Nicolas Sarkozy es un caradura. Listo, pero caradura.
Durante la campaña de las presidenciales francesas, que tan bien le fue, dedicó muchísimos esfuerzos a reprochar a la prensa rosa que metiera las narices en su vida privada.
En aquel momento toda Francia sabía que quien era entonces su mujer y él estaban a la greña, y hablaba de ello, pero el candidato reclamaba su derecho a la privacidad. Su maquinaria propagandística puso el máximo esfuerzo en subrayar el argumento: “Sarkozy, víctima de la voracidad y la impertinencia de los medios. No respetan su intimidad.”
Me dejó mosca desde el principio que entrara al trapo y hablara de esos asuntos, pretendiendo que él y su señora eran uña y carne, que ella era lo más importante para él, etc., etc. Quien no quiere que nadie se meta en sus cosas privadas se limita a informar de que están fuera del temario y que no va a discutir sobre ellas, se calla y ya está.
Todo el tinglado que está montando ahora a costa de su romance con la exmodelo y cantante Carla Bruni, atrayendo a la prensa para que refleje sus éxitos amorosos, es un bochorno. O quieres tener intimidad o quieres tener espectáculo.
Lo que Sarkozy quiere, evidentemente, es tener espectáculo.
Primero (aunque supongo que no principal), para desquitarse. Así deja de ser a efectos mediáticos un abandonado, y se convierte en un conquistador, con lo cual le da en los morros a su ex.
Segundo, para contribuir a sus maniobras de distracción, en las que es especialista. Lo que le importa es que los medios de comunicación no pongan el foco en los problemas sociales de Francia, que son muchos y peliagudos, y se entretengan con naderías. Que si ha estado en Egipto (no se sabe si para imitar a Napoleón y robar otro obelisco), que si lleva gafas tal, reloj cual y pantalones color no sé qué, que si la cantante guapita que le coge de la manita va vestida con un modelo de este o del otro…
De todos modos, no es que Sarkozy (o Berlusconi o cualquiera de estos políticos mediáticos) tenga una técnica extraordinaria para manejar a los medios. Es que los medios les están diciendo día a día a todos ellos: “¡Manéjanos!”. Tales para cuales.
Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (11 de enero de 2008). También publicó apunte ese día: Debatir racionalmente.
Comentarios
Sr. Ortiz:
Creo que otro tanto de lo mismo está sucediendo en este país. No me extrañaría nada que el último libro que ha publicado el ínclito Peñafiel fuese otra maniobra más para reconducir el debate sobre la monarquía. O, mejor dicho, para soterrarlo. Ahora va a resultar que lo que hay que debatir es si el rey se ha acostado con tal o con cuál o si ha discutido con su mujer. Como si sus consecuencias tuvieran una incidencia clave en el desarrollo de la vida política y social del Estado.¡Qué pena!
Salud y República.
Escrito por: Gustavo.2008/01/11 10:55:31.287000 GMT+1
Cuesta creer que alguien, deliberadamente, pueda incurrir en una maniobra tan burda como estrategia. Muchas veces lo he pensado.
En alguna ocasión tuve contacto con políticos de pequeño nivel. El modelo básico incluye lo de siempre: dedicación, eliminación radical de "impedimentos" que no casen con sus motivaciones, pocas lecturas, don de gentes... La descorazonadora conclusión es la siguiente: sí, son capaces de manipular con tan ridículas maniobras a los eventuales votantes.
Efectivamente, creo que esas maniobras, por mucho que ofendan la razón y hasta el pudor de cualquier persona sensata, son DELIBERADAS.
Da miedo, pero es así.
Escrito por: poncio.2008/01/11 16:36:16.609000 GMT+1
Bien, el fallo o el mérito está en el sistema educativo deficiente, que antes suplían (?) o superaban (!!!) las familias. Hoy ya no: las sucesivas hornadas de educados por el estado ha, por fin, aprendido la enseñanza fundamental: el villano en su rincón y los otros que se ... fastidien. Así la manipulación está servida.
Y si la gente se empeña en no ser manipulada y hasta en pensar con alguna libertad, se la acusa de terrorista o de entorno y a la AN-TOP, se le cierran las revistas o los periódicos o las radios y asunto concluido.
Si, para colmo, surge (!?) un terrorismo irracional, más irracional aún (quiero ser políticamente correcto, no sea que...), entonces los jueces de la AN-TOP quedan más que santificados por sus sentencias racionales. Todos felizes. Estamos en rebajas.
Escrito por: Antonio Gil.2008/01/11 20:57:47.669000 GMT+1