2009/09/27 06:01:00 GMT+2
Le leo a Nacho Escolar, por sorpresa, que ha fallecido esta madrugada Javier Ortiz, quien deja publicado su propio obituario porque, según él, “ no
quisiera que el día en que me muera cualquier gacetillero inútil arruinara mi muerte con una necrológica burocrática y de circunstancias”.
Siempre he admirado a los que trabajan entre las lianas de los párrafos; los que cincelan metáforas a lo largo de las frases y los que utilizan la
ironía y el sarcasmo para combatir la seriedad de la vida. Descanse en paz, por tanto, otro escritor que se nos va.
Diego Cruz. Muere Javier Ortiz. 28 de abril de 2009.
Escrito por: Diego Cruz.2009/09/27 06:01:00 GMT+2
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2009/09/26 06:01:00 GMT+2
En mi santoral el 28 de abril no será el día de un tal San Luis María Grignon de Monfort, por haber muerto el 28 de abril de 1716, a la edad de 43 años, agotado de tanto trabajar y predicar. En mi particular santoral el 28 de abril será el día de un tal Javier Ortiz Estevez, por haber muerto el 28 de abril de 2009, a la edad de 61 años, agotado de
tanto trabajar y predicar en el desierto. En el puto desierto en que nos deja, sin él definitivamente desierto.
Es éste un momento íntimo, de dolor, pues en otro pueblo de Alicante, no tan lejos de Orihuela, se nos ha muerto como del rayo Javier Ortiz, con quien tanto queríamos. A las aladas almas de las rosas... de almendro de nata te requiero: que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del
alma, compañero.
Palabras que eternamente se quedarán en el tintero. Javier sentía sobre sus doloridas espaldas el jodido peso de este mundo después de tanto batallar, "va cargado de amargura, que allá encontró sepultura su amoroso batallar". Soñaba con una Jamaica mediterránea para su destierro jubilar (¡de júbilo!).
No es momento laudatorio. Él no lo haría. Nos ha dado muchas oportunidades en vida para ese tipo de manifestaciones. Sería un gesto por usual no menos hipócrita que hoy le perdonen aquellos que no lo aguantaban por mantener su juicio "a contracorriente" de todos sus colegas bien
apesebrados. El tampoco lo haría, de hecho, no lo hacía.
Bueno, yo no necesito repetir nada sobre Ortiz. Sé que los pocos que me lean lo estiman tanto o más.
Javier Ortiz pudo dirigirse como periodista de El Mundo a un público muy numeroso. Aunque cada vez más a contracorriente. Contra los editoriales
que tantos años él escribió, contra el resto de columnistas de ese mismo periódico. Podría ser una coartada de pluralismo, pero Lozanitos y CIA no se fiaban: una sola voz, si bien tan clara que temían que les delatase. Desde Público, bastante menos público y más afín, aunque no del todo, si quien escribe no busca el fácil aplauso y se sale cuando
le peta de aquello que el lector gusta de "oír". La cuestión vasca (o española, según se mire) hace tiempo que le hartaba, pero no cesaba de reflejar sus juicios para que al menos rebotaran en el frontón de Madrid donde contrariamente a lo que se piensa más se juega a la pelota vasca. Hace otro tanto le comuniqué que cada vez apreciaba más sus
salidas más íntimas, más ajenas al mundanal ruido. Con sus tiquismiquis y manías ya consolidadas.
Y ese futuro más íntimo se ha esfumado. En su Jamaica mediterránea tal vez con su limpia prosa, evadido por fin de la actualidad de este podrido mundo, podría tal vez habernos regalado algún libro digno de leerse con mayor interés -¡si cabe!- que sus entregas diarias. Un banquete para tantos buenos lectores como con los que contaba. Alguno
hasta habría intentado convencerle de que publicara unas memorias a las que él parecía no estar dispuesto. Las suyas hubieran sido enormemente
más necesarias por su contenido que otras, y menos contaminadas de intereses personales, frecuentemente muy notorios.
Y, sobre todo, a las aladas almas de las rosas... de almendro de nata te requiero: que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero.
Esos almendros nos los han robado y no me
resisto a comunicar nuestra Jamaica más cercana, ¡Navalagamella el día de San Valentín! No la conocía, pero por esas fechas también compartió
conmigo el sueño de conocerla. Días después su cuerpo empezó a no estar por la labor.
