2009/07/29 06:01:00 GMT+2
Como cada mañana, tras hacerme el desayuno, me he sentado al ordenador a leer la columna de
Javier Ortiz
en su página antes de escribir algún texto bobo para este blog. Hoy he encontrado una columna que ya escribió hace unos pocos años. En aquella
ocasión generó un gran susto entre sus lectores. Tuvo que aclarar que aquel humorístico
obituario era un texto que dejaba escrito para que alguien lo publicara cuando
fuera necesario. Esta madrugada, según se anuncia hoy en su blog,
ha muerto Javier Ortiz y el obituario que él mismo escribió ha sido publicado.
Javier Ortiz escribió alguna que otra vez sobre el género obituario. Señaló con acierto que los obituarios suelen hablar mucho menos del muerto que del autor: “Lo conocí tal día”, “él sabía que yo tenía un inmenso talento”,… Así
que no voy a contar aquí la escasa relación bidireccional entre ambos (la unidireccional la podéis vivir en su blog todavía y espero que por
muchos años).
En su obituario termina diciendo que Javier Ortiz fue periodista y columnista. No dudo que lo fuera, pero creo que por lo que más destacó
fue por ser un razonador. En alguna ocasión comentó que le habían dicho que su estilo argumental era la lógica incómoda.
Más que argumentar para convencer de que algo fuera blanco o negro, dejaba en evidencia que los poderosos nos decían que era blanco y negro
en función de sus intereses. Frente a la lógica caprichosa, él sacaba el estilete de esa lógica incómoda. Tan fulminante. En realidad, la
lógica es siempre incómoda: por eso llama tanto la atención quien la usa.
Cuando Javier Ortiz anunció que fichaba por Público convirtió aquel proyecto en algo creíble. Para la izquierda alternativa se va uno de sus cimientos intelectuales. No en vano más de una
formación política se ha inventado o ha manipulado una suerte de apoyo electoral de Javier Ortiz para cobrar lustre: y él lo desmentía cuando menos daño fuera a hacer a esa formación. No andamos sobrados de cimientos y se nos va uno de los más sólidos, de los menos fanáticos; uno de los grandes.
Sí voy a terminar con esa mala arte que denunciaba Javier Ortiz sobre los obituarios. Contando mi libro. No creo que me hubiera puesto
nunca a escribir un blog si no fuera por Javier Ortiz. Deliberadamente he intentado que mi modelo fuera él, porque su forma de razonar es la que desde hace muchos años he intentado hacer mía y no creo que nadie haya sido citado tantas veces en este blog como él (incluso por él mismo, que dejó un comentario para matizar algo que conté de boca suya). Mi modelo ha muerto. A partir de mañana mismo mi forma de desayunar tendrá que cambiar. Ahora tendremos todos que aprender a utilizar una
lógica incómoda por nuestra cuenta.
Hugo Martínez Abarca. Javier Ortiz. 28 de abril de 2009
Escrito por: Hugo Martínez Abarca.2009/07/29 06:01:00 GMT+2
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2009/07/28 06:01:00 GMT+2
"Nacimos en dos orillas distintas del gran charco, pero cuando nos conocimos en 1992 en El Mundo nos sorprendimos gratamente de tener
tantas cosas en común (...)".
A la edad; orígenes vascos –el suyo directo, el mío por padres emigrantes–, trayectorias profesionales y de vida interrumpidas por detenciones y torturas bajo similares inquisidores;
exilio político en la misma ciudad, París, se sumaban muchas otras afinidades e inquietudes.
Sin conocernos aún habíamos coincidido con nuestros escritos mucho antes en El Viejo Topo, en Egin y en
ese efímero pero ilusionante proyecto que fue Liberación. Luego seguiríamos encontrándonos en
Rebelión, en Diagonal, en Safe Democracy y en distintos foros alternativos.
Con una buena mariscada y un bueno vino por medio nos dedicamos una y otra vez a poner a parir a
los tantísimos periodistas conversos que un día se acostaron siendo de izquierdas y al otro se levantaron derechistas, lanzando desde sus
poderosas atalayas en la prensa y en las tertulias latigazos a todo lo que oliera a progresismo, en un
intento por salvar sus pecados ideológicos
juveniles.
