El Partido Popular cree que la fijación abierta y pública de la verdad histórica sobre el Alzamiento franquista del 18 de julio de 1936 y sus trágicas consecuencias es inconveniente, porque reabre «heridas del pasado», y conforme a ello se ha manifestado en diversos foros internacionales.
¿No conviene reabrir «heridas del pasado»? Convengamos en que sólo pueden reabrirse las heridas que no han cicatrizado del todo. Si realmente el 18 de julio y los 40 años posteriores reposaran en la Historia, podrían ser examinados con entera tranquilidad. Pero no es así. De hecho, según una encuesta reciente, uno de cada cuatro españoles se opone a que se aclare qué sucedió realmente durante aquel tiempo. ¿Temen saber? ¿Prefieren no recordar qué saben? ¿No quieren que otros sepan lo que ellos saben?
No sería grave, ni mucho menos, que hubiera conciudadanos poco dados a la invocación de sus viejos fantasmas familiares. Lo grave es que prefieran que no se hable de ello para no verse en la obligación de tomar partido en cuestiones de principios. Que un 30% de españoles, según la encuesta publicada ayer por El Mundo, justifique la sublevación militar del 18 de julio de 1936 demuestra que casi la tercera parte de nuestra sociedad sigue sin aceptar el valor superior de las reglas de la democracia. Admite que los ejércitos pueden hacerse con el poder político en circunstancias cuya excepcionalidad ellos mismos determinen.
Hay quien se sorprende de que, según recogen las encuestas, sea la parte de la población española que vivió durante el franquismo la que menos firme se muestre a la hora de condenarlo. Aunque este extremo varíe según las zonas geográficas –no entro en detalles para evitar agravios comparativos–, en general no es de extrañar que muchos prefieran que no se concrete cuál fue su contribución personal a la lucha contra la dictadura... o a su mantenimiento. Porque, si queda sentenciado que el franquista fue un régimen criminal, ¿cómo contarán a sus descendientes que no movieron ni un dedo para oponerse a él, o que incluso lo apoyaron?
El PSOE se queja de que el PP quiera convertir el pacto de reconciliación en el que se basó la Transición en un pacto de olvido. Los dirigentes del PSOE –al menos los mayores– saben de sobra que lo uno llevó a lo otro. Ellos sellaron un pacto implícito de silencio con los albaceas testamentarios del franquismo. ¿Cuántas veces los socialistas no han amenazado desde 1977 a las huestes de Fraga con sacar a relucir su pasado? Pronto se quedarán sin ese recurso, pero por razones vegetativas.
Uno de cada cuatro encuestados prefiere no opinar sobre el 18 de julio. Otra parte nada desdeñable dice que no opina porque no sabe qué sucedió. El conjunto ofrece un panorama tan desolador como coherente. No desentona nada.
Nota.– Esta columna aparece hoy en El Mundo bajo el cintillo El Horno, que es el que utilizo cuando escribo fuera de la página 2, como hoy, para sustituir a algún otro columnista que, por las razones que sea, no atiende a su compromiso. Es algo que en verano sucede con cierta frecuencia. En esos casos suele ser habitual que ejerza de «columnista de guardia».
Javier Ortiz. El Mundo (19 de julio de 2006). Hay también un apunte con el mismo título: ¿El 18 de julio? NS/NC.
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