Hay motivos para el desconcierto. En el espacio de pocas horas, dos vascos sin militancia partidista que suelen contar con muy buena información –dos «líderes de opinión», como se dice ahora– han efectuado dos diagnósticos de la situación radicalmente incompatibles. Me lo señaló ayer por la mañana un buen amigo donostiarra, atento observador de los medios, y a partir de ahí fueron varios más los que me escribieron para hacerme ver esa misma llamativa contradicción.
El primero de los mencionados diagnósticos llegó de la mano de Jonan Fernández, el que fuera fundador de Elkarri, que ahora dirige en Arantzatu el nuevo Centro por la Paz Batetik. El pasado 6 de diciembre concedió una entrevista a La Vanguardia de Barcelona en la que dijo: «Tengo información. Llevo 25 años siguiendo el conflicto de cerca y tengo mis propias fuentes en las negociaciones, y le aseguro que me confirman que el proceso avanza, pero, sobre todo, que no hay marcha atrás».
El segundo diagnóstico apareció ayer en El Diario Vasco de Donostia, también en una entrevista, ésta con el abogado Txema Montero, ex dirigente de Herri Batasuna, en la que quien ahora es alma mater de la Fundación Sabino Arana pronostica que ETA va a dar por inviable el diálogo con el Gobierno español y a declarar suspendida la tregua. Incluso predice que se producirán «atentados con muertos», lo que suscitará, a su vez, una reacción represiva a gran escala del Estado español con pleno apoyo del Estado francés.
Los dos tienen buenas fuentes de información y ninguno de ellos –me consta– es un cantamañanas, pero resulta obvio que uno de los dos se equivoca de medio a medio. ¿Quién y por qué? Supongo –insisto: supongo– que cada uno de ellos tiene algunas vías de información y que las del uno y las del otro no pasan por el mismo lugar. Que ambos tienen cerca, quizá demasiado cerca, algunos árboles que no les permiten ver el conjunto del bosque. Pero es sólo una suposición, como digo.
¿Conclusión? Pues que cualquiera sabe. Yo, por lo menos, cuanto más me entero, más dudas albergo. Sólo puedo decir lo que ya he dicho en varias ocasiones aquí mismo: que no veo las cosas nada claras, y lo poco que veo claro no me tranquiliza nada.