Alguna vez nos permitimos erigirnos en jueces y escribimos en una servilleta de papel una relación de los periodistas de nuestra generación en el Estado español a los que reconocíamos como parte de los nuestros, aunque no tuviéramos una relación personal con ellos. Y nos aterrorizamos de ver que en una sola cara de la servilleta nos cabían todos.
Escribiera o interviniera en el medio que fuera, Javier era siempre el mismo. Pero entendía que no se
podía despreciar ningún soporte en el que pudiera expresar sin censura sus ideas… hasta que la cuerda se rompiera.
De la lista de la servilleta sin duda Javier sobresalía como el periodista comprometido de su generación que más rápido se adaptó al nuevo
siglo y entendió la importancia de internet, de cómo conectar con esa juventud rebelde, alternativa, esperanzadora, que seguía día a día sus
columnas y acudía a los foros en los que participaba.
Agur Javier, hasta un día de estos. Ahora que no tienes que escribir tu crónica diaria y disfrutas de más tiempo, aprovecha con tu catalejo a
controlar al personal y comprueba si aparecen nuevos candidatos para incorporar a la lista. Hacen muchísima falta.
Roberto Montoya. Un rebelde con causa. Periódico Diagonal. 14 de mayo de 2009.
Escrito por: Roberto Montoya.2009/07/28 06:01:00 GMT+2
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2009/07/27 06:01:00 GMT+2
Este blog está hoy de luto. Esta mañana me he quedado helado al conocer la muerte de Javier Ortiz. Los que habitualmente leíamos su blog ya
sabíamos de su enfermedad, que él mismo se encargó de retransmitirnos con su habitual tono irónico. Una enfermedad que no le impidió hacer lo que más le gustaba: escribir, hasta el último día de su vida. Muchos echaremos de menos sus columnas diarias, siempre irónicas y siempre críticas y, lo que es más difícil, siempre acertadas.
Como era de esperar de un genio como él, dejó escrito su propio obituario, que podemos leer en su blog. Javier Ortiz soñaba con Jamaica, con una
Jamaica ideal con la que muchos soñamos pero espero que él ya haya hecho realidad. Para los que consideramos a Ortiz un maestro con mayúsculas la pérdida es irreparable, pero siempre nos quedarán sus textos y el recuerdo de sus intervenciones como colaborador en EITB, siempre irónico y siempre lúcido: con la verdad por delante.
Quiero desde estas humildes líneas solidarizarme con su familia y sus amigos más íntimos, hacerles partícipes del dolor que sentimos también aquellos que consideramos que ha quedado un vacio en el mundo de la prensa que será imposible de llenar. Estoy seguro de que él no querría que le llorásemos, querría que le recordásemos tal como era, con ese humor ácido del que hacía gala y con ese estilo inconfundible en el que era maestro indiscutible.
Aquí podéis leer su obituario, que el mismo escribió hace dos años porque no se fiaba de los escritores de obituarios y que creo que le retrata perfectamente. Estoy
seguro de que descansa en paz nuestro maestro y compañero Javier Ortiz.
José Luis Salgado. Nos ha dejado el maestro Javier Ortiz. 28 de abril de 2009.
Escrito por: José Luis Salgado.2009/07/27 06:01:00 GMT+2
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2009/07/24 06:01:00 GMT+2
Hace unos días se marchó Javier Ortiz.
Esa noche, al llegar a casa, no pude evitar una lágrima. Salió con rabia, la rabia de pensar que siempre se van los mejores. Este fin de semana lo voy a pasar por La Vila, cerca de Aigües, el lugar en el que pasaba una buena parte de su tiempo. Me acercaré a Aigües a tomar un buen ron a su salud, y a consolarme pensando que si se van los mejores,
es porque durante un tiempo estuvieron. Nos vemos en Jamaica.
Cositas de la vida. Siempre se van los mejores. 30 de abril de 2009.
Escrito por: Cositas de la vida.2009/07/24 06:01:00 GMT+2
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2009/07/23 06:01:00 GMT+2
Ahir va morir Javier Ortiz, els textos del qual he enganxat des d'aquest bloc per a que poguerem compartir-los.
Per a mí, ha segut el gran descobriment dels últims anys, ell juntament amb el gran Rafael Reig justificaven per sí mateixos tot el projecte de
Público.
Primer encapçalant la fulla del diari on estaven, després situant-se en la columna de la dreta fins l'últim article, que va ser de despús ahir (Tres Tristes Tercios). Ja feia temps que a un diari de tirada nacional no apareixien veus discrepants sobretot en dos qüestions: l'esquerra i la realitat
nacional de l'estat.
