En las últimas semanas en Sudáfrica se han venido multiplicando los ataques xenófobos contra personas residentes provenientes de otros países africanos y asiáticos, así como a sus negocios. El fenómeno lleva fermentándose desde hace un tiempo, pero en esta ocasión la violencia se desató en la provincia de KwaZulu-Natal y su capital, Durban, para extenderse también a otras regiones. De momento, 5 muertos y algunos miles de desplazados. Con anterioridad, algunos políticos y personalidades destacadas, como el rey zulú Goodwill Zwelithini, habían acusado a los inmigrantes de permanecer de forma ilegal en el país, de cometer delitos y robar puestos de trabajo a la población local. El contexto sudafricano es de paro elevado y de una extrema desigualdad económica. En 2008 disturbios xenófobos habían provocado la muerte de 62 personas. Ante el temor de que pudieran producirse enfrentamientos similares o peores, unas 5-10.000 personas se manifestaron el jueves 16 de abril contra la xenofobia, en una marcha que fue interrumpida por pequeños grupos contrarios a la misma.
Un notorio visitante extranjero en el país es Achille Mbembe, de origen camerunés, que trabaja en el Instituto de Investigación Económica y Social de Wits. Por su interés, traduzco el artículo que Mbembe publicó como invitado en el blog Africa as a country (que está generando debate, como se puede apreciar en los propios comentarios al blog). Lo que Mbembe denuncia nos resulta tristemente familiar. No creamos que la violencia desplegada allí es reflejo de la violencia tribal, y que entre nosotros el odio se detiene en el exceso verbal. Al fin y al cabo, la palabra pogromo es de origen europeo.
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Manifestantes protestan contra la xenofobia frente al consulado de Sudáfrica en Lagos, Nigeria. 16 de abril de 2015. Fuente: REUTERS/Akintunde Akinleye
¿“Afrofobia”? ¿“Xenofobia”? ¿“Racismo negro contra los negros”? Alguien “tan oscuro” como uno pueda imaginarse, despedaza a un “extranjero” bajo el pretexto de que es demasiado oscuro. ¿El odio hacia sí mismo por excelencia? ¡Por supuesto que todo eso a la vez! Ayer pregunté a un taxista: “¿por qué matan a estos "extranjeros" de esta manera?”. Su respuesta: “porque durante el Apartheid, el fuego era la única arma que tenían los negros. No teníamos municiones, rifles y similares. Con fuego podríamos preparar cócteles molotov y lanzarlos al enemigo desde una distancia segura”. Hoy ya no hay necesidad de distancia. Para matar a “esos extranjeros”, necesitamos estar lo más cerca posible de su cuerpo para que así podamos prenderle en llamas o diseccionarlo, abriendo con cada golpe una herida enorme que nunca pueda sanar. O si sana, que deje en "estos extranjeros" el tipo de cicatrices que nunca puedan ser borradas.
Yo estaba allí durante la última explosión de violencia contra “estos extranjeros”. Desde entonces, el cáncer ha hecho metástasis. La actual caza de “extranjeros” es el producto de una compleja cadena de complicidades, algunas francas y explícitas y otras tácitas. El gobierno sudafricano recientemente endureció su posición con respecto a la inmigración. Nuevas medidas draconianas se han convertido en ley. Sus efectos son devastadores para la gente que ya está establecida aquí legalmente. Hace algunas semanas, asistí a una reunión de personal "extranjero" en la Universidad de Wits. Unas historias horribles detrás de otras. Permisos de trabajo que no eran renovados. Visados rechazados a miembros de la familia. Niños en un limbo escolar. Una situación kafkiana que se extiende a los estudiantes "extranjeros" que entraron en el país legalmente, tuvieron sus visados renovados todo este tiempo, pero que ahora se encuentran en una incertidumbre legal, incapaces de registrarse, y sin poder acceder al dinero al que tienen derecho y que las fundaciones les han asignado. Por medio de estas medidas, el gobierno ha estado ocupado convirtiendo migrantes previamente legales en ilegales.
Las cadenas de complicidad van más lejos. Los grandes negocios sudafricanos se están expandiendo por todo el continente, a veces reproduciendo en esos lugares las peores formas de racismo que fueron toleradas aquí durante el Apartheid. Mientras la gran empresa se "denacionaliza" y se "africaniza", la Sudáfrica negra y pobre y partes de las clases medias están siendo socializadas en lo que podríamos denominar "nacional-chovinismo". El nacional-chovinismo está sacando su fea cabeza en prácticamente cada sector de la sociedad sudafricana. Lo que tiene el nacional-chovinismo es que está en permanente necesidad de chivos expiatorios. Empieza con aquellos que no son de los nuestros. Pero muy rápidamente, se vuelve fraticida. No parará con "estos extranjeros". Está en su ADN terminar volviéndose a sí mismo en un gesto dramático de inversión.
