A raíz de un tuit de César Rendueles (más abajo), me he visto de repente en los años de parvulitos, sentado en una clase de matemáticas de 8º de EGB. No había vuelto a recordarme así, en un aula con mi madre, con el oído puesto en sus explicaciones y las manos a los lápices. Ayer mismo tuvimos reunión de redacción de Somos Malasaña. C., la pequeña de D. y R., se sentó a desayunar churros con nosotros. Correteaba luego por allí y nos interrumpía con sus cosas de niña. Avanzamos mucho.
Hay una profesora asociada en mi facultad, que se trae a su hija que hace los deberes en clase porque no tiene con quién dejarla.
— César Rendueles (@crendueles) enero 13, 2016
Por cierto, a R. la echaron de una sala del Museo del Prado por dar el pecho a C. La excusa: es peligroso para la integridad de los cuadros.
El pasado miércoles, ya lo sabéis, se armó un buen revuelo cuando Carolina Bescansa acudió con su bebé lactante de cinco meses al Congreso. No es la primera mujer en hacerlo, pese a lo cual ha despertado reacciones airadas que me inclinan a pensar que el gesto tenía sentido.
Bescansa y su bebé han puesto sobre la mesa temas importantes que -el escozor causado es la carga de la prueba- aún están lejos de haber sido satisfechos: la conciliación familiar, la consideración social de la lactancia en público o la presencia de niños pequeños en espacios de adultos.
Entre las críticas vertidas (vamos a pasar de las más repugnantemente machistas), hay algunas que inciden en que se trata de un gesto de cara a la galería -está de moda hablar de postureo-, y otras en que, con el bebé, difícilmente podría trabajar la diputada. Lo de querer llamar la atención -se intuye cierta intención de esto además de la manía del bebé de cabecear hacia la la teta-, es cierto: y de eso se trataba. Ahora me encuentro en la tarea de tratar de comprender por qué, en un circo que se nutre principalmente de escenificaciones y gestos, es precisamente éste el que le jode al personal.
A propósito de la presunta dejación de funciones del cargo electo escribía Javier Vizcaino en su blog de Deia :
Si algo hizo la escañista Bescansa fue demostrar un desprecio sideral por el trabajo -sí, es un trabajo- de representar a la ciudadanía. Le puede echar toda la música de violín que quiera, que con un bebé en brazos es imposible desempeñar la tarea que le han encomendado las urnas. ¿Acaso si fuera albañil se subiría al andamio con el niño? No, y menos, disponiendo, como ocurre en las Cortes españolas, de un servicio de guardería que ya quisieran las y los currelas de a pie.
Efectivamente, estoy de acuerdo con él en que representarnos en el Parlamento es su principal trabajo. Por lo que a mí respecta, ayer lo hizo muy bien. Sin embargo, lo más tramposo del argumento reside en dar por sentado que Carolina Bescansa no pudo desempeñar su trabajo correctamente. Nadie ha aportado una sola tarea que debía haber hecho y la diputada dejó de hacer. O yo no lo he escuchado.
Es exactamente lo mismo, por cierto, que dar por hecho que mi madre no explicaba bien matemáticas cuando yo era un párvulo, que la eurodiputada Lizia Ronzulli no pudo representar los intereses de los europeos con su crío en brazos, que el pequeño de la tienda de comestibles que hay frente a mi casa es un OVNI junto a su familia, o que los millones de mujeres que, literalmente, viven con su bebé pegado al cuerpo la primera etapa de su vida no tienen existencia propia.
Descarto la posibilidad, vista la algarabía a la que nos tienen acostumbrados sus señorías en la Cámara, de que las criticas se refieran a que los llantos puedan impedir trabajar al resto de diputados.
Metidos en harina, hay muchas cosas que se pueden matizar en el debate ¿qué tiene que pasar para que sea un hombre el que lleve al bebé algún día al hemiciclo? ¿hasta dónde llega la conciliación y hasta dónde la supeditación de la propia vida al trabajo? En cualquier caso, en el terreno personal Bescansa ha hecho lo que le ha dado la gana (la manía de escudriñar moralmente la forma de criar a los hijos de cada cual es una de las lacras más extendidas hoy). Como gesto, en cambio, ha conseguido que estos matices tambien puedan debatirse de forma visible.
Dice Tonucci que la ciudad de los niños será la ciudad vivible por todos, criticando la segregación extrema de espacios por edades en nuestras sociedades, que se dicen avanzadas. Imagino que Carolina Bescansa hará uso de la famosa escuela infantil del Congreso, que es sin duda un avance sin ser la solución total para los problema de la crianza. Doy por hecho que hará informes acunando a su hijo, abusará del café para ganar terreno al sueño perdido, le dará el pecho donde quiera y sea menester y, en definitiva, lidiará con el trabajo y la maternidad como intentamos hacer millones de madres y padres en estos instantes. Gracias por representarnos un rato Carolina.
Comentarios
A mi parecer las formas encierran cierta importancia: en la ropa que se lleva, en el peinado que se luce,en la colonia que se porta..., y también en el cuidado de un bebe durante el trabajo, como ha sido el caso de Carolina Bescansa con su hijo en el Parlamento. La mujer, hoy día, aún no dispone de una plena igualdad en materia de conciliación familiar, y entiendo pues que la nueva diputada tenga que encargarse de cuidar a su bebe en el trabajo. Pero si existe una guardería infantil en el Parlamento, su labor como representante la puede desempañar con una mayor concentración. Es importante el paso que ha dado Bescansa, siendo ejemplo de que algunas formas y hechos tradicionales pueden cambiar; las nuevas generaciones de repersentantes así lo han mostrado. Pero, recordando la respuesta de Rafael Chirbes, en una entrevista que le hicieron hace unos años (cuando estaba gobernando Zapatero) a la pregunta de que si consideraba muy importante la aprobación del matrimonio homosexual y alguna medida social más lllevada a cabo por el Psoe, Chirbes respondió que lo verdaderamente importante era la gestión del pastel nacional. Y de eso se trata, de qué piensa hacer Carolina Bescansa con el pastel nacional, qué piensan hacer las demás fuerzas políticas. Eso es lo importante, y no centrarse obsesivamente sobre la presencia de Bescansa con su hijo en el Parlamento.
Escrito por: Juan.2016/01/16 18:39:45.231144 GMT+1