A la primera d'elles, El Pais
ha representat la tònica dominant i la seua deriva dretana, tant en aspectes socials com, evidentment, nacionals feu que una part de la gent reberem l'aparició de Público com un regal de nadal.
A la segona, les opinions divergents són contades tot i que, des de les perifèries, que hem tingut accés a TV3, l'Avui, etc. estem acostumats a
que, almenys fins fa un temps, les coses no eren o blanques o negres. Però, uiiii, a l'interior la cosa no funciona així. No existeix discrepància "visible" en aquests temes (la no visible, és sorprenent! ahi queden els projectes de Diagonal, el periòdic contrainformatiu digital La Haine , el moviment antifeixista madrileny,
p.ex.) ja que, com deia Fuster, "pel que fa a la qüestió nacional, igual dóna Fraga que Carrillo". I així ens va la cosa. En aquest punt, com dia, J. Ortiz ha estat al peu del canó contraposant-se a tantes i tantes opinions oportunistes que utilitzen la llei de partits i el "tot és ETA" per desarticular tots els moviments socials alternatius d'un poble. La seua opinió ha estat tan coherent abans com després del procés de negociació establert entre l'estat i l'organització armada.
Ha denunciat, com a periodista basc, el desgavell que suposà tancar l'Egunkaria de manera preventiva i deixar el poble sense l'únic diari en la seua pròpia llengua (http://www.javierortiz.net/voz/egunkaria). I a més, tot açò amb una gran dosi d'escepticisme, d'humor i de doble sentit.
Aquest humor, el podeu trobar a l'obituari que va deixar escrit, per allà gener, preveient el que passaria i anticipant-se a aquells que, per
complir el tràmit, pogueren escriure-li'n un per a la seua mort. Ací el teniu.
Enric Lloret. Javier Ortiz. 29 de abril de 2009.
Escrito por: Enric Lloret.2009/07/23 06:01:00 GMT+2
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2009/07/22 06:01:00 GMT+2
Un email titulado Reirse hasta la muerte de Lorenzo Benítez incluía un enlace al obituario del periodista donostiarra Javier Ortiz que él mismo escribió años antes de morir. En él rompe las reglas y nos da toda una lección. Una muestra de elegancia y de sentido del humor que hace que nos quitemos el sombrero ante él, esté donde esté.
He tenido la apasionante y a veces mórbida tarea de escribir un par de necrológicas. En cada una de ellas he sentido la necesidad de hacer preguntas, de ahondar en la vida de los desaparecidos, pero era tarde. Cuando tuve la oportunidad, quizá me faltaron las ganas. El post que nos ocupa empieza con la sencilla frase: “Javier Ortiz ha fallecido
esta madrugada”. Y de ahí a las propias palabras que Javier Ortiz quiso que se publicaran tras su muerte.
“Falleció ayer de parada cardio-respiratoria el escritor y periodista Javier Ortiz. Es algo que él mismo, autor de estas líneas, sabía muy bien que sucedería, y que por eso pudo pronosticar, porque no
hay nada más inevitable que morir de parada cardio-respiratoria. Si sigues respirando y el corazón te late, no te dan por muerto. Así que en ésas estamos (bueno, él ya no).”
Además se ha publicado lo que llama una declaración de principios titulado Sueño con Jamaica. En palabras de Lorenzo “Merece la pena leerlo. Parece que supo vivir”. Te dejo con una parte:
“Tal vez esa Jamaica en la que estoy soñando no exista. Tal vez esto que os estoy contando sea sólo el fruto de películas y carteles de turismo asomados a los escaparates de las agencias de viaje.
Nunca he estado en Jamaica, y es probable que nunca la vea. Me da igual. Mejor que sea así.
Mi Jamaica, esta Jamaica en la que hoy sueño, me vale porque es quimera, porque ocupa el espacio del no-aquí, porque me ayuda a imaginar que podríamos ser otros.
Y sueño, y me voy a Jamaica para mejor sentir mi distancia ante lo que veo: calles grises, gente triste. Y sueño con Jamaica para reclamar de mí más alegría, para pensar que todos podemos romper con todo, que somos capaces de no acudir puntuales a las citas, de reírnos de los estudios sociológicos que explican la muerte, de creer que el porvenir
que nos espera no está condenado a ser de por vida un tiempo para el llanto.”
