Orson Welles nos descubrió el poder de los medios de comunicación de masas con su versión radiofónica del libro de H.G. Welles La guerra de los mundos (1938), el primer gran hoax del siglo XX. La palabra anglosajona hoax se suele traducir al castellano como bulo o engaño, aunque no sea sinónimo ni de estafa ni de parodia. Se trata de hacer creer a una audiencia que algo falso es real, en general con fines lúdicos o de subversión social, a veces con consecuencias tan molestas como el spam. Sus raíces presuntamente mágicas (la palabra parece que proviene del latín hocus pocus) nos reenvían a tradiciones dionisíacas y populares del folclore europeo. Welles apreciaba especialmente este tipo de divertimento, y su carrera profesional terminó como había comenzado, con un hoax (F for Fake, 1974).
El hoax ha formado parte de prácticas políticas rebeldes (desde Luther Blisset/Wu Ming a los Yes Men ), pero también puede servir a burdas manipulaciones de la opinión pública (falsas alarmas, rumores, teorías conspiratorias), para adentrarse luego en el pantanoso terreno de la propaganda. Si Welles pretendió mostrar la credulidad de muchos americanos y de paso promocionarse a sí mismo, la inquietud que provocó su emisión era una pequeña muestra de lo que los medios de comunicación podían generar. El miedo es el material del que están hechas las pesadillas, y al poder le gusta manipularlo y moldearlo.
Una sentencia, o un auto judicial, pretende ser exactamente lo opuesto. Se trata de fijar una situación jurídica, una verdad de acuerdo con una serie de criterios estrictamente codificados. No siempre es así. El tópico de que en la guerra la verdad es la primera víctima encuentra en el terreno judicial su plasmación más grosera y peligrosa. Si se asume que estamos en guerra contra el terrorismo, si los enjuiciados no son sujetos de derecho sino enemigos, y se les juzga por lo que son antes que por lo que hacen, ¿cual es entonces la función del juez? ¿Determinar la verdad o producirla?
El auto del juez de la hipermediática Audiencia Nacional Ismael Moreno parece más un hoax alarmista que un auto judicial. Por lo que sé, sólo Vilaweb se atrevió desde el primer momento a señalar sus flagrantes contradicciones. A los acusados se les imputan dos delitos: integración en organización terrorista y tenencia de explosivos. El primero se basa en la vinculación de los acusados al movimiento Tabligh e Jemaa, una corriente islámica que no es ilegal, no es secreta, no fomenta atentados suicidas pese a lo que se ha difundido, y que cuenta con numerosos adeptos. Según el juez, el movimiento promueve "una versión rigurosa del islam", y "justifica el uso indiscriminado de la violencia como herramienta lícita para lograr sus metas político-religiosas". Pero no aporta ni una sola prueba que avale esta afirmación.
El fundamento del segundo delito es más enrevesado: se les imputa el delito de tenencia de explosivos, pero en el hecho cuarto solamente se habla de que "se incautaron nitrocelulosa y elementos mecánicos y eléctricos [uno de los acusados trabaja como electricista], aptos para la construcción de uno o varios artefactos explosivos", y que "si bien carecerían de la suficiente potencia destructiva para la comisión de un atentado con garantías de causar estragos, pudieran ser válidos para la enseñanza en la manipulación de artefactos explosivos caseros que limitaran el riesgo para la integridad física de sus manipuladores." Es decir, que no encontraron explosivos. Pese a lo cual, inmediatamente después el juez habla del local "donde fueron intervenidos los explosivos", cuando acaba de afirmar que lo que se intervino fue material que podría servir para su fabricación. Tampoco se entiende muy bien cómo podrían cometer atentados suicidas los días 18-20 de enero (información aportada teóricamente por el confidente protegido) si el propio juez reconoce que el material no daba para causar excesivos daños a la "integridad física de sus manipuladores". Masoquistas, pues, no suicidas.
A todo ello se suman las confusas declaraciones de Hereu, Saura y Rubalcaba. Para reforzar su posición, Rubalcaba afirma que más de 300 personas han sido detenidas desde el 11-M. Como siempre, no dice cuántas han sido finalmente procesadas o condenadas.
A pesar de las incongruencias, la alarma amplificada por los medios de comunicación parece haber dado sus frutos. El editorial de El País justifica las detenciones por su carácter preventivo, axioma aplicado por George W. Bush y que empieza a arraigar en el imaginario colectivo. Más vale prevenir que curar, vienen a decir. Da igual que no haya pruebas, o que las que se hayan presentado estén traídas por los pelos. Basta con que coincidan con una delación y un prejuicio (se es islamista, ergo terrorista).
Pero para apreciar mejor qué es lo que ha logrado el ministerio del Interior y su anexo la Audiencia Nacional basta con echar un vistazo a algunos de los cientos de comentarios a las noticias publicadas en los diarios digitales. La mayor parte de ellos son de un racismo y una ignorancia que deberían inquietar a cualquiera que tenga un mínimo de memoria histórica: "que no dejen entrar a nadie", "Barcelonistán", "sóc català i no tinc cap mena problema en unirme a espanyols per fer fora aquesta xusma", "el islam propugna el genocidio, leete el coran y saldras de dudas", y un largo etcétera.
Setenta años después, Samuel P. Huntington ha sustituido a H.G. Wells, el auto de un juez con fe en lo que hace a la seductora voz del descreído Orson Welles, e internet a la radio. Los marcianos son ahora seres humanos de carne y hueso. Y la guerra de los mundos ha pasado de ser un episodio aislado a convertirse en un serial interminable.
Lo más triste es que con tan mediocres ingredientes se haya conseguido un impacto mucho mayor.
Comentarios
Estimado Samuel, a un viejo abogado al que los dos hemos conocido y al nunca podremos tachar de ser sopechoso izquierdista,( muy al contrario se levantaria de la tumba si asi lo hicieramos), le oi una vez decir una frase que cada vez recuerdo con mas frecuencia dado los ultimos y penultimos acontecimientos: "Cuando empiece a fallar* la justicia huye, ese Estado va a derrumbarse".
*(Fallar esta empleado aqui no en el sentido juridico de emitir sentencia, sino en el sentido de errar,equivocar,de no ir con la ley o ir con la ley equivocada).
Escrito por: flamboyan.2008/01/25 17:40:56.671000 GMT+1
Como siempre, no sólo me resulta muy interesante tu perspectiva, sino lo bien apoyada en datos precisos y sin los gratuitos "normative statements" que llenan las páginas de tantos periódicos y opinadores profesionales.
Aunque te confesaré que lo que más me ha deleitado del artículo ha sido la introducción, con tu apelo a esa tradición de subversión social que hay detrás del hoax (un tipo de juego muy situacionista, por otro lado).
Aunque no sea exactamente sinónimo, existe un término latino que también hace referencia a esas bromas intelectuales, chanzas eruditas y ficciones que revelan su verdad inherente mediante el juego y el engaño: ludibrio (o ludibrium).
Sin embargo, lo de la AN acostumbra a tener más un chascarrillo barato y siniestro que de refinamiento mental.
Escrito por: Alexandre.2008/01/28 12:00:51.426000 GMT+1
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