No se me olvidará jamás la anécdota que Javier alguna vez ha contado de un enseñante de filosofía, al parecer materialista, que tuvo en sus años
de bachillerato:
"El profesor aquel era un descreído de tomo y lomo pero, estando como estábamos en plena dictadura nacional-católica, se creía obligado a disimular. Aplicaba tácticas retorcidas para razonar su agnosticismo sin meterse en líos
mayores. (...) Mi memoria conserva fiel constancia de otra de sus patas de banco. La soltó el día en que le tocó explicarnos qué debíamos entender por «alma». Se enrolló con la doctrina oficial
católico-franquista sobre el espíritu imperecedero y su pobre envoltorio de carne mortal, etc., etc. Finalizado lo cual, añadió: «De todos modos, no deja de resultar curioso que, si introducimos en
nuestro cuerpo un cuarto de litro de coñac, nuestra alma se ponga inmediatamente a decir tonterías». (El alma acatarrada, 9-11-05).
Con el alma acatarrada nos ha dejado Javier Ortiz.
Blas López-Angulo. Día de San Javier Ortiz.
.
Escrito por: Blas López-Angulo.2009/09/26 06:01:00 GMT+2
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2009/09/25 06:01:00 GMT+2
No recuerdo el momento crucial en que dejé de pensar que mis padres no se enteraban de nada
-allá por el trayecto entre los doce y los dieciséis- y empecé a creer que eran la ostia. A tenor de lo visto, la relación con los padres pasa
obligatoriamente por esos trances, salvo que una fuerza mayor se interponga (y no hay fuerza mayor a los quince que la arrogancia propia).
Para esa segunda fase de adolescencia las discusiones políticas habían mermado notablemente; y salvo algún exabrupto en el telediario, rara vez lograba seguir las teorías de mi padre. Fue en alguna de esas ocasiones en las que comentó que "no lo digo yo; lo dice Ortiz, que no sé cómo puede seguir en El Mundo".
Creo que fue ahí que visité su blog; y comencé a leer sus artículos esporádicamente. Con el tiempo, y más allá de la evidente coherencia ideológica que manteníamos, de Ortiz me fascinó una virtud que me
parecía inédita: la sensatez. Al menos en su versión, nunca supeditada a las líneas editoriales. Y efectivamente, empecé a entender a mi padre
y a preguntarme qué hacía en El Mundo. Haciéndonos caso, en 2000 pidió una excedencia.
Cuando Público salió a la luz anunciando su colaboración, en 2007, fue el motivo para cambiar de
prensa diaria; a pesar de que sus artículos, como siempre, se podían seguir leyendo en su web. Y hasta hoy, que me he encontrado su Sueño con Jamaica.
Podría decir más, pero mucho de lo que quería comentar ya lo han hecho José Antonio Pérez (brillante, en Mi mesa cojea) y Pepa Bueno. De ella cito:
"Durante años, rastreé los periódicos donde escribió, de la breve experiencia de Liberación a sus años en El Mundo porque no podía empezar el día sin leerlo. Yo solía decir entonces que leer a Javier Ortiz era como tomarse un café negro y sin azúcar. Si eso no te espabila, ya no hay nada que te espabile".
No sé cuánto tiempo se mantendrán sus Apuntes del natural en la web, pero se deberían editar como asignatura para la Secundaria. Ayudaría a entender muchas cosas.
Yo le seguiré leyendo.
Figurante con frase. Apuntes "al" natural. 29 de abril de 2009.
Escrito por: Figurante con frase.2009/09/25 06:01:00 GMT+2
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2009/09/24 06:01:00 GMT+2
Se ha ido. Ya no volveremos a verlo. Ya no podremos leer nuevos artículos suyos.
Muerte, esa amiga necesaria pero casi nunca deseada, le visitó ayer. Se lo llevó.
Una gran voz que se va. Un nuevo silencio. Esté donde esté, más allá de río estigio o en algún lugar de Jamaica. Le echaremos de menos.
Adiós, Javier.
El Cincel Social. Javier Ortiz. 28 de abril de 2009
Escrito por: El cincel social.2009/09/24 06:01:00 GMT+2
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2009/09/23 06:01:00 GMT+2
Cuando me enteré de la muerte de Javier, lo primero que pensé fue: "pero, ¿qué ha pasado?"
Sabía que estaba en el hospital -él mismo nos lo hizo saber a través de su blog-, que estaba bien jodido, pero pensaba, quería pensar, que se estaba recuperando; lentamente pero recuperándose. Y me di
cuenta de que ya no podría escribirle para darle ánimos y hacerle algún comentario sobre alguno de sus artículos -siempre había algo en ellos que me suponían alguna reflexión, la mayoría de las veces conmigo misma-; se me había pasado 1a oportunidad, se había ido alguien que siempre supuse estaría ahí, al otro lado del ordenador, reflexionando sobre tantas cosas... A quien, pensaba, "en cualquier momento le escribo, no voy a molestarle ahora, con tanto tratamiento".
