El periodista y conocido bloguero británico Richard Seymour realiza en The meaning of David Cameron (Zero Books, junio de 2010) un análisis crítico de lo que implica el advenimiento del cameronismo, en cuanto continuidad del neoliberalismo thatcherista y blairista. Fue publicado justo antes de las últimas elecciones británicas, en la mejor tradición panfletaria. El título hace referencia a la traducción inglesa de "De quoi Sarkozy est-il le nom?" (2007), éxito literario de Alain Badiou sobre el significado político del sarkozysmo.
Extraigo y traduzco algunos párrafos de la introducción y la conclusión del capítulo segundo, titulado "Meritocracia". Y es que cada vez se hace más referencia al mérito y al talento como herramienta de crítica de la clase política (lo que puede ser un error, en mi opinión), pero también como justificación para recortar el gasto público social, sustituir el welfare por el workfare, y dividir de este modo el mundo entre ganadores y perdedores:
"David Cameron se describe a sí mismo como un meritócrata, con la confianza vulgar de quien se define como una persona que cree en las elecciones libres. También sus oponentes. En estas elecciones, Gordon Brown ha prometido de nuevo luchar por una "genuina meritocracia" basada en una economía de expertos cualificados. Al parecer, todos son meritócratas. La palabra ha llegado a ser equivalente a una creencia en la equidad: que uno debiera ascender o caer por sus propios méritos parece de sentido común. No siempre fue así. La meritocracia fue en su día una idea revolucionaria. Los revolucionarios franceses reclamaron "las profesiones abiertas a los talentos", como también Napoleón, contra un orden aristocrático en el que las oportunidades se reservaban a los de noble cuna. Para Thomas Paine, se podía denunciar el principio de la monarquía en gran medida porque significaba el gobierno de los menos capaces. Para Thomas Jefferson, la revolución americana tuvo éxito al crear una "aristocracia del talento". De ser el credo de los revolucionarios, la meritocracia se ha convertido en un axioma del capitalismo liberal, al parecer tan evidente que sólo los malvados o perversos podrían oponerse al mismo.
Sin embargo, la meritocracia, como doctrina de la jerarquía, también contradice uno de los principios fundadores del legado revolucionario dieciochesco, el de la igualdad. Apela a un deseo, que ya detectó John Adams entre los estadounidenses, de distinción con respecto a nuestros pares. Este sentimiento de dominio sobre los demás ha sido durante mucho tiempo manipulado por la derecha para incorporar incluso a algunos de los más pobres en su grupo. El lenguaje de la meritocracia es, o así lo sostendré, un lenguaje del dominio de clase. Propondré también que el término, tal y como se aplica en la situación actual, es una especie de insulto colectivo a la humanidad. Implicar que los que están actualmente en la cumbre - los Warren Buffet y Roman Abramoviches del mundo- son los mejores, el nec plus ultra de la humanidad, constituye un discurso de odio hacia la especie. Nuestra dignidad reclama que lo rechacemos."
(...)
"Meritocracia es un lenguaje del dominio de clase, de tres maneras. Primero, da validez al principio de desigualdad cuando reinterpreta el privilegio como un mérito. Segundo, legitima el sistema de clases realmente existente, en la medida en que la mayoría de las sociedades capitalistas se representan como meritocráticas, sin límites establecidos de clase que supongan un lastre para mucha gente. Y tercero, nos anima a buscar soluciones individuales, no de clase, a los problemas sociales. En sí mismo, es un ideal poco deseable."
(...)
"En el modo en que el "mérito" se usa en el lenguaje cotidiano, está claro que se refiere a los individuos que ejercen de manera productiva sus habilidades innatas. Pero sólo los más extremistas darwinistas sociales lo llevan realmente a su conclusión lógica. Después de todo, implica que uno "merece" de alguna manera sus propios talentos y por tanto cualquier recompensa material que pudiera tener por ellos. El corolario lógico es que quienes carezcan de talentos especiales, o quienes estén incapacitados en cuerpo o mente, merecen su desventaja. ¿De dónde surge semejante "desierto"? ¿Del Karma?"
(...)
"Combinar la justicia política con la biología de esta manera es obviamente incompatible con cualquier agenda igualitaria. Está intrínsecamente relacionado con los discursos conservadores sobre la jerarquía y la dominación, y la izquierda tendrá mejores posibilidades para resistir cualquier reincidencia Tory si tira a la basura el dogma de la "meritocracia" y el caballo del New Labour en el que se montó."
2010/09/12 13:01:19.778000 GMT+2
Meritocracia
Escrito por: Samuel.2010/09/12 13:01:19.778000 GMT+2
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