A propósito de las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 7 de junio ya se escuchan los lamentos propios de estas convocatorias: que si la abstención, que si sólo se discuten asuntos de política nacional, que si los ciudadanos no entienden las cuestiones comunitarias, etc. Quienes más se quejan (gobierno, partidos políticos, prensa) suelen ser los que más contribuyen, con gran hipocresía, a nacionalizar el debate político y a mantener a los ciudadanos a una prudente distancia de la toma real de decisiones.
Los gobiernos europeos han optado por mantener un complejo sistema electoral polimorfo compuesto de reglas comunitarias básicas y normas nacionales que son las que predominan en realidad, dando lugar a una suma de elecciones estatales en las que se mezclan listas abiertas y cerradas, modos de escrutinio plurinominal y sistemas de votos transferible (Malta o Irlanda), umbrales electorales que oscilan entre el 1,8 % (Chipre) y el 5 % de Alemania o Polonia, e incluso edades diferentes para poder votar (los austríacos de 16 años pueden hacerlo) o para ser elegido (en Italia, Grecia o Chipre no pueden ser candidatos los menores de 25 años).
Actualmente el Parlamento Europeo es un reflejo a gran escala de la mediocridad de las políticas nacionales y de las mistificaciones de la representación, "comenzando por las listas que los partidos han seguido utilizando como un mecanismo partidario para resolver sus problemas internos, mediante la distribución de premios y castigos, con un desprecio total de la preparación de los elegidos e incluso de su interés, sueldo aparte, por el tema europeo", como apuntaba José Vidal Beneyto tras las elecciones de 2004. Ahí tenemos al inefable Jaime Mayor Oreja, cabeza de lista del Partido Popular denunciando...la política educativa de Cataluña.
Lo que sucede con el Parlamento Europeo es que, pese a contar con importantes competencias decisorias (vean la lista de principales asuntos tratados en la pasada legislatura), incluyendo la elección del presidente de la Comisión Europea, en las elecciones no parece que se decida nada políticamente relevante, en parte porque el papel de esta asamblea es diferente al de los parlamentos estatales que mantienen la ficción de la separación de poderes. ¿Cuáles son los problemas, cuestiones o desafíos propiamente europeos? En realidad casi todos, desde el momento en que la gran mayoría de las normas que se aplican en los Estados miembros se deciden primero en las instituciones comunitarias.
No he visto en la prensa encuestas electorales con proyecciones que no sean estatales, lo que evidentemente falsea el sentido del voto que tanto se reclama. Conscientes de esta laguna, tres politólogos de la London School of Economics y el Trinity College de Dublin han desarrollado una metodología para calcular el posible resultado en escaños de las elecciones europeas sobre la base de las encuestas nacionales, los resultados de las anteriores elecciones, la peculiar configuración de los grupos parlamentarios, y la nueva composición del Parlamento Europeo (se reduce el número de escaños de 785 a 736). Puede verse en Predict 09, que periódicamente irá actualizando sus proyecciones *, y que incluye también un desglose por países.
Proyección de la posible composición del Parlamento Europeo que salga tras las elecciones del 7 de junio. Fuente: Predict 09
No parece que vaya a haber grandes cambios. A pesar de que las elecciones europeas suelen favorecer el llamado voto protesta, socialistas y populares continuarán dominando el hemiciclo, de nuevo con ventaja para estos últimos. Debido a la reducción del número de asientos en esta legislatura, todos los grupos parlamentarios perderán escaños. Todos menos uno: la Unión por la Europa de las Naciones, integrado por partidos nacionalistas y de extrema derecha (como las italianas Alianza Nacional y la Liga Norte o el partido danés Dansk Folkerparti), podría subir bastante. Otras novedades se anuncian menos terroríficas: desde Francia el Nuevo Partido Anticapitalista podría irrumpir con ocho escaños y en Suecia el Partido Pirata, partidario del conocimiento libre, podría llegar a ser el tercer partido más votado, con un 8.5 % de los votos y dos escaños. Pequeñas piedras en el zapato del consenso reaccionario.
* En lo que respecta a España, donde las candidaturas se cerraron poco antes de esta proyección, la denominación de Galeuzca habría que cambiarla por Coalición por Europa, formado por partidos como CIU, PNV, PA o Coalición Canaria, que teóricamente no obtendrá ningún escaño.
Comentarios
Es interesante, nunca había pensado en la heterogeneidad de legislaciones electorales en la UE. Me hizo pensar en EEUU, que no cuenta con una legislación electoral homologada a nivel de la unión. Por culpa de ello se dan resultados aparatosos como la victoria de Bush en 2000.
Puestos a buscar paralelismos, me preguntaba si en Europa, como en EEUU, se puede revocar el derecho de voto por sentencia judicial (hace un tiempo me interesé por esta cuestión). Por lo poco que averigüé, el disfranchisement suele ser una medida excepcional, ligada a delitos como el fraude electoral y la traición a la patria (Alemania) y al parecer no se da en España. En cambio, la Representation of the People Act 1983 priva a todos los convictos de su derecho a votar, y la sentencia del TEDH en Hirst vs. el Reino Unido no ha alterado la situación. En Irlanda no está prohibido, pero hasta aquella resolución a menudo las cárceles no proporcionaban los medios para ejercer el voto, y después las autoridades aprobaron un estatuto para facilitar a los presos el voto por correo.
En resumen, tenemos otro criterio que desnaturaliza la solvencia de estos comicios. Hasta ahora no he hallado ninguna razón convincente para el disfranchisement, que margina a los reclusos de la reinserción social, por citar una objeción (y en EEUU, donde gran parte de la población reclusa es negra e hispana, la medida no es inocente). Y como Europa copia lo peor de los EEUU, más vale que nos armemos de los argumentos para empezar a responder ya.
Aunque este post no pretende ser un informe sobre las leyes electorales europeas, ni ganas, ahí va otra: la Ley de Igualdad. Desde que una lista electoral integrada totalmente por mujeres fue impugnada, no debería haber ninguna duda de que esta ley no contribuye a la igualdad de género. Por cierto, ¿es España el único país europeo con una ley así? Iba a escribir "de este género", pero habría sido de muy mal gusto.
Escrito por: Gonzaga.2009/05/23 02:00:24.064000 GMT+2