Una de las primeras cosas que hago al encender el ordenador cada mañana es leer la columna diaria de Javier Ortiz, desde hace ya unos cuantos años. Antes le conocía de leerle en Página Abierta (o más bien su antecesora antes de que los marxistas-leninistas que la publicaran hicieran una de esas reconfiguraciones a las que tan aficionados son y que no recuerdo si tenía el mismo nombre) y El Mundo (de hecho, llegó a ser lo único rescatable de ese periódico incluso antes de su actual deriva). Por lo que le he leído, siempre me ha parecido un tío lúcido y cabal con una prosa lúcida y cabal, no exenta de coña, que me ha enseñado mucho.
Esta mañana, al abrir su blog, me he encontrado con su obituario, que dejó preparado junto con la colaboración del día. Se ha ido con las botas puestas, como quien dice. No sé si sería uno de los nuestros, pero sin duda era uno de los míos.
Que la tierra le sea leve, agur eta ohore.
La guerra de las salamandras. Ha muerto Javier Ortiz. 28 de abril de 2009.
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