Inicio | Textos de Ortiz | Voces amigas

2007/10/18 14:38:11.450000 GMT+2

El necio Nobel

La ciencia moderna es hija del capitalismo, y no al revés. Si bien podemos encontrar innovación y avances tecnológicos a lo largo de la historia de la humanidad en las sociedades más dispares, y para los más diversos propósitos, es a partir de un momento históricamente determinado, en torno al siglo XVIII, que en algunos puntos de Europa los científicos comenzaron a recibir una consideración social positiva y un creciente apoyo político. La ciencia ofrecía avances tecnológicos que permitían incrementar la productividad y acelerar la acumulación de capital.

El desarrollo del método científico moderno no puede desvincularse de esta realidad social ni de las ideologías que lo alimentan. Junto a los logros, acabó por difundirse (con las colonizaciones, por todo el planeta) una visión del mundo que se consideraba a sí misma como neutra y empírica, con el individuo como centro de todo.  

En líneas generales, esta visión perdura, sobre todo en las sociedades occidentales, a pesar de que hace tiempo que se haya demostrado que ni la ciencia es neutra, ni es el individuo aislado quien razona sobre la base exclusiva de su percepción sensorial. El ideal científico, como en el arte, sigue siendo el del genio, aunque la realidad sea muy diferente, eminentemente cooperativa. Y en nuestra sociedad de marcas el premio Nobel, invento europeo y occidentalocéntrico, se ha convertido en el certificado más importante de la genialidad, hasta el punto de que la opinión de un premiado acerca de cualquier aspecto de la realidad se presupone mucho más válida que la de cualquier otra persona, por el mero hecho de sobresalir en una determinada materia.

Aunque atrapados en este mito, los académicos suecos se han visto forzados a reconocer el carácter colectivo del trabajo científico. Cada vez es más raro que se conceda un Nobel de física o de medicina a una sola persona. Y el Nobel de la Paz, aunque se trata de un premio más político, llega a premiar a los miles de científicos que participan en el Panel Internacional sobre Cambio Climático. Pero el premio Nobel más mediático no puede ser tan impersonal, y ahí tenemos al telepredicador Al Gore, dispuesto a poner cara y power point para adulterar el ecologismo por un módico precio.

En el capitalismo actual, los premiados con el Nobel son los nobles, o más bien los santos, de la sociedad del conocimiento, la cumbre de la nueva aristocracia del mérito. Escalones más abajo, otros certificados, los títulos académicos, amparan nuevas divisiones sociales, como antaño los títulos nobiliarios. El nuevo elitismo tiene un lema: "dime dónde has estudiado y te diré quién eres". A partir de ahí, el mérito, cuya apreciación es siempre subjetiva, si es reconocido por el poder servirá para crear prestigio social, diferencias salariales, y nuevos estatus. Y sobre todo para legitimar discursos.

Como el del racismo. Finalmente, el bucle se cierra. Si el mito del individuo liberal justifica la desigualdad social, con mayor razón la versión más refinada de la excelencia individual aderezada con la coartada genética. Las inteligencias no son iguales por naturaleza, proclaman, no sólo entre individuos, sino entre sexos, entre clases sociales, entre pueblos, razas y civilizaciones. Semejante ataque a la autoestima de los y las potenciales rebeldes tiene un indudable efecto desmovilizador. "Si lo dice un Nobel..."

¿Elemental, mi querido Watson? Frente a esta impostura, cualquier movimiento de emancipación sólo puede partir de la igualdad de las inteligencias, como premisa democrática y no como un objetivo a alcanzar *. Es el reconocimiento entre pares el que permite la confianza, los vínculos afectivos, la cooperación social en términos democráticos y no de dominación. Que no se preocupe James Watson. Igualdad de las inteligencias, sí. También de la estupidez.  

 

* Es lo que hace Jacques Rancière en su hermoso libro "El maestro ignorante", cuya lectura recomiendo a todo aquel que se preocupe por el espinoso asunto de la educación y, de forma más general, por la emancipación personal y social. Para una reseña del mismo, ir a este enlace. 

Escrito por: Samuel.2007/10/18 14:38:11.450000 GMT+2
Etiquetas: racismo capitalismo ranciere al-gore ciencia-moderna james-watson premio-nobel | Permalink | Comentarios (4) | Referencias (0)

Comentarios

Samuel, un apunte que podría desdoblarse en muchos por la complejidad y posibilidad de debate de cada uno de los elementos que lo componen.

