FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA
Título Original: Monsoon wedding
India. 2001. 119 min.
Dirección: Mira Nair
Guión: Sabrina Dhawan
Fotografía: Declan Quinn
Montaje: Mychael Danna
Intérpretes: Naseeruddin Shah, Lillette Dubeu, Shefali Sthetty, Vijay Raaz, Tilotama Shome, Vasandhara Das, Parvin Dabas
La directora india Mira Nair, tras hacer sus pinitos en su país natal y probar la grandeza de realizar cine en Hollywood, vuelve a sus raíces para presentar una alegre y titubeante película, en la que pretende acercarnos a la confrontación de culturas existente actualmente en la India. Lo hace de manera irregular centrando su historia en los preparativos de una boda de alto copete, cuyos protagonistas son una familia de la clase alta, preparada de antemano y con una parafernalia excesiva. Una celebración que se llena de un gran número de personas invitadas, llegadas de diferentes rincones del mundo. Y si bien esto podría ser un buen aliciente para realizar un estupendo relato coral, que arranca con inmensa fuerza, éste no consigue ser homogéneo, pues quedan en él cojos, muy poco o mal pincelados, muchos de sus personajes, e incluso algunos carecen de la personalidad necesaria (otros ni siquiera tienen fuerza ni gancho) para ser aguantados.
Naseeruddin Shah, protagonista de La boda del monzón
La boda del Monzón está repleta de insalvables altibajos que restan fuerza a algunas brillantes y coloridas escenas. Pues son la viveza de su imagen, muy al estilo de la francesa Amelie, y la fuerza de su música, las bazas con las que juega su directora, el gran atractivo que tiene, a priori, el film. Es cierto que en todo él se vislumbran infinidad de interesantes detalles y de buenos diálogos, y que cuenta con una cuidada y excelente escenografía. Sin embargo, ese alegre cuento de boda feliz no queda bien, se desvanece entre tiempos muertos y escenas de escasa intensidad, no es creíble esa fortuita historia de amor que de pronto, como por arte de magia, se convierte en verdadera. Y es una lástima que queden ensombrecidos, entre la convivencia de la cultura autóctona y los teléfonos móviles y la reluciente felicidad del futuro matrimonio, algunos planos cortos que nos muestran la otra cara de la realidad, así como esas pequeñas historias (el amor paralelo que vive el organizador de la fiesta o ....) que derrochan vida e ilusión, que no adolecen de pesadez ni engaño, y que se convierten en lo mejor del film. Porque La boda del Monzón (León de Oro en el Festival de Venecia 2001) no es un mal film, y aunque peque de aburrido en esos momentos de relleno, es capaz de reponerse y retomar el pulso inicial en los minutos finales, de mirar a ambos lados del muro, aunque sea de forma desigual, y de poner un punto y final que se mueve entre la excesiva alegría y la melancolía, endulzando la acidez anterior, haciendo del conjunto una comedia agridulce que no deja, a pesar de todo, un buen sabor de boca.
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