Enciendo el ordenador y, tras revisar correos y algún periódico, acudo a mi cita diaria con la columna/entrada de Javier Ortiz en su blog. Es una rutina para él dejarnos a sus lectores al menos un escrito al día, y también para nosotros leerlo y desintoxicarnos con él de las decenas de textos sumamente condicionados por los intereses de los de siempre que acabamos de repasar en otros medios. El suyo, con sus errores -pocos- y sus aciertos -muchos-, es un espacio de libertad.
Lamentablemente, el que aparece hoy, es en principio, el último escrito de Javier, que falleció ayer. Se trata de sus obituario, escrito por él mismo, y con su humor habitual. Esta mañana, sin embargo, no ha conseguido hacerme sonreir. Te vamos a echar muchísimo de menos Javier. Gracias por todo.
Juan Enrique Tur. Gracias, Javier. 28 de abril de 2009.
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