Cuando sales acompañado de millones de personas, es más difícil que la policía pueda molerte a palos, como ha ocurrido esta semana en Barcelona o en Roma. En la Francia metropolitana (porque en ultramar hace meses que tomaron la delantera) centenares de miles, tal vez millones de manifestantes, salieron ayer a protestar por la crisis. La habitual guerra de cifras entre policía y organizadores no me interesa aquí. Lo interesante es que, aún partiendo de los datos policiales, ayer se habrían manifestado más gente que en ninguna de las grandes movilizaciones de los últimos quince años. Y en Francia el listón está siempre bien alto. El diario Le Monde aporta en una infografía los datos policiales de las siguientes movilizaciones contra las políticas neoliberales:
- Contra el Plan Juppé (la famosa revuelta de diciembre de 1995): 932.000 personas
- Contra la reforma del sistema de pensiones (marzo de 2003): 1.000.000
- Contra el CPE (abril de 2006): 1.030.000
- Jornada de acción en defensa del poder adquisitivo (29 de enero de 2009): 1.080.000
- Huelga general (19 de marzo de 2009): 1.200.000
Como quedó en evidencia tras la movilización contra la Constitución Europea, sería engañoso interpretar que todos los manifestantes comparten una misma visión política. Si la izquierda europea continúa sin encontrar su lugar en el mundo el descontento podría adoptar formas menos alegres y más reaccionarias.
Próxima estación: Londres, en torno a la cumbre del G-20 (1-2 de abril). Aquí tal vez se movilicen cientos de miles, o incluso millones. A la policía británica no parece importarle. Parece que tienen ganas de gresca y disponen de un aparato legislativo que les ampara hoy más que nunca. Ya están preparando el terreno y buscando una excusa.
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