cosa? En este periódico se ha publicado un excelente artículo de Enrique Gimbernat, prestigioso catedrático de Derecho Penal, nada sospechoso de colusión con HB, que pone la sentencia en cuestión a caer de un burro. Magistrados que no sólo no simpatizan con ETA, sino que enchironan a sus miembros un día sí y otro también, me han confesado que este fallo del Tribunal Supremo les parece sencillamente infumable. Lo mismo dicen en privado, según me consta, algunos jueces del propio Supremo.
En esto de la sentencia de HB está funcionando ese principio que algunos proclaman orgullosamente: «Con la Patria, como con la madre: con razón o sin ella». Por lo visto, hay que defender la resolución del Supremo porque, si no, «haces el juego» de ETA. Es sumamente inquietante que haya quien crea que decir la verdad puede hacer el juego de ETA, en el improbable supuesto de que ETA esté jugando.
La idea según la cual hay que estar «con la Patria como con la madre, con razón o sin ella» sólo puede complacerles a aquellos que, en el fondo, están convencidos de que su patria no tiene razón. A mí no me interesan gran cosa las patrias, pero mucho menos cuando no tienen razón. Por lo demás, ¿quién decide qué patria es la de cada cual? En mi caso: ¿qué patria es la mía? En determinados asuntos me reconozco -no es asunto de elección- exclusivamente vasco. En otros, me detecto español, o tal vez hispano. En otros, europeo de algo más al norte: quizá francés. Y en otros, de ningún territorio en concreto. ¿Del lado de qué patria debería ponerme? Vaya lío.
Eso sin contar con que tampoco parece fácil encontrar el modo de determinar que tal o cual causa no es de facción o de clase, sino de una patria, en general. El examen de la Historia permite establecer que rara ha sido la bandera izada en nombre de todo un pueblo que no escondiera entre sus pliegues intereses muy particulares.
Al primero que le oí decir eso de que «con la Patria, como con la madre: con razón o sin ella» fue a Rafael Vera. Se refería, claro, a los GAL. Vera tiene una turbia concepción tanto de las patrias como de las madres. Si mi madre no tuviera razón en algo, se lo diría. Por su propio bien. Pero se ve que Vera no piensa como yo tampoco en eso. Me reconforta.
Decía Pasteur que la Ciencia no tiene patria. La razón tampoco. Ocultar lo que uno ve cierto por conveniencias del momento puede aportar alguna ventaja coyuntural, pero a la larga es un bumerán. Hipótesis nada desdeñable: ¿qué pasará si el Tribunal de Estrasburgo echa abajo la sentencia contra HB cuando los 23 miembros de su Mesa Nacional lleven ya cuatro o cinco años en la cárcel? Veremos entonces lo bien que quedan la Patria... y algunas madres.
Javier Ortiz. El Mundo (10 de diciembre de 1997). Subido a "Desde Jamaica" el 11 de diciembre de 2010.
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