Una noticia sobre un lugar más o menos remoto no puede ser simplemente una noticia. Los medios de comunicación deben "vender" clientes a las agencias de publicidad. Del mismo modo en que una película, según los cánones de Hollywood, debe amortizar su coste y tener beneficios durante el primer fin de semana de exhibición, para que una noticia obtenga el honor de figurar en los "breaking news" debe interpelarnos política o moralmente. Y en la era de la comunicación interactiva, debe exigir una respuesta, una acción inmediata motivada por el entusiasmo o, las más de las veces, por la indignación, el odio o el miedo. Por lo general, o se está a favor, o se está en contra. Una noticia que no genere debate o polémica no es muy productiva. Paradójicamente, los continuos reclamos para que "tomemos partido" se han revelado una efectiva herramienta de desmovilización. Abrumados por mil y un causas perdidas, a uno se le quitan las ganas hasta de firmar.
La cobertura de los disturbios en Tíbet y la posterior represión de las autoridades chinas obedece a este esquema simplista. Se nos pide que votemos a favor o no de la independencia del Tíbet, a favor o no del boicoteo a los Juegos Olímpicos, que firmemos esta u otra petición online. Cuando los acontecimientos se desarrollan durante más de dos días, da tiempo a que se formen auténticas barricadas. También las que levantan los medios "alternativos", que en no pocas ocasiones recurren a la propaganda más burda. Como quiera que la información está controlada por una elite corporativo-gubernamental, una natural desconfianza nos lleva a escudriñar qué se esconde detrás de las apariencias, a qué intereses obedece un sesgo determinado, y a denunciar las imposturas y las dobles varas de medir. Una obvia es la omnipresencia en los medios de la cuestión tibetana en los días pasados, que no es proporcional a la gravedad de los hechos, sobre todo si lo comparamos con las tragedias iraquí o palestina.
Hasta ahí todo bien. Lástima que llegue a entenderse como "manipulación" toda interpretación de los hechos que es forzosamente subjetiva, parcial e incompleta. O que la propia denuncia de la visión dominante de las cosas reproduzca formas de argumentar que en el fondo no difieren de las dominantes. Y el problema no está en que haya diferentes puntos de vista, sino que se imponga uno en detrimento de los demás mediante el monopolio y la dominación.
En Rebelión publicaron hace unos días, de forma destacada, un artículo de Michel Collon y Peter Franssen sobre "las mentiras" que se han escrito sobre el Tíbet. El objetivo del artículo es doble: criticar la visión dominante en los medios de comunicación occidentales para luego denigrar los movimientos de protesta tibetanos. Para Collon y su "equipo de investigación", las protestas tibetanas forman parte de una campaña orquestada por la CIA para desestabilizar China de cara a los Juegos Olímpicos. Y pretenden demostrarlo con "hechos, hechos y hechos", citando una amplia variedad de fuentes secundarias. Sí, es verdad que los medios occidentales ofrecieron una visión distorsionada de los disturbios en Tíbet: omitieron los ataques a comercios y vehículos propiedad de chinos han y hui, mostraron imágenes de la represión policial en Nepal como si fuera china, etc. La torpe prohibición china de acceder al lugar de los hechos favoreció que se escuchara más las voces de los exiliados. También está clara la relación de los grupos en el exilio con el gobierno estadounidense (a través de agencias como la CIA e instrumentos financieros como el NED). ¿Y qué?
A mí no me basta con constatar que los pescadores quieren obtener ganancias en río revuelto. ¿Quiere todo eso decir que no existe ningún problema político y cultural de fondo en Tíbet? De ninguna manera. Pero eso es lo que se deduce del artículo de Collon, que reduce todo a una maquinación de potencias extranjeras.
Círculos rojos: lugares donde se han producido revueltas y disturbios desde el 10 de marzo. Círculos negros: disturbios en los que se han producido muertes según fuentes tibetanas. Fuente: Courrier International
De nuevo hay que tratar de separar la paja del trigo. Para empezar, existe un conflicto político y cultural vinculado a las políticas desarrollistas de las que se jacta el gobierno de Pekín, que han favorecido sobre todo a una elite comercial y burocrática de la etnia china mayoritaria han. Además, el desarrollo ha venido de la mano de un crecimiento urbano exacerbado y de una progresiva sinización de la cultura tibetana, relegada a un arcaísmo feudal que se niega a desaparecer. En segundo lugar, las protestas no se han limitado a los monjes. También han participado campesinos, comerciantes y tenderos, grupos que no acaban de ver los beneficios del "desarrollo". Y en tercer lugar, no es cierto que todas las organizaciones tibetanas de oposición, ni las del exilio ni las del interior, sean secesionistas. Ni siquiera el Dalai Lama reclama la independencia, hace años que se limita a pedir diálogo sobre una mayor autonomía, aunque tenga seguidores "más papistas que el papa". Una cuestión, la de la autonomía, no resuelta y ciertamente incómoda para una izquierda alérgica a las cuestiones identitarias como la que representa Collon.
