Después de la reciente muerte de dos soldados españoles en Afganistán se multiplicaron los artículos de expertos y periodistas que exigen que se llamen a las cosas por su nombre: el ejército español está participando en una guerra, no le demos más vueltas. Lástima que acto seguido no pidan acabar con ella -es una guerra justa, dicen- sino continuarla de otra manera, con una "nueva estrategia" colectiva, del mismo modo que los talibanes han modificado la suya. Y hay tantas estrategias como autoproclamados expertos en la cosa terrorista, quienes saben escribir la melodía que el poder desea escuchar (y por la que paga bien). A la Ministra de Defensa Carme Chacón le ha gustado el libreto, y ahora comienza a repetirlo sin complejos, que diría el otro. A la justificación moral ("la guerra buena") se une la técnica ("sólo hay que hacer las cosas bien").
Nos han vendido la guerra afgana como una guerra necesaria contra el extremismo, el terrorismo, el narcotráfico y hasta la violencia de género. Pero hay personas cuya dignidad puede aguar la fiesta a más de uno. En estos casos lo mejor es silenciarlas o utilizar sólo lo que interesa. Un ejemplo es el de la asociación de mujeres Rawa. Otro el de la diputada afgana Malalai Joya, que fue expulsada del parlamento afgano el año pasado, y que ha estado hace poco en España, invitada por diferentes organizaciones sociales. En una entrevista al semanario Diagonal, que sigue siendo un oasis de la prensa escrita alternativa en España, Malalai Joya no se cortó un pelo (he añadido un enlace):
"D.: ¿Qué hace España en Afganistán?
M.J.: Como es aliada de EE UU, hace lo mismo: crímenes de guerra. No puedo encontrar una palabra más explícita. España está apoyando a los señores de la guerra, a los traficantes de opio y a los criminales de guerra en Afganistán. Nos dan una imagen muy negativa de lo que significa la democracia para España. Las tropas de ocupación deben abandonar nuestro país. Apoyan a fascistas como Jomeini, Mussolini o Pinochet. Vergüenza debería darle a Bush y a sus aliados haber invadido Afganistán y estar apoyando a esta gente."
Con estas verdades dudo que Leire Pajín o Carmen Chacón la inviten a ningún acto. Y menos aún después de haber destrozado el recurso propagandístico más sobado:
"D.: ¿Cuál es la situación de la mujer?
M.J.: Es horrible. En estos 30 años de guerra no habíamos estado tan mal nunca. En las ciudades grandes algunas mujeres siguen teniendo acceso a la educación y a un trabajo. Pero el problema de la seguridad es tan grave, hay tantas violaciones que muchas tienen miedo de salir a la calle. El 87% afirma haber sufrido agresiones, la mayoría de carácter sexual. Los secuestros y las bodas forzadas están a la orden del día. Los ejemplos de agresiones brutales son muchos: amputaciones de dedos, de nariz y orejas, quemaduras con agua hirviendo... La impunidad es total. No es de extrañar que el 95% de las mujeres sufra depresión y que el índice de suicidios se haya disparado."
He leído artículos en los que pretenden convertir a esta valiente mujer en una heroína, o una mártir, contra el llamado "fundamentalismo", reincorporándola en el discurso intervencionista dominante. Pero esta interpretación orientalista y hollywoodiense del conflicto afgano (la lucha de las luces contra las tinieblas) choca con una realidad menos épica. El juego es otro muy diferente.
Como nos recuerda la joven diputada, también hay asesinos, narcotraficantes y violadores en el gobierno y en el parlamento que apoya la OTAN: nombres como el Ministro de Cultura Abdul Karim Khoram, el hazara chií Abdul Karim Khalili (actual Vicepresidente, con un destacado papel en la sangrienta guerra civil de la primera mitad de los años noventa), o el veterano caudillo uzbeko Abdul Rashid Dostum, general al que han expulsado recientemente "de su cargo de jefe del Estado mayor del Ejército por secuestrar, torturar y violar con una botella a Akbar Bai, caudillo rival." Ahora Dostum pasará momentáneamente a un discreto segundo plano, lo que no quiere decir que no conserve su cuota de poder.
