Zapatero ha comunicado a Ibarretxe que no tomará en consideración sus propuestas mientras no cuenten con el aval del conjunto de los partidos vascos. Además, le recordó que no está dispuesto a discutir sobre nada que rebase los límites de la Constitución.
Lo cual plantea un par de problemas de mera lógica.
Empezando por lo segundo: él no sólo está dispuesto a discutir sobre propuestas que desbordan lo previsto en la Constitución, sino que lo ha hecho ya varias veces. Por ejemplo, cada vez que ha habido que “retocar” la Constitución para amoldarla a las exigencias de la Unión Europea (recordemos lo relativo al voto activo y pasivo de los residentes europeos en las elecciones locales). Él mismo tiene en cartera una propuesta que implicaría la corrección de tres aspectos de la Constitución, entre ellos el de la preeminencia del varón sobre la hembra en la línea de sucesión a la Corona. De modo que es incierto que no esté dispuesto a discutir cambios en la Constitución. Si lo que quiere decir es que se niega a discutir ese cambio, en concreto, dígalo, y ya está.
Segundo: él no puede exigir a Ibarretxe que espere a contar con el consenso del conjunto de los partidos políticos vascos para hacer su propuesta. Puede recomendárselo, por supuesto, pero no exigirlo, porque tal exigencia es –paradojas de la vida– anticonstitucional. La Constitución prevé qué mayoría parlamentaria (no de partidos) se requiere para hacer una propuesta de reforma estatutaria. El jefe del Gobierno no es quién para añadir requisitos por su cuenta. Además, ¿por qué hoy es imprescindible el acuerdo del PP y no lo fue a la hora de votar el Estatuto de Gernika?
A ver si pasan de una vez las elecciones y la lógica empieza a recuperar el terreno perdido.
Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (17 de octubre de 2007). Javier lo publicó como apunte (Problemas de mera lógica). Lo mantenemos allí porque tiene coda y unos cuantos comentarios. Subido a "Desde Jamaica" el 2 de julio de 2018.