El sociólogo norteamericano Immanuel Wallerstein, en el último de sus Comentarios quincenales, plantea una interesante reflexión sobre la negociación de algunos de los conflictos internacionales más enquistados, partiendo del aparente callejón sin salida al que ha llegado la crisis palestino-israelí.
"Podríamos comparar el conflicto palestino-israelí con el conflicto afrikaner-negroafricano en Suráfrica, el conflicto republicano-unionista en Irlanda del Norte, el conflicto chino-estadounidense después de 1949. En cada uno de estos casos, ambas partes tenían retóricas y objetivos diametralmente opuestos. En cada uno de estos casos, cada parte tenía sus "duros" que llamaban a los "duros" del otro lado "extremistas" (o "terroristas"). En cada uno de estos casos, parecía virtualmente imposible reducir la distancia entre ambos lados. Sin embargo, en cada momento, se consiguió finalmente un acuerdo político, uno que como mínimo llevó al final de la violencia.
¿Cómo se logró esto? Un acuerdo político sólo pudo conseguirse cuando lo que los franceses llaman interlocuteurs valables llegaron al poder en ambos campos. ¿Qué es un interlocuteur valable? Es un grupo, frecuentemente encarnado en un determinado líder que tiene apoyo substancial, sigue una línea política "dura", y por tanto está en posición de garantizar un compromiso si así se acuerda. En Suráfrica, el acuerdo fue entre F.W. De Klerk y el Partido Nacionalista por un lado y Nelson Mandela y el Congreso Nacional Africano. En Irlanda del Norte, el acuerdo fue entre el reverendo Ian Paisley y el Partido Democrático Unionista por un lado y Gerry Adams y el Sinn Fein por otro. Las tensiones entre Estados Unidos y China finalizaron cuando el presidente Richard Nixon fue a Beijing a reunirse con Mao Zedong.
Fíjense en una cosa, en cada uno de estos casos. Hasta el último minuto, al menos una de las dos partes dijo que nunca se comprometería con la otra por ser vil y de poca confianza. En cada caso, es lo que finalmente hicieron. Las razones fueron varias, pero el realismo y el agotamiento fueron factores importantes en el acuerdo final. Y en cada caso, cada parte hizo compromisos dolorosos y sin embargo mantuvieron a sus propios seguidores en línea con lo acordado. "
Wallerstein se pregunta quiénes son los interlocutores válidos en el conflicto palestino-israelí.
Podemos preguntarnos lo mismo en relación con nuestro particular "proceso". Las posibles respuestas no parecen muy alentadoras.
Comentar