Cuando me enteré de la muerte de Javier, lo primero que pensé fue: "pero, ¿qué ha pasado?"
Sabía que estaba en el hospital -él mismo nos lo hizo saber a través de su blog-, que estaba bien jodido, pero pensaba, quería pensar, que se estaba recuperando; lentamente pero recuperándose. Y me di cuenta de que ya no podría escribirle para darle ánimos y hacerle algún comentario sobre alguno de sus artículos -siempre había algo en ellos que me suponían alguna reflexión, la mayoría de las veces conmigo misma-; se me había pasado 1a oportunidad, se había ido alguien que siempre supuse estaría ahí, al otro lado del ordenador, reflexionando sobre tantas cosas... A quien, pensaba, "en cualquier momento le escribo, no voy a molestarle ahora, con tanto tratamiento".
Y aunque no pueda ir a estar con todas vosotras, con todas esas personas que, estoy segura, le queríais tanto como yo, no quiero perder esta oportunidad para compartir unos momentos de emoción y recuerdo, escuchando las músicas que tanto le gustaban y nos/me invitó a conocer.
Un gran tipo, Javier. No me cabe duda.
Me quedo con la alegría de haberle conocido, con el agradecimiento inmenso por su trabajo y por haberme permitido compartir su relación con otras muchas personas que casi me parecen amigas de siempre. A ésas, sobre todo a sus más próximas, a las que él tanto quería y ellas a él, también, mi agradecimiento.
Hasta Jamaica, Salud y República.
¡Ah! La viñeta es genial, irrepetible.
Carmen Mendigutxia. Ilarduia-Gasteiz. Texto remitido por Carmen para ser leído en el Homenaje a Javier tributado el 8 de mayo pasado en el Hika Ateneo de Bilbao.
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