Esta funda desgastada corresponde a un disco de Javier Ortiz, y tras ella hay una simpática historia que ahora explicaré:
Corrían los años setenta cuando un joven Ortiz paseando por Barbés –el barrio parisino en el que por entonces vivía- escuchó la música que salía de uno de los muchos cafés argelinos de la zona. Aquella canción que sonaba la había oído antes por la radio y le había entusiasmado; se llamaba A Vava Inouva y era de un tal Idir, un tipo que había conseguido un éxito inusual para un cantante argelino en la France de la época.
Javier, que siempre fue un melómano impenitente, había intentado hacerse con el disco por los medios convencionales –o sea, yendo a una tienda para comprarlo- sin llegar a conseguirlo. Pero, como bien sabemos, nuestro querido amigo no se daba por vencido fácilmente, y al oír la canción decidió probar una nueva estrategia para lograr el deseado disco. Ni corto ni perezoso entró en el café y entabló conversación con el dueño mientras metía monedas en la máquina de discos para escuchar el tema una vez tras otra. Los detalles de la conversación no los conozco, pero sí sé de buena tinta que tras rechazar diversas ofertas de compra, el buen hombre acabó abriendo la máquina de discos y regalándole el single al persuasivo Ortiz.
Javier, conservó ese disco como oro en paño, y cuando hace unos meses Idir dio un concierto en Barcelona me mandó el viejo vinilo para que se lo dedicara. La sorpresa de Idir al ver aquel ejemplar –que ni él mismo conservaba- fue considerable y después de reírse francamente tras conocer la historia de su adquisición le escribió una cariñosa dedicatoria agradeciendo su interés.
Mi relación con Javier, llegó a través de la música de Idir; después de leer en su página web una reseña de A Vava Inouvá le envié un comentario al que respondió amablemente. A partir de ahí se desencadenó un intercambio de discos, de ideas, de afectos y se consolidó una amistad que se ha mantenido durante estos años.
Valga como recuerdo del inolvidable amigo, el compartir con vosotros esta anécdota de sus andanzas que es bastante expresiva de su amor por la música, de su extraordinario tesón y de su inmensa capacidad de seducción.
Para ti Javierete y para todos los que te queremos, dejo por aquí esta versión de A Vava Inouva.
Maria Zaloña aka Marieta. Música para Javier. 28 de abril de 2009
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