Sr. Director:
El reciente fallecimiento del periodista Javier Ortiz, antiguo columnista de EL MUNDO, me ha producido una pena como pocas veces he sentido en mis ya muchos años y, sé que esa pena es más por mi pérdida de un referente de coherencia e integridad ciudadana que por la materialización de la única ley inmutable.
Duele la pérdida física, de quien tengo entre mis «amigos del alma», sin que ellos lo sepan ni haberles tratado nunca más allá del disfrute de sus escritos, sus canciones y su ejemplo práctico de vida pública. A Javier Ortiz además, le debo el aprendizaje a denunciar la realidad desde los periódicos y también el descubrimiento de Emmylou Harris.
El fin de su vida, aunque injustamente temprano, ha sido el que yo deseo para mí y en mi moral se corresponde con el cielo de los creyentes, por contraposición al infierno que representan los finales de vida penosos y prolongados. Sé que más que un premio o castigo de la naturaleza por la vida que cada quién llevamos se debe a la suerte.
Le rindo homenaje con las Coplas del Payador Perseguido, de Jorge Cafrune, otro de mis amigos del alma: «Cantor que canta a los pobres, ni muerto se ha de callar, / pues donde vaya a parar el canto de ese cristiano,/ no ha de faltar el paisano, que lo haga resucitar...».
José Luis Romero Salido. Homenaje a Javier Ortiz. Cartas al Director de El Mundo. 10 de mayo de 2009.
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