Yo estuve aquí durante la última "temporada de caza". Esta vez la diferencia es la emergencia de los rudimentos de una ideología. Ahora tenemos las apariencias de un discurso dirigido a justificar las atrocidades, el insidioso pogromo, pues es esto lo que realmente es. Se está desarrollando un pogromo, sin lugar a dudas. El discurso justificatorio empieza con los estereotipos habituales - son más oscuros que nosotros; roban nuestros trabajos; no nos respetan; son usados por los blancos que prefieren explotarles en lugar de emplearnos a nosotros, evitando por tanto los requisitos de la acción afirmativa. Pero el discurso se está volviendo más vicioso. Puede resumirse como sigue: Sudáfrica no tiene ninguna deuda moral con África. ¿Evocación de los años de exilio? No, hubo menos de 30.000 sudafricanos exiliados (se me ha atacado con esta cifra pero no tengo ni idea de dónde viene) y estuvieron dispersos por todo el mundo — 4 en Ghana, 3 en Etiopía, unos pocos en Zambia, ¡y muchos más en Rusia y Europa del Este!. Así que no aceptaremos ser chantajeados moralmente por "estos extranjeros".
Bueno, hagámonos algunas preguntas duras. ¿Por qué Sudáfrica se está convirtiendo en un campo de exterminio de africanos no nacionales (a los que habría que añadir bengalíes, paquistaníes, y quién sabe quién más)? ¿Por qué este país representó históricamente un "círculo de muerte" para cualquier cosa africana y para cualquier africano? Cuando decimos Sudáfrica, ¿qué significa el término "África"? ¿Una idea, o simplemente un accidente geográfico? ¿Deberíamos comenzar cuantificando lo que sacrificaron Angola, Mozambique, Zimbabwe, Namibia, Tanzania, Zambia y otros durante la lucha de liberación? ¿Cuánto dinero aportó la Organización para la Unidad Africana (OUA) a los movimientos de liberación? Si pusiéramos un precio a las destrucciones cometidas por el régimen sudafricano a la economía e infrastructuras de los estados fronterizos, ¿a cuánto ascendería? Y una vez hayamos cuantificado todo esto, ¿no deberíamos pasar la cuenta al gobierno del Congreso Nacional Africano que ha heredado el Estado sudafricano y pedirles que reembolsen lo que fue gastado en nombre de los negros oprimidos en Sudáfrica durante aquellos largos años? ¿No tendríamos derecho a añadir a todos esos daños y pérdidas el número de personas muertas por los ejércitos del apartheid, en represalia contra quienes acogieron a nuestros combatientes sudafricanos en nuestro entorno, el número de heridos, la larga cadena de miseria y pobreza sufrida en nombre de nuestra solidaridad con Sudáfrica? Si los negros sudafricanos no quieren oír hablar de ninguna deuda moral, tal vez sea hora de darles la razón, pasarles la cuenta y exigir reparaciones económicas.
Por supuesto todos nosotros vemos lo absurdo de esta lógica de la insularidad que está convirtiendo este país en otro campo de exterminio para la gente más oscura, "estos extranjeros". Pero no sería absurdo, dado que el gobierno de Sudáfrica o no puede o no está dispuesto a proteger a aquellos que están aquí legalmente de la ira de su pueblo, apelar a una autoridad más elevada. Sudáfrica ha firmado la mayoría de los convenios internacionales, incluyendo la convención que establece la Corte Penal Internacional en La Haya. Algunos de los instigadores de la actual "temporada de caza" son conocidos. Algunos han hecho declaraciones públicas incitando al odio. ¿Hay alguna manera en que podamos pensar en enviarles a La Haya? La impunidad alimenta la impunidad y las atrocidades. Es el camino más corto hacia el genocidio. Si estos perpetradores no pueden ser llamados a capítulo por el Estado sudafricano, ¿no sería hora de remitirnos a una jurisdicción superior para que se encargue de ellos?
Finalmente, una palabra acerca de "extranjeros" y "migrantes". ¡Ningún africano es extranjero en África! ¡Ningún africano es un migrante en África! África es el lugar donde todos pertenecemos, a pesar de la locura de nuestras fronteras. Ninguna cantidad de nacional-chovinismo borrará esto. Ninguna cifra de deportaciones borrará esto. En lugar de verter sangre negra en un lugar como la Avenida Pixley ka Seme * (!), deberíamos asegurarnos de que reconstruiremos este continente y de que pondremos fin a una larga y dolorosa historia: esa que, por demasiado tiempo, ha dictado que ser negro (no importa donde o cuándo) es una carga.
* Pixley ka Seme (1881-1951) fue el fundador y presidente del Congreso Nacional Africano [N. del T.]
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