Hace unos días se marchó Javier Ortiz. Esa noche, al llegar a casa, no pude evitar una lágrima. Salió con rabia, la rabia de pensar que siempre se van los mejores. Este fin de semana lo voy a pasar por La Vila, cerca de Aigües, el lugar en el que pasaba una buena parte de su tiempo. Me acercaré a Aigües a tomar un buen ron a su salud, y a consolarme pensando que si se van los mejores, es porque durante un tiempo estuvieron. Nos vemos en Jamaica.
Cositas de la vida. Siempre se van los mejores. 30 de abril de 2009.
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