Para negar la autonomía de los movimientos tibetanos y la legitimidad política de sus reivindicaciones, Collon sólo atiende a la propaganda ajena, occidental o china. Puede así construir la propia, espejo de la anterior.
Le Monde diplomatique- Abril 2008
Actualización: Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política China (Casa Asia/IGADI), cuestiona hoy (02/04/2008) en el mismo diario Rebelión - "Tíbet y China: ¿cerrando filas?" - tanto la versión dominante en los medios de comunicación como la tesis de la confabulación "cia-dalailamónica".
Comentarios
Escrito por: .2008/04/02 15:53:25.624000 GMT+2
Requiere tiempo (que casi siempre es también dinero), requiere una búsqueda trabajosa de las fuentes fidedignas, pide una investigación sobre esas fuentes y el contexto en el que producen sus materiales, requiere criterio (penosamente formado y siempre en precario), y también desprejuiciamiento ....Buffff... La búsqueda del receptor crítico de información parece una quimera.
Al final, tras darse más de una torta y hacer no pocas decantaciones, acaba uno por fiarse de una suerte de sexto sentido, de olfato, que le lleva a distingir aquellas informaciones altamente sospechosas de manipulación interesada de aquellas otras que parecen ser relaciones de hechos más o menos fiables.
Pero creo que hoy nos das una clave fundamental de lo más importante. El "por dónde empezar" de un hipotético curso de la disciplina: cuando desconfiemos de cualquier versión oficial, cuando tengamos más que serias suspicacias sobre su llamativo y repentino lugar de privilegio en la jerarquía de noticias, cuando veamos asomar la patita de sospechosos habituales que arriman el ascua a su sardina o veamos de lejos una caraduresca hipocresia (China no deja de hacer lo que cualquier estado occidental hace en parecidas condiciones: reprimir la insurgencia. No hay que retroceder mucho para ver tanques británicos en las calles del Ulster, los comandos del GAL y etc.) debemos evitar caer rendidos a la primera explicación conspiranoica que tengamos a mano, o zafarnos de las seductoras garras de quienes simplemente pretenden que todo es justo al inrevés de lo que se nos cuenta. Es el momento de ejercer el pensamiento crítico y usar todas las brújulas que tengamos a mano para no embarrarse en esa dialéctica simplista en la que ya llevamos rebozándonos demasiado tiempo.
Aunque a veces, especialistas en esa disciplina tan burdos como Collon pongan las cosas bastante fáciles para salir huyendo sin pararse nni a mirar atrás.
Escrito por: Alexandre.2008/04/03 18:09:13.529000 GMT+2
http://vestigis.wordpress.com
Tal vez el caso más cercano al Tibetano (antes de ser roto) sea hoy el de Buthan. Un país bastante hermético regido por un rey parece ser un pelín absolutista.
Lo bueno de éste caso es que el monarca, aun y ser un rey de los que ya no se ven (es decir un rey que reina) goza de un aprecio popular que pocos políticos aqui se podrian permitir soñar. Los buthaneses "comen garbanzos" cada dia, pero se los comen a gusto.
Se cuenta una historia (no sé si verídica) que explica que éste rey hizo un referendum popular para empezar a promover procesos democráticos en el país. Y sus "vasallos" le dijeron que nastis, que ya estaban bien como estaban.
Influenciados o no por potencias extranjeras, los tibetanos usan el único recurso viable que les queda: el altavoz mediático olímpico. No creo que les importe demasiado el espíritu olímpico (que promueve la gloria del MAS alto, MAS fuerte, y MAS rápido) cuando su cultura y su tradición te enseñan que MENOS es más.
Lo que sí que sé es que la opresión, a la corta o a la larga, siempre encontrará una reacción proporcional y contraria a su grado de dureza .
Escrito por: Uri.2008/04/05 00:12:52.992000 GMT+2
Escrito por: Samuel.2008/04/06 20:29:11.411000 GMT+2
http://www.javierortiz.net/voz/samuel
Escrito por: tanaka.2008/04/25 08:27:25.654000 GMT+2