No deja de ser una triste ironía la coincidencia de los ataques xenófobos en Sudáfrica con la escalada represiva de la política migratoria europea. Y es que la historia europea de "los papeles", del sistema de permiso de trabajo y de residencia que da pie a la distinción de "legales" e "ilegales", debe mucho a la experiencia sudafricana. Tampoco es casualidad que el principal centro de acumulación capitalista en África haya sido precisamente aquel que logró imponer -no sin problemas- un sistema reforzado de control de la movilidad de los migrantes internos y externos, gracias a un Estado relativamente fuerte, sin equivalente en otros países del África negra.
El apartheid fue la respuesta del capitalismo industrial impulsado por las elites blancas de origen británico y holandés a la resistencia y defección de las poblaciones negroafricanas frente al trabajo forzado y al fracaso de la alternativa migratoria -en régimen de servidumbre- de blancos, malayos e indios. No obedeció a un racismo supuestamente innato entre los afrikaners -frente al liberalismo británico, mito que ha perdurado hasta hoy-, sino más bien el racismo fue el producto de la necesidad capitalista de aprovisionarse de mano de obra de forma constante y regular. Este aspecto explica también la móvil frontera sudafricana y las largas marchas bóer del siglo XIX (durante mucho tiempo coexistieron dominios coloniales con territorios controlados por los autóctonos). En este punto no hubo en el fondo grandes diferencias entre afrikaners y anglosajones: el objetivo fue siempre obligar a los negros africanos a trabajar en el campo, en las minas o en la industria.
El pass simbolizó este control, formó parte esencial de la legislación del apartheid y le precedió. Aunque suele situarse el inicio del apartheid en 1949 (año en que se aprueba la ley que prohibía los matrimonios mixtos), la aplicación de "papeles", "pass" o "pasaportes" interiores para controlar la mano de obra dependiente data de mucho antes.
Ya en 1760 los esclavos fueron obligados a llevar consigo un documento firmado por sus maestros cada vez que se desplazaban de una propiedad rural a otra, o cuando pasaban de una propiedad rural a otra urbana. Este documento vinculaba al esclavo con su propietario. Coincidiendo con el fin de la trata esclavista, en 1809 el gobernador de El Cabo promulga el Código Caledon que extendía a los Khoikhois y a los Sans -población negra libre-, luego denominados Khoisans, la obligación de llevar el pass cuando se desplazaban de un distrito a otro. Esta obligación estaba relacionada con otra: la de tener un contrato de trabajo dependiente temporal. De este modo, los británicos intentaban crear un mercado de trabajo semi-forzado.
La dificultad de aplicación de este régimen crecientemente represivo -penalización de la ruptura del contrato, represión del vagabundeo- llevó a su modificación en 1828. Si por un lado se suavizó el control de la movilidad (aunque ligado a la arbitrariedad de los poderes públicos), por otro se extendió la obligatoriedad del trabajo dependiente a todos los negroafricanos. Los Khoisans mejoraban su situación (obteniendo un trato más favorable en la concesión de los pass), pero empeoraba la de los Xhosa Nguni de Ciskei y Transkei.
A partir de la década de 1870, el boom minero -de diamante primero, del oro después- llevó a cambiar de nuevo el régimen de pass en El Cabo, distinguiendo entre Native citizens y Native foreigners. Casi todos los africanos negros quedaban sujetos a un contrato obligatorio de trabajo de cinco años que les servía de pass, al término del cual podían llegar a obtener el estatuto de Native citizen. Muchos de los africanos procedían de los territorios de las actuales Mozambique, Lesotho y Botswana. Un sistema de "gestión de flujos", como se diría ahora, que anticipaba el sistema europeo de permisos de trabajo y residencia del siglo XX. Por su parte, los Estados bóer de Orange y Transvaal -más débiles- implantaron sin éxito la residencia obligatoria de los nuevos inmigrantes en un centro administrativo, donde debían permanecer hasta la conclusión de un contrato legal.
La concentración de la propiedad minera (De Beers) y la lucha contra el contrabando de diamantes en un contexto de proletarización de los pequeños propietarios blancos de propiedades mineras y agrícolas llevó a inventar la barrera de color (colour bar): separación entre blancos y negros en el centro de trabajo y reclusión de los africanos en campos (compounds) donde residían durante la ejecución de su contrato, inspirados en el modelo de las colonias penitenciarias. La barrera racial buscaba también compensar la degradación del estatus de los trabajadores dependientes blancos. Para facilitar este proceso se trató de bloquear las vías de fuga del trabajo servil: restricción del acceso a la propiedad de la tierra, pérdida del derecho de voto de los africanos que ocupaban tierras comunales (1887), incremento de la barrera censitaria para tener derecho de voto (Franchise and Ballot Act, 1892).
Se trataba de conseguir un grupo asalariado estable, privilegiado con respecto a la gran mayoría de los trabajadores dependientes. En 1910, al federarse las provincias del Cabo, Natal, Orange y Transvaal en la Unión Sudafricana, los negros fueron privados del derecho al voto y a la propiedad de la tierra. La legislación segregacionista se multiplica a partir de 1910, antes del primer gobierno del Partido Nacionalista afrikáner (1924): institucionalización de la barrera de color y del control de las migraciones internas para bloquear la movilidad social ascendente de los negros (1911), reforma agraria favorable a los blancos (1912-13), segregación urbana (muchos evitaban las minas migrando a los centros urbanos), generalización del sistema de pass.
Todo lo que he mencionado corresponde a procesos que acaecieron con anterioridad a la implantación del apartheid, que también se produjo de esa manera, poco a poco, ley tras ley, siempre en reacción al rechazo de quienes buscaron sustraerse al dominio. En una perspectiva histórica larga, la institucionalización del racismo fue relativamente tardía. De distinguir entre Nguni, Fingo, Zulúes y Khoisans se pasó a hablar simplemente de Negros.
En esas estamos hoy. Fabricando negros. Y perdiendo los papeles.
Comentarios
Ciertamente estamos perdiendo los papeles y la perspectiva.
Gracias. Un saludo.
Escrito por: JLuis.2008/06/01 14:09:17.907000 GMT+2
http://devueltaymedia.es
Pero, sin duda, la población blanca aglosajona fue subsidiaria de esos beneficios y el sistema nunca se podría haber sostenido sin su colaboración y sin los indudables servicios que supuso su experiencia y contribución en el predicamento de sus modelos de capitalismo liberal. Esos que con tanto entusiasmo abrazaron los boers tras aparcar su imagen idílica de pioneros-granjeros.
A ver si un día dedico mis esfuerzos a contar, desde mi perspectiva ya sabes más "entomológica", algunas pecualiaridades sorprendentes de esa especie de involución conservadora que la comunidad afrikaans implantó tan exitosamente.
Por ahora, quedémonos en esa analogía tuya tan valiosa: los fundamentos, esquemas y justificaciones del apartheid no distan tanto en sus origenes de lo que hoy por hoy se discute sin pudor y hasta en algunos países se aplica de manera creciente en el llamado primer mundo.
Escrito por: Fransmestier.2008/06/13 20:41:24.578000 GMT+2
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