Javier Ortiz. Reírse hasta la muerte. 30 de abril de 2009.
Escrito por: Cecilia Bogaard.2009/07/22 06:01:00 GMT+2
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2009/07/21 06:01:00 GMT+2
Hace algunos años, creo que 8 ó 9, escribí un correo a Javier Ortiz, quien por entonces publicaba en “El Mundo”, haciéndole algunos comentarios sobre su última columna, y explicándole que yo era, como muchas otras personas, una lectora asidua, y admiradora, de su sección. Me contestó de inmediato, muy amable y muy halagüeño. Así comenzó una amistad que con el tiempo se hizo íntima, y que duró varios años, hasta que se rompió hace algo más de un año por motivos que no vienen al caso.
No vienen al caso, sobre todo, porque esta noche Javier ha muerto, para mi gran sorpresa. Parece que padecía una seria enfermedad hepática, de la que yo tenía noticia a través del propio enfermo, ya que como era habitual en él no tuvo reparos en explicar pública y personalmente la grave situación por la que atravesaba, a través de su blog.
Quién, sin embargo, podía imaginar, con esa poca información, que estaba al borde de la defunción.
Me imagino el tremendo hueco que deja en casa y lo muchísimo que lo añorarán sus amigos, que son cantidad. Algunos son también amigos míos, y un par de ellos han tenido la bondad de informarme del fallecimiento de Javier, cosa que les agradezco infinito, ya que habría sido mucho peor saberlo por otras fuentes.
Me habría gustado mucho llegar a este ominoso día teniendo como amigo a Javier, pero por desgracia eso no ha sido posible. Qué le vamos
a hacer.
Me queda, sin embargo, la fortuna de poder recordar un montón de ratos divertidos que pasé junto a Javier, y que forman parte de algunos
de los mejores recuerdos que poseo. Solíamos reírnos mucho de casi todo, también cuando hablábamos por teléfono. Además me quedan algunas
cosas que me enseñó, personalmente y a través de sus escritos. Escritos que eran muy buenos por lo general, y en general también tremendamente acertados.
Lamento, cómo no, que haya muerto antes de tener la oportunidad de pasar algunos años tranquilos en su casa de Aigües, ya retirado del mundanal ruido laboral. Su retiro tranquilo era su esperanza, y su
única preocupación seria últimamente, antes de caer enfermo.
Era un hombre singular, desde luego. Al menos, eso es indiscutible.
En fin, macho, un beso y hasta luego,
Belentxo
Belén Martos. Javier. 28 de abril de 2009.
Escrito por: Belén Martos.2009/07/21 06:01:00 GMT+2
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2009/07/20 06:01:00 GMT+2
Esta mañana, en el Instituto, he comentado con mis alumnos un texto de un Emperador de la antigüedad que, conocedor de que solo le quedaban
seis meses de vida, y como quiera que necesitaba para el momento del tránsito de su alma al otro mundo las plegarias de todos sus súbditos, ordenó despachar de inmediato hacia las provincias que recibían los despachos de la Corte con un retraso de seis meses, los correos que habrían de llevar la noticia de su muerte.
Y, cosas de la vida, al llegar a casa me he enterado del fallecimiento de Javier Ortiz, escritor y blogero, entre otras muchas cosas, y con quien he coincidido en los últimos años en bastantes de las opiniones que ha manifestado últimamente, y así lo he reflejado periódicamente en mi blog.
Pero para no dejar de sorprendernos, y tras visitar su blog por última vez, he podido comprobar que dejó escrito su propio obituario.
Hasta siempre Javier y, como tu dirías, si en algo nos parecemos todos los humanos, desde el último hasta el más grande de los emperadores, todos
cerramos la "barraca" por una parada cardio-respiratoria. ¡Que la nuestra tarde en llegar!
Ricardo Ibarra. El obituario de Javier Ortiz. 29 de abril de 2009.
Escrito por: Ricardo Ibarra.2009/07/20 06:01:00 GMT+2
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2009/07/17 06:01:00 GMT+2
Tengo dicho que colecciono anécdotas sobre coincidencias. Colecciono, en realidad, coincidencias, esto es, hechos aleatorios que se producen en mi vida con una simultaneidad
sorprendente y desarmante, simultaneidad que parece obedecer a una justicia poética imprevista y que, además, me deparan una conexión inopinada entre ideas y emociones: la conciencia de que un arroyo, que va por debajo de todo, conecta secretamente, con un sentido narrativo y biográfico, lo que parecería disperso.
