En estos días se ha vuelto a popularizar una palabra hasta hace poco proscrita, al menos en la Europa continental: capitalismo. Ahora nuestros gobiernos hablan de moralizar el capitalismo (así, sin eufemismos como "economía de mercado"), de regularlo para acabar con los abusos de los especuladores financieros. Olivier Besancenot tiene motivos para alegrarse, ahora que ha refundado la LCR como Nuevo Partido Anticapitalista para reunir los votos de una extrema izquierda extremadamente dispersa.
Hace poco escribí acerca de los equívocos que existen en torno a este concepto. Desde que en los noventa la izquierda comenzara la batalla contra el capitalismo "financiero" (el malo) para defender el capitalismo "productivo" e industrial (el bueno), se veía venir que una vez que la ideología neoliberal diera paso a otras formas de regulación aquélla acabaría entrando en una parálisis de la que sería difícil salir. Un altermundialismo consecuente necesitaba ser antes anticapitalista que antineoliberal, pero pocas veces se dio ese paso tan complicado. Si el capitalismo lo envuelve todo, como sistema-mundo y como relación social, ¿cómo plantear la crítica, la lucha si ya no hay un afuera? Era mucho más cómodo y rentable políticamente -a corto plazo- denunciar el dogmatismo neoliberal o la codicia normalizada como conducta ejemplar. Algo necesario pero insuficiente. Se corría el riesgo, entre otras cosas, de caer en una moralina políticamente inútil.
John Brown lo acaba de expresar muy bien en otro gran artículo:
"El problema del capitalismo no es la transgresión de sus propias normas
morales o jurídicas -transgresión que es perfectamente posible e
incluso frecuente- sino el funcionamiento normal de un sistema basado
en la expropiación y la explotación del trabajador individual y
colectivo. La rapiña normal respetuosa de las leyes, del Estado de
derecho y aun de los derechos humanos es un fenómeno mucho menos
llamativo que los excesos de los sátrapas de la finanza, pero es
infinitamente más grave. Por eso pretenden que desviemos la mirada de
ella para atender a la prédica moral de todos aquellos que hasta
anteayer contribuyeron a desdibujar los límites entre capitalismo legal
y delincuencia organizada. Y es que la gravedad de la situación
"normal" estriba en el hecho de que el capitalismo obligatorio,
impuesto no por el mercado, sino por el Estado, impide a los presuntos
"ciudadanos" de nuestras democracias decidir democráticamente qué y
cuánto producen nuestras sociedades y cómo lo hacen."
Si es cierto que nos adentramos en una gran depresión y por tanto a las puertas de tiempos aún más convulsos, de intensificación de la explotación y la guerra, más nos vale comprender mejor las entrañas del sistema y tratar de organizar en serio una respuesta política que renueve de una vez por todas el proyecto democrático.
2008/10/18 01:00:36.262000 GMT+2
Hablando de capitalismo
Escrito por: Samuel.2008/10/18 01:00:36.262000 GMT+2
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capitalismo
crisis
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Comentarios
Escrito por: Joseba.2008/10/20 09:27:54.990000 GMT+2
Escrito por: Samuel.2008/10/20 14:21:47.115000 GMT+2
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