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2015/10/23 13:53:58.773017 GMT+2

La advertencia de Viktor Orbán

Ayer el primer ministro húngaro Viktor Orbán se despachó a gusto con la « crisis migratoria », como él la denomina, en el Congreso del Partido Popular Europeo (PPE) celebrado en Madrid. Orbán ecibió una efusiva ovación de parte de la mayoría de los delegados presentes y alabó la política migratoria del gobierno de su anfitrión Mariano Rajoy. Pueden encontrar la versión íntegra en inglés junto con algunos comentarios en el blog del periodista Iñigo Sáenz de Ugarte. A estas alturas, no debería sorprendernos el hecho de que el partido del xenófobo y autoritario Orbán no haya sido expulsado del PPE ni que al gobierno húngaro no se le haya aplicado la misma vara de medir que a Austria en 2000, cuando su gobierno fue aislado al entrar en el gobierno el ultraderechista FPÖ. En las últimas dos décadas tanto conservadores como socialistas han consensuado y normalizado en sus políticas migratorias postulados xenófobos antes inasumibles: centros de internamiento para extranjeros, directiva de retorno, vallas en Ceuta y Melilla, múltiples excepciones al principio de no discriminación, etc. Lo nuevo que aporta Orbán en el « mainstream » europeo es que vaya aún más lejos y con menos hipocresías, que lo explicite « sin complejos » con una retórica populista y nacionalista agresiva, propia de las fuerzas a la derecha del PPE, y con una práctica que intenta estirar los límites de lo que hoy es aceptable. Su gobierno es el primero que en Europa ha erigido una alambrada continua al interior de la Unión Europea, en la frontera con un Estado miembro como es Croacia.

Orban es consciente del movimiento europeo de solidaridad con los refugiados es también se ha dado en Hungría. De ahí que juegue a manipular las categorías (« refugiados », « migrantes », « terroristas ») y que lance esta advertencia a sus correligionarios:

No podemos ocultar que la izquierda europea tiene un claro programa. Apoyan la inmigración. En realidad, están importando futuros votantes izquierdistas escondiéndose detrás del humanismo. Es un viejo truco y no comprendo por qué debemos aceptarlo. Consideran que el registro (de extranjeros) y la protección de las fronteras son asuntos burocráticos y nacionalistas y contra los derechos humanos. Sueñan con un mundo con una sociedad construida políticamente para negar las tradiciones religiosas, sin fronteras, sin naciones. Atacan los valores centrales de nuestra identidad europea: familia, nación, subsidiaridad y responsabilidad”.

“Somos el Partido Popular Europeo. Partie Populaire, Volkspartei, Partido Popular, Party of the People. Nuestra responsabilidad es hacia la gente. Escuchad a la gente. Seamos decididos. Defendamos a Europa. ¡No dejemos que los izquierdistas confundan y reconstruyan Europa! ¡Y no dejemos que acaben con el alma de Europa! ¡No dejemos que los liberales y los socialistas arrebaten Europa a la gente!”.

Ya nos parezca risible o execrable, se trata de un discurso potente porque es esencialmente político y no tecnocrático, y porque afronta la crisis europea como lo que es, como una crisis eminentemente política donde lo que está en juego es qué sucederá a la fracasada gobernanza neoliberal consensuada hasta ahora en el Consejo de la UE (o en el Eurogrupo) y ejecutada por la troika. Nicolas Sarkozy habrá tomado buena nota. De hecho, es muy posible que en las próximas presidenciales francesas podamos ver una segunda vuelta con un candidato y una candidata compitiendo en xeno o islamofobia. Como escribí hace poco en El Diario.es, de nada sirve escurrir el bulto y reducir la cuestión al aspecto humanitario o al utilitarismo económico. Concluía allí que la bienvenida a migrantes y refugiados debe formar parte de un proyecto de cambio común. Cuando Orbán advierte que "están importando futuros votantes izquierdistas" es a esto a lo que se refiere.

De alguna manera, Viktor Orbán expuso ayer lo que realmente temen las fuerzas conservadoras europeas (las respetables y las etiquetadas como ultraderechistas) y propone en cambio una nueva Santa Alianza. Temen que les arrebatemos la Europa de la que se creen dueños, porque no es cierto el tópico, muy arraigado también entre liberales y socialistas, de que solo expresan lo que « la gente » (¿qué gente?) piensa. El último Eurobarómetro, que obviamente la prensa no se ha preocupado por divulgar, lo pone en evidencia. Al contrario, en Europa la xenofobia y el racismo son en primer lugar construcciones de las elites y de los Estados, y solo luego se popularizan. En ese sentido, es cierto que la pelea política hoy es por la (re)construcción de Europa. Podemos luchar por una Europa crecientemente democrática y pro-común en la que prevalezca la libertad, la igualdad y la fraternidad de todos los que vivimos o buscan vivir en ella, o bien enfangarnos en una Europa progresivamente sectaria, deshumanizada y de pago, donde el miedo encierre a los vapuleados por el mercado en identidades definidas y gestionadas por autócratas. No les dejemos hablar en nuestro nombre. Solo buscan nuestra servidumbre.

 

 

Escrito por: Samuel.2015/10/23 13:53:58.773017 GMT+2
Etiquetas: pp xenofobia islamofobia derecha extrema-derecha migraciones viktor-orban hungría | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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