Y aunque no pueda ir a estar con todas vosotras, con todas esas personas que, estoy segura, le queríais tanto como yo, no quiero perder esta oportunidad para compartir unos momentos de emoción y recuerdo, escuchando las músicas que tanto le gustaban y nos/me invitó a conocer.
Un gran tipo, Javier. No me cabe duda.
Me quedo con la alegría de haberle conocido, con el agradecimiento inmenso por su trabajo y por haberme permitido compartir su relación con otras muchas personas que casi me parecen amigas de siempre. A ésas, sobre todo a sus más próximas, a las que él tanto quería y ellas a él, también, mi agradecimiento.
Hasta Jamaica, Salud y República.
¡Ah! La viñeta es genial, irrepetible.
Carmen Mendigutxia. Ilarduia-Gasteiz. Texto remitido por Carmen para ser leído en el Homenaje a Javier tributado el 8 de mayo pasado en el Hika Ateneo de Bilbao.
Escrito por: Carmen Mendigutxia.2009/09/23 06:01:00 GMT+2
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2009/09/22 06:01:00 GMT+2
Creo que la primera vez que oí su nombre fue en boca de un amigo de mi padre, que ensalzaba la transparencia y la racionalidad cartesiana de
sus escritos. Integraba ese grupo de periodistas indómitos e implacables con el poder que conformaba, a mi juicio, el núcleo ético, ya desintegrado por completo, de El Mundo. Si a partir del año 2000, aún me acercaba a las páginas de este periódico sólo era para leerle a él y a Carlos Boyero. Quienes todavía
hoy, desde la superficialidad y desde ese sectarismo para el que toda diferencia es sectaria, no perdonan su paso por el diario conservador,
desconocen, claro, el contenido de sus artículos, y con su condena no hacen sino refrendar y reproducir este falso espectáculo bipolar contra el cual, precisamente, se enfrentó Ortiz hasta su última columna.
Mi vínculo (unilateral) con Ortiz se estrechó considerablemente en el año 2003 (¿o fue en 2005?), cuando estando en Frankfurt un colega me recomendó su blog. Usuario tardío de internet, fue la primera web personal que visité, y con un rotundo éxito, por cierto, pues acudía cada mañana a leer su esperado apunte del natural, las primeras letras
que durante muchos desayunos he leído. Tal fue mi entusiasmo, y hasta tal punto me hacía sentir el blog cercano a su autor, que poco tardé en ponerle un mail felicitándole y preguntándole alguna chorrada sobre la ausencia de periodismo de izquierdas. Su inmediata y afectuosa respuesta me confirmó que, en efecto, además de un periodista insobornable, era un tipo entrañable y próximo.
Después de aquella anécdota, volví a escribirle en alguna ocasión para enviarle el texto de una conferencia mía sobre la República y el franquismo, que recibió con entusiasmo y gratitud. Siendo alguien lejano y desconocido en términos personales, era al mismo tiempo un amigo a quien escuchaba (leía) cada jornada, clarificando con sus letras mis pensamientos y, últimamente, conmoviéndome con su sensibilidad.
Su principal lección, lo que he admirado más profundamente en él, ha sido su inquebrantable civismo racionalista, virtud rara en estos tiempos de venalidad universal. Su paso por la subdirección de uno de los periódicos nacionales más influyentes, sus frecuentes contactos con el
poder, su plena inserción en el campo en que se toman las decisiones o se fiscalizan de muy cerca, nada de eso alteró un ápice su integridad, su compromiso, su honestidad. Por eso yo hubiese deseado que nos legase su autobiografía, porque su mirada era verdaderamente excepcional y acaso irrepetible: impoluta a pesar de haber contemplado casi a diario los entresijos más sucios del poder.
Hubiese sido un testimonio único, como insustituible son las miles de impresiones que ojalá podamos seguir repasando, como crónica lúcida de nuestro presente, en su web.
Dick Turpin. En memoria de Javier Ortiz. 29 de abril de 2009.
Escrito por: Dick Turpin.2009/09/22 06:01:00 GMT+2
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2009/09/21 06:01:00 GMT+2
Supe de Javier Ortiz a través de Público. Hasta entonces nadaba en mi ignorancia y no recordaba haber leído nunca algún escrito suyo. La salida de Público al mercado hizo que le conociera. Poco a poco fui enganchándome a su columna diaria. Hasta el punto de que cuando compraba el periódico iba directo a su columna, que era lo primero que
leía, muchas veces sin avanzar más de dos o tres pasos del kiosko.
