De un tiempo a esta parte no paro de leer el término micromachismo. Así, de primeras, parece muy intuitivo: designa comportamientos machistas cotidianos, que podrían pasar inadvertidos a primera vista.
Bien.
Luego, uno va recopilando mentalmente artículos y frases en los que se utiliza la expresión y se da cuenta de que, corrientemente, se trata de actitudes que antes habíamos calificado ya como machistas: la llamada galantería, hacer de menos a una mujer en su puesto de trabajo, relaciones de poder y de inferioridad ¡Es machismo!
Da la sensación, entonces, que un término que pretendía -supongo- descender en la clasificación y descripción del patriarcado acaba por degradar la gravedad del machismo.
Si tu madre lo llamaba machismo y tú le pones el micro delante a lo mejor estamos ante una situación de retroceso en el feminismo.
PS: en el primer artículo que he encontrado sobre micromachismos (en un medio digital cualquiera) la noticia está ilustrada con una mujer en los San Fermines con los pechos desnudos a la que decenas de hombres tratan de meter mano ¿En serio?
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