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2011/06/11 11:31:5.332000 GMT+2

Griots para un movimiento

David Vercauteren, en "Micropolíticas de los grupos" (Traficantes de sueños, enero de 2010):

"Antiguamente, en los grupos había un personaje conocido por un nombre que variaba según los territorios. En algunos lugares le llamaban «el antepasado»; en otros, «el que recuerda»; y había otros en el que se le conocía como «el que convoca la memoria»... Instalado en muchas ocasiones en la periferia de los grupos, contaba incansablemente pequeñas y grandes historias. Esas historias relataban muchas veces situaciones complicadas, dificultades, peligros en los que el grupo había caído de la misma manera que muchos otros antes que él. Otras veces narraban logros e invenciones que habían permitido incrementar las fuerzas colectivas. El antepasado transmitía también formas pragmáticas de construir un devenir común.

Una cultura de los antecedentes

Por supuesto, ignoramos si tales personajes existieron en algún momento. Pero poco importa: el poder que tiene esta ficción nos interesa, porque invita, en un primer momento, a la siguiente pregunta: ¿qué ha podido suceder en nuestras colectividades para que los saberes que podrían haber constituido una cultura de los antecedentes estén tan poco presentes? En un segundo momento, nuestra historia nos lleva a una perspectiva indeterminada: ¿qué pasaría si existiera a partir de ahora una atención a esos saberes que fabrican los éxitos, las invenciones y los fracasos de los grupos? ¿Y si el antepasado o el que convoca la memoria empezara a existir?

(...)

Desindividualizar, «despsicologizar», salir de las disyunciones exclusivas («o, o...»), aprender a ralentizar y a protegerse (artificios), resistir a la urgencia y a lo que ésta implica como forma de estar juntos... tantos pequeños pedazos de saberes recogidos por aquí y por allá. Cada una de nosotras, con su experiencia, ha sentido los efectos de estas lógicas, de estos agenciamientos, cuando se nos imponen. A veces sufriéndolos, a veces jugando con ellos. Hay ahí una intuición que se queda en el camino, que pide expresarse, desplegarse, forzar el azar contra la repetición del déjà vu, de lo ya conocido. Insistencia cien veces enunciada, mil veces encontrada: no somos grupo, devenimos grupo. Y la posibilidad de ese devenir hay que construirla.

Sin embargo, cultivamos poco esa micropolítica, esa construcción de una ecología de las prácticas. Como si una fuerza nos retuviera, nos mantuviera en un suelo infectado de venenos. Quizás el mayor peligro de estos venenos es su poder para romper esa insistencia y vaciarla de su potencia. Hay ahí cuando menos una señal que nos tiene que hacer pensar: ¿cómo puede ser que en los grupos la cuestión de la micropolítica nos sea tan ajena y que no seamos capaces de acercarnos a problemas como el poder, las relaciones o la depresión fuera de un modo «psicologizante»? ¿Cuál es la fuerza que nos hace insensibles al devenir mismo de nuestros grupos, impotentes para comprender las bifurcaciones, los cambios, los quiebros que operan en nuestros cuerpos y en los procesos que ponemos en marcha?

(...)

Algún día tendremos que comprender la relación entre esa fuerza y la relativa pobreza cultural tan habitual en el ámbito de la micropolítica. Sin duda, esta pobreza está ligada a la desposesión de los saberes y de las técnicas producida por el capitalismo. (...) Pero esta desposesión no se ha realizado sólo por la «buena disposición» del Capital. También ha sido posible gracias a que la corriente mayoritaria de lo que se ha llamado el «movimiento obrero» pensaba, en parte, en los mismos términos que el propio capitalismo. Alianza extraña alrededor de un zócalo común: modernidad, progreso y universalismo. (...) Tenemos aquí, pues, una hipótesis: la pobreza cultural actual respecto a la micropolítica de los grupos tendría algo que ver con los procesos de desposesión provocados por el capitalismo y continuados o asumidos por una parte significativa del movimiento obrero.

(...)

Estamos, pues, en la conjunción de dos problemas: el proceso de (des)posesión de los valores de uso, de los saberes y de las técnicas de una comunidad y esa serie de divisiones por las cuales el uso está separado de la materialidad, el gesto de su pensamiento, el individuo de su colectividad... lo que nos lleva a la siguiente pregunta: ¿cuáles son, en un grupo, los efectos de ese doble movimiento de (des)posesión y de separación?

Uno de estos efectos se juega en la relación complicada que nos vemos obligados a tejer entre la macropolítica y la micropolítica del grupo. Y aquí, nuestra única cultura de los antecedentes nos ha transmitido una vieja costumbre: la de centrarse en la macropolítica, es decir, en los motivos explícitos del grupo, en las programaciones que hay que llevar a cabo y en las agendas que hay que cumplir. Nos instalamos, pues, en un sólo campo, el único que merece ser discutido, evacuando tranquilamente las cuestiones de tipo micropolítico. Un ejemplo: prestamos muy poca atención y, por consiguiente, interés, a los efectos que tienen los comportamientos que hemos aprendido a tener en colectividad (en la escuela, en nuestras familias, en nuestras primeras experiencias de grupo...) en nuestras reuniones, en el tono y en las palabras que usamos, en nuestras actitudes corporales, en el tiempo que nos damos, en el ambiente que reina en nuestros locales o durante nuestras acciones. Desde hace por lo menos una generación, disponemos de un saber en ese ámbito específico: ¡el cuerpo es político! Pero parece que ese grito, lanzado por las luchas feministas, todavía no nos ha afectado lo bastante... corporalmente."

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Escrito por: Samuel.2011/06/11 11:31:5.332000 GMT+2
Etiquetas: micropolítica movimientos 15-m memoria democracia | Permalink | Comentarios (1) | Referencias (0)

Comentarios

El que convoca la memoria está presente en cada uno, no debería ser un rol sino una actitud, no un personaje sino un adjetivo. La cualidad práctica de la memoria debería llevarnos a ser flexibles frente a lo nuevo, conscientes de que esa novedad en sí, es antigua, por ser vida. La amabilidad es tan objetivo como técnica, fin como medio. Las dinámicas de grupo prefiguran la macropolítica por eso cuando hay novedad en ellas se transmite hacia lo social. Internet ha abierto una novedad en esas técnicas micropolíticas, ello debe atravesar la sociedad, lo va a hacer igualmente, se trata de conseguir que ese proceso de aprendizaje se oriente más por ayudar a la redistribución de la riqueza que a su contrario.

Frases que ha estimulado en mi sistema nervioso la lectura de tu artículo y su coforntación con mis reflexiones sobre el 15m. Gracias.

Escrito por: jesus cutillas.2011/06/21 14:51:28.078000 GMT+2

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