Ha muerto Javier Ortiz, un amigo al que nunca conocí personalmente, pero que sabía expresar con finura lo que yo pensaba incluso antes de que pasara por mi cabeza.
Existe la inmortalidad, consiste en dejar sobre los vivos la marca de tu nobleza. Javier Ortiz, fue un hombre sin precio, por tanto un hombre que ya estaba de sobra en este mundo, yo he admirado a mucha gente, pero como decía un viejo amigo, cuando cumples los cincuenta ya estás en riesgo severo de ver a tus admirados arrastrados por el fango. No he tenido tiempo para ver de este modo a Javier Ortiz, aspiro a que nadie lo tenga para verme a mí callar ante los molinos de viento, siempre por supuesto, salvando las diferencias entre el oro y lo dorado. Agur Javier.
Hilario. Los jesuitas trataron de encauzarlo por el buen camino, pero él descubrió muy pronto que era comunista. 28 de abril de 2009.
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