El caso es que me fascinaban sus escritos, la sencillez con la que daba un punto de vista desde la izquierda y su fina ironía. Era un fenómeno.
Así que cuando ya me hice fan del todo, comencé a indagar su trayectoria: El Mundo, la denuncia continua de las corruptelas del felipismo y de los GAL, etc.
Cuando el 29 de abril me enteré de su muerte me quedé de piedra y sentí una gran impotencia. Ahora ya no abro a toda prisa el periódico para leer su crónica, lo miro cuando llego a casa, deseando que en la edición haya algún artículo de Pascual
Serrano, Vicent Navarro, Fernández Liria, o algún otro colaborador que esté a su altura.
En fin, la vida es así de jodida.
Borja Llorente. Javier Ortiz. 8 de mayo de 2009
Escrito por: Borja Llorente.2009/09/21 06:01:00 GMT+2
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2009/09/20 06:01:00 GMT+2
Y se fue. Sin decir adiós, por sorpresa, pero dejándonos escrito su obituario. Era así de profesional y de precavido. También nos dejó su lugar ideal: “Jamaica”. No, no es la real. Era su Ítaca preferida. Su isla utópica. Una isla tranquila, sin ruidos, donde ver colmados sus sueños de paz,
donde poder escribir sobre los pájaros y los árboles, donde no hubiera injusticias, donde el poder hubiera pasado a un segundo plano por
innecesario. Esa era su Jamaica ideal.
Javier no sólo escribía bien, lo cual es una obviedad, todos lo reconocen, amigos y menos amigos. Javier, sobre todo, escribía en libertad. Sagaz, mordaz, satírico, y libre, siempre libre. Desde sus comienzos, cuando se la jugó con la policía franquista que le premió con la cárcel, para después tener que marcharse a Francia, donde
permaneció exilado. Pero su libertad no tenía banderas. No se sometió a ninguna ideología, perteneció al Partido Comunista (*) hasta que la
reacción mínima de éste, ante la muerte de Salvador Puig Antich, le alejaron del partido.
Volvió a España a la muerte de Franco y formó parte de la Platajunta, ya saben la conjunción de fuerzas socio-políticas cuyo fin era la implantación de la democracia en la España postfranquista. Fundó la revista republicana Saida, que fue secuestrada en varias ocasiones. Ya en 1984 creó junto con otros ilustres periodistas el
diario Liberación. Quizá el único intento independiente de diario de izquierdas. Su vida fue corta, a finales de marzo de 1985, acabó la
aventura por cuestiones económicas.
Posteriormente, le fichó Pedro Jota para El Mundo. Allí permaneció durante años. Además de columnista fijo cumplió misiones de dirección y siempre lo hizo con fidelidad a su profesión, y en muchas ocasiones en contra de la línea editorial. Pero su valía profesional hizo que se mantuviera como parte de la dirección hasta el año 2000.
Luego permaneció varios años como mero comentarista del diario, al mismo tiempo que fue asiduo tertuliano en la ETB. En 2007, con la aparición de Público se incorporó al nuevo diario como columnista. Y allí ha permanecido hasta que nos ha dejado.
Ahora he vuelto a repasar algunos de sus artículos. Siempre bien escritos. Cuidados. Hablando de lo divino y de lo humano. Llenos de sátira, mordacidad, y sentido común. Y sobre todo, de libertad, escribiera donde escribiera, nunca se sometió. Siempre libre y en defensa de los débiles. Ahora y cuando no era tan fácil. ¿Hay quien dé más?
Agur Javier, Jamaikan naukazu zain.
Rafael García-Almazán. Agur Javier, Jamaikan naukazu zain. 13 de mayo de 2009.
(*) Se equivoca Rafael: Javier nunca estuvo en el Partido Comunista. Como dice en Carrillo, "nunca estuve en la órbita del PCE".
Escrito por: Rafael García-Almazán.2009/09/20 06:01:00 GMT+2
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2009/09/19 06:01:00 GMT+2
Ayer murió Javier Ortiz. Un periodista al que yo siempre he leído, seguido y respetado. Aunque sea un poco tarde y él ya no me pueda escuchar, creo que le hubiera gustado esta paradoja, quisiera darle las gracias por todo lo que me ha hecho pensar y reír.
Como botón de muestra de su talento literario, humor, ironía y estatura humana e intelectual, os dejo su obituario escrito por él mismo el 24 de enero del 2007.
Descanse en paz.
Javier Burón. Ha muerto Javier Ortiz. 28 de abril de 2009.
