La muerte del periodista y amigo Javier Ortiz el pasado 28 de abril me sorprendió metido en la batalla final de una larga guerra cuyos sórdidos detalles no hacen al caso (tal vez los dé algún día, cuando toque hablar del periodismo y sus miserias). Como consecuencia, no tuve ni el tiempo ni el estado de ánimo adecuado para escribir sobre él. Javier fue uno de los referentes a los que aludo en el primer párrafo y dedicarle este post es un tributo muy insuficiente, que será preciso ampliar. Por alguna razón, más bien obvia, la muerte de Benedetti y la suya se han asociado en mi mente. Ambos fueron resistentes insobornables, defensores de las libertades y del progreso moral y material de la Humanidad. Ambos afrontaron la acusación de parcialidad, formulada desvergonzadamente por los falsos 'neutrales' y 'objetivos', y ambos han dejado un rastro de luz en todo lo escrito que constituye una invitación implícita a no ser cómplices mudos de las fuentes del horror.
José Ramón Juan. A Javier Ortiz, in memoriam. 18 de mayo de 2009.
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