Hace exactamente diez años publiqué en El Mundo una columna que muy poca gente entendió. Pero entonces no estabais vosotros. Leo hoy lo que ha escrito Belén Martos para esta web y me parece que puede valer la pena repetir aquel texto, porque veo que estamos en las mismas. Ahí va, y a ver si hay suerte. Recordad que está escrito hace diez años.
Y vi que en la lejana India se desataban siete pestes, y las siete mataban como el rayo a cuantos de ellas huían. Y vi en Ruanda a dos grandes tribus que blandían la espada de dos filos, y por ambos dos ambas morían, y causaban terrible pavor en el resto de los humanos durante cien días, y luego ya nadie más miraba hacia ellas. Y vi a mil policías brasileños persiguiendo a cien mil niños, todos misérrimos y sucios, y a unos les daban muerte para que no afearan las calles y luego los tiraban, y a otros los descuartizaban y vendían sus órganos en la plaza pública. Y vi a un escribano colombiano que llevaba la cuenta de los asesinatos políticos, y vi que reía alborozado y lanzaba grandes vítores y hurras tras comprobar que su cuenta era la más larga del orbe. Y vi en España a un banquero que clamaba desde lo alto de un púlpito de jaspe y coralina, y decía que mil millones de humanos subsisten con una moneda al día, y nada decía de los muchos que no subsisten cada día. Y vi en la selva frondosa de México a trece batallones que llevaban trece cisternas de alcohol a trece pueblos indígenas, y les pedían que bebieran y bebieran, porque los beodos no se hacen guerrilleros. Y vi en la capital de México una gran fiesta presidida por un gran dragón, y el dragón vestía de púrpura y llevaba joyas de oro, piedras preciosas y perlas, y a su alrededor siete jefes de la política y siete magnates de la droga festejaban la victoria del dragón, la muerte de sus enemigos y el éxito de sus negocios. Y vi en Sudáfrica a doce tribus que se devoraban entre ellas, y en el norte de África a doce tribus que se devoraban entre ellas, y en Yugoslavia a doce tribus que se devoraban entre ellas, y en Rusia, a doce veces doce. Y todas eran fuertes, y todas tenían poderosas armas de acero y hierro, y todas las usaban.
Y vi que el mundo era sacudido por grandes desgracias, y que los terremotos destruían las ciudades, y que los barcos se hundían y las olas engullían a los hombres, y que los barcos se hundían y una espesa capa negra cubría los mares, y que el aire se pudría y el sol quemaba a las criaturas, y que las aguas se corrompían y eran escasas, y que las gentes se pegaban por haberlas.
Y me acerqué al palacio de la reina de Europa, y vi que estaba rodeado de cuatro fosos, y que detrás de cada foso se levantaban cuatro fortificaciones. Y vi que los soldados tiraban contra las turbas de mendigos que acudían de todo el mundo a pedir limosna. Y entré en el palacio y vi que los hombres y las mujeres vestían de lino blanco y fina seda, y en sus cabezas, muchas diademas de esmeraldas y rubíes, y en sus manos, copas de oro llenas de dulces vinos, pero eran ciegos y sordos, y su piel, aunque delicada, era insensible, y se hablaban, pero no se oían.
Y sentí entonces una profunda voz que retumbó en la bóveda celeste y que clamó: «¡Vea quien tenga ojos para ver, y escuche todo aquel que sea capaz de oír!»
Pero no tuvo respuesta.
Nota de régimen interno.- Lo que son los amigos. Varios con presencia importante en la Red han hecho mención de esta página web y ahí están los resultados: nos hemos plantado en una media de 2.543 visitas diarias. Del orden de 600 más que el mes pasado. (La media bajará algo el fin de semana y se recuperará de nuevo el lunes. Así funciona esto, que responde al viejo principio que Charo formula con un dicho definitivamente pasado de moda: «En todos los trabajos se fuma».)
Me dicen que ésta es la web personal más frecuentada del Estado español. Y yo respondo que será muy frecuentada, y que me alegro, pero que, desde luego, no es personal.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (6 de noviembre de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 17 de julio de 2017.
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