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2008/04/20 11:25:51.885000 GMT+2

Universalismo universal

Con esta expresión redundante, el sociólogo estadounidense Immanuel Wallerstein hace referencia en su último libro a la necesidad de luchar por una nueva política universalista que sustituya definitivamente al universalismo europeo dominante hasta ahora, sobre todo si queremos alcanzar un sistema mundial más justo. Considera que ésta es la lucha ideológica central del mundo contemporáneo, que entre nosotros subyace a la reacción neoconservadora del conflicto entre civilizaciones.



Anteayer el Papa Benedicto XVI, azote de relativistas, personificó el universalismo europeo en crisis en su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas. Reivindicó el derecho de injerencia basado en la "responsabilidad de proteger". Un viejo argumento colonial que se remonta a la célebre controversia* entre Bartolomé de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda.

Como nos recuerda Wallerstein en su libro, los cuatro argumentos que emplea Sepúlveda en De justis belli causis apud indios (1545) para justificar la expansión española en América se han utilizado de una manera u otra para legitimar las intervenciones posteriores (la intervención es siempre una prerrogativa de los poderosos): la barbarie de los otros, poner fin a prácticas que violan los valores universales, la defensa de los inocentes mezclados con los crueles ("prevenir el daño y las grandes calamidades con que [los indios] han cubierto (...) a un sinnúmero de inocentes que cada año se sacrifican a sus ídolos") y posibilitar la difusión de los valores universales. El "militarismo humanitario" no nació ayer, tiene una larga historia.

La respuesta de Bartolomé de las Casas conserva toda su vigencia. Frente al argumento de las crueldades cometidas por los indios, Las Casas sostenía que no todos cometían acciones condenables, y que en cualquier caso había que tener cuidado de "no hacer un daño mayor a otras personas que constituyera un impedimento para su salvación", y que "es un pecado que merece la condenación eterna agraviar y matar inocentes para castigar a los culpables, pues es contrario a la justicia." Añadía que "el evangelio no se difunde con las lanzas sino con la palabra de Dios, con la vida cristiana y la acción de la razón", defendiendo el libre albedrío frente a la coerción.

La doctrina Sepúlveda ha prevalecido durante los últimos siglos **, especialmente en cada gran oleada mundializadora: el derecho natural y el cristianismo en el siglo XVI, la misión civilizadora en el XIX. Durante la mundialización actual, y tras la descolonización, la doctrina de la intervención ha tenido que adaptarse con una nueva justificación moral, que parece acercarse a la visión lacasiana: la democracia y los derechos humanos (con independencia de lo que realmente se entienda por la primera, y el doble rasero con el que se pretenda poner en práctica los segundos). Los poderosos aprovechan, de este modo, la ambigüedad en la que se basa la crítica de Las Casas, y de la que éste no logra escapar. Según Wallerstein, "la aceptación de los valores de los interventores como universales".

¿Hay que cuestionar la misma idea de universalidad?  El citado autor sostiene que no. Tampoco se trata de deshacerse de toda reminiscencia europea (¿existe acaso una tradición occidental? ¿con qué nos quedamos, con la trascendentalista del Dios-Leviatán o con la materialista de Spinoza o Marx?), reducción al absurdo con el que suelen amenazarnos gente como Benedicto. Wallerstein nos da su opinión.

"No es que no pueda haber valores universales globales. Es más bien que estamos todavía lejos de saber cuáles son estos valores. Los valores universales globales no nos son dados, somos nosotros los que los creamos. La empresa humana de crear dichos valores es la gran empresa moral de la humanidad. Pero sólo tendrá esperanza de realizarse cuando podamos salirnos de la perspectiva ideológica de los poderosos en dirección a una apreciación en verdad común (y por consiguiente más global) del bien. Esta apreciación global necesita una base diferente, empero, una estructura mucho más equitativa que cualquiera que hayamos construido hasta ahora."


* Una película francesa, rodada para televisión, "La controverse de Valladolid" (1992), describe muy bien ambas posiciones. Con guión de Jean Claude Carrière, cuenta con excelentes interpretaciones de Jean Louis Trintignant en el papel de Sepúlveda y de jean-Pierre Marielle en el papel de Bartolomé de Las Casas. Puede verse en capitulos, en Dailymotion.

** En "Universalismo Europeo", Wallerstein nos cuenta que, conforme la doctrina Sepúlveda fue perdiendo importancia, le han sucedido otros dos grandes argumentos o paradigmas: el orientalismo (siglo XIX) y el universalismo científico (siglo XX) basado en la diferencia epistemológica entre dos grandes culturas: las ciencias y las humanidades.