Escrito por: Javier Burón.2009/09/19 06:01:00 GMT+2
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2009/09/18 06:01:00 GMT+2
Hil zen gauean Norman Mailerrek seme-alabak bildu, botila bat ron ireki, edaria konpartitu eta horrelaxe egin zuen agur: topa eginda. Gure aitak
banan-banan deitu eta alkoholaren ordez zoriontsu bezain zintzoak izateko zenbait aholku egin zigun opari. Guk, berriz, jaramon gutxi hari. Bistan da.
Ez gaitezen, dena dela, honen intimistak izan. Harako bidean guztia ez da epika, ezta erretolika ere. Errusiako tsarrak zeruari eskaini zizkion azken hitzak: "Eguraldi ona, bai". Haren
ondorengo estalinistek Ossip Mandelshtam izotzezko infernura bidali zuten, eta idazleak Petrarka eta Danteren poemak xuxurlatzen pasa zuen hondarra. Zabor-minutuak, beraz, arteari eman zizkion, edo etorkizunik ezean iragan ederrari. Ez da giro Siberian.
Petrarkaz ari baikara, 35 urte zituela LXX anni perfectum spatium vitae humanae abisatu omen zuen. Eta nahita edo nahi gabe ez zuen hutsik egin: 70
urte betetakoan zendu zen. Hura perfekzioa! Eduardo Haro Ibars idazle toxikomanoak honako agindua egin zion Blanca maitaleari: 40 urterekin hilko naiz, ziur. Eta orduantxe hil. Beste batzuek, aldiz, ez dute bete-betean asmatu, baina nahiko hurbil ibili dira. Carlos Oquendo de Amat poeta perutarrak 30 urteko muga ezin izango duela inork gainditu esan zuen bertso gogoangarrian, eta horra heltzeko baten faltan hil zen. Victor Hugo Viscarra ipuingile boliviarrari antzeko atsekabea gorde zion patuak. 49 urte izango zituela aurreikusi zuen - "si llego a
los cincuenta me suicido" -, eta azkenik 48 urte eginda itzali zuen edanak.
Zoritzarrak ez du literatura gustuko, eta bost axola hari besteren hautuak edo sineskeriak. Javier Ortiz maisua 61 urte zituela hil berri zaigu, behar baino askoz lehenago. Ez zuen noiz joango zen sekula iragarri, baina bere obituarioa edo heriotza-oharra idatzirik utzi digu. Mila esker. Hori ere opari
Xabier Larrañaga. Goian bego. 29 de abril de 2009.
A continuación una traducción al castellano del texto de Xabier
Descanse en paz
La noche en que murió, Norman Mailer reunió a sus hijos, abrió una botella de ron, compartió la bebida y se despidió de esta manera: con un brindis. Nuestro padre nos llamó uno a uno y, en vez de alcohol, nos regaló algunos consejos para que fuéramos tan felices como honrados. Nosotros, en cambio, le hicimos poco caso. Salta a la vista.
De todas maneras, no seamos tan intimistas. No todo el camino hacia el más allá es épica ni retórica. El zar de Rusia dedicó sus últimas palabras al cielo: “Buen tiempo, sí señor”. Sus sucesores estalinistas enviaron a Ossip Mandelshtam al infierno de hielo y el escritor pasó sus últimos días susurrando poemas de Dante y de Petrarca. Los minutos de la basura los dedicó al arte, por tanto, o a un pasado hermoso a falta de porvenir. Está mal la cosa en Siberia.
Si hablamos de Petrarca, a los 35 años debió de avisar: LXX anni perfectum spatium vitae humanae. Y la cosa es que voluntaria o involuntariamente acertó: murió a los 70. ¡Qué perfección! El escritor toxicómano Eduardo Haro Ibars le dejó dicho a su amante Blanca: moriré a los 40. Y murió a esa edad. Otros, en cambio, no acertaron de pleno, pero anduvieron cerca. El poeta peruano Carlos Oquendo de Amat dijo en su recordado poema que nadie podría superar la barrera de los 30 años y murió cuando le faltaba uno. El destino le guardó un disgusto semejante al narrador boliviano Víctor Hugo Viscarra. Previó que llegaría a los 49 - "si llego a los cincuenta me suicido" -, y la bebida lo finiquitó a los 48 años.
El infortunio no gusta de la literatura y poco le importan las elecciones o las supersticiones de los demás. El maestro Javier Ortiz acaba de morir a los 61 años, mucho antes de lo debido. No anunció jamás cuando se iría, pero nos dejó escrito su obituario. Muchas gracias. Eso también de regalo.
Xabier Larrañaga. Goian bego. 29 de abril de 2009.
Escrito por: Xabier Larrañaga.2009/09/18 06:01:00 GMT+2
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