Recuerdos

En la vieja sede del periódico, en la calle Pradillo, había un despacho presidido por una foto de Emmylou Harris, en el que siempre sonaba música y en el que nunca faltaba una botella de whisky escondida en un cajón, con la que invitar a un amigo sediento. Era el despacho de Javier Ortiz y allí se fraguaron algunos de los mejores chistes de la época en que yo era guionista del tándem Ricardo&Nacho. Trabajar con Javier como director de opinión era un lujo y buena parte del éxito que nuestro trabajo tuvo en aquella época, se lo debemos a él. Pero era trabajo, al fin y al cabo, que siempre es un coñazo.

Afortunadamente, aquel despacho estuvo lleno durante varios años también del humo de nuestros Ducados, de los juegos de palabras más horribles del planeta que a él le encantaban, de conspiraciones y confidencias. De todas esas pequeñas cosas absurdas y sin importancia que cimentan una amistad.

Un día, su despacho apareció vacío. No recuerdo ahora qué peregrina excusa se inventó para escapar provisionalmente de allí. Y lo provisional se convirtió después en definitivo y el despacho se quedó sin humo, sin whisky y sin Emmylou Harris y yo mismo acabé descubriendo que para mí hacer chistes era el trabajo más triste del mundo y me acabé marchando lejos.

Seguimos hablando por teléfono y manteniendo una amistad a distancia pero no volví a verle. Aún recuerdo aquel día de hace ya muchos años cuando me contó que había escrito su obituario porque no quería que una vez muerto algún imbécil escribiera tonterías sobre él. Cómo iba a imaginarme que aquel imbécil sería yo.

Nacho Moreno. Debiste elegir Jamaica. Magazine de El Mundo. 27 de diciembre de 2009.