Escrito por: Samuel.2008/04/20 11:25:51.885000 GMT+2
Etiquetas: wallerstein sepulveda moral benedicto-xvi de-las-casas indígenas universalismo onu | Permalink | Comentarios (4) | Referencias (0)

Comentarios

Estimado Samuel: Me interesan mucho tus escritos y te agradezco tu esfuerzo. Y además, me alegro de leerte. Eres como un respiro para mí.

Sobre el tema de hoy, con más gusto vería yo compartir la soberanía en el ámbito mundial que las cesiones que se han hecho en la UE. Creo que sería el mejor camino para establecer políticas más igualitarias a nivel mundial. Pero cuando digo eso, mis amigos me responden que es una idea de máximos que nunca conseguirá suficientes adhesiones en nuestro pueblo. Por no entrar a los problemas de identidades, cultura nacional y tal. Saludos.

Soli.

Escrito por: Soli.2008/04/20 14:43:25.399000 GMT+2

Gracias, Soli. No quería referirme a la soberanía. Tampoco creo que sea esa la intención del autor que cito. Me refería al intento de compartir un código común de valores o de anhelos, al margen de las afinidades, electivas o no, culturales o de cualquier otro tipo. Como una especie de lengua vehicular, pero construida entre tod@s.

Es más, considero que la idea de soberanía estatal, trasladada a otros niveles superiores, no resuelve el problema que tiene la soberanía con la democracia: el principio soberano es que sólo puede gobernar Uno, sea éste una monarquía, una clase (aristocracia) o el pueblo (democracia liberal). O el dominio de uno o el caos (anarquía, hidrarquía). No todas las culturas comparten esta herencia platónica.

En fin, he dejado esa cita para dar que pensar, no para resolver nada. Intentar acordar valores comunes, o componer un "lenguaje" común, es ante todo una práctica, no algo que se vote en referéndum. En este punto quiero ser optimista. Se da con mayor frecuencia de lo que creemos. No hay más que salir a la calle.

Escrito por: Samuel.2008/04/20 17:53:47.423000 GMT+2
www.javierortiz.net/voz/samuel

Ay, un comentario: enviaría una hidra de ellos, claro. El film que enlazas me provoca uno concreto, sí, y es la aparición, en tres momentos, de los colonos, cosiendo la trama: primero como observadores desde lo alto, y al final poniendo en la mesa el verdadero peso de lo que significa tener al prójimo como igual, mientras la riqueza depende de que el prójimo trabaje para el próspero. Y ahí está la clave, más que en la falta de empatía del autoproclamado viejo, como si ya adulto, mundo, en la necesidad de un nihil obstat al expolio. La controversia es, pues, más por asir bien el metal que por encarar una, necesariamente, nueva moral. Y se repite ahora, con freekuwaits y freetibets, con excusas liberadoras (pero del obstáculo moral, precisamente) para asir bien los líquidos vitales, digamos los humores, del planeta todo.

La base diferente a la que apela Wallerstein es fácil, hasta demasiado por obvia, de seguir sobre el mapamundi. Basta con no entender nunca más la historia llamada universal como el ensanche de una luz con origen en el Creciente Fértil. Basta con calcular cómo se habrían dibujado los encontronazos culturales, si el tablero, la realidad geográfica, hubiese sido otra. Y eso sí, basta con considerar que quien dispuso de mayores informaciones sobre la forma de ese tablero fue quien dispuso de ventaja para basar esa superioridad. Pero en fin, eso da para más de un comentario. Y como tantas veces, comentarios que sin jugar con los mapas no sabría ni cómo redactar. Arrastro el propósito de ponerme a ese juego de dibujar esas ugrafías propiamente dichas como tarea pendiente. Con esta entrada tuya lo recuerdo y eso ya es de agradecer. Tiempo al tiempo. Como dijo Machado, sin el tiempo perderíamos la angustia de la espera pero también el consuelo de la esperanza.

Escrito por: pakua.2008/04/21 06:55:28.711000 GMT+2
www.javierortiz.net/voz/pako

Obviamente, la construcción de esos valores comunes es inseparable de la transformación de la base económica y política. No creo que la controversia vaya más por un lado que por otro, ambos lados son caras de la misma moneda.

Desde luego, este asunto da para mucho (y hay una inabarcable literatura al respecto). Por ahora, me limitaré a señalar que lo que entendemos por riqueza, por pobreza, por justicia, por vida buena, varía mucho, según el lugar del geoide donde se nace. De ahí la importancia de formar esa "apreciación en verdad común". Un intento malogrado fue el internacionalismo proletario, que tuvo problemas, según los lugares y los momentos, para aceptar otras verdades y colores. 

Escrito por: Samuel.2008/04/21 09:30:38.807000 GMT+2
www.javierortiz.net/voz/samuel

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