El sábado pasado enterré en Pamplona a mi tía Mercedes, una mujer a la que quería mucho. Fue guapísima, alegre, luminosa, positiva, elegante,
liberal, cosmopolita, generosa. La mañana fue fría y lluviosa, un fastidio para su jubilosa concepción de la vida.
Paseando por la parte vieja, me acordé de Mikel Laboa, el gran poeta y cantante donostiarra, fallecido el pasado diciembre. En mi adolescencia
pamplonesa me gustaban sus suaves, líricas y bellas canciones: Haika mutil, Baga-biga-higa y, sobre todas, Txoria txori, que siempre me pone al borde de las lágrimas. Mucho después de ser testigo del encuentro de Mikel con John Cage en Pamplona, en un espectáculo excepcional, en la Ciudadela, tuve ocasión de conocerle personalmente en Burguete, mi
pueblo querido, en la barra del bar Gárate. Tenía la bondad de los mejores médicos -era neuropsiquiatra infantil-, y la conversación fue
inolvidable.
Me vine a Madrid el domingo con un disco antológico de Mikel Laboa, que compré en una librería de amigos -nacionalistas vascos, lo que yo no soy-, y el martes estaba escuchando Txoria txori, cuando, en la edición digital de los periódicos, me enteré -¡es increíble!- de la muerte de Javier Ortiz. La letra en castellano de esta hermosa canción en euskera dice: «Si le hubiera cortado las alas,/ habría sido mío/ no habría
escapado./ Pero así,/ habría dejado de ser pájaro./ Y yo / yo lo que amaba era un pájaro».
¡Javier Ortiz era un pájaro! ¡Y de cuenta, también! No fui amigo íntimo suyo, pero lo traté mucho y lo leí en estas páginas y en Público.
Txoria txori, qué canción más perfecta para la muerte (y la vida) de Javier. Javier Ortiz era un espíritu independiente, un vasco con temperamento tan radical como acogedor. Escribía de maravilla, con un cuidado exquisito por el lenguaje y la gramática -su obsesión-, y con una cabeza muy bien amueblada, cartesiana y ordenada, que podría
parecer que contradecía su talante más espontáneo, domeñado, a su vez, por reflexiones, reconvenciones y decepciones. Javier tenía algo formidable, que siempre es salvador frente a uno mismo y a los demás: el sentido del humor, una ironía inteligente -¡redundancia!- que aguijoneaba a los demás y que aplicaba, como ha quedado patente en su
auto obituario, a sí mismo.
Han sido éstos, para mí, días de encaramiento con la muerte.En la muerte del otro -y ha habido más, qué racha-, uno se encara con su propia muerte, le toma la medida. Mercedes, Mikel, Javier: «y yo lo que amaba era un pájaro». El pájaro que vive la vida, disfruta de ella y lucha para mejorarla. El pájaro que vuela libre.
Manuel Hidalgo. El vuelo de los pájaros. El Mundo. 2 de mayo de 2009.
Escrito por: Manuel Hidalgo.2009/07/17 06:01:00 GMT+2
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2009/07/16 06:01:00 GMT+2
La muerte del periodista y amigo Javier Ortiz el pasado 28 de abril me sorprendió metido en la batalla final de una larga guerra cuyos sórdidos detalles no hacen al caso (tal vez los dé algún día, cuando toque hablar del periodismo y sus miserias). Como consecuencia, no tuve ni el tiempo ni el estado de ánimo adecuado para escribir sobre él. Javier fue uno de los referentes a los que aludo en el primer párrafo y dedicarle este post es un tributo muy insuficiente, que será preciso
ampliar. Por alguna razón, más bien obvia, la muerte de Benedetti y la suya se han asociado en mi mente. Ambos fueron resistentes insobornables, defensores de las libertades y del progreso moral y
material de la Humanidad. Ambos afrontaron la acusación de parcialidad, formulada desvergonzadamente por los falsos 'neutrales' y 'objetivos', y ambos han dejado un rastro de luz en todo lo escrito que constituye una invitación implícita a no ser cómplices mudos de las fuentes del horror.
José Ramón Juan. A Javier Ortiz, in memoriam. 18 de mayo de 2009.
Escrito por: iturri.2009/07/16 06:01:00 GMT+2
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