En todo caso, me parece interesante  constatar que también el el racionalismo científico y la idea de verdad objetiva es la que nutre al marxismo y muchas de las corrientes de izquierdas que se derivan de él. El racionalismo cientifista se basa en la confianza absoluta en las posibilidades y resultados científicos.  La razón científica se sustituye en el marxismo por la razón revolucionaria, pero se mantiene esa legitimación por una verdad "revelada" fuera de toda discusión crítica y se sitúa extramuros de la legitimidad a  quienes  no la admitan; gérmen pues del totalitarismo de muchos estados "socialistas".
Por otro lado, esa razón objetiva tiende a la creencia en una teleología del mundo, un fin último que sea síntesis de las contradicciones de la naturaleza: la sociedad sin clases y el establecimiento de un tipo de civilización universal válida para todos. En este punto, el liberalismo con la creencia en el fin de la historia marcada por la perfección del mercado y el marxismo con la creencia en el fin de la historia marcada por la utopía comunista tienen un mismo fundamento. Y ambos modelos se asemejan en proceder en consecuencia según ese plan predispuesto a la homogeneización social, a la aplicación de un plan para crear la sociedad transparente, como si fuera resultado de un orden natural y perfecto, con equivalencias de derechos, leyes universales y en la que los imprevistos irracionales, la diferencia de los individuos, de los grupos y de sus necesidades y anhelos debe ser reducida, procesada, asimilada. En el fondo, ambas derivan de una percepción juedocristiana de la existencia, en la que la salvación ha sido reemplazada por otros ídolos.
Y creo que es precisamente la ciencia más audaz y algunas disciplinas como la física cuántica, la biología o la etología la que más socava estas ideologías escatológicas. Somos distintos y no intercambiables, ni como piezas de trueque en un mercado ni como piezas de una paralizante liquidación de la singularidad. Requerimos respuestas variadas, distintas, mudables en el tiempo, continuamente reformuladas y ajenas a cualquier inhumano y antinatural fin de la historia. Quizás sea un discurso en la linea dura del relativismo cultural, o muy nietzschiano si se quiere,  pero forma parte de mi convicciones antiutópicas.

Eso no obsta para que me parezca que el discurso de Watson es infumable, porque parte de deducciones verdaderamente poco científicas y porque, como bien señalas, sólo sirve para legitimar un cierto orden establecido, antes que para ponerlo en discusión y reactivar el pensamiento, el conlicto, las nociones de adversidad, competitividad, superación y emancipación.

Escrito por: Fransmestier.2007/10/19 16:55:59.427000 GMT+2
http://vestigis.wordpress.com

Tienes razón, he metido muchos temas complejos en un texto apretado. (Perdón por la falta de puntos y aparte, pero tengo problemas para subir el mensaje). No quiero que se me malinterprete: desde luego, no pretendía denunciar "la ciencia moderna" como un malévolo invento capitalista. Aquí comparto la opinión de Fernández Buey de que la ciencia, en el sentido más genérico del conocimiento de la realidad, es algo demasiado importante para dejarla en manos de los estados o las corporaciones, y que la reflexión no puede dejar de tener en cuenta los saberes colectivos. No es eso. Simplemente he querido contextualizarla históricamente, para pasar a revisar algunas consecuencias que me parece que vienen al caso de las declaraciones de Watson, en la dirección relativista que apuntas y que comparto. Es habitual denigrar otras culturas por el simple hecho de no seguir los caminos epistemológicos más trillados en Occidente. Por tanto, estoy completamente de acuerdo en que en este punto el marxismo tradicional bebe de las mismas fuentes racionalistas, de la misma idea de progreso que el liberalismo al que me refería. Pero ojo, no olvidemos que las innovaciones audaces de la ciencia que mencionas (física cuántica, cultural studies, etc.) tampoco surgen del vacío, sino de relaciones sociales concretas, incluyendo movimientos de resistencia intelectual a menudo ligados a fuertes convulsiones sociales y políticas. No es casualidad que sea precisamente en la revoltosa década de los 60 el momento en que esas teleologías y pretensiones homogeneizadoras entran en crisis terminal, derrumbándose los muros que separaban las ciencias sociales de las ciencias naturales y de las humanidades, al tiempo que comenzaba a deconstruirse la mirada occidental sobre los otros y sus pretensiones de universalidad. Lo que ha dado lugar a las corrientes postmodernas, estudios postcoloniales, las nuevas ciencias que asumen la indeterminación, la imposibilidad de precisión, y la importancia de los sistemas complejos (con consecuencias, por ejemplo, en las concepciones sobre el capitalismo actual que he apuntado en artículos precedentes). Y a fecundos diálogos intelectuales, como los de Wallerstein con Prygonine, Negri con Foucault, Deleuze y Spinoza, que han llevado a replantear por completo el propio marxismo.

Escrito por: Samuel.2007/10/19 18:10:41.770000 GMT+2
http://www.javierortiz.net/voz/samuel

Y si me permites tomar el relevo en esta "cantata a dos voces", creo que es precisamente la recuperación ese universalismo abstracto y estandarizador, anterior a la postmodernidad y a las ciencias de la indeterminación, con maquillaje "ilustrado" y retórica de defensa de las libertades y de los valores de occidente, el caballo de batalla de los nuevos reaccionarios, toda esa corte de pensadores que nutre a Sarkozy (Finkielkraut, Glucksmann, Pierre Manent etc.) y, en un nivel más de barra de bar, a los Arcadi Espada y palmeros que tenemos a este lado de los Pirineos.
PD: Como habras comprobado, yo también estoy teniendo problemas para introducir los mensajes

Escrito por: Fransmestier.2007/10/19 19:41:24.370000 GMT+2
http://vestigis.wordpress.com

Sí, nuestros nuevos nacional-laicistas: todo ese discurso contra el totalitarismo, contra el "islamofascismo" (sic)...Ahí le has dado. La fortaleza Europa está creando muros mentales peligrosísimos. (A ver si puedo solucionar lo de los mensajes...)

Escrito por: Samuel.2007/10/20 09:35:0.045000 GMT+2
http://www.javierortiz.net/voz/samuel

Comentar





Por favor responde a esta pregunta para añadir tu comentario
Color del caballo blanco de Santiago? (todo en minúsculas)