Nombres como los que he citado no son nuevos, llevan escuchándose en Afganistán durante los últimos treinta años, cifra que suele mencionar Malalai Joya. Es el tiempo que lleva el país en guerra, concretamente desde abril de 1978, un larguísimo periodo durante el cual la sociedad afgana ha asistido a brutales transformaciones, aunque se mantengan continuidades que provienen de épocas remotas. Y es que este país ha desarrollado una auténtica economía política de guerra que ha adaptado complejas instituciones tradicionales como el qawm (la unidad social básica en Afganistán, tan relevante o más que conceptos como etnia o religión, y a menudo transversal a ellos) al flujo de dólares que aportan tráficos clandestinos como el del opio o el de armas, a las masacres y a la emigración masiva.
Así, quien sólo vea un Afganistán "medieval" (sic) inmune a influencias foráneas se equivoca, por más que el Estado moderno -servil con sus patrocinadores- no acabe de cuajar. Como los cimientos de los Estados suelen consolidarse con abundante sangre coagulada, muchos aseguran que con la estrategia adecuada la sociedad afgana podrá transitar, de forma lenta pero segura, por el "buen" camino de la construcción estatal (state-making) y su monopolio de la violencia bajo tutela extranjera. La justicia y la democracia que reclaman gentes como Malalai Joya formarán la pesada hipoteca, el precio que nuestros gobiernos, cual banqueros, exigen que paguen los afganos.
Comentarios
Escrito por: Izaam.2008/11/18 15:34:34.931000 GMT+1
Me sumo a Izaam, me multiplico con usted, chicha. Esta vez hay en tu regalazo de peich, un pelín más de pasión que de costumbre, donde ganan por goleada rigor, objetividad, y habitual brillantez "meticulosa" (como diría Millás, ¡con perdón por las dos palabras juntas!) (Tres diría yo, bueno cuatro, las dos de marras juntas y el final en sociedad anónima) (Perdonádme todos la ida de olla)
Sólo quería decir que este es el primer blog de análisis internacional global, y cuando te ocupas de por aquí, el segundo mejor blog dejpaña y demás naciones anexas. Graxias, y este sábado a palmar en el new insular. Gora Tamarán
Escrito por: alargaor.2008/11/18 22:23:18.150000 GMT+1
Ayer pasé la tarde escuchando a un ingeniero de cierto organismo especializado de la ONU, que lleva trabajando tres años en Afganistán, un análisis y unos comentarios que coinciden al cien por cien con el artículo de Samuel La Guerra Interminable.
Lamentablemente, no es frecuente estos días leer o escuchar en los medios de comunicación españoles información objetiva, completa y sin manipular sobre Afganistán (ni sobre Gaza, Irak, Bolivia...)
El ejército español da cobertura logística e información al estadounidense sobre las áreas encomendadas a su mando. EEUU realiza posteriormente ataques indiscriminados sobre casas y aldeas completas en las que sólo hay población civil. Se trata de la estrategia antiguerrrilla de los manuales tácticos americanos: destruir el potencial soporte civil del enemigo. La misma táctica utilizada en Vietnam, Laos, Camboya, Líbano, Irak...la que se impartía en la Escuela de las Américas.
La mayoría de los llamados "Insurgentes", que atacan nuestros convoyes, no son sino jóvenes ignorantes de cualquier contexto político, que se lanzan contra cualquier militar que vean llegar a su aldea en orden de combate. Lo hacen en el convencimiento, por experiencia previa, de que alguien viene a matar a su pueblo.
De esta manera, España participa activamente en una guerra, conculcando la legalidad española, sin permiso del Congreso. Participa en acciones que violan la Convención de Ginebra y que, legalmente, constituyen delitos que interesan a a la Corte Penal Internacional.
Por un camino disimulado, tan estúpido como triste, nuestra progresista ministra Carmen Chacón se ha constituido formalmente en criminal de guerra.
Escrito por: Samuel, un análisis exacto.2009/01/06 11:19:22.650000 GMT+1