Hay un vacío, un abismo,
el silencio, o los silencios.
Hay los que callan,
lo que tú no callaste;
los que silencian
lo que tú no silenciaste.
Están ahí.
Hay otros, pero no son tú.
Hay una pena que roe, que raspa,
que duele y escuece,
que navajea las entrañas.
No soy yo el huérfano,
sino la vida, el universo,
y los que quisieron ser alumnos
de una enseñanza hecha con palabras,
dardos, resentimientos del corazón,
del alma y de los ojos que se cierran
para pensar, para sentir, para encontrar.
Sonaron los acordes de la añoranza,
de la espera inmensa, de la rabia,
de la ironía desarmada.
Suena ahora el silencio. Lloran las sonrisas.
Ríen los llantos. Y la luz se hace oscura.
Hoy tengo yo una lágrima
que no sabe adónde va.
Quizá a Jamaica.
Marat. Una lágrima. 3